Title: Biografia del libertador Simon Bolívar, ó La independencia de la América del sud
Author: Lorenzo Campano
Release date: February 1, 2006 [eBook #9890]
Most recently updated: December 27, 2020
Language: Spanish
Produced by Miranda van de Heijning, Virginia Paque and
PG Distributed Proofreaders. This file was produced from images generously made available by the Bibliotheque nationale de France (BnF/Gallica) at http://gallica.bnf.fr.
[Ilustracion: SIMON BOLÍVAR]
* * * * *
ó
* * * * *
1868
El general Bolívar es delgado, y algo menos de una regular estatura. Viste bien, y tiene un modo de andar y presentarse franco y militar. Es ginete muy fuerte y atrevido, y capaz de resistir grandes fatigas. Sus maneras son buenas y su aire sin afectacion, pero que no predispone mucho á su favor. Se dice que en su juventud fué de buena figura; pero actualmente es de rostro pálido, pelo negro con canas, ojos negros y penetrantes; pero generalmente inclinados á tierra ó de lado cuando habla; nariz bien formada, frente alta y ancha y barba afilada; la expresion de su semblante es cautelosa, triste….
* * * * *
Su carácter, viciado por la adulacion, es arrogante y caprichoso…. Su imaginacion y su persona son de una actividad maravillosa…. Su voz es gruesa y áspera; pero habla elocuentemente en casi todas materias….
* * * * *
(Retrato hecho por el general SUCRE.)
Ardua empresa es la de escribir la biografia de los hombres célebres contemporáneos. En todo tiempo, aquel que por sus méritos ha llegado á colocarse sobre el nivel de las gentes, siempre se ha visto atacado por la mordacidad de sus émulos y por muchos á quienes sus actos no podian menos de herir, ora en sus intereses, ora en sus familias. ¿Que resolucion se ha llevado á cabo sin lastimar intereses creados, sin sembrar la devastacion y la muerte por todas partes?
Por mas que el hombre de que vamos á ocuparnos haya derramado en su camino la sangre de sus hermanos, no por eso dejará de ser el Libertador de un pueblo que gemia bajo el yugo de la opresion.
En la obra de la independencia de su pais que desde los primeros años del presente siglo fué iniciada, por el espíritu mismo de la época, en aquellas espléndidas regiones, el nombre de Bolívar fué conocido ya entre sus compatriotas; y desde el momento en que se le vé aparecer afiliado á la santa causa de la libertad, por su mérito personal es honrado con el alto cargo de los intereses de Venezuela cerca de los poderosos gobiernos de las naciones europeas.
Aun cuando no se hallase adornado de otro alguno, bastarian su constancia, su amor sin limites ni resfriamiento por la libertad de su pais; bastarian su génio infatigable para administrar y allegar medios de sostener la lucha con gloria, su noble desinterés, su probidad y su grandeza de ánimo durante los reveses de que fué víctima; bastaria, en fin, su sana intencion, su respeto hácia el descubridor del Nuevo Mundo y 16 años de no interrumpidos servicios prestados por su patria, que al cabo habia de ultrajarle menospreciando sus servicios y la rectitud de sus sentimientos, para que nuestra pluma no vacilase un solo punto en distinguirle con el glorioso título de héroe, añadido á los que el mismo pueblo venezolano, y á nombre de él sus representantes, le dieron, sin duda con justicia, de Libertador y Padre de la Patria.
¿El espíritu público podia llegar á estraviarse hasta el extremo de honrarle de una manera indebida, precisamente en los momentos en que las exigencias de la guerra, que siempre va acompañada del desórden y el dolor, venian á destrozar los intereses, el bienestar y aun el corazon de los mismos que asi le aclamaban? Esta y otras consideraciones no menos poderosos nos han dado valor para acometer la empresa de ofrecer el retrato del célebre guerrero americano; pero como el mejor medio indudablemente es el de pedir prestados los colores á los acontecimientos mismos en que figuró desde su juventud, ofrecemos un bosquejo de los mas principales en la larga lucha que los Sud-americanos sostuvieron para conquistar su independencia.
Si nuestro pincel no ha sido empleado con acierto, no se culpe jamás á nuestro buen deseo.
Introduccion.—Causas que influyeron en la sublevacion de la América del Sud.—Llegada de unos confinados á presidio.—Primeros movimientos revolucionarios de Venezuela.—Picton.—Publicidad de los futuros acontecimientos.—Carbonell y Rico.—Medidas represivas.—Expatriaciones y encarcelamientos.—Vasconcelos.—Actos con que se inauguraba en el mando.—Sus efectos.—Gestiones patrióticas.—Miranda.—Bolívar, su juventud, su regreso á Europa.
Entre las nobles y dignas figuras que en el glorioso cuadro de la independencia se destacan majestuosamente durante la revolucion que dió la libertad á las antiguas colonias españolas de la América Central y de la América del Sud, la del esforzado caraqueño Simon Bolívar se encuentra en primera línea al lado de las de Miranda, San Martin y Sucre, orlada de inmortal auréola.
El ejemplo de los Estados-Unidos del Norte influyó de una manera extraordinaria en el porvenir de los pueblos Sud-americanos, que desde muy atrás venian experimentando la tiránica opresion de los vireyes españoles, y el eco del santo grito de emancipacion dado por Washington en las márgenes del Potomac, poderoso á despertar el entusiasmo patrio, resonó en las del Magdalena, el Orinoco y el Plata, conmoviendo tambien el corazon de los Andes.
Corria el año 1796, cuando en el puerto de la Guaira, remitidos desde España, desembarcaron Manuel Cortés Campomanes, José Laz, Sebastian Andrés y Juan Bautista Picornell con destino á los presidios de América, como cabezas de cierta conspiracion, cuyo fin era dar á la monarquia española una forma democrática despues de derribar el trono de Cárlos IV, rey incapaz de alcanzarse por sus actos el buen nombre con que su antecesor habla bajado al sepulcro.
Iniciados estos hombres, como la mayor parte de los españoles ilustrados de su tiempo, en las doctrinas propaladas por la revolucion francesa, se anunciaron desde luego con el carácter de mártires de la causa republicana, dando pábulo por medio de sus sencillos y fáciles principios políticos al entusiasmo liberal que habia principiado á germinarse en el ánimo fogoso de la juventud.
Conspirábase ya en favor de las nuevas ideas, cuando Sir Tomás Picton, gobernador inglés de la isla de la Trinidad, recibió un despacho en el cual su gobierno le encargaba favoreciese la causa de la independencia americana; pues por aquel entonces, rotas las buenas relaciones entre España é Inglaterra, ésta buscaba todos los medios hábiles de hacer la guerra á aquella, y el mencionado despacho, impreso de órden de Picton, circuló con gran rapidez entre todos los venezolanos.
Esta determinacion del gobernador inglés tenia lugar el 26 de Junio, y cerca un año mas tarde, el 4 de igual mes de 1797, los conspiradores resolvian dar libertad á los encarcelados para que fuesen á buscar auxilios extranjeros, y facilitaban la evasion de todos ellos menos Laz, que habia sido ya remitido á su presidio hacia algun tiempo, sin que este hecho diese lugar por parte del gobierno á otra cosa que á algunas pobres é infructuosas averiguaciones.
La gestion de aquellos hombres decididos en contra del gobierno que los habia expatriado, poniendo entre ellos y su suelo natural la inmensidad de los mares, fué bastante activa y produjo algunos buenos resultados, disponiendo favorablemente los ánimos de los americanos residentes en Europa á la causa de las libertades patrias.
Casi todos los habitantes de la Guaira sabian que por el mes de Enero de 1798 un grande acontecimiento tendria lugar en el pais, y hablaban de sus planes con poca reserva y sobrado calor.
Era por entonces capitan general Don Pedro Carbonell, en cuyas manos vino la casualidad á poner el hilo de la trama, ó mas bien que la casualidad la poca discrecion de un comerciante de Carácas, llamado Don Manuel Montesinos y Rico, quien deseoso de hacer prosélitos se franqueó á su barbero, mancebo timorato y de pocas luces. Este, despues de haber descubierto el secreto á otros jóvenes de su clase, y previo acuerdo de todos, fué á consultar el caso con un sacerdote amigo suyo llamado Don Domingo Lander. Por boca de este y de otro clérigo llegó á oidos del provisor, quien lo notició al capitan general.
Preso Rico y ocupados sus papeles, ofreció Carbonell á los conjurados el perdon y olvido de su delito, siempre que se presentasen en cierto término ante su autoridad. Semejante medida produjo grande alarma entre todos los iniciados, despertando en sus ánimos el temor de verse denunciados unos á otros, y corrieron de tropel á ponerse en manos de las autoridades, con la inocente credulidad de hombres novicios en el arte de conspirar.
Pronto las cárceles se vieron atestadas de venezolanos honrados y laboriosos. Aun no habia corrido un mes desde la denuncia, cuando ya se oficiaba á la Córte de España diciéndole: "que á excepcion de dos, que habian buscado amparo en las colonias extranjeras, los demás cómplices se hallaban presos." Don Manuel Grial, capitan retirado y Don José Maria España eran los referidos prófugos.
Pero en vez de perdonar y olvidar, conforme á la promesa, en Agosto del mismo año ordenaba la Audiencia que los detenidos fuesen desterrados á perpetuidad y trasladados unos á la metrópoli y otros á Puerto-Rico.
Algunos meses despues, el capitan general era reemplazado por Don Manuel de Guevara Vasconcelos, quien haciendo un uso inhumano de las ámplias facultades de que iba investido, condenó á ser ahorcados y descuartizados á seis de los principales conspiradores. Este inicuo é injusto proceder exacerbó al pueblo venezolano, tanto mas cuanto que los promovedores de la conspiracion, Sebastian Andrés y José Laz, á pesar de su mayor delito por esta circunstancia y la de ser reincidentes no merecieron otra pena que la de reclusion en las provincias de Panamá y Puerto-Cabello.
Asi inauguraba Guevara su entrada en el mando y la del año 1799, en cuyo mes de Abril fué apresado Don José Maria España, á quien su mala estrella trajo desde la Trinidad á la Guaira en busca de su esposa; la tierna solicitud de esta no bastó á tenerle bien oculto ni defendido contra las pesquisas de los agentes del gobierno. El 8 de Marzo, esto es, á los nueve dias de su captura, sufrió el desgraciado la pena de horca y su cabeza, dentro de una jaula de hierro, estuvo expuesta al público en la Guaira, mientras sus mutilados miembros fueron distribuidos entre varios pueblos y fijados en escarpias al borde de los caminos.
Pero semejantes medidas de terror solo servian para enconar mas y mas los ánimos y excitar el ódio y general descontento de un pueblo digno de mejor suerte, tratado con tan cruel manera, como el mas abyecto de los esclavos.
Asi cerraban los desaciertos de España el siglo XVIII, contribuyendo no poco de este modo á acelerar la emancipacion de Venezuela y la de todas las otras colonias, cuyos clamores, llevados á Europa por algunos de sus mas decididos patriotas, solicitaban de Francia é Inglaterra los necesarios socorros para emprender la obra santa de su independencia y tratar de sacudir para siempre el pesado, el ominoso yugo ejercido alli desde hacia tres siglos por los españoles con menoscabo, injusticia y fragrante impunidad de los sagrados derechos naturales de aquellos que llevaban su sangre, de aquellos cuyo sudor y afanes no eran aun bastantes á alimentar su insaciable codicia.
Entre los celosos gestores de la mas noble de las causas figuraban el peruano Don José Caro, el granadino Don Antonio Nariño y, con sus vastas relaciones y gran nombre europeo, el caraqueño Don Francisco Miranda. Llenos todos tres de ardiente patriotismo, todos tres animados del mejor deseo, ponian en juego cuantos medios estaban á su mano para concertar en el antiguo continente la manera de cambiar la faz política de su pais, dándole un gobierno independiente y republicano que guiase los pueblos á la prosperidad y adelantos que el movimiento general de la época y la riqueza de la América reclamaban.
Tal era la situacion de Venezuela al perderse en la inmensidad de los tiempos el siglo último, siglo que, al engendrar un Napoleon y un Washington, hizo participe de una chispa de su génio revolucionario al hombre que mas tarde habia de merecer el glorioso nombre de Libertador de su pais, y cuyos altos hechos vendrian á inmortalizar el cincel, el bronce y la pluma. Simon Bolívar pisaba los umbrales de la vida en la ciudad de Carácas el dia 24 de Julio de 1783. Nacia adornado de los talentos y dotes necesarias para consumar la obra de la independencia del Sud de América, y á ser el reparador de la injusticia que los hombres de otro tiempo habian inferido al intrépido y sábio descubridor del Nuevo Mundo, intentando, con la mas noble elevacion del espiritu al mismo tiempo que exponia su vida en los campos de batalla, perpetuar el recuerdo de Colon en la Confederacion que se esforzó en constituir bajo el título de Colombia.
Este probo, inteligente, noble, infatigable y decidido patriota, tuvo la desgracia de perder sus padres en la mas tierna edad. Estos fueron Juan Vicente y Maria de la Concepcion Palacios. Su afecto filial, falto de objetos tan queridos, rebosaba en su pecho y le consagró lodo entero á su patria, única madre que el cielo le habia conservado y por la cual mas tarde sacrificaba gustoso su sangre y su fortuna.
Diez años contaba apenas cuando pasó á Europa con la mira de completar su educacion y perfeccionarse en la carrera de las armas, hácia la cual le llamaba su natural inclinacion, sobreescitada por el mas ardiente amor de gloria. ¿Qué otra aspiracion mas digna y santa podia acariciar un corazon huérfano y un corazon sensible como el suyo?
Despues de haber viajado por Francia é Italia, donde las ideas liberales y de progreso prestaron á las suyas el calor y solidez que mas tarde habian de producir la independencia de su pais natal, y á poco de haber buscado entro los brazos de una esposa en la córte de España el amor de la familia, se trasladó á Venezuela. Aqui, trascurridos pocos meses, la compañera que habia elegido pasó á mejor vida, dejándole de nuevo en la antigua soledad y lleno de tristeza.
Entonces, por segunda vez, se encaminó hácia el Continente Europeo y presenció la coronacion de Napoleon I, de cuyo génio militar y político era apasionado admirador, y cuatro años despues vibraba en sus oidos el grito de independencia ó muerte dado por los españoles al lanzarse al campo para estorbar por medio de las armas el poderoso vuelo de las águilas invasoras.
Aparente restablecimiento del órden.—Tentativas de Miranda.—Don Juan Casas.—Su situacion comprometida.—Los emisarios de Mural.—Actitud tomada por el pueblo venezolano.—La junta auxiliar.—Gestiones del Ayuntamiento.—Creacion de una junta suprema.—Bolívar y Emparan.— Aborto de conspiracion.—Confirmacion de los rumores acerca de los sucesos de España.—Primer paso hácia la revolucion.—Destitucion de Emparan.—Declaraciones del Ayuntamiento de Carácas.—Destierro de las antiguas autoridades españolas.—Pronunciamientos.—Los emisarios en la provincia de Coro.—Primera salida á campaña.—Mision de Bolívar en Europa.—Don Antonio Cortabarria.—Actos de la junta de Carácas.—Conato de levantamiento.—Prisiones y asesinatos.—Rómpense las hostilidades.—Vuelta de Miranda.—Conflicto de la Junta.—Demostracion popular.—Nombramiento de Miranda.
Volvamos á anudar el hilo de los acontecimientos de Venezuela.
Ahogada en la apariencia la revolucion, fermentó sordamente durante los primeros años del siglo actual entre la juventud venezolana. Las familias que tuvieron la desgracia de perder alguno de sus miembros, y aquellas que habian sufrido y sufrian aun las consecuencias del primer paso dado hácia el templo de la libertad, aleccionadas por la experiencia, se agitaban con cautela en favor de la santa causa y esperaban el momento oportuno de poder obrar con mayor acierto, con nueva decision y energia.
Despues de mil y mil contrariedades, el 25 de Marzo de 1806 se presentaba Miranda en la Costa Firme, á vista de Ocumare, con una corbeta y dos goletas, únicos auxilios que pudo conseguir de la América del Norte. Sus fuerzas de desembarco se componian de unos 200 jóvenes que se le unieron un Haiti. Atacado de improviso por dos bergantines, despues de una vigorosa pero inútil pelea, con pérdida de las goletas, se retiró á Trinidad, donde impetró el auxilio de los ingleses y muy particularmente el de Cochrane, almirante de la escuadra que estacionaba entonces en las islas de Barlovento.
De alli á cuatro meses guiaba quince diferentes buques con 500 hombres, y habiendo puesto en fuga á los enemigos que defendian la costa, penetró vencedor en la Vela de Coro el segundo dia de Agosto; pero no encontrando alli la acogida y proteccion que esperaba, renunció á su expedicion y regresó á Trinidad, pasando luego á Europa desde esta isla. Diez de los suyos, hechos prisioneros en el combate, fueron pasados por las armas en Puerto-Cabello y varios otros confinados á los presidios.
Este fué el último de los actos del mando de Vasconcelos.
Los acontecimientos de España en 1808 pusieron al capitan general sucesor, Don Juan Casas, en la mas crítica situacion. Los comisionados mandados alli por Murat que le exigian obediencia al nuevo monarca, y la presencia de un buque de guerra inglés en las costas, le envolvieron en una inmensa perplejidad. Por otra parte, la imprudente lectura que un oficial francés hizo en público de la Gaceta de Bayona produjo un motin entre los oficiales criollos y españoles, que dieron el grito de "¡Viva Fernando VII y mueran los franceses!" Además, la actitud del pueblo le impidió decidir por si solo en tan árduas circunstancias, y acordó reunir una junta auxiliar compuesta de un miembro por cada tribunal, corporacion y clases de la sociedad.
La junta, presidida por Casas, se hizo cargo de los despachos de Murat y de los que el gobierno británico habia enviado por medio de Colincour y de Cochrane, y optó decididamente por la conservacion del estado de cosas sin alteracion de ninguna especie. Esta medida, como era natural, mantuvo y sobreescitó la general inquietud, ocasionando motines y alborotos que el capitan general tuvo que castigar con mano fuerte.
El ayuntamiento le instaba á que constituyese una junta como las de la metrópoli, algunos dias antes de la llegada de un comisionado mandado por la junta de Sevilla. El 28 de Julio Casas accedió á las instancias del ayuntamiento, y el 5 de Agosto se presentaba en Carácas el mencionado agente.
Constituida la junta, no sin que antes hubiesen mediado contestaciones entre el cabildo y el capitan general que exigió de este obediencia ciega, subsistió hasta el 13 de Enero de 1809, en que fué reconocida la soberania de la central, instalada en Aranjuez por Setiembre del año anterior.
Declarados como parte esencial é integrante de la monarquia española sus dominios ultramarinos, el valiente, antiguo y distinguido capitan de la marina real Don Vicente de Emparan fué nombrado, en reemplazo de Casas, como capitan general de Venezuela.
Bolívar acompañó en su viaje al nuevo representante militar de España, pues como buen patriota no podia vivir lejos del suelo que le habia visto nacer y cuya precaria suerte tantas veces aceleraba los latidos de su noble y esforzado corazon. La idea de poder dar á su pais dias de dicha y prosperidad, abriéndole la senda de su futura independencia, en mas de una ocasion habia venido á interrumpir su sueño y á mecer sus halagüeñas esperanzas de gloria. El 17 de Mayo Emparan y Bolívar pisaban la Costa Firme. Las primeras disposiciones del nuevo capitan general fueron tan violentas y desacertadas, que todos, sin excepcion alguna, asi españoles como criollos, con ánimo de no separar la colonia de la madre patria, formaron el plan de derrocar su poder y de constituir en seguida un gobierno análogo al de aquella.
Espiraba el mes de Marzo de 1810, y segun estaba convenido, el marqués del Toro, coronel del batallon miliciano de los valles de Aragua, debia señalar la entrada del de Abril apoderándose por sorpresa del capitan general, quien noticioso del proyecto, merced á un vil denunciador, dió un golpe de mano á los conspiradores.
Contra lo que podia esperarse, y en desacuerdo con sus primeros actos de gobierno, se limitó Emparan á confinar en Maracaibo, Margarita y otros puntos de la provincia á los principales autores del abortado plan.
Vagos rumores se esparcieron por este tiempo acerca de la disolucion de la Junta central y de la dispersion de sus miembros, rumores que fueron confirmados el 18 de Abril, dia de Miércoles Santo, de una manera muy ámplia, pues además se supo que toda la Península, menos Cádiz y la Isla de Leon, estaba ya ocupada por los franceses; lo cual hizo cundir la inquietud con la rapidez del rayo entre todas las clases del pueblo, y hasta los mismos españoles manifestaban temores, sobresaltos y desconfianza del gobierno.
La ocasion se presentaba muy propicia para hacer renacer en los criollos las pasadas pretensiones, y conjurándose nuevamente, atrajeron á su partido á los principales jefes y oficiales de las tropas que guarnecian la ciudad; y hasta el cabildo, que estaba compuesto de españoles y americanos casi por partes iguales, se prestó á provocar una discusion con el capitan general.
El dia siguiente, con motivo de la asistencia á la celebracion de los oficios de Jueves Santo, el ayuntamiento, fiel á su promesa, pasó una invitacion á Emparan, quien se presentó en la casa capitular y encontró al cuerpo municipal constituido en sesion extraordinaria, arrogándose agenas facultades y tratando del peligro que corria la América, de la política que debia adoptarse en aquellas circunstancias y de la perentoria necesidad de organizar un gobierno propio que la pusiera á cubierto de la anarquia.
Emparan, despues de haber eludido hábilmente las consideraciones y dificultades que el ayuntamiento le presentaba, concluyó declarando: "que seria inconvenientísima toda innovacion," y salió de alli dirigiéndose luego hácia la iglesia metropolitana. Pero los conspiradores le siguen, le interceptan el paso, y uno de ellos, llamado Francisco Sálias, auxiliado del populacho, le obliga á volver á la casa capitular sin que los cuerpos de guardia que encuentran al paso opongan la menor resistencia, sino que, antes por el contrario, manifiestan su actitud amenazadora negando á su jefe los honores de ordenanza.
Emparan tuvo que asentir á la idea de formar una Junta suprema; pero habiendo tenido los capitulares la debilidad de acceder por su parte á que este siguiera ocupando al frente de ella el cargo de Presidente, un doctor y canónigo de la catedral de Carácas, el Señor Don José Cortés Madariaga, que se anunció en el ayuntamiento como diputado del clero y del pueblo, en un interesante y elocuente discurso pidió la deposicion del capitan general.
En tan críticas circunstancias, Emparan, presentándose en el balcon á la muchedumbre que cercaba la casa capitular, apeló á su voto; pero esta, siguiendo á los conjurados, gritó: ¡Afuera! ¡Afuera! No le queremos.—Ni yo tampoco quiero el mando, dijo él despechado, si bien tratando de disimular su enojo y bochorno. Tomóse acta de estas palabras y se consideraron alli mismo como una renuncia voluntaria.
El ayuntamiento, auxiliado por varios particulares llamados á su seno en calidad de diputados de las diferentes corporaciones y clases de la sociedad, declaró: "Que las provincias de Venezuela procederian á constituir un gobierno encargado de ejercer la soberania á nombre y en representacion de Fernando VII," neto por medio del cual desconoció la autoridad de la regencia, y luego expulsó de su territorio las autoridades principales que hasta alli habian representado á la nacion española, aboliendo al propio tiempo el odioso tributo de los indios y la Inútil de esclavos.
Una vez desterrado el capitan general, el mando superior de las armas fué conferido á un sugeto de gran instruccion y valor personal; este era el coronel Fernando Toro, hermano del marqués de este nombre, que habia sido educado en España.
Pronto las provincias de Barcelona, Cumaná, Margarita, Varinas y asi sucesivamente las demás, menos las de Coro y Maracaibo que se declararon fieles á la regencia, enviaron sus diputados á la junta, reconociendo asi el nuevo gobierno de Venezuela. Y si bien es cierto que á poco la Guayana se retractó de su primer acuerdo mandando presos á la metrópoli, á la Habana y Puerto-Rico á los adictos al nuevo órden de cosas, por otra parte, el reconocimiento hecho por Mérida del gobierno establecido en la capital, separándose de Maracaibo con noble entusiasmo, compensó en parte semejante defeccion.
La Junta envió á Coro y Maracaibo algunos comisionados para tratar con las autoridades españolas, y estas los recibieron como traidores, y como á tales los remitieron sin vacilar un momento á las prisiones de Puerto-Rico. En vista de semejante atropello, ordenó la Junta que el marqués del Toro partiese al frente de alguna tropa contra la provincia de Coro; y dicho señor, cumpliendo con lo dispuesto por aquella, situó por lo pronto su cuartel general en Carora.
Mientras estos sucesos tenian lugar, el coronel Simon Bolívar, investido de los poderes necesarios por la Junta y acompañado de Luis Lopez Mendez, se dirigia á Inglaterra para solicitar la proteccion de su gobierno contra el enemigo comun, en el caso de que este intentara apoderarse de Venezuela, y al propio tiempo impetrar su mediacion con el de España para que no se turbase la paz y buena armonia que hasta alli habian existido entre los habitantes de ambos hemisferios.
Aunque Bolívar fué bien recibido por el marqués Wellesley, ministro de Negocios Extranjeros de la Gran-Bretaña, solo obtuvo contestaciones evasivas á causa de la alianza que por aquel tiempo tenian hecha las dos naciones. Cumplida esta mision, nuestro héroe se hizo á la vela de regreso para su pais nativo en compañia del general Miranda.
Las Córtes generales y extraordinarias de la nacion española, instaladas el 24 de Setiembre en la Isla de Leon, dieron omnimoda facultades al ministro del Supremo Consejo de España é Indias Don Antonio Cortabarria para que, auxiliado por algunos buques de guerra, las tropas de Puerto-Rico, Cuba y Cartagena, interviniese en los asuntos de las colonias; pero con la prevencion de no apelar á la fuerza de las armas sino en el caso extremo de que los medios de persuasion fuesen de todo punto estériles. Para esto debia obrar de acuerdo con el gobernador de Maracaibo, Don Fernando Miyares, á quien el mismo Cortabarria llevaba el nombramiento de capitan general de Venezuela.
La junta de Carácas se negó en un principio á reconocer y prestar obediencia á las Córtes generales; pero luego, accediendo á la opinion de sus miembros mas respetables, quiso dar una prueba de desinterés convocando á un Congreso nacional. Hubo por entonces un conato de sublevacion en sentido de reconocimiento del Consejo de regencia, y sorprendidos por la Junta, los revoltosos fueron condenados unos á encierro en las bóvedas de Puerto-Cabello y la Guaira, y otros desterrados á perpetuidad. Entre estos últimos figuraban los ricos hermanos peninsulares Don Francisco y Don Manuel Gonzalez y Linares, del comercio de Carácas.
La noticia de horribles asesinatos perpetrados en Quito en las personas de varios decididos patriotas, produjo grande indignacion en el pueblo caraqueño, quien, cercando el palacio de la Junta, pedia la expulsion de los españoles y canarios; pero la Junta, decretando se hiciesen honores fúnebres á los desgraciados americanos, logró apaciguar el tumulto; y para evitar la reproduccion de semejantes escándalos y trastornos, la noche de aquel mismo dia, que era el 24 de Octubre, apresó y expulsó á los que suponia promovedores de disturbios. Estos fueron José Maria Gallegos, José Félix Ribas y tres hermanos suyos.
Treinta y cinco dias despues de este acontecimiento, es decir, el 28 de Noviembre, el ejército de occidente, al mando de Toro, atacaba á las tropas de guarnicion en Coro, desalojándolas de un reducto y tomándoles un cañon; y dos dias despues ponia en fuga á las de Miyares, que le salió al paso en Sabaneta con 800 hombres entre infantes y caballos, haciéndole algunos prisioneros y ganando una pieza de campaña. En Carora dejó de picarles la retaguardia, y despues de guarnecer esta poblacion, asi como tambien la de Barquisimeto, se retiró á Carácas, donde corria la noticia de la llegada de Miranda al territorio venezolano.
La Junta que gobernaba en nombre de Fernando VII, creyó que el dar asilo á tan ardiente republicano seria altamente contradictorio con la situacion en que se habia colocado, y trató de estorbar el desembarco de este general, y hasta llegó á brindarle con una dependencia diplomática á fin de alejarle. Pero el pueblo le tendió su mano protectora, recibiéndole con las mas singulares muestras de respeto y deferencia. Entonces el gobierno hizo alarde de entusiasmo y le confirió el título de teniente general, mandando que se buscasen y destruyesen todos los documentos que la anterior administracion formuló contra el buen nombre de tan distinguido militar y patriota.
De este modo terminaba el año 1810, preparándose, merced á acontecimientos que casi nos atreveremos á calificar de providenciales, la realizacion de los deseos en que ardia el corazon de los venezolanos.
Entrada del año 1811.—Reunion y organizacion de un Congreso. —Disposiciones adoptadas por esto Cuerpo.—Conspiraciones.—Salida del general Toro para Valencia.—Nombramiento de Miranda como jefe del ejército.—Sus actos.—Constitucion de Venezuela.—La capital del Estado.—Monteverde.—Sucesos de la época y posteriores á la llegada de este personaje.—Molestar de la causa de Venezuela.—Terremoto. —Influencia de sus desastres unidos á los de la guerra.—Defeccion de algunas ciudades.—Suspension de la ley del Estado.—Donativos.—Proyectos de Miranda.—Elevacion de Bolívar al gobierno de Puerto-Cabello.—Esfuerzos inútiles.—Escenas sangrientos.—Descrédito de Miranda.—Ofrecimientos estériles.—Derrota del Dictador.—Bandolerismo.—Inminente peligro de Bolívar y su viaje á la Guaira.—Proposiciones de armisticio.— Capitulaciones.—Monteverde se hace dueño del pais.
Inaugurábase el año 1811 con el bloqueo de las provincias venezolanas, bloqueo que Cortabarria mandaba ejecutar en cumplimiento de un decreto de la regencia, mientras que la junta, fiel á su convocatoria, llevaba á cabo la reunion del aplazado Congreso. Conforme á lo dispuesto por ella debia constar de cuarenta y cuatro diputados.
El 2 de Marzo era el dia señalado para la reunion, la cual debia verificarse en la capital, donde aquel alto cuerpo quedó instalado, formando una Cámara, comun é indivisa, compuesta de respetables patricios enviados por las provincias de Barcelona, Varinas, Carácas, Cumaná, Margarita, Mérida y Trujillo. Entre sus dignos miembros figuraban el general Miranda, el marqués del Toro, Francisco Javier Ustáriz, Lino Clemente, Martin Tovar, Juan German Roscio, Antonio Nicolás Briceño, Francisco Javier Yánes y otros varios.
Despues de haber organizado su servicio; el Congreso nombró tres individuos encargados de ejercer el poder ejecutivo, y otros tres como suplentes para los casos necesarios de ausencia ó enfermedad de los primeros, que fueron los señores Baltasar Padron, jurisconsulto acreditado; Juan Escalona, oficial de milicias elevado á la clase de coronel por la Junta Suprema, y Cristóbal Mendoza, que ejercia de abogado. Además estableció un Consejo Consultor.
Uno de los acuerdos mas importantes del Cuerpo Legislativo fué el de la sancion de la famosa acta, por la cual se declaraba que las provincias de Venezuela en él representadas, formarian en lo sucesivo una Confederacion de Estados libres é independientes, con absoluta separacion de España. Cada uno de estos podria darse la forma de gobierno que mas le conviniera, conforme á la voluntad de sus pueblos.
Pronto se hicieron sentir algunos movimientos revolucionarios, promovidos por los agentes de Cortabarria, que fueron sofocados por las fuerzas del gobierno, y condenadas á la última pena por sus tribunales las personas que aparecian como autoras de la rebelion. Pero una peligrosa sublevacion estalló en Valencia, donde los revoltosos, desconociendo la autoridad del Congreso, proclamaron la legitimidad de Fernando VII.
El general Toro voló á reprimirla, logrando en un principio desalojar al enemigo de sus puestos avanzados, y concluyendo por ser rechazado á su vez hasta Maracay, desde cuyo punto envió emisarios á Carácas para que le auxiliaran con tropas de refuerzo. El gobierno entonces nombró á Miranda general en jefe del ejército; marchó este contra los españoles y les obligó á capitular, entrando en la ciudad sublevada el 13 de Julio. Pero por falta de la precaucion necesaria los vencidos, que habian conservado armas y municiones, saliendo de sus cuarteles cayeron sobre las tropas de Miranda, llevándolas en precipitada fuga hasta Guaraca.
Despues de un hecho tan poco noble, Miranda, en ánimo de tomar venganza, allegó nuevas fuerzas y en los dias 12 y 15 de Agosto, reducidos los españoles al último extremo, se rindieron á discrecion por haberles sido rechazadas cuantas proposiciones de capitulacion habian presentado. Los prisioneros fueron condenados á muerte por los tribunales, pena que el Congreso determinó se conmutara por otras.
Formulada, discutida y sancionada la Constitucion federal de las siete provincias venezolanas, se publicó el decreto en 21 de Diciembre. Reconocíase como base el sistema representativo, residiendo la soberania en el pueblo; dividíase el poder en legislativo, ejecutivo y judicial, formando cuerpos independientes entre sí; garantizábase el derecho popular y la inviolabilidad de domicilio; proscribíase para siempre el uso de la tortura y el fuero personal, y ninguna sentencia pronunciada por traicion contra el Estado tendria carácter difamatorio para los hijos del reo; abolíase la trata de negros y los indios eran igualados á los demás venezolanos en derechos y deberes: desarrollábase la instruccion pública; extinguíanse los títulos de nobleza hereditarios, asi como toda calificacion degradante de raza y, por último, quedaba adoptado el pabellon amarillo, azul y rojo, enarbolado por Miranda cuando su expedicion de 1806, considerándolo como distintivo de la federacion.
La ciudad de Valencia fué declarada despues como capital del Estado; y el Congreso suspendió sus tareas el 15 de Febrero de 1812, aplazando su próxima reunion para el 1° de Marzo, no sin haber antes de disolverse ordenado guarnecer la márgen izquierda del Orinoco para colocarse á la defensiva.
Desde esta fecha hasta la llegada del capitan de fragata Domingo Monteverde, natural de Canarias y al servicio de España, hubo algunos encuentros, prósperos unos y adversos otros, entre las tropas federales mandadas por los coroneles Francisco Gonzalez y Moreno, Manuel Villapol y Francisco Solá y las españolas; estos combates tuvieron lugar en Santa Cruz de la Soledad, en las aguas entre el caño de Macareo y el de Pedernales, en Barrancas, en Lorondo y en Angostura, donde, despues de un grave descalabro en que Villapol tuvo que fortificarse en Maturin para salvar su gente, Moreno y Solá desaparecieron, dejando sus soldados en el mas criminal abandono y á merced del enemigo.
Monteverde llegó á Coro en compañia del brigadier Don Juan Manuel Cagigal y otros jefes militares, llevando consigo dinero, armas y demás necesario para hacer la guerra á las provincias sublevadas; y desde este momento los patriotas, no por falta de valor y decision sino á causa del menor número, fueron estrechados y acosados con mayor actividad cada dia.
El 15 de Marzo protegia Monteverde la revolucion que en Liquisique acaudillaba deslealmente el indio Reyes Vargas, que sin grandes merecimientos habia recibido el nombramiento de capitan del gobierno de Venezuela; y á los seis dias de esta defeccion los patriotas, á quien una grave dolencia privaba de su jefe el comandante Gil, eran derrotados completamente en Carora.
La causa de la independencia principiaba á perder terreno en Venezuela, viniendo un sacudimiento momentáneo de la naturaleza á juntarse con los de la guerra. El 28 de Marzo, dia de Jueves Santo, á las cuatro de la tarde, un espantoso terremoto destruyó la mayor parte de Carácas, sepultando millares de habitantes bajo sus minas. Igual desgracia afligió á la Guaira, Barquisimeto, San Felipe, Mérida y otras poblaciones, en las que, asi como en la primera, perecieron gran número de voluntarios al servicio de la Confederacion. No faltaron adeptos al antiguo régimen que hicieran correr la voz de que semejante natural suceso era un castigo del cielo, puesto que venia á cumplirse precisamente en el dia mismo en que dos años antes la revolucion habia depuesto y desterrado á las autoridades españolas.
Este acontecimiento, unido á los desastres que la guerra hacia sentir á los pueblos, no dejó de influir en favor de la regencia, cuyas armas, guiadas por el general Monteverde, se presentaban favorecidas por la fortuna en todas partes y ocupaban la arruinada ciudad de Barquisimeto el 7 de Abril. Alli se detuvo su jefe algunos dias desenterrando pertrechos y armamentos, reclutando gente y dando acogida á algunas partidas que con sus oficiales desertaron de las filas republicanas. El dia 25 batia cerca de San Cárlos al coronel Miguel Ustáriz, bajo cuyas órdenes puso Jalon cerca de 1.400 hombres. En lo mas encarnizado de la pelea, y cuando el triunfo estaba aun indeciso, el escuadron de Pao se pasó á los realistas dándoles la victoria. Casi todos los soldados de Venezuela que habian tomado parte en la accion cayeron en el campo de batalla; y, con los pocos que se quedaban, Ustáriz se refugió en Valencia.
Mérida, Trujillo y otras poblaciones de la parte occidental fueron declarándose por el invasor, que se disponia á proseguir su marcha; y en tan tristes circunstancias la idea de la dictadura vino á apoderarse del ánimo de los leales. El poder trató de realizarla delegando todas sus facultades en el marqués del Toro, quien rehusó esta distincion; entonces fué puesta la suerte de la santa causa en manos de Miranda; este no tuvo dificultad en admitir el alto cargo y peligrosa confianza con el título de Generalísimo, por juzgarlo menos pretencioso y mas modesto que el de dictador.
La Constitucion, promulgada aun no hacia tres meses, quedó en suspenso de este modo; y mientras que el jefe absoluto fijaba su cuartel general en Maracay, y en Varinas se juntaba una fuerza considerable de caballeria, y salian emisarios en busca de hombres, buques y subsistencias, Ustáriz, elevado al cargo de gobernador de Valencia, se veia abandonado de sus tropas y, dejando la plaza en poder de Monteverde, se retiraba á la Cabrera.
En medio de tantos desastres como sufria la causa de la independencia, los generosos donativos de muchos extranjeros, amantes del nuevo órden de cosas y de la libertad de América, vinieron á fortificar un tanto los abatidos ánimos, que recobraron su antigua esperanza viendo como al mismo tiempo se organizaba un cuerpo de franceses á las órdenes del coronel Ducaylá, y cómo algunos alemanes é ingleses de distincion, entre los cuales figuraban Sir Gregor MacGregor empuñaban las armas en defensa de Venezuela.
Miranda formó entonces el plan de estrechar á Monteverde: al intento, despues de haberse asegurado de la custodia de Puerto-Cabello, poniendo en esta plaza un oficial de toda confianza asi por su aptitud como por su valor y decision hácia la santa causa de la independencia, cubrió el punto de los Guayos con un fuerte destacamento que á los pocos dias, mientras él avanzaba en la línea de las operaciones proyectadas, fué batido y desbaratado el 8 de Mayo por la deslealtad de algunas compañias que se pasaron al enemigo. En vista de esto volvió atrás y se dispuso á fortificar bien la Cabrera, Guayca y Magdalena para poder hacer frente á los ataques de Monteverde, quien se disponia á atacarle.
El hombre de confianza, el militar experto, el valiente soldado, el inteligente y decidido patriota que Miranda colocó en el mando de Puerto-Cabello, aquel que habia merecido este cargo delicado y de cuya aptitud para el desempeño no podia dudarse un solo instante, no era otro que el coronel Simon Bolívar, á quien el Generalísimo consideraba como el oficial mas activo y de mas vasta instruccion de todo su ejército.
A pesar de los esfuerzos de Miranda, de los auxilios que encontraba, de alguna que otra accion en que el enemigo era rechazado, no por eso dejaba de agravarse la causa de la independencia, siendo derrotados sus patriotas hasta en las llanuras de Carácas, en Calabozo y San Juan de los Morros, donde el jefe español Don Eusebio Antoñanzas pasó á cuchillo, sin piedad alguna, no solo á los prisioneros sino tambien á las mujeres y los niños.
La autoridad y prestigio del dictador menguaban de dia en dia, haciéndose mas frecuentes las decepciones de sus subordinados; por lo que, para vigorizar su poder, se rodeó en Maracay de algunas personas notables pertenecientes á los altos cargos del poder ejecutivo, del Congreso y del gobierno peculiar de Carácas, y de todas formó una especie de Consejo Consultor que le auxiliaba en los casos graves y circunstancias apremiantes ó difíciles.
Sin embargo, de nada sirvió que la promulgacion de una ley marcial llamando á las armas á todos los venezolanos, excepto los ordenados in sacris y unos pocos empleados de la administracion civil, y la de un decreto ofreciendo la libertad á los esclavos que se alistasen por diez años, prometiendo indemnizar á sus amos en mejores circunstancias, le diesen una superioridad numérica sobre el enemigo; pues habiendo perdido el punto de Magdalena y las alturas que dominan á Maracay, el jefe venezolano se encontraba cortado en sus posiciones, viéndose forzado á retirarse y pegar fuego á los ricos depósitos de víveres y municiones que venia formando en aquella poblacion.
Con sus fuerzas, las de Guayca y la Cabrera, se encaminó hácia la Victoria: pero Monteverde, sabedor de este movimiento, se adelantó hasta San Mateo y le sorprendió, poniendo en desordenada fuga á sus soldados. Mientras tanto la capital de la república se encontraba en un estado de continua alarma, pues los esclavos de Curiepe y otros puntos de la costa y de los valles orientales, á pretexto de defender los derechos de Fernando VII, desde el 24 de Junio, en que habian tomado las armas, andaban cometiendo todo género de desmanes, tropelias y vejaciones con el mas feroz vandalismo, y Monteverde avanzaba hácia alli, despues de haber dejado algunas tropas frente á la Victoria.
En el punto que este movimiento del enemigo tenia lugar, una nueva decepcion ponia á Bolívar en inminente peligro y con él á la república. El último dia de Junio, el oficial de milicias Francisco Fernandez Vinoni, con alguna tropa, el presidio y varios reos de Estado, proclamaba á Fernando VII, enarbolando en el castillo de San Felipe de Puerto-Cabello una bandera roja, y despues de algunas intimaciones infructuosas rompia el fuego de su artilleria contra la plaza. En tan crítica situacion, y fuera de sí con un suceso que tal vez iba á decidir de la suerte del pais, trató Bolívar sin embargo de sostenerse, y lo hizo asi durante tres dias; pero al saber que los españoles de Valencia se dirigian ya hácia alli y que sus puestos avanzados se pasaban al enemigo, antes de abandonar Puerto-Cabello quiso tentar fortuna y mandó á su encuentro unos 200 hombres con los coroneles Mirés y Jalon. Estos fueron derrotados en San Estéban y habiendo quedado prisionero el último con solo siete soldados regresó el primero al lado de Bolívar.
Con 40 hombres que le quedaban, despues de haber capitulado los habitantes de Puerto-Cabello temiendo la ruina de la poblacion, el digno jefe trató de defenderse todavia en las afueras desde el Trincheron: pero el dia 6 no contando sino 8 oficiales á su servicio, se embarcó con ellos en Borburata, arribó á la Guaira y comunicó á Miranda desde Carácas, algunos dias despues, los incidentes de tan lamentable acontecimiento.
Asi que lo supo el Generalísimo, propuso á Monteverde, que se hallaba en Valencia, una suspension de hostilidades; pero el general español por toda respuesta se ofreció á concederle una capitulacion; la cual, admitida en principio por Miranda, pronto recibió este las condiciones que, despues de ajustadas, dieron lugar á algunas diferencias. Pero apremiado por Monteverde las ratificó Miranda el 25 de Julio de aquel año, el de 1812, quedando la Confederacion, conforme á las capitulaciones, asi como el armamento y demás objetos militares en poder del general español bajo garantia de respeto á las personas, cualesquiera que hubieren sido su conducta y opiniones durante la revolucion.
Al dia siguiente las tropas españolas penetraban en la Victoria, y tres mas tarde en Carácas, de donde huyeron algunos patriotas con intencion de embarcarse en la Guaira, y entre los que asi se precipitaban, poco seguros del cumplimiento de lo estipulado, figuraba tambien el desgraciado Generalísimo de la efímera Confederacion venezolana.
Bolívar se embarca para Curazao.—Tirios y Troyanos.—Constitucion de 1812.—Complot de varios jóvenes patriotas.—Marino y Bermudez.— Atrocidades de Zuazola.—Sus consecuencias.—Sitio de Maturin.—La revolucion revive.—Bolívar en Cartagena.—Principia á ejecutar sus planes.—Paso del Zulia.—Asciende á brigadier.—Penetra en Venezuela.— La guerra á muerte.—Conquistas.—Proclama.—Nuevos triunfos.—Entrada de Bolívar en Carácas.
Bolívar, cuyo ánimo acostumbrado desde la niñez á los grandes reveses y cuyo amor por la patria no se abatian en ninguna circunstancia, dominado en la que tan cruelmente pesaba sobre el pueblo venezolano por la idea de salvarle y de sacudir un dia el pesado yugo que venia á esclavizarle de nuevo, trató de conservarse, y merced á la buena amistad del español Don Francisco Iturbe, que gozaba de gran favor cerca de Monteverde, obtuvo un salvoconducto y se embarcó en seguida para Curazao.
La terminacion de la campaña trajo la desavenencia entre el capitan general Miyares y Monteverde, que se negaba á reconocer su autoridad en los paises por él recuperados para la España, dando por resultado la destitucion del primero y la elevacion del pacificador á la dignidad superior de Venezuela. Entonces, alegando que se conspiraba nuevamente, apresó á muchos distinguidos americanos. Miranda siguió muchos meses en los calabozos de Puerto-Cabello, de donde fué trasladado á Cádiz y con destino al arsenal de la Carraca, que andando el tiempo le vió morir el dia 14 de Mayo de 1816. Juan Pablo Ayala, Madariaga, Mirés y Roscio, patriotas venerables, fueron tambien remitidos á España y encerrados en seguida en los presidios de África.
La Constitucion española, jurada en Cádiz por Fernando VII, fué publicada por Monteverde el 3 de Diciembre y adoptada, cinco dias mas tarde, por el pueblo y el clero. Pero algunos jóvenes patriotas, llenos de intrepidez y desesperacion, concibieron el proyecto de sorprender, desembarcando en la Guaira, el destacamento realista que alli estaba y cuya fuerza consistia en 300 hombres, la mayor parte güireños. Eligieron como jefe al rico margariteño Santiago Mariño, quien para el golpe de mano intentado no contaba sino con el insignificante número de seis fusiles. Sin embargo, llegada la ocasion de obrar, la guarnicion del puerto, abandonando á sus jefes, se unió con los venezolanos.
Pronto las fuerzas de Mariño, convenientemente distribuidas entre él, Bernardo Bermudez y José Francisco, derrotaron las tropas de Cervéris y ocuparon á Maturin, cuya guarnicion huyó tan luego como Bermudez se presentó en sus cercanias. Con no menos rapidez, las fuerzas destacadas por órden del capitan general al mando de Don Antonio Zuazola batieron á los patriotas, primero en los Magueyes, y el 16 de Marzo de 1813 en Aragua. Este jefe no solo fusiló á los prisioneros que hizo, sino que mostró la mayor inhumanidad mandando matar á inofensivas mujeres, á venerables ancianos y á inocentes niños.
Una parte de los derrotados y otros muchos patriota, irritados en vista del proceder de Zuazola, se refugiaron en Maturin, donde Piar y Azcúa mandaban durante la ausencia de Bermudez, y cuyos jefes lograron desbaratar con solo 500 hombres, en una salida que hicieron de la plaza, á 1.500 mandados por Don Lorenzo de la Hoz, rechazando despues á fuerzas mayores todavia, y poniendo al capitan general en el caso de presentarse en el teatro de la guerra á dirigir por sí mismo las operaciones.
Monteverde, á la vista ya de Maturin con mas de 2.000 hombres, intimó la rendicion de la plaza en el término de dos horas, so pena, en caso contrario, de entregarla al furor de sus soldados. La contestacion fué: "Que el pueblo de Maturin estaba resuelto á perecer en defensa de las libertades patrias." Entonces tuvo lugar un sostenido y encarnizado combate por ambas partes, retirándose al fin los españoles con pérdida de 500 hombres muertos en el campo de batalla, entre los que habia 27 oficiales, y abandonando Monteverde al enemigo cinco cañones, muchas armas y pertrechos, su propio equipaje y mas de 6.000 pesos de plata.
Este memorable hecho de armas tenia lugar el 25 de Mayo; y desde esta fecha la revolucion cobraba nueva vida. Entre tanto el general San Martin adelantaba tambien en la causa de la independencia en Buenos-Aires, y todo parecia anunciar dias de bonanza para la América. El abatido espíritu público volvia á levantarse, saliendo como del estupor de un terrible sueño á la realidad amable de la vida, cuando el leal Bolívar, á quien el gobierno de España habia confiscado los bienes, que eran cuantiosos, con anterioridad á los últimos sucesos referidos, se presentaba en Cartagena en los primeros dias de Octubre de 1812, decidido á inmolar su existencia en aras de la patria por su libertad y engrandecimiento. Venia acompañado de los hermanos Miguel, de Manuel Cortés Campomanes, de Fernando Carabaño, de José Félix Ribas y de varios distinguidos oficiales.
El plan que guiaba sus pasos, mirado aun por los menos desconfiados como irrealizable, era el de dar la libertad á Venezuela con el concurso de la Nueva-Granada, que hasta cierto punto habia seguido la misma marcha en su revolucion contra los españoles realistas. En Cartagena obtuvo el mando de una pequeña fuerza, con la cual subió por las márgenes del Magdalena, y despues de haber batido varias partidas de las tropas enemigas en diferentes puntos de aquel rio, desde Ocaña solicitó el permiso del gobierno de Cartagena para pasar á Cúcuta.
Obtenido el consentimiento, con grande esperanza y entusiasmo emprendia su obra el valeroso caudillo. Solicitó auxilios del gobierno de Cundinamarca, que le facilitó 500 hombres, y se puso en marcha con ánimo de llegar hasta Carácas conforme á su ofrecimiento. El coronel español Don Ramon Correa podia disponer hasta de unos 4.000 hombres que por aquella parte guardaban la frontera venezolana. Pero Bolívar, valiéndose de ingeniosas extratagemas, apoyado por el pueblo y con relaciones de falsos espias, hizo que el enemigo abandonase algunas fuertes posiciones, llegando asi á la vista de San José de Cúcuta, donde Correa habia concentrado mas de 800 hombres.
Al amanecer del 28 de Febrero de 1813 ocupó Simon Bolívar las alturas sitas al Oeste de San José, para cuya operacion tuvo que atravesar el caudaloso Zulia con una miserable canoa, y cayendo sobre las tropas españolas, despues de arrojarlas de sus posiciones, cargándolas á la bayoneta las derrotó completamente, ocupó su artilleria, fusiles y cuantos pertrechos tenia Correa dentro de la villa, y retirándose á la Grita, los valles quedaron libres del todo. El empleo de brigadier, el título de ciudadano de la Union, y además el mando en jefe de la division, de Cúcuta, fueron las recompensas otorgadas á Bolívar por tan señalado triunfo.
Unida su fuerza á la que trajo el coronel Manuel Castillo, jefe militar de Pamplona, ascendia ya á unos 1.200 hombres bien municionados y armados. Con 800 destacó al citado coronel para que atacase á Correa, quien el 13 de Abril se veia forzado á abandonar la angostura de la Grita, en donde estaba bien atrincherado. Entonces Bolívar se dirigió á Venezuela con sus exiguas fuerzas, pero con buenos oficiales. Entre estos iba en clase de mayor general de la expedicion el venezolano Rafaél Urdaneta, el valiente jóven José Félix Ribas y el comandante Atanasio Giraldot, asi como tambien el capitan Luciano D'Eluyar. Estos últimos eran dos bizarros granadinos. En Cúcuta quedaron Joaquin Ricaurte, segundo jefe del ejército, Francisco de Paula Santander y algunos otros.
El jefe venezolano fué recibido en Mérida con grandes muestras de aprecio y entusiasmo el dia primero de Junio. Alli concibió el mas grande, el mas importante y trascendental de sus pensamientos revolucionarios. Desde el principio de la guerra eran condenados á muerte por los españoles cuantos individuos caian en su poder, con las armas en la mano, mientras que los suramericanos daban cuartel á sus enemigos. Esta ventajosa circunstancia hacia que los naturales, puestos en el duro trance de servir, se afiliasen con preferencia en las filas realistas. Asi, pues, la guerra á muerte fué el grandioso pensamiento que habia de dar á Venezuela su deseada independencia. Antes de imprimir á su resolucion un carácter solemne, se limitó por el momento á publicar una proclama, fecha el 8 de Junio, en la cual lanzaba á los enemigos la amenaza de una guerra de exterminio si ellos seguian usando con los prisioneros el mismo rigor que hasta entonces. Y luego marchó sobre Trujillo, donde entró Giraldot sin encontrar la menor resistencia.
Menos de un mes bastó á Bolívar para conquistar dos provincias venezolanas, libertando por una serie no interrumpida de triunfos el extenso pais que media entre Tenerife y Trujillo, desde cuyo último punto, el 15 de Julio, anunció á la república la solemne resolucion que desde aquel dia adoptaba, declarando la guerra á muerte á los enemigos armados contra la patria. "Españoles y canarios, decia en su manifiesto; contad con la muerte aun siendo indiferentes, si no obrais activamente en favor de la libertad de la América. Americanos, contad con la vida aun cuando seais culpables."
Al siguiente dia, al pié de la cordillera que separa la comarca de Niquitao de las llanuras de Varinas, en el punto llamado las Mesitas, los oficiales Urdaneta y Ribas atacaban con 550 hombres á un cuerpo de realistas compuesto de 800 soldados, venciéndolos tras un reñido combate que duró desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde. Unos 450 prisioneros y todas las armas de los realistas quedaron en poder de los vencedores.
A esta victoria siguió la de los Horcones, nombre del territorio en que Ribas volvió á derrotar á los españoles y está situado entre el Tocuyo y la ciudad de Barquisimeto. Por fin, desbaratando aqui y alli cuantos obstáculos se oponian á su paso, el 7 de Agosto Simon Bolívar hacia su entrada triunfal en Carácas, victoreado por un pueblo entusiasta y numeroso que le saludaba con el glorioso nombre de Libertador de su pais.
Situacion del partido independiente,—Consecuencias de la toma de Cumaná y del fusilamiento de Bernardo Bermudez.—Sitio de Puerto-Cabello.— Represalias.—Refuerzo de tropas españolas.—Muerte de un valiente granadino.—Es vengado por sus compatriotas.—Combate de Mosquitero.—Bolívar es nombrado general en jefe del ejército y titulado Libertador.—Nuevos triunfos de las armas republicanas.—Sus efectos sobre Monteverde.—El Libertador da cuenta de sus operaciones al pueblo de Carácas.—Continuan las victorias.—Fin de varios patriotas notables.—Rasgo heróico de Ricaurte.—Asedio de Valencia.—La situacion de los independientes se agrava.—Inútil tentativa.—Batalla de Carabobo.—Descalabros.—Triste espectáculo de la emigracion.—Bóves se declara como primer jefe del ejército español.—Sus primeros actos.—Desgraciado combate de Aragua.—Deliberacion.—Bolívar y Mariño se embarcan para Margarita.—El depósito sagrado.
Antes de continuar la relacion de los sucesos que siguieron á la entrada del jefe venezolano en Carácas, preciso es echar una mirada al estado en que se encontraban los republicanos. Dos facciones distintas figuraban dentro del partido que se batia por la causa de la independencia. Una, partidaria de las divisiones provinciales, se esforzaba por el triunfo del federalismo, en tanto que la otra, aferrada al principio de la unidad como único medio de fuerza y consistencia, aspiraba á la concentracion del poder en el gobierno. A la cabeza de esta, lleno de la mas profunda conviccion, se hallaba Simon Bolívar. Tal era el estado de los independientes en Venezuela, despues de la reaccion provocada por los triunfos que sus armas habian obtenido desde el desembarco de Mariño, á principios de 1813, con los refugiados en Chacachacare, islote perteneciente al gobierno inglés de Trinidad.
Luego que este valiente margariteño logró apoderarse de Cumaná auxiliado por un paisano, el coronel Juan Arismendi, primera autoridad militar de Margarita desde el 5 de Junio, fecha de su última proclamacion en pro de la independencia, Antoñanzas, herido de gravedad, huyó á morir en Curazao. Hacia el mismo tiempo, hecho prisionero por los realistas, Bernardo Bermudez habia sido fusilado por órden de Cervéris; pero recogido con vida el mismo jefe mandaba asesinarlo en su propio lecho al tener noticia de la victoria alcanzada por Mariño, quien luego añadió á este lauro el de la toma de Barcelona.
Este acontecimiento obligó al jefe que defendia la ciudad, el mariscal de campo Don Juan Manuel Cajigal, á retirarse á Guayana; y entre los oficiales que lo acompañaron, Francisco Tomás Morales y José Tomás Bóves, adquirieron despues gran celebridad, lanzándose desde aquel momento, al frente de una division de caballeria, á recorrer en medio de mil azares las llanuras de Carácas. Volvamos ahora á seguir á Bolívar en su expedicion, diciendo antes que Monteverde huyó á encerrarse en Puerto-Cabello tan luego como supo que aquel, favorecido por su valor, su génio y la fortuna, se aproximaba á Valencia.
Un año hacia que en los calabozos de Puerto-Cabello gemia prisionero el valiente Jalon, y Bolívar, tanto por salvarle cuanto por humillar á Monteverde, puso sitio á la plaza con las tropas de Urdaneta y la division de Ribas, mandadas por Giraldot. En una de las salidas que los de la plaza intentaban Zuazola cayó prisionero; y Bolívar propuso inmediatamente su cange con Jalon, propuesta que fué rechazada por Monteverde, quien persistia en su conducta de no querer tratar con los enemigos. Esto y el haber Monteverde fusilado algunos prisioneros, obligó al jefe venezolano a ordenar que Zuazola pagase sus desmanes siendo ahorcado al frente de la plaza. Crueles represalias se siguieron por parte del sitiado.
Unos 1.200 hombres de desembarco, al mando del coronel Salomon, vinieron en auxilio de Monteverde el l6 de Setiembre, y Bolívar, levantando el sitio, se dirigió hácia Valencia. Á los pocos dias, el capitan general salia en persecucion de los sitiadores y destacaba una fuerza que ocupó el cerro de Bárbula, en el ramal de los montes de Guataparo; y el 50 del mismo mes las columnas de Giraldot, D'Eluyar y Urdaneta atacaban la vanguardia española, y trepando la montaña el arma al brazo ponian en fuga al enemigo, haciéndole gran número de prisioneros. En esta gloriosa accion el bizarro Giraldot, al tiempo que plantaba la bandera tricolor sobre la mas fuerte posicion de los realistas, herido de un balazo cayó para no levantarse mas.
Entonces los soldados granadinos, para vengar la muerte de su heróico compatriota, pidieron y obtuvieron de Bolívar la formacion de un cuerpo aparte; y D'Eluyar, á la cabeza de mil valientes, derrotaba á los españoles en el sitio llamado las Trincheras, coronado por un triunfo completo, de cuyas resultas, herido en la cara de un balazo, Monteverde huia á encerrarse en Puerto-Cabello. El sitio de esta plaza quedó restablecido otra vez y Giraldot vengado al tercer dia de su muerte.
Una semana mas tarde, á 11 de Octubre, el teniente coronel Campo Elias reunia algunas fuerzas á los mil fusileros con que, conforme á las órdenes de Bolívar, habia salido de Coro; y habiendo allegado hasta 1.200 caballos, puesto á las órdenes de Miguel Ustáriz, alcanzaba una espléndida victoria en el sitio de Mosquitero sobre los 2.000 ginetes y 500 peones que mandaban Bóves y Morales, quienes, acompañados de solo treinta hombres de caballeria, se refugiaron en Guayabal, sobre la izquierda del Apure. El jefe de la infanteria española, Francisco Tomás Morales, salió gravemente herido de la batalla.
El mismo dia en que las armas republicanas se señalaban con tan glorioso hecho, se reunian en Carácas las autoridades civiles y el cabildo en medio de los victores, aplausos y aclamaciones del pueblo, y de comun acuerdo conferian á Simon Bolívar el empleo de capitan general del ejército y el título de LIBERTADOR DE VENEZUELA. Pero el célebre caudillo no se durmió sobre sus laureles ni interrumpió un solo instante la marcha de sus operaciones; y ordenando al general Ribas que acudiera de Carácas, salió él de Valencia, y el 25 de Noviembre, con 2.000 hombres entre infantes y ginetes; estorbó el movimiento intentado por la division de Salomon sobre las alturas de Vijirima, y, batiéndola con grandes ventajas, la obligó á retirarse á Puerto-Cabello. De alli á diez dias Salomon procuraba un nuevo combate en Araure con fuerzas bastante superiores en número, y las armas republicanas, dirigidas por el mismo Bolívar, obtenian una señalada victoria, pues, con muy pocas pérdidas, ocuparon todo el tren militar del enemigo, que huyó dejando en el campo mas de mil muertos.
En esta brillante jornada dieron heróicas pruebas el general Urdaneta, el coronel Florencio Palacios, el teniente coronel Manuel Manrique, los capitanes Campo Elias, Briceño, Ribas Dávila, Villapol, Mateo Salcedo y otros varios republicanos. Los soldados merecieron gracia de su jefe, que hizo de todos los mayores elogios en el parte detallado de esta brillante accion. Estas derrotas trajeron consigo el desaliento y la desconfianza en las filas españolas; y el 28 de Diciembre los defensores de la plaza de Puerto-Cabello, destituyeron del mando á Monteverde, quien once dias despues se retiraba á ocultar su humillacion en Curazao.
Bolívar volvió á Carácas, y haciendo que el gobernador político Cristóbal Mendoza convocase á las corporaciones, vecinos mas notables y, en fin, á todos los padres de familia, el 2 de Enero de 1814, en el convento de San Francisco, ante una inmensa concurrencia, dió cuenta de los actos administrativos de su dictadura y esperó el fallo del pueblo. Á propuesta del gobernador, en medio de la mas viva, entusiasta y prolongada aclamacion, se confirmaron al Libertador los poderes de que hasta alli habia estado investido; y lleno este de gozo, dirigió frases, de gratitud al pueblo venezolano por la confianza con que lo honraba.
Partió en seguida para el campo de batalla, y despues que Ribas rechazaba valerosamente á Bóves en la Victoria el 12 de Febrero, poniendo sus tropas en dispersion, si bien teniendo que lamentar entre otras la pérdida del distinguido Ribas Dávila, el 28 del mismo mes, con solos 1.800 hombres por parte de Bolívar y 7.000 por la de Bóves, vencido este tuvo que dejar el campo de la accion, que era el de San Mateo, despues de haber costado á los republicanos este triunfo 203 hombres entre muertos y heridos. Entre los primeros habia que lamentar al valiente Villapol y otros dos oficiales, y entre los segundos habia, con Campo Elias, otros 30 oficiales; pero la pérdida del enemigo fué mucho mayor. Ricaurte guarnecia en la cima de un cerro cercano á San Mateo una casa perteneciente á Bolívar y destinada á servir de parque. [Nota: Algunos dicen que el Libertador nació en esta casa, que hoy se vé reedificada.] La fuerza de que disponia no era capaz de hacer frente el ataque de la fuerte columna que Bóves destacó contra la casa; y conociendo que su resistencia seria inútil, hace salir á sus soldados, se queda solo, pega fuego á los pertrechos del parque y destruye asi al enemigo, quedando sepultado con él entre los escombros.
A fines de Marzo los realistas ponian sitio á Valencia con 4.000 hombres que Don José Cevallos traia de refresco de la provincia de Coro, pero sin artilleria. La ciudad estaba defendida por Urdaneta como primer jefe, Juan Escalona como segundo, y el Doctor Espejo como gobernador político. El comandante Taborda dirigia las baterias. Despues de varios incidentes, siempre ventajosos para los sitiados, el 5 de Abril, replegando sus fuerzas en la falda del Morro, el jefe sitiador desapareció por el camino del Tocuyito. Bolívar entró en la plaza el mismo dia, acompañado de algunos oficiales; y despues de tributar á los heróicos defensores los elogios que merecian se dirigió hácia Puerto-Cabello.
A causa de la escasez de recursos y de algunos descalabros que por el espacio de un mes habian experimentado los patriotas, su situacion principiaba á hacerse un tanto embarazosa. Cagigal en persona mandaba el ejército que habia traido Cevallos, y hostilizaba activamente á los republicanos, cuando el 16 de Mayo resolvió Bolívar presentarle batalla, lo cual verificó el dia siguiente en los campos del Tocuyito, sin poder conseguir cosa alguna por haber paralizado la accion una fuerte lluvia, y el 18 se retiró tranquilamente acampando en las afueras de Valencia.
Diez dias mas tarde Bolívar desplegaba los grandes recursos de su génio militar presentando un bien combinado plan de batalla á Cagigal en las llanuras de Carabobo. El jefe español, por su parte, se habia situado convenientemente y con admirable órden. La primera línea de los republicanos estaba mandada por Urdaneta, mientras el Libertador, Ribas, Mariño y otros jefes operaban en la segunda. La fuerza total ascendia á unos 5.200 hombres; el enemigo presentaba en línea mas de 6.000. Las acertadas disposiciones de Bolívar, hábilmente ejecutadas por sus jefes, dieron como resultado el exterminio de casi toda la infanteria enemiga, pues los ginetes huyeron ilesos á refugiarse en parte segura, por la derecha del camino del Pao. Con solo la pérdida de unos 60 hombres entre muertos y heridos obtuvo en este dia el jefe venezolano 8 banderas, toda la artilleria enemiga, mas de 500 fusiles, gran número de caballerias, municiones, provisiones y ganados, salvando asi por quinta vez á su patria.
A pesar de las medidas preventivas tomadas por Bolívar, seguro como estaba de que Bóves allegaba gente para tomar desquite de la última derrota de los realistas, no pudo evitar que en la Puerta los 5.000 ginetes y 5.000 infantes españoles derrotaran á Meriño, cuya fuerza no llegaba á una mitad de este número. Mas de l.000 republicanos quedaron sobre el campo de batalla, muchos de ellos asesinados despues de haber sido hechos prisioneros. El coronel Aldao y el comandante Freites fueron muertos en la accion; y entre los prisioneros el coronel Jalon, cangeado hacia algun tiempo por el teniente coronel Marimon. Tambien pereció en este aciago dia el secretario de Estado Antonio Muñoz y Tévar.
Mientras Bolívar y Mariño, que habian salvado con bien, habiendo despachado emisarios á Escalona para que defendiese la plaza de Valencia, corrian á sacar recursos de la capital, Bóves, despues de perseguir á los vencidos hasta la Victoria y destacado su columna de 1.500 hombres al mando del capitan Ramon Gonzalez para que se dirigiese á Carácas con el resto de su gente, se presentó el 19 delante de Valencia, y reduciendo á Escalona en ella al estrecho recinto de la Plaza Mayor, le obligó á capitular, ofreciéndole ante Dios que respetaria la vida y propiedad de cuantos ocupaban la plaza; pero á los dos dias el coronel Alcover, el Doctor Espejo, todos los oficiales, menos Escalona que pudo huir á favor de un disfraz, los sargentos y varios particulares de Valencia perecian vilmente asesinados.
Poco antes de la toma de esta ciudad, Carácas fué tambien ocupada por los españoles, y el 6 de Julio Bolívar, afligido por el triste espectáculo de las numerosas familias que como un fúnebre cortejo seguian sus pasos, caminaba hácia Barcelona por la montaña de Capaya y la costa del mar. Bóves por este tiempo, á ejemplo de Monteverde, se apoderó del mando y erigido en señor absoluto de sus actos, dejó en Carácas como gobernador al traidor Quero, en Valencia al oficial Don Luis Dato, y ordenó á Morales que partiese en persecucion de Bolívar. Durante los diez dias que permaneció en Carácas hizo circular dos indultos, y despues ofició á todas las autoridades y justicias mayores de los pueblos para que de mano poderosa mandase fusilar á cuantos hubiesen tenido participacion en la muerte de unos prisioneros, ejecutada mientras el coronel Arismendi era gobernador interino de aquella capital.
En el tránsito logró todavia Bolívar recojer y organizar hasta 2.000 hombres, que hizo se posesionasen de Aragua de Barcelona. El coronel Bermudez acompañaba al jefe venezolano en calidad de su segundo. El 18 de Agosto, y guiando la respetable fuerza de 8.000 bayonetas, Morales atacó á los republicanos; despues de un largo combate la victoria vino á declararse por los realistas, si bien es cierto á un precio muy alto, pues les costó mil hombres y mas de dos mil heridos. Lleno de furor el jefe español mandó pasar á cuchillo, además de los prisioneros, á gran parte de inofensivos vecinos, sin respetar sexo ni edad.
Acosado por tan fatales reveses de fortuna, otro menos enérgico y de fé no tan pura ni entusiasta por la libertad de su cara patria, habria desesperado de su empresa; pero el Libertador, cuyo temple y constancia eran inquebrantables, oyendo los consejos de un prudente valor se dirigió á Cumaná, donde unido á Ribas, Mariño, Valdés, Azcúa y otros bravos oficiales, pesó, midió y estudió las circunstancias que hacian su situacion tan precaria, y, despues de un largo debate, decidieron la evacuacion de la ciudad. La poca tropa que alli habia salió el 25 de Agosto para Maturin; y en la escuadrilla que mandaba Bianchi, Mariño y Bolívar se hicieron á la veja con rumbo á la Margarita, pues el Libertador tenia que poner á salvo el gran tesoro que el alto clero de Carácas habia colocado en sus manos para atender á las necesidades de la República. Aquel tesoro se componia de todas las joyas de las iglesias, y Bolívar en tan difíciles momentos, tenia que hacer uso de ellas para comprar el armamento y demás necesario á la creacion de un ejército respetable, capaz de ayudarle á salvar la madre patria, asegurando para siempre á sus hijos el goce de la libertad, objeto de sus mas ardientes deseos y por el cual sacrificaba, no solo la existencia, sino tambien la gran fortuna que sus padres le habian dejado.
Un abuso de confianza.—Juicio contra Bolívar y Mariño por su ausencia.—Destitucion del Libertador—Nuevo asedio de Maturin. —Derrotas de Morales.—Muerte de Bóves.—La adversidad persigue á los republicanos.—Maturin cae en manos de Morales.—Triste fin de Ribas.—Ventajas de las armas españolas.—Entrevista de Urdaneta y Bolívar.—Este se presenta á dar cuenta de su conducta al gobierno y es bien acogido.—Conquista de Santa Fé de Bogotá.—Conflictos de Bolívar con el gobernador de Cartagena.—Consecuencias de la rebeldia.—Retirase el Libertador á Jamaica.—Cartagena es tomada por Morillo.—Nuevos derramamientos de sangre.—La república parece haber tocado á su fin.—Sucesos de Margarita.—Bolívar amenazado por el puñal de un traidor.—Preparativos hechos por Brion.
La desgracia no habla cesado aun de afligir y poner á prueba el noble amor del heróico patricio; no habia cesado aun de acrisolar con el fuego de los mas rudos tormentos su lealtad y su constancia; aun no habia descargado sobre su cabeza el mayor y mas formidable de sus golpes. Una nueva defeccion, hija de la tentadora codicia, vino á cortar las alas á su patriótica y halagüeña esperanza. Las riquezas que llevaba embriagaron el avaro corazon de Bianchi, y con el mayor cinismo declaró á Bolívar que estaba dispuesto á despojarle, lo cual habria verificado por completo si las vivas reclamaciones de los portadores de aquel tesoro, destinado á comprar la libertad de la América del Sud, no hubieran conseguido que, avistando la Margarita, el desleal marino les cediese una parte muy pequeña de las alhajas y dos buques de su escuadrilla para que guiasen á Cartagena; pero desbaratados sus planes se dirigieron hácia Carúpano y desembarcaron en este punto el 5 de Setiembre.
Pero otra nueva desventura les esperaba alli. Durante su ausencia los jefes militares de la provincia los juzgaron como traidores; y por haber abandonado el ejército, este era su juicio, se dió un decreto de proscripcion contra ellos, y Ribas y Piar habian merecido los dos primeros cargos militares. Ribas se presentó en Carúpano el dia siguiente á la llegada de Bolívar y Mariño; puso preso á este, y dejó libre, pero destituido, al noble cuanto desgraciado Libertador. Sin embargo, por uno de esos actos inexplicables en los hombres, por uno de esos caprichos de la suerte, el mismo que acababa de robarles se presentó en actitud amenazadora á protegerlos; y habiéndolos reclamado enérgicamente á Ribas, les prestó auxilios y partieron para Cartagena el dia 8, mas dispuestos que nunca á sacrificarse por su patria.
Por este mismo tiempo, con cerca de 6.500 hombres, Morales se presentaba delante de Maturin é intimaba la rendicion, ofreciendo una honrosísima capitulacion á los que defendian este punto; pero el pueblo maturinense reproducia otra vez sus antiguas palabras, diciendo con entereza: "Que preferia el exterminio á la esclavitud." Bermudez tenia á su lado al leal Pedro Zaraza, al sumiso y valiente Cedeño, al activo José Tadeo Monágas, á otros distinguidos jefes, 1.000 ginetes y como unos 300 infantes, todos ellos valientes, todos buenos patricios.
Grande fué la victoria que Bermudez alcanzó sobre Morales, á pesar de la superioridad numérica de las fuerzas mandadas por este, en la batalla que le presentó el dia 12 de Setiembre. Despues de haberle muerto mas de 2.000 hombres, cogiéndole hasta 900 prisioneros, se hizo dueño de 2.100 fusiles, 6.000 bestias de carga, 700 caballos con sus monturas, mas de 150.000 cartuchos, gran número de reses y, otras provisiones de boca, sin otro sacrificio por su parte que el de 75 muertos y unos 120 heridos. El jefe español huyó á Urica con la gente que le quedaba para esperar alli á Bóves.
Llegó este general algunos dias despues, y el 5 de Diciembre sus fuerzas y las de Morales derrotaban cerca de Urica á Ribas y Bermudez. Cara costó esta victoria al general en jefe español, pues Morales recogió su cadáver en el campo de batalla, mientras los jefes republicanos, casi solos, de alli á poco tiempo regresaron á Maturin. No era solo esta la derrota que tenian que llorar los partidarios de la independencia americana, pues otras muchas iban experimentando por su division de pareceres, altivas presunciones é indigna insubordinacion los caudillos defensores de la libertad en la parte oriental de Venezuela.
Inútil fué la resistencia que en Maturin pudieron oponer á Morales los que escaparon con vida de la última refriega. El nuevo general del ejército español, por tal le reconoció su oficialidad, llevándolo todo á sangre y fuego, degolló sin piedad y sin distincion de edad ni de sexo á los leales maturinenses. Bermudez se refugió con menos de 200 hombres en las montañas del Tigre; Ribas, en compañia de unos pocos, suponiendo encontrar á Urdaneta, se encaminó hácia la comarca de Barquisimeto. Apresado este valeroso guerrero mientras dormia en los montes de Tamanaco, su cabeza, con el mismo gorro frigio que constantemente solia usar, fué llevada á Carácas en una jaula de hierro y expuesta al público sobre el camino de la Guaira.
En el curso del último mes de aquel año se hizo dueño Morales de toda la parte oriental, y su escuadrilla bloqueó las costas desde Irapa á Trinidad, impidiendo la huida á los patriotas. Sometido tambien al propio tiempo el occidente venezolano por las armas de España, Urdaneta se puso bajo la proteccion de la Nueva-Granada, esperando adquirir noticias algun dia de la reaparicion de Bolívar. Vióle con efecto en Pamplona, y le dejó camino de Tunja, á donde se dirigia para dar cuenta de su conducta al gobierno general, con ánimo tranquilo y lleno como siempre de su franca lealtad y de su nunca abatido entusiasmo.
El gobierno le acogió benévolamente, aprobó todos sus actos, y como prueba de su cabal conviccion y confianza, le encargó tomar á Bogotá, lo que realizó el 12 de Diciembre, concediendo á los vencidos una capitulacion honrosa. Esta ciudad fué desde luego asiento del gobierno, que ordenó al ilustre caraqueño descendiese el Magdalena para obrar contra Santa Marta, y este partió al frente de la division de Urdaneta, reforzada por algunos reclutas granadinos. La sumision de Santa Fé de Bogotá trajo consigo el reconocimiento por las provincias del Congreso reunido en Tunja para juzgar á Bolívar, y un nuevo esfuerzo para establecer un gobierno constitucional.
A fin de facilitar el buen resultado de la empresa, fué autorizado Bolívar á tomar en los arsenales de Cartagena algunos cañones y cuanto al intento necesitare; pero el jefe que mandaba en aquella plaza se negó á ello, y entonces se vió en el caso de sitiar á sus mismos coreligionarios. Mientras ejecutaba esta para él repugnante operacion con ánimo de castigar la desobediencia, á fin de mantener el órden y disciplina, sin las cuales era imposible marchar adelante en el camino de la emancipacion proclamada, el general español Don Pablo Morillo fondeaba en Puerto Santo, á 5 de Abril de 1815, al mando de una expedicion que, incluso la fuerza de marina, constaba de 15.000 hombres auxiliados por 18 piezas de artilleria, un regimiento de dragones, otro de húsares y algunas compañias de zapadores.
A vista de tan formidable refuerzo, y cansado de luchar sin fruto contra un cúmulo tal de inconvenientes, hijos la mayor parte de la rastrera envidia, y sin desistir por eso de esperar tiempos mejores para empezar de nuevo la conquista de las libertades de su pais, puso á disposicion del jefe de Cartagena las fuerzas que llevaba, y á los tres dias de la llegada de Morillo se retiró á Jamaica, donde despues se le reunieron Mariño y algunos otros jefes y oficiales venezolanos.
Poco despues el general Morillo puso sitio a Cartagena, que á causa del que le habia hecho sufrir el Libertador, se hallaba exhausta de viveres y no pudo resistir sino algunos dias. La toma de esta importante poblacion facilito á los realistas el medio de reconquistar la Nueva-Granada, y pronto corrió á torrentes en el patíbulo la sangre de sus decididos y honrados habitantes.
La república habia dejado de existir en la apariencia; pero aun se albergaban en las montañas pequeñas y diseminadas algunas partidas, como vivo testimonio de que el fuego de la revolucion existia en el corazon de los bosques, preparado á producir nuevos incendios, lo mismo que en los corazones de los Sud-americanos, dispuestos ya favorablemente al recobro de sus siempre hollados derechos, por mas que en aquellos momentos se viesen ahogados por la fuerza brutal.
Para gobernador de la isla de Margarita nombró Morillo á Don Antonio Herraiz, cuyo bondadoso carácter no estando en armonia con el violento sistema de secuestros y prisiones que en todas partes se llevaba á cabo, dió márgen á que al poco tiempo quedase destituido, y fué á reemplazarle persona mas idónea, mas dura de corazon, y por lo tanto en conformidad con las arbitrariedades y vejaciones por aquel entonces á la órden del dia. El reemplazante no era otro que el teniente coronel Don Joaquin Urreiztieta, que en seguida se inauguró haciendo una ruda persecucion á los principales sugetos de la isla. Entre otros que decidieron vender cara su vida en vez de esperar á que inicuamente se la quitaran, despojándolos de sus haciendas y encerrándolos en lóbregos calabozos, Arismendi se refugió en los montes decidido á rendir la suya, pero con las armas en la mano.
Entretanto la Providencia parecia proteger los dias del Libertador en Jamaica, alejando de su pecho el puñal traidor que habia de atentar contra ellos. Un español, pagado por Don Salvador Moxó, que habia sustituido á Cevallos mientras un viaje de este á la Península, logró seducir en Kingstown á uno de los sirvientes de Bolívar; y cierta noche, acercándose á la hamaca en que solia dormir, clavó su acero homicida en el corazon de la persona que alli estaba acostada. Al ¡ay! lanzado por la victima Bolívar se levantó, hizo preso al criminal y lo entregó á la justicia, que oida la confesion del infiel servidor le condenó á sufrir la última pena.
Este incidente necesita una explicacion. El Libertador y un emigrado de Carácas amigo suyo, llamado Amestoz, acostumbraban dormir en la misma habitacion. El primero se acostaba en una hamaca y el segundo en una cama. Pero aquel dia, en que el calor fué extraordinario, habiéndose retirado Amestoz mas temprano se acostó en la hamaca mientras volvia su amigo. Cogióle el sueño, y Bolívar á su llegada, por no molestarle, ocupó la cama que estaba vacia. Este cambio casual le salvó la vida. Sin embargo, el aguerrido soldado, el esforzado campeon de la independencia de Venezuela, si bien no pudo menos de lamentar el sangriento é inhumano fin de su querido amigo, no por eso se inquietó y siguió habitando en Kingstown hasta que sabedor de que el capitan propietario de la corbeta Dardo, Luis Brion, habia marchado hácia Cartagena con algun armamento, y se hallaba en los Cayos de San Luis allegando gente y acopiando víveres para acudir al socorro de la plaza, voló á ofrecerle su espada, entusiasta como siempre, como siempre alentado por el mismo noble valor y la misma imperturbable esperanza.
Apertura de una nueva campada.—Presas hechas por la escuadrilla de Bolívar.—Su acogida en Margarita.—Expedicion á Costa-Firme.—Decretos dados por Bolívar en Ocumare.—Sucesos de Güiria.—Emigracion á Haiti. —MacGregor y Piar.—Nueva expedicion de Bolívar.—Desembarco en Juan Griego.—Nueva-Granada en poder de Morillo.—Reúnense en Venezuela algunos elementos dispersos.—Nombramientos inútiles.—La causa liberal á principios de 1817.—Regreso de Morillo.—Aspiracion de Mariño, simulacro de un Congreso y sus actos.—Conducta de Bolívar. —Arrepentimiento de Brion y sus buenos efectos.—Mas defecciones. —Fusilamiento de Piar.—Creacion de un Consejo de Estado. —Reparticion de bienes nacionales.—Planes militares de Bolívar. —Nuevo peligro de muerte.—Sublevacion de Paez.—Manifesto del Libertador.—Ascenso de Santander.—La fortuna vuelve la espalda á los republicanos.—Famoso decreto.—Bolívar deja la Guayana.
Durante la terminacion del año 1810 y los cinco primeros meses de 1817 la isla de Margarita iniciaba con buen éxito una nueva campaña. Arismendi habia logrado hacer frente á las armas españolas y desde mediados de Noviembre las tenia circunscritas á las fortificaciones de Pampetar y Santa Rosa; pero se esforzaba inútilmente por reducirlas del todo, disponiendo ya de mas de 1.500 combatientes medianamente armados. Entretanto, reunido á Brion, el Libertador disponia de siete goletas armadas de guerra y se hacia á la vela del puerto de Anquin con 250 hombres, el 30 de Marzo, acompañado de Mariño como jefe de estado mayor, del coronel Cárlos Soublette en calidad de segundo y, además, del ilustre granadino Francisco Antonio Zea, de Piar, del escocés MacGregor y del coronel Pedro Briceño Mendez, secretario suyo.
Esta expedicion, que llevaba abundantes fusiles y municiones, cerca de la isla de Santa Cruz apresó un buque mercante español, y el bergantin y la goleta de guerra Intrépido y Rita, vispera de surgir felizmente en el puerto de Juan Griego, esto es, el dia 5 de Mayo. Los dos últimas presos bloqueaban la Margarita por el rumbo de Occidente. La isla toda recibió con júbilo á los expedicionarios; y reunidos luego en la iglesia de la villa del Norte los jefes y oficiales de la isla, los emigrados del continente y, en fin, muchos honrados y respetables moradores de Margarita, reconocieron por jefe supremo á Bolívar y como segundo al valiente general Mariño.
Entonces dispuso una expedicion á Costa-Firme donde, asi que llegó, fué reconocida su autoridad por Monágas y otros jefes de guerrillas, logrando aumentar sus tropas hasta unos mil hombres; y para hacer una invasion en la provincia de Carácas, toda vez que el general Morillo se encontraba en Nueva-Granada realizando su reconquista, guió para la costa de Ocumare, que abordó el 6 de Julio. Alli publicó dos decretos; uno relativo á la pena de muerte y otro á la libertad de esclavos; pero los desgraciados encuentros que tuvo le obligaron á reembarcarse para la isla de Bonaire, donde el comandante Francisco Piñanzo organizaba un batallon que, á las órdenes de MacGregor, habia partido ya con objeto de reunirse á las fuerzas de Zaragoza y Monágas en los Llanos.
Bolívar encontró á Brion en Bonaire, y, prévio algunas disposiciones relativas á la escuadrilla, acompañado de Bermudez dió á la vela para Güiria, punto en que desembarcó el 16 de Agosto, y donde una semana despues veia desconocida su autoridad, so protesto de haber abandonado la expedicion de Ocumare. Este hecho nació de una trama urdida por Mariño y Bermudez, que se arrogaron los primeros cargos en el ejército; y vendido otra vez mas por aquellos á quien él mismo habia elevado, partió para Haiti en seguida, fijando su residencia en Puerto-Príncipe luego de su llegada á esta isla.
MacGregor realizaba mientras tanto sus planes y, en compañia de los caudillos que habia salido á buscar, mas algunos otros partidarios que se le reunieron, batió varias veces al enemigo; el 13 de Setiembre entraba con su victoriosa division en Barcelona y algunos dias despues se ponia á las órdenes de Piar, que llegó tras él á la ciudad. Pero á poco tiempo de este acontecimiento MacGregor marchaba á las Antillas, á consecuencia de disensiones habidas entre él y sus compañeros; y Piar, con 1.500 hombres, se dirigia hácia la provincia de Guayana con intencion de unir su fuerza á la que alli mandaba Cedeño. Tambien por entonces, á principios de Noviembre, despues de varios hechos de armas favorables á los patriotas y en los que se distinguió, entre otros, el capitan José Antonio Paez, los soldados españoles evacuaban la isla de Margarita.
Retirado el Libertador en Puerto-Príncipe trabajaban en tanto para organizar una nueva expedicion, cediendo á las instancias que varios jefes y oficiales distinguidos del ejército le habian dirigido; y ya contaba de hecho con Brion, á cuyos buques, unidos los de Villaret formaron una escuadrilla respetable, y con varios oficiales italianos del disuelto ejército de Napoleon, que con el general español Francisco Javier Mina habian llegado á Haiti por aquel tiempo. Hechos sus preparativos salió del puerto de Jacmel y, el 28 de Diciembre, tras una navegacion de siete dias, desembarcando en Juan Griego expedia una proclama-manifiesto sobre las causas y motivos de su separacion del mando y la necesidad urgente de reunir un Congreso en Margarita para el establecimiento de un gobierno apropiado á las circunstancias, en consonancia con la voluntad de los pueblos libertados de la opresion; y el último dia del año, entrando en Barcelona, se puso nuevamente á la cabeza del ejército.
Cumplíanse estos sucesos y al propio tiempo se refugiaban en el territorio venezolano los patriotas que pudieron escapar de la sanguinaria cuchilla de Morillo, dueño ya de la Nueva-Granada. Entre ellos se encontraban varios jefes y oficiales de mérito, tanto granadinos como venezolanos, y asi como hubieron llegado á Guadaslito para dar unidad y eficacia á los esfuerzos comunes—tal era al menos su propósito—establecieron un gobierno, nombrando como Presidente de la República al ex-gobernador de Pamplona, teniente coronel Fernando Serrano, y á Urdaneta, á Servier y al Doctor Francisco Javier Yánes por Consejeros de Estado, con el coronel Santander como jefe del ejército. Este gobierno nacia muerto porque los jefes venezolanos aspiraban á concentrar el poder en un solo jefe de confianza entre los llaneros, para que les condujese á la guerra investido de un carácter absoluto; y renunciando Santander el mando, recayó en Paez, á quien la junta elevó al grado de general de brigada. Pronto allegó gente y se hizo temible en las llanuras á las tropas realistas, derrotadas mas tarde por él en varios encuentros.
A principios de 1817, libertada la isla de Margarita, recuperadas las provincias de Barcelona y Cumaná, y dueños ya los venezolanos de las llanuras de Carácas, Paez habia ocupado el territorio que se extiende entre el Arauca y el Apure, Piar seguia hostilizando al enemigo en la Guayana y merced á los desmanes de Morillo que habian enconado el ánimo de los llaneros, la guerra habia cambiado de faz y se hacia enteramente nacional, si bien aun quedaba por realizar la grande obra de disciplinar el ejército, cortando el vuelo á las ambiciones de algunos jefes, nacidas del mismo desórden en que hasta entonces estuvo envuelta la causa de la independencia.
Coronado por algunos triunfos se encontraba Bolívar en Guayana, cuando tuvo noticia de que Morillo, de vuelta ya en Venezuela, reuniendo su gente con la del coronel Don José Aldama, en el Chaparro, el dia 13 de Mayo, se disponia á pasar el Orinoco al frente de 6.000 hombres, y que Mariño, aspirando como siempre al mando supremo, reunia en Cariaco un Congreso revistiéndole de poderes para legislar y ante el cual representaba la farsa de ofrecer la dimision del Libertador con la suya propia para obtener la distincion que ambicionaba.
Este Congreso, sin autoridad legítima, nombró como funcionarios del poder legítimo á los generales Fernando Toro y Simon Bolívar, con el coronel Francisco Javier Maiz y por suplentes á Zea, al coronel Vallenilla y á Madariaga, que acababa de llegar de la Península española. Mariño quedaba en el soñado cargo de general en jefe del ejército; y Brion, cómplice en este descabellado negocio, ascendia nada menos que á almirante. Aunque Piar mostró su adhesion á semejante proyecto, la mayor parte de los jefes de division, asi como la oficialidad y la tropa, unánimes todos y conociendo los méritos de su verdadero jefe, manifestaron la firme resolucion de seguir á sus órdenes, y Bolívar reprobó pública y solemnemente la Asamblea de Cariaco.
Al poco tiempo, profundamente convencido de su error, llevó Brion al Liberlador su escuadra, con la cual y la escuadrilla de Antonio Diaz salió de Pampalar el 31 del mismo mes de Mayo, y despues de algunos combates en que los patriotas pelearon con la acostumbrada bizarria, sometió á Guayana. Mientras verificaba esta operacion, el brigadier Don José de Canterac, al frente de 3.000 peninsulares, llegaba al Morro de Barcelona y el republicano Piar, movido por la ambicion, minaba lentamente la estabilidad de las posesiones alcanzadas, promoviendo la discordia entre los jefes, alentando la tropa á la rebeldia y haciendo renacer la ya olvidada idea de colores y diferencias de raza.
Semejante proceder no podia ser tolerado en los momentos en que la union era tan necesaria para marchar viento en popa á la conquista de la independencia. Asi, pues, arrestado de órden de Bolívar, fué conducido á Angostura, juzgado en consejo de guerra y condenado á muerte. Brion desempeñó el papel de Presidente del tribunal; y la ejecucion de la sentencia pronunciada contra el reo tuvo lugar el 16 de Octubre de 1817, produciendo los mas excelentes resultados en el ejército, pues restableció algun tanto la disciplina, afirmó la autoridad suprema, y dió una alta idea á propios y extraños, á amigos y enemigos, de aquel gobierno militar, verdadero cáos hasta entonces.
Despues de este acto, sensible para quien como el Libertador mil veces habia combatido al lado de tan valiente militar, puso jefes dignos de su confianza al frente de las libertadas provincias, creó un Consejo de Estado con derecho de consulta en las materias de guerra y en las gubernativas, con voto deliberativo en las administrativas y económicas, declarando al propio tiempo capital y residencia provisional del gobierno de Venezuela la ciudad de Angostura. Por último, dictó una ley en la cual se mandaba repartir los bienes nacionales con justa regla y proporcion entre sus compañeros de armas; y, despues de ordenar á Zaraza y á Monágas que cubriesen con su caballeria el primero las llanuras de Carácas y el segundo las de Barcelona, el Libertador remontó el Orinoco con todas sus fuerzas, yendo á reunirse al ejército que mandaba Paez en el Apure, lo cual realizó por Enero de 1818.
El año que espiraba habia sido fecundo en buenos resultados para las armas republicanas, no solo en Venezuela sino tambien en Buenos-Aires, y por la proclamacion de independencia que hizo Chile; pero el año que daba principio habia de ser les infausto. En el sitio llamado Rincon de los Toros, cerca de San José de los Tiznados, la noche del 16 de Abril, una partida de realistas á favor de la oscuridad, penetró osadamente en el campamento de Bolívar, habiéndose este visto en peligro de perder la vida, que el cielo le conservó una vez mas como necesaria al triunfu de la santa causa.
Hallábase despues en Guayana reorganizando sus tropas y separándose de los muchos desastres que las habian afligido desde aquella noche fatal, cuando un comisionado de la provincia granadina de Casanare se presentó á informarle de que Paez, desconociendo su autoridad y la del Consejo de gobierno, habia sido elevado por el ejército del Apure á la dignidad de primer jefe y director supremo del pais. El mismo mensajero traia el encargo de pedirle que nombrase una persona leal y capaz que, encargada del mando general, regularizase las operaciones en su provincia. Bolívar dió un manifiesto en que no solo se limitaba á reprobar la insurreccion, sino en el cual se extendia á dar en cara el villano proceder á cuantos bajo una hipócrita apariencia se vendian como amigos suyos y de la independencia nacional. En seguida ordenó que Francisco de Paula Santander, ascendido al grado de general de brigada, con Jacinto Lara, varios excelentes oficiales y los tenientes coroneles granadinos Antonio Obando, Francisco Vélez, Joaquin Paris y Vicente Gonzalez, con armas, municiones y demás pasase á Casanare como jefe de operaciones de un cuerpo avanzado que alli debia formarse y mantenerse para, mas adelante, invadir la Nueva-Granada y devolverle la libertad de que Morillo la habia privado.
En vano la fortuna, volviendo la espalda al mas constante y benemérito de los venezolanos de su tiempo, pretendia humillar y arrebatarlo el entusiasta amor que á su patria profesaba; en vano descargaba sobre él, en formidable turbion, defecciones y crueles golpes; en medio de la tormenta, como la empinada palma que sacudida por el huracan se dobla para erguirse con gran fuerza, asi el ánimo altivo del inquebrantable guerrero se rehacia de los vaivenes que le azotaban y, siempre sereno, siempre confiado en la bondad de su causa, despreciando los embates que sus émulos promovian, continuaba ocupándose de la organizacion de un gobierno que, afianzando la libertad, á la cual habia consagrado su vida entera, labrase el bienestar futuro de su pais y, el 10 de Octubre, propuso al Consejo de Estado que al efecto convocase la reunion de un Congreso.
Algo mas tarde, el 20 de Noviembre, temeroso de que las potencias europeas, solicitadas por el gobierno español, ya casi convencido de la inutilidad de sus esfuerzos, llegasen á prestarle apoyo para la conservacion de sus colonias, expidió un famoso decreto en el cual declaraba abiertamente "que el pueblo de Venezuela estaba resuelto á sepultarse todo entero en medio de sus ruinas, por mas que la España, la Europa y aun el mundo entero, llegasen á tratar de encorvarle nuevaments bajo el yugo que pronto iban á sacudir."
Esto no obstante, la adversidad le perseguia este año hasta el último dia; viéndose al fin obligado á desprenderse de la Guayana, seguia el curso del Orinoco en direccion de las llanuras de Apure, al acercarse el nuevo año, con objeto de consolidar el poder del gobierno entre las tropas republicanas alli acantonadas, y con el de oponerse á Morillo en el teatro probable de sus operaciones, marchando, en medio de todos sus reveses, siempre fijo el pensamiento en dias de gloria para él y para su amada patria.
Vindicacion de Paez.—La reconciliacion.—El caudillo del Apure asciende á general.—Reunion del Congreso y abdicacion de Bolívar que es honrado con mas gloriosos nombres.—Ideas del padre de la patria respecto á la república.—Propuesta hecha por él al Congreso.—Provincias representadas en el Cuerpo Legislativo.—Persistencia de Bolívar en su renuncia. Por fin conserva su mando.—Refuerzos extranjeros—Nueva campaña.—Victoria de Paez.—Bolívar marcha á Nueva-Granada.—Disposiciones militares.—Viaje de la expedicion y sus resultados.—Triunfo de Bolívar en Boyacá.—Fuga del virey á Honda.—Entrada del Libertador en Bogotá.—Medidas gubernativas.—Bolívar en Angostura.—Sus gestiones respecto á la Confederacion.—Nacimiento de á República de Colombia.
Muchos é importantísimos eran los servicios prestados á la causa de la independencia por el caudillo del Apure, y si la ambicion habia podido estraviarle, los medios empleados para llevarlo á cabo no se habian desviado del santo fin; no podian mirarse como disolventes, puesto que habian emanado del loco amor por la patria y hasta cierto punto daban una buena idea de su génio diplomático. Conservando en su gobierno al Libertador, rodeado de ilustres y beneméritas personas, solo habia buscado el medio de hacerle dejar vacio su puesto de general en jefe para entrar él á reemplazarle en el mando. Esto ni menoscababa el prestigio de la autoridad, ni minaba la disciplina, ni amenguaba lo mas mínimo el entusiasmo de los defensores de la libertad.
Bolívar y Paez se vieron en San Juan de Payara el 16 de Enero de 1819, y pronto quedaron reconciliados por el deseo que en ambos existia de levantar el ánimo de sus soldados, algo abatido por los desastres del año anterior, y marchar en buena armonia desde enfonces al noble fin que les hacia exponer su vida en el campo de batalla. Asi reunieron un ejército de 2.000 ginetes y número igual de infantes, poco mas ó menos, inclusos mil hombres mandados por el general Anzuátegui y la division á cuyo frente se hallaba Cedeño; y como sello de esta alianza, elevado Paez á general de division, delegándole por entonces el mando de todas las tropas, con el fin de disponer lo necesario á la reunion del Congreso, aplazada para el mes de Febrero, Bolívar se puso en marcha con direccion á Angostura.
Paez avanzaba victorioso por las llanuras, y el Congreso de Guayana se reunia el 15 de Febrero, dia en que Bolívar ante aquel deponia su autoridad suprema. Pero este alto Cuerpo, despues de confirmar unánimemente los actos y disposiciones del dimitente, le aclamó de nuevo Libertador, padre de la patria y terror del despotismo, con la mas sincera expresion de gratitud y afecto.
Conocidas eran desde 1815 las ideas del célebre campeon americano respecto á la Constitucion de la república, su forma de gobierno, su administracion y nombre que debia llevar. Llamariase Colombia, como tributo de justicia, gratitud y honor al grande hombre que dió al mundo antiguo un nuevo mundo, y en cuanto á lo demás, la forma de gobierno de Inglaterra creia ser la mas conveniente para la nueva república, que se compondria de Venezuela, Nueva-Granada y Quito. Á diferencia de la nacion que tomaba por modelo, el rey seria representado por un poder ejecutivo de eleccion, vitalicio cuando mas, pero nunca hereditario, dado caso de que optara por la República; un Senado legislativo hereditario y una Cámara, tambien legislativa, de libre eleccion, sin mas restricciones que las de la Baja de Inglaterra.
Esto mismo propuso al Congreso tan luego como dió principio á sus sesiones, ampliando sus antiguas ideas con la formacion de cierto poder moral que llamó Areópago. Compondriase de dos distintas Cámaras, cuyas atribuciones eran: en la una, el velar de la educacion de los niños desde su cuna hasta la edad de 12 años; y en la otra, la de castigar los vicios con el oprobio y la infamia, y dar el premio conveniente á las virtudes públicas por medio de los honores. Semejante innovacion fué desechada, y en cuanto á la Constitucion que se votó, el Congreso se apartaba bastante de algunas de las disposiciones enunciadas por Bolívar.
Un Congreso general, dividido en dos Cámaras de Representantes y de Senadores, ejerceria el poder legislativo, siendo meramente vitalicios los segundos. Habria un Presidente de la República por cuatro años, y reelegible por una sola vez, encargado de ejercer el poder ejecutivo. Este, aunque personalmente responsable ante el Congreso por usurpacion ó mal uso de las rentas públicas, traicion, venalidad ó conspiracion contra la ley del Estado, gozaba sin embargo de muy ámplias facultades. Además habria un Vice-Presidente sucesor en los casos de destitucion, renuncia ó muerte. En cuanto al resto era grande a afinidad que existia entre este y el código Constitucional sancionado en 1811 por el Congreso que Miranda reunió el 2 de Marzo.
Carácas, Barcelona, Cumaná, Varinas, Guayana y Margarita por parte de Venezuela, y Casanare, única provincia granadina ocupada por las armas republicanas, se hallaban dignamente representadas en esta ocasion solemne. Bolívar manifestó repetidas veces al Congreso que no se encargaria mas de la suprema autoridad ejecutiva; pero despues de mil y mil vivas instancias por parte de sus compañeros, aceptó la presidencia, que fué investida de facultades mas ámplias, tanto políticas como militares, en las provincias que fuesen teatro de la guerra. Estas atribuciones podia delegarlas en caso de necesidad; y mientras se hallase en campaña, el ciudadano Francisco Antonio Zea, en calidad de Vice-Presidente, ejerceria la potestad ejecutiva. El ministerio de Estado quedó compuesto de los señores: coronel Pedro Briceño Mendez como ministro de Guerra y Marina, Diego Bautista Urbaneja del Interior y Justicia, y el Dr. Manuel Palacios de Hacienda.
Hacia el mismo tiempo desembarcaban en Angostura y Margarita tres cuerpos de tropas reclutadas en Inglaterra, mandados por Elsom, English y Uzlar, sirviendo esto á Bolívar para completar su plan de campaña, á cuya combinacion se consagraba seriamente y con su habitual actividad. En su consecuencia, Urdaneta pasó á organizar en Margarita una division que debia componerse de los dos cuerpos de ingleses que alli habia con English y Uzlar, y ponerse al frente de ellos despues de haber organizado otro de gentes del pais. Hecho esto, con la escuadra de Brion debia dirigirse á tomar Carácas y entenderse luego por la retaguardia hasta enlazar sus fuerzas con las del ejército del Apure, que el Libertador mandaria en persona. Mientras tanto Mariño, con la division de Oriente, distraeria la atencion del enemigo en aquella direccion. El coronel Manuel Manrique, con los cuerpos organizados en Angostura y las tropas de Elsom, pasaria inmediatamente á reunirse á Paez.
Principiadas las operaciones, y habiendo remontado el Orinoco, el 17 de Marzo Bolívar se reunia al ejército del Apure; y Paez, con solo 150 caballos á sus órdenes, el 1° de Abril, en las Queseras del Medio, derrotó la division que mandaba Morillo. Poco despues Bolívar se dirigia á atacar la provincia de Varinas; pero un aviso del general Santander acerca de la buena disposicion de Nueva Granada, le hizo suspender su intento, y reuniendo una junta de guerra le expuso sus intenciones de aprovechar la ocasion, puesto que se presentaba favorable. Anzuátegui, Torres, Iribarren, Rangel, Briceño Mendez, Plaza y el jefe de Estado Mayor Soublette fueron sus vocales, y todos aprobaron el proyecto con el mayor entusiasmo. Al momento se despachó un emisario á Paez, que estaba en Guasdualito, y otros fueron con instrucciones y órdenes á los demás generales que habia en Venezuela.
Reunido á Paez en el Mantecal, le mandó que permaneciese en Apure haciendo frente al enemigo acantonado en Varinas, y que tratase de interceptarlas comunicaciones entre Venezuela y Nueva Granada, ocupando á Pamplona, ó si posible fuera, á Suata. Bolívar pasó en seguida el Arauca con un regimiento de caballeria de guias del Apure, un escuadron de carabineros y dos de lanceros del Alto Llano de Carácas, los batallones Rifles, Albion, Barcelona y Bravos de Paez á las órdenes de Anzuátegui. Al cabo de veintiseis dias de un camino lleno de peligrosos accidentes á causa de las lluvias é inundaciones de la estacion, el 11 de Junio se avistaban Santander y Bolívar en Tarne, y el 23 se reunia en Pore con la vanguardia de la division mandada por el primero, la que guiaba Anzuátegui, componiendo entre ambas unos 2.500 hombres.
Convenia aprovechar el tiempo; Morillo se estacionaba en cuarteles de invierno, y la ocasion era propicia para la reconquista; leve fué el descanso concedido á la tropa, que Bolívar llevó inmediatamente por el camino de Morcote hácia la cordillera, logrando desalojar, sin grande esfuerzo, á la avanzada que defendia la formidable posicion de Paya el dia 27 de Junio y comenzar el paso de la Serrania. Á pesar de lo que en tan larga travesia padeció el ejército libertador, con el heróico esfuerzo y decidido concurso de venezolanos y granadinos, recogiendo laureles en todas las ocasiones que el enemigo se oponia al paso, el 5 de Agosto Bolívar se apoderó de Tunja, derrotando una vez mas las tropas del virey Don Juan Sámano, mandadas por el brigadier Barreiro, á quien Morillo habia enviado en su auxilio.
Desde esta ventajosa situacion el Libertador podia acechar los movimientos de Barreiro, cuyo fin era el de reunirse con el virey, y estorbar á todo trance que sus proyectos se realizasen. Asi sucedió, alcanzando un completo triunfo en Boyacá. El jefe realista mandaba 5.000 hombres, Bolívar contaba con una tercera parte menos; pero gracias á su admirable estrategia, no solo consiguió derrotar al enemigo, sino que cercándole y acosándole por todas partes, despues de sembrar la muerte en el campo de batalla, cuantos lograron sobrevivir depusieron las armas y se entregaron á discrecion. Además del coronel Jimenez, segundo en el mando de aquella columna respetable, casi toda la oficialidad, 1.800 soldados, artilleria, armamento, caballos y municiones quedaron on poder del vencedor, que á poco de esta victoria, con el ejército mayor que basta alli habia tenido la República, marchaba á batir las tropas de Sámano.
Sobrecogido este por el terror, asi que recibió la noticia del desastre, huyó á Honda, pero con tal precipitacion, que abandonó depósitos, archivos, oficinas públicas y cerca de un millon de pesos que habia en la casa de moneda. Esto tenia lugar el 9 de Agosto, y al siguiente, dia de San Lorenzo, saludado por las expresiones de la mas viva alegria, entraba el Libertador en Santa Fé de Bogotá. Tres dias duraron los festejos del pueblo bogoteño, despues de los cuales Bolívar se ocupó asiduamente de los arreglos económicos, administrativos y militares, cuya operacion duró hasta el 13 de Setiembre, en que apareció un decreto por el cual se establecia un gobierno provisional para la Nueva-Granada, encargándole de él, como Vice-Presidente, al general Santander.
Una semana despues, entre las aclamaciones del pueblo, el Presidente de Venezuela salia de Bogotá, y el 12 de Diciembre, cuando nadie le esperaba, penetró en Angostura á dar cuenta al Congreso de sus operaciones militares, recomendando el mérito de sus compañeros de armas, haciendo un justo elogio del heroismo con que el pueblo granadino se habia portado, y manifestando, por último, que la union entre Venezuela y Nueva-Granada, como ya cien veces, lo habia dicho, era la garantia mas segura de la emancipacion de toda la América del Sud.
Entonces se sancionó una ley fundamental que establecia la reunion de la Nueva-Granada y Venezuela bajo el glorioso título de República de Colombia, dividiendo el nuevo Estado en los departamentos de Venezuela, Quito y Cundinamarca: y la reunion de un Congreso general en 1° de Enero del año siguiente en la villa del Rosario de Cúcuta para la formacion de una Constitucion, rigiéndose mientras tanto por un Presidente y un Vice-Presidente con carácter provisional. En seguida Bolívar dictó algunas disposiciones para la prosecucion de la campaña, y el 24 salió con direccion á Guasdualito, satisfecho de haber abierto los cimientos de la para él tan deseada República colombiana.
Principios del año 1820.—Proposiciones de paz.—Resultado de las negociaciones.—Momentos de esperanza por la forma política que la España ha adoptado.—Estipulacion de un armisticio.—Entrevista de Morillo y Bolívar.—El general español se retira del mando.—Don Miguel de la Torre.—Estado de los asuntos del Perú.—Acantonamientos militares.—Ruptura de las hostilidades.—Batalla de Carabobo.—Sucesos que siguieron.—Tributo rendido al vencedor.—Entrada de Bolívar en Carácas.—Conquistas.—Estado próspero de la causa de la libertad.—Desgracia de la expedicion de Urdaneta contra Quito.—Sucre toma el mando de ella.—Prepárase para la nueva campaña.—Acciones de Yaguada y Riobamba.—Armisticio acordado por Aymeric.
Fernando VII acababa de jurar en Cádiz la Constitucion de 1812, y á fines de Marzo Morillo recibia esta noticia proponiéndose, segun manifiesto fecha 11 de Abril, el restablecimiento de la paz por medio de una reconciliacion fraternal entre España y la República de Colombia. En su consecuencia, el 7 de Junio de 1820 el jefe español proclamaba el Código de la monarquia española en Carácas, solicitando en seguida una suspension de hostilidades de los caudillos patriotas, mientras se entablaban las negociaciones necesarias entre su gobierno y el Congreso.
Nada consiguió con esta gestion, porque los patriotas contestaron: "que solo podrian acceder cuando las órdenes partieran de la legítima autoridad por ellos reconocida."
En vano se dirigió despues al Congreso y particularmente á Bolívar, quien como el caso requeria hizo una convocatoria extraordinaria, en la cual, con toda dignidad y entereza, fueron rechazadas las proposiciones de Morillo. Los resultados de acto semejante probaron que el pueblo venezolano y granadino bajo pretexto alguno querian volver á estrechar relaciones con los españoles, adquiriendo de este modo gran importancia á los ojos de todo el mundo. Esto no obstante, como medida conveniente á los planes del Libertador, el 21 de Setiembre solicitó de Morillo únicamente el armisticio que antes le propusiera, siempre que le diesen á Colombia las garantias y seguridades necesarias, cosa que estaba en el caso de poder exigir; y despues de repetidas conferencias entre los comisionados por una y otra parte, Bolívar establecia su cuartel general en Sábana Grande y Morillo el suyo en Carache, pueblos ambos de la provincia de Trujillo.
La forma liberal adoptada por la monarquia española daba lugar á esperar una convencion favorable á las miras é intereses de la América, cuyos triunfos se iban extendiendo por todos lados, y en la noche del 25 de Noviembre se firmó un armisticio de seis meses, prorogables á conformidad de ambos contratantes por el tiempo que se estimase conveniente, en el caso de no haberse podido ajustar las condiciones de la paz dentro del término prescrito. Además de este se firmó el preliminar de otro tratado para regularizar la guerra, en todo evento, conforme lo reclamaban la humanidad y la justicia. Toda vez que fueron terminados estos tratos, á instancias del jefe español Bolívar marchó á celebrar una entrevista con él, el dia 27, en el pueblo de Santa Ana. Morillo salió á su encuentro hasta las afueras y le tendió amistosamente los brazos. Alli estuvieron juntos los dos caudillos hasta el siguiente dia, y despues de reiterar el juramento de eterna amistad, se despidieron victoreando á Colombia y á la madre España, llenos todos de la mas cordial alegria.
Fatigado Morillo por la lucha que inútilmente habia sostenido contra la libertad, defendida por aquel pueblo heróico, solicitó su retiro del mando; aunque desatendida en un principio la súplica, al fin logró que le reemplazara el eminente y bizarro general Don Miguel de la Torre y se embarcó para Cádiz el 17 de Diciembre. Y mientras estos acontecimientos tenian lugar en Colombia, Buenos-Aires gemia envuelto en el cáos de la disolucion política y el general San Martin, al frente de veinte velas, montado en el navio de su nombre, zarpaba en el puerto de Valparaiso la tarde del 20 de Agosto, siendo bien recibido por el pais, donde mas tarde ocupó Lima y el Callao.
Calabozo, Barquisimeto, Tocuyo, San Cárlos, Carácas, Cumaná, Maracaibo, Puerto-Cabello y la Guaira eran los puntos en que el ejército español, compuesto á principios de 1821 de solo 11.000 hombres, estaba acantonado. El armisticio, firmado hacia cosa de dos meses, fué roto por el pronunciamiento de Maracaibo en favor de la independencia el 28 de Enero y por la ocupacion que las tropas de Urdaneta hicieron de esta plaza. En vano La Torre protestó y representó contra tamaña violacion; frases de amistad, promesas, amenazas, todo fué inútil, y las hostilidades comenzaron de nuevo el 28 de Abril, dia aplazado de comun acuerdo.
Favorables fueron los encuentros habidos desde esta fecha hasta mediados de Junio para las armas republicanas; pero el 24 lograron sobreponerse al poder de España en la batalla de Carabobo, Paez y Bolívar eran los campeones de aquellas; La Torre, al frente de mas de 5.000 soldados españoles, ocupaba las llanuras. Tres eran las divisiones del Libertador: mandaba Paez la primera, que se componia de 1.500 ginetes, el batallon Británico y el del Apure. Cedeño guiaba la segunda, compuesta del batallon de Tiradores, el de Vargas, el de Boyacá y el escuadron Sagrado. En la tercera, dirigida por el coronel Plaza, figuraban los batallones Rifles, Granaderos, Anzuátegui, vencedor en Boyacá y un regimiento de caballeria. El total de estas tres columnas era de unos 6.000 combatientes.
Altamente gloriosa, y con la insignificante baja de 200 hombres entre muertos y heridos, fué la jornada de Carabobo. Á excepcion del valiente coronel Don Tomás Garcia que, al frente del primero de Valancey, supo retirarse con vida hasta Valencia, el resto del ejército quedó completamente derrotado. Batallones enteros cayeron prisioneros en manos de los patriotas, en tanto que otros, arrojando las armas, dispersos como aves espantadas, huyeron á guarecerse en los bosques. Entre los muertos del ejército de Bolívar hubo que lamentar dos pérdidas de consideracion: el general Cedeño y el coronel Ambrosio Plaza quedaron sepultados bajo sus propios laureles.
Habíase reunido ya el Congreso en la villa del Rosario de Cúcuta y se ocupaba de formar la Constitucion del Estado cuando á consecuencia del éxito obtenido en Carabobo, decretó los honores del triunfo para el ejército y sus dignos jefes, ordenando al propio tiempo que el retrato del hijo ilustre de Carácas, del benemérito padre de la patria, fuese colocado en las Cámaras legislativas con la siguiente inscripcion: SIMON BOLÍVAR, LIBERTADOR DE COLOMBIA.
Cinco dias despues de tan relevante hecho de armas, con el cual podia darse ya por asegurada la libertad de la República colombiana, el celebérrimo caudillo caraqueño entró en su pueblo natal, donde una vez mas fué acogido con extraordinaria y completa ovacion. Pero no era esto solo la consecuencia necesaria de la victoria de Carabobo; la Guaira se rindió el dia 2 de Julio, y mas tarde, el 11 de Octubre, segun disposicion de bloqueo que anteriormente habia dado el Presidente y jefe supremo del ejército al general Mariano Montilla, este tomaba la plaza de Cartagena.
Todos los acontecimientos conspiraban ya en favor de la independencia general de la América del Sud, pues en el mismo año, sin contar la actitud favorable que habia tomado Quito, el general San Martin en el Perú minaba el poder del virey Pezuela que se vió depuesto del mando por sus mismas tropas, hecho inaudito en aquel pais; constituia un gobierno á cuya cabeza se ponia como dictador; daba al pueblo una Constitucion y derrotaba al enemigo comun. Como lo hemos indicado mas arriba, á fines del año último tambien Guayaquil habia proclamado su independencia, y á las órdenes del general Luis Urdaneta mandó una expedicion contra Quito; pero derrotado el 12 de Noviembre de 1820 en las cercanias de Guachi, este dejó á Miguel Valdés en el mando y se retiró de aquellos lejanos climas. A su vez Valdés fué batido en Genoi el 2 de Febrero siguiente, replegándose sobre el pueblo de Mercaderes, donde el general Antonio José de Sucre se hizo cargo del mando de aquella desgraciada expedicion.
Por aquel tiempo se circuló la noticia del armisticio, y el nuevo jefe delegando sus funciones al general Pedro Leon Torres mientras su ausencia, pasó inmediatamente á Guayaquil, donde le llevaba la idea de organizar nuevas tropas para que la próxima campaña no le cogiese desprevenido. Asi, pues, á la ruptura de las hostilidades se encaminó á Quito, encontrándose que el coronel Don Francisco Gonzalez le salia al paso con una division por él organizada en Cuenca, fecundando de este modo el movimiento que hacia la de Don Melchor Aymeric, Presidente de la provincia á donde Sucre llevaba sus refuerzos revolucionarios.
Gonzalez fué derrotado en Yaguachi, y su plan con Aymeric quedó desbaratado por completo. Este emprendió su retirada hácia la capital, y con el fin de rehacerse, se parapetó por lo pronto en Riobamba. Sucre entonces colocó su fuerza al otro lado de la cordillera del Chimborazo en el pueblo de Mocha, situado en el paralelo de Riobamba, y ambos ejércitos continuaron su camino hasta que, encontrándose en Guachi el 12 de Setiembre, trabaron un encarnizado combate; el jefe republicano, á pesar de su valor y de la mortandad causada al enemigo, resultó vencido con pérdidas de consideracion.
Trascurridos dos meses desde esta malaventurada accion de guerra, conforme á propuesta de Sucre, concedió Aymeric una suspension de armas de noventa dias, durante los cuales el general republicano, que era adorado en el pais por sus virtudes habia de prepararse y reclutar gente con objeto de reaparecer en su dia mas formidable que antes.
Primer Congreso de Colombia.—Este no admite la renuncia que hace
Bolívar.—Publicacion de la Constitucion de Colombia.—Sancion de la ley
política del Estado.—Eleccion de Bolívar para la presidencia del
Congreso.—Proyecto de libertar Perú.—Preparativos de marcha.—Paso de
Sucre por la cordillera occidental.—Ocupacion de la provincia de
Loja.—Abrese la campaña de Quito.—Entrada del ejército libertador en
Pasto.—Conquistas de Sucre.—Batalla de Pichincha.—Sumision de
Quito.—Ovaciones.—Oferta hecha al Perú.—Entrevista de Bolívar y San
Martin.—Estado del Perú.—Reunion del Congreso de Colombia.—Expedicion
á Maracaibo.—Combate naval.—La fortuna se muestra propicia á la
República.—Capitulacion de Morales.—Venezuela queda libre.
Por un decreto de Roscio, expedido en Angostura el 9 de Noviembre de 1820, á 6 de Mayo del siguiente año el primer Congreso de Colombia se instaló en la villa del Rosario de Cúcuta, con diputados elegidos libre y legalmente por las provincias emancipadas del poder de España, cuyo número era el de veintidos entre las de Venezuela y Nueva-Granada. Principió sus sesiones ocupándose de la renuncia que Bolívar habia hecho de su magistratura política, y determinó: que este leal y desinteresado patricio, mientras se daba al Estado un gobierno definitivo por medio de una Constitucion, siguiese como hasta alli en el desempeño de su cargo.
Por fin, el 12 de Julio de 1821, despues de la batalla de Carabobo, se publicaba la ley fundamental que, bajo la denominacion de República de Colombia, reunia en un solo cuerpo nacional á Venezuela y Nueva-Granada con un gobierno popular representativo, declarando su independencia absoluta de toda dominacion extranjera y de todo dominio particular, y dividiendo el ejercicio del poder supremo en legislativo, ejecutivo y judicial. Santa Fé de Bogotá era declarada capital hasta tanto que, en mejores tiempos, se erigiese una ciudad al efecto con el nombre del Libertador Bolívar.
El 30 de Agosto quedó sancionada la Constitucion del Estado, la cual diferia de las anteriores en algunos puntos esenciales. Los senadores no eran vitalicios, siguiéndose para todo cargo público los principios de eleccion periódica y alternativa; y el poder ejecutivo seria ejercido por un solo individuo. Entre las importantes leyes dadas al pais habia dos, una del 19 y otra del 28 de Julio, ambas notables. La primera declaraba que desde el dia de su publicacion se considerarian libres los hijos que nacieren de esclavas; la otra suprimia todos los conventos de regulares que no tuviesen por lo menos ocho religiosos de misa en aquella misma fecha, aplicándose á la educacion nacional todos los bienes y propiedades, derechos y acciones legados á las comunidades que se hallaren comprendidas en la citada ley. Esta exceptuaba á los hospitalarios, considerada la utilidad de sus servicios.
El 7 de Setiembre, conforme á la facultad que la Constitucion concedia al Congreso de nombrar por la primera vez los cargos de Presidente y Vice-Presidente, la eleccion recayó en Bolívar y Santander, aquel para el primero de dichos empleos y este para el segundo. Luego, con fecha 2 de Octubre, otra ley dividia el territorio en siete departamentos, que eran: Orinoco, Venezuela, Zulia, Boyacá, Cundinamarca, Cauca y Magdalena; y despues de otros varios trabajos del alto Cuerpo legislativo, dejando á Santander al frente de la administracion, el Libertador partió de Cúcuta para Bogotá, con objeto de hacer los preparativos necesarios á la campaña que habia proyectado hácia el Sud.
Asi terminaba este año, fecundo en notables acontecimientos, y en los primeros dias de Enero del siguiente, 1822, en conformidad con lo dispuesto por un decreto del poder ejecutivo, la reunion del mando militar quedaba establecida en los departamentos de Venezuela, Orinoco y Zulia. El general Cárlos Soublette, con el cargo de intendente, quedaba en el primero al frente de la direccion de la guerra, y Paez en calidad de comandante general del mismo; Bermudez en el de Orinoco, y Lino Clemente en el de Zulia. Bolívar hácia este tiempo se dirigia de Cali á Popayan para esperar alli las fuerzas con que pensaba dar principio á la campaña de Quito. Mientras esta operacion se realizaba, ya próximo á espirar el plazo de los tres meses de armisticio, Sucre atravesaba la cordillera occidental el 9 de Febrero y ocupaba á Zaragoza en la provincia de Loja, punto en el cual las tropas enviadas del Perú por el dictador San Martin vinieron á reunirselo.
Abierta la campaña de Quito, dirigiéndose hácia Pasto, el Libertador destrozó en Bomboná las tropas acaudilladas por Don Basilio Garcia el 7 de Marzo; pero tuvo que lamentar la pérdida del general Pedro Leon Torres. El 8 de Junio entró victorioso en Pasto, haciendo prisionero á Garcia y las tropas que habian quedado á este jefe español. Entro tanto Sucre y Aymeric se batian encarnizadamente por el lado de Guayaquil, apoderándose el primero, una tras de otra, de las poblaciones de Cuenca y Alausi, teniendo que batirse siempre contra fuerzas superiores en número. La toma de Riobamba tuvo despues lugar el 22 de Abril, tras un brillante combate, en el que Sucre dió una prueba mas de sus buenas dotes militares.
Por la llanura de Turubamba se dirigió de esta ciudad á Quito, logrando situarse al pié de las alturas que forman la cresta del Pichincha entre los pueblos de Chillogallo y Magdalena, flanqueando de este modo y por la retaguardia al enemigo. Movióse durante la noche del 23 de Mayo, y al siguiente dia, con sorpresa de sus burlados contrarios, apareció sobre la montaña, de donde aquellos intentaron desalojarle; pero derrotados completamente y careciendo de seguro refugio, rindieron, mediante capitulacion, la ciudad de Quito el 25 de Mayo, dia en que 280 años antes albergó la misma por primera vez las armas españolas. Aymeric, con el resto de sus tropas, quedó en poder de Sucre, el vencedor en la batalla de Pichincha. Cuatro dias despues los ciudadanos de la conquistada capital ratificaban solemnemente el pacto de union entre Quito, Venezuela y la Nueva-Granada.
Las capitulaciones de Pasto y de Quito aseguraron la libertad en un vasto y hermoso pais, no hollado hasta entonces por plantas republicanas, quedando en poder de Sucre 14 piezas de artilleria, 1.260 prisioneros, de los que 160 pertenecian á la clase de oficiales, y en fin, los fusiles y cuantos elementos de guerra poseian los enemigos. A poco de la toma de la capital de esta rica provincia, esto es, el 15 de Junio, entraba Bolívar en ella precedido de las mas calurosas y expresivas muestras de aprecio y entusiasmo de los pueblos del tránsito. De aqui se trasladó á Guayaquil, donde las aclamaciones de júbilo se reprodujeron, pasando despues á Cuenca, desde cuyo punto puso á disposicion del gobierno del Perú una division de 4.000 colombianos.
San Martin corrió á encontrar á Bolívar, y el 25 de Julio se abrazaban en Guayaquil estos dos valientes guerreros, que habiendo partido desde ambos extremos del Nuevo Mundo, iban á conferenciar acerca de la independencia de su pais bajo el ardiente sol del Ecuador. Tres dias pasaron reunidos estos dos héroes americanos, sin que un solo momento se les viese al uno sin el otro; pero el resultado de sus conferencias quedó envuelto en la noche del misterio. Solo se sabe que aunque en las entrevistas reinó la mas atenta cordialidad entre ellos, su separacion, sin embargo, no fué de aquellas en que la amistad deja ver la efusion del entusiasmo ó la ternura de un vivo afecto. Entre las ideas políticas de estos dos hombres eminentes se alzaba tal vez una gran valla.
Los realistas ocupaban por entonces, no solo todo el Alto Perú, sino tambien la mayor parte del Bajo, y se encontraban muy animados y llenos de esperanza á causa de sus recientes triunfos. Los patriotas poseian únicamente á Lima y los paises situados en la costa del Norte; además se hallaban separados en diferentes partidos políticos, que minaban por su base la fuerza de la causa comun del Sud de América, y sus recursos metálicos no eran sobrados, antes por el contrario, andaban escasos. Tal era la situacion del Perú desde fines de 1822 á mediados de 1823.
El 8 de Abril de este año el Congreso de Colombia se reunia otra vez, y el 4 de Julio autorizaba al Libertador para que pasase á llevar sus auxilios al Perú, acto el mas notable de aquella legislatura. Ya conocemos la entrevista que luego tuvieron el llamado dictador de aquel pais y el ilustre caraqueño. En el trascurso del mismo año Montilla preparaba en la ciudad de Hacha una expedicion contra Maracaibo, combinándose al efecto con las fuerzas navales que mandaba el coronel jefe de la escuadra José Padilla, quien juzgó posible la arriesgada empresa de forzar la barra, operacion que se ofreció á cumplir y que cumplió el 8 de Mayo con solo la pérdida del bergantin General Bolívar, al mando y de la propiedad del capitan de navio Nicolás Joly.
Una vez libre de cruzar las aguas del lago, en las cuales llegó á enseñorearse, á fines de Junio, y mientras el general Francisco Estéban Gomez, por enfermedad de Montilla, se dirigia contra Maracaibo, Morales reforzaba su escuadrilla con dos goletas que el capitan Laborde traia de Curazao. Reunida la flotilla española en Zaparas, fondeaba el 22 de Julio entre Maracaibo y el islote de Capitan-Chico. Los independientes hacian lo propio en Altagracia y Punta de Piedras. Ambos combatientes, á vista uno del otro, esperaban el viento para acometerse, cuando habiéndolo tenido favorable los patriotas, abordaron el 24, tres horas despues del medio dia, al enemigo, y trabando un reñidísimo combate quedó vencedor Padilla. Los realistas tuvieron 800 bajas entre muertos y heridos, mas 420 prisioneros entre oficiales, clase de tropa y marineria. Los patriotas contaron 44 muertos entre oficiales y tropa y 119 heridos.
Las armas republicanas, favorecidas por su valor y la buena causa, marchaban sembrando por su camino los laureles de la victoria y añadiendo cada dia una piedra mas al colosal edificio de su independencia. Alli donde se presentaban, desalentados por sus estériles esfuerzos los antiguos dominadores de Venezuela, cedian el campo á los ya aguerridos soldados de la libertad. El 3 de Agosto capituló Morales bajo las mas generosas condiciones de los republicanos, que haciéndolo asi se coronaban de gloria; y doce dias despues se hacia á la vela aquel memorable general con rumbo á la isla de Cuba. En el resto del año Coro y Puerto Cabello, últimos baluartes de la dominacion española en Venezuela, cayeron tambien en manos de los valientes y beneméritos hijos del Nuevo Mundo, cuya heróica sangre venia derramándose hacia tantos años, y por fin, al despedirse el de 1823, podian exclamar, enarbolando el pabellon de Colombia: "Ya somos libres."
Bolívar en Lima.—El espíritu público en el Perú.—Pérdidas. —Disolucion del Congreso.—El Libertador organiza una gran expedicion.—Paso de los desfiladeros de los Andes.—Victoria de los colombianos en Junin.—Retirada de las tropas españolas.—Descanso. —Combinaciones estratégicas.—Bolívar se dirije al Alto Perú.—Batalla de Ayacucho.—Capitulaciones.—Entrada de Bolívar en Lima.—Convocatoria para la reunion de un Congreso.—Su reunion y sus actos.—República Bolívar.—Rendicion del Callao.—Emancipacion de la América del Sud realizada.—Consideraciones.—Principia á turbarse el órden entre los venezolanos.—Deposicion decretada contra Paez.—Sublevacion de Valencia. —Los partidos.—Asamblea provocada por los federalistas de Carácas. —Bolívar se dirije á Venezuela.—Proclama dada en Maracaibo. —Acontecimientos del Perú.
El 1° de Setiembre de 1825 habia hecho el libertador su entrada en Lima, donde fué investido del poder dictatorial, con autorizacion de disponer libremente de todos los recursos del pais; pero en vista de la oposicion de algunos partidos políticos, y comprendiendo que con los elementos disolventes que minaban su noble empresa no seria posible llegar al término que se habia propuesto, se retiró á Trujillo. Abandonada asi la capital, pronto se vió ocupada por las tropas realistas al mando del general Canterac.
A principios de 1824 el estado de la causa de la independencia era lastimoso en el Perú y marchaba desalentadamente á la ruina. Pérdidas el 5 de Febrero las fortalezas del Callao, se disolvió el Congreso, depositando en Bolívar la esperanza de su salvacion. El ilustre jefe colombiano, aun cuando no fuera por su ardiente amor hácia la causa de la libertad de la América del Sud, no podia mirar con indiferencia los peligros que vendrian á amenazar la obra por él realizada hasta alli si las armas españolas llegasen á entronizarse en el Perú; y cuando recibió la triste noticia de los últimos desastres se hallaba en la provincia de Huamalies organizando tropas y esperando refuerzos de su república para continuar las operaciones de su cuenta y riesgo, pudiendo oponer de alli á poco á las desgracias ocurridas un ejército de 4.000 patriotas del pais y 6.000 colombianos.
Cruzó entonces los desfiladeros de los Andes, mientras Canterac guarnecia los de Jauja y situaba sus puestos avanzados en Casas, y marchó decididamente sobre Pasco. El general español, que ignoraba la direccion seguida por su contrario, se encaminó hácia este mismo punto con objeto de practicar un reconocimiento. Aqui supo que el 5 de Agosto habia pasado Bolívar tomando por la derecha de la laguna de Junin, y retrocedió en el acto para estorbar que las fuerzas enemigas vinieran á situarse á su espalda. Al practicar este movimiento, y á los tres dias de haberlo emprendido, Canterac fué alcanzado por Bolívar y los realistas sufrieron una gran derrota en Junin ó Pampa de los Reyes.
Los vencedores siguieron en persecucion de Canterac que, sucesivamente y en buen órden, fué retirándose á Tarma, Jauja, Huancayo y Huamanga, llegando por fin á Cuzco con una pérdida de mas de 2.000 hombres. El ejército libertador no pasó de Huamanga sino despues de haber descansado alli por espacio de un mes, en cuyo tiempo, segun lo dispuso su jefe, el general Sucre debia dirigirse sobre Challuanca para amenazar la retaguardia del enemigo, en tanto que él practicaba un reconocimiento hácia el Apurimac, operacion en la cual vino á sorprenderles el invierno y se suspendieron las que despues de esta debian verificarse. Entonces Bolívar, movido por causas poderosas, se separó de su ejército, dejándole en cuarteles de invierno, y se dirigió al Alto Perú con el fin de preparar los medios necesarios para cerrar la campaña y al propio tiempo organizar un buen gobierno en aquel pais.
Mas tarde, el 9 de Diciembre, los tropas de Sucre se coronaban de laureles en Ayacucho, alcanzando una decisiva victoria sobre las armas españolas, mandadas por Laserna, virey entonces del Perú. Á cerca de 9.500 hombres ascendian las fuerzas del virey, mientras que no llegaban á 6.000 las comandadas por el general republicano; pero bien combinado y hábilmente dirigido el plan de batalla, los realistas fueron deshechos completamente, quedando en poder de Sucre, además de Laserna, 15 generales, 16 coroneles, 68 tenientes coroneles, 484 oficiales, 3.200 soldados, cabos y sargentos, 11 piezas de artilleria, gran número de fusiles, municiones y en fin, todos los pertrechos de guerra pertenecientes al enemigo, que habia sido puesto en el caso de rendirse por capitulacion.
En esta memorable jornada, la mas brillante de las que tuvieron lugar en la América del Sud, junto al jefe que la alcanzó se distinguieron heróicamente José Maria Córdoba, el inglés Miller y el general Lamar. Segun las bases de la capitulacion los españoles se obligaban á entregar los paises aun dominados por ellos en el Alto y Bajo Perú y los vencedores á respetar las vidas y haciendas de los vencidos y de sus partidarios, costeando además el viaje á la península á los individuos del ejército que asi lo solicitasen. La batalla de Ayacucho inmortalizó el nombre del valiente hijo de Cumaná, tan buen patriota como virtuoso ciudadano, tan hábil como noble general.
Al siguiente dia de esta batalla Bolívar entraba en Lima y expedia un decreto por el cual convocaba un Congreso para el 10 de Febrero del próximo año. Llegada esta fecha y reunido ya, los primeros actos de este cuerpo se encaminaron á manifestar de una manera solemne su gratitud hácia los libertadores del pais, ordenando se abriese una medalla en honor del Libertador y que en la plaza principal de Lima se le erigiese una estátua. Además hízole presente de dos millones de pesos, para que uno lo distribuyese entre los generales y demás clases de ejército, reservándose el otro para si, lo cual rehusó dignamente; y al mismo tiempo distinguió al general Sucre con el título de mariscal de Ayacucho. Despues confirió á Bolívar el poder ejecutivo, y este pidió permiso á Colombia para poder aceptarlo, pues, segun sus palabras en esta ocasion, reconocia monstruosa aquella autoridad é impropia de él.
Bajo la denominacion de República Bolívar (mas tarde Bolivia), se constituyeron por medio de una Asamblea general, declarando en independencia, las provincias del Alto Perú á 10 de Julio del mismo año 1825 y confiaron al Libertador la autoridad ejecutiva por todo el tiempo de su permanencia en el territorio del Estado, y Sucre quedó encargado del mando inmediato de los departamentos en que aquel habia sido dividido. A los tres meses no cabales, esto es, el 6 de Octubre, despues de haber encargado al Libertador que formase una Constitucion política para el pais, se disolvió la Asamblea, aplazando la reunion del cuerpo constituyente, reunion que debia realizarse el 25 de Mayo del siguiente año.
A pesar de los esfuerzos hechos por los partidarios de la independencia, el general Rodil, refugiado en el Callao, sostuvo durante mas de un año esta plaza, rendida por fin el 23 de Enero de 1826, dia en que el Perú, á consecuencia de este acontecimiento quedaba totalmente emancipado de España y la América del Sud veia terminarse la sangrienta y larga lucha comenzada y llevada á feliz término por los valientes hijos de Venezuela, bajo la gloriosa direccion del celebérrimo Bolívar.
Pero el pueblo colombiano, como sucede con todos los pueblos colocados en análogas circunstancias, si bien cediendo á un natural impulso, habia desplegado todas sus fuerzas para sacudir el yugo de la esclavitud, no bien dispuesto aun á recibir la nueva forma de gobierno, poco ilustrado para conocer los medios de aprovecharse de la libertad que habia conquistado, y no comprendiendo el valor de los deberes que adquiria al adquirir nuevos derechos, pronto se vió envuelto en las discordias civiles por no prestarse de buen grado á ellos. Resistiéndose los caraqueños á la tercera invitacion hecha por Paez, que queria dar cumplimiento al decreto sobre la organizacion de milicias, se vió este jefe obligado á hacer algunas prisiones, y con tal motivo Carácas presentó 17 dias antes á la toma del Callao la imágen de una espantosa revolucion.
So color de haber sido hollados los derechos del pueblo en la manera de dar cumplimiento á los decretos del gobierno, la Cámara de los representantes fulminó contra Paez una acusacion, que en 30 de Marzo admitió el Senado, suspendiéndole de su empleo y citándole á dar cuenta de su conducta. No solo desobedeció esta órden trasmitida por medio del poder ejecutivo, sino que por disposicion de la Asamblea municipal de Valencia, en cuya ciudad se hallaba Paez entonces, el 30 de Abril reasumió el mando de que el Senado le habia separado, dando lugar este hecho á que todos los pueblos se creyeran autorizados á desconocer el legítimo gobierno, y pronto se vió la República envuelta en las discordias civiles.
Dos fueron los bandos que se alzaron: uno federal y otro central, siendo los partidarios del primero de los sistemas quienes marchaban á su fin con mayor unidad, con mas perfecta armonia. Los federalistas de Carácas concitaron á Paez para que convocara y presidiera una Asamblea general con objeto de fijar el destino político de Venezuela en aquellas circunstancias; y verificada la reunion el 7 de Noviembre, despues de mediar violentas discusiones y una incalificable votacion, Paez quedó autorizado; conforme á los poderes de que la Asamblea le habia investido, dió un decreto señalando el 10 de Diciembre para la reunion de los colegios electorales y para la instalacion del Cuerpo constituyente en Valencia fijó igual dia de Enero de 1827.
Bolívar, noticioso de los escándalos promovidos en Venezuela, partió de Lima el 4 de Setiembre y cuarenta dias mas tarde entraba en Santa Fé de Bogotá, siendo recibido con generales muestras de afecto. El 25 de Noviembre se dirigió á Venezuela y durante su travesia hasta Cúcuta fué reuniendo tropas para presentarse con imponente actitud. El 16 del siguiente mes dió una proclama desde Maracaibo en que, ofreciendo acelerar la gran Convencion nacional para que legalmente tuviera el pueblo leyes fundamentales, decia: solo él (el pueblo) conoce su bien y es dueño de su suerte, y no un poderoso, ni un partido, ni una sola fraccion del mismo pueblo. El Libertador, al cual volvian algunos de los extraviados patricios, llegó por Coro á Puerto-Cabello el último dia del año, época en que Paez se encontraba en Valencia.
Los acontecimientos del Perú mientras el trascurso del año que asi espiraba fueron: la reunion del Congreso constituyente de Bolivia, que con lijeras variantes aceptó el proyecto que le habia enviado Bolívar, acompañado del reconocimiento de aquella república por el Consejo de gobierno del Perú; el nombramiento del general Sucre como Presidente vitalicio del Estado, dignidad que solo admitió por dos años; la declaracion de nulidad en los poderes otorgados por los colegios de algunas provincias á sus representantes, hecha por el Consejo de gobierno peruano en su primer Congreso constitucional; la disolucion de este; la reunion del colegio electoral de la provincia de Lima, en virtud de decreto de la autoridad competente, el 16 de Agosto; la aceptacion que el mismo hizo de la Constitucion boliviana como Código fundamental del Perú, y el nombramiento de Bolívar para Presidente perpetuo de la República, actos sancionados por el Consejo de gobierno, en vista de la unanimidad conque los colegios electorales habian procedido en todos sus acuerdos.
Disposiciones conciliatorias.—Bolívar y Paez se reconcilian.—Error político.—Reclamaciones de Nueva-Granada y del Perú.—Dimision del Libertador ante el quinto Congreso reunido en Bogotá.—No es admitida su dimision.—Se levantan facciones en Venezuela.—El Congreso Constituyente del Perú.—Agitaciones políticas y desunion de Colombia. —Fracasa la Convencion de Ocaña.—Acta del 15 de Junio de 1828. —Conjuracion á mano armada.—Peligro del Libertador.—Acto de justicia contra los conspiradores.—Nueva convocacion á un Congreso Constituyente.—Trabajos de zapa de los descontentos.—Manifiesto de Bolívar.—Consecuencias del manifiesto.—Es llamado el Libertador por algunos miembros del Congreso de Colombia.—Sancion del Código político.—Cesacion de la dictadura y de la representacion de la Colombia.—Viaje de Bolívar á Cartagena.—Decretos de Paez.—Instalacion del Congreso en Valencia.—Nueva Constitucion de Venezuela.—Fallecimiento del Libertador.
El año 1827 era inaugurado por el Libertador de una manera política y conciliatoria. El primer dia de aquel desde Puerto Cabello publicó un decreto de amnistia, confirmando á Paez la autoridad de jefe civil y militar que al principio de la revolucion le habia sido conferido por los concejos municipales. Este dictó al siguiente otro decreto por el cual reconocia y mandaba reconocer á Bolívar como Presidente de la República, anulando al propio tiempo todas sus anteriores resoluciones, inclusa la de reunion de un Congreso. El 4, á las dos de la tarde, ambos jefes se habian visto y abrazado al pié del cerro de Naguanagua, entrando luego juntos en Valencia entre las aclamaciones entusiastas del pueblo; y el 10 del mismo mes todo Carácas se deshacia en expresiones de la mas grande admiracion al acoger en su recinto á su ilustre hijo, el Libertador de la América del Sud.
El excesivo amor de este grande hombre por la causa que tan constante y noblemente habia defendido, el vivo deseo que le agitaba de consolidar su grande obra, le hizo cometer un error, perdonable bajo este punto de vista. Pero ¿quién que sintiese como él sentia, quién que como él se viese rodeado de tan rebeldes circunstancias cuando apenas lucia la primer aurora de la libertad de su patria, quién que como él la encontrase amenazada de ser envuelta entre las sombras de una devastadora tempestad en el momento mismo de nacer, no hubiera tratado de evitar á toda costa las tristes consecuencias que resultarian de la desunion entre los elementos políticos que debian formar entonces su mas firme apoyo? Esto fué sin duda lo que le hizo halagar á los disidentes, lo que le obligó á apagar su desenfrenada ambicion y deseo de mando, produciendo entre sus amigos el descontento y la envidia. ¡Amigos!…¡Qué lastimoso abusó se ha hecho de esta bella frase, empleándola sin razon en vez de adeptos al tratarse de aquellos hombres que, como Bolívar, llegan á tener entre sus manos los destinos de una nacion!
En la Nueva-Granada, lo mismo que en el Perú, muchos militares dirigian representaciones al gobierno reprobando las reformas introducidas en la primitiva ley del Estado; y despues de tantos y tan inmensos sacrificios, despues de tanta y tan preciosa sangre vertida en aras de la patria, mezquinos intereses, miras egoistas de dominio, envidias y rencores mal comprimidos, encienden los ánimos y los concitan á la guerra mas inicua que la humanidad conoce entre la iniquidad misma de la guerra, á la que el génio del mal despierta y mantiene en el corazon de los que debiera unir el vínculo fraternal de las costumbres, del idioma, del pais y la familia. Asi, pues, por desgracia, al triunfo de la independencia sucedia la discordia civil en la América del Sud, enconada y sobreexcitada por medidas cuyo espíritu, cuyo fin no era otro que el de la conciliacion, el bienestar y la fuerza. Pero el hombre propone y Dios dispone.
Ante el quinto Congreso, reunido en Bogotá, dimitió Bolívar su cargo de Presidente, y despues de largos y acalorados debates, por 50 contra 24 votos no fué atendido. Esta dimision la hizo desde su pueblo natal; en vista de la negativa, el 10 de Setiembre pasó á Bogotá, jurando nuevamente ante el Congreso, al efecto reunido en sesion extraordinaria, sostener y defender como hasta alli la Constitucion de la República. En Venezuela mientras tanto se habian levantado facciones que, como la de Cisneros en Carácas, llevaban la devastacion á todas partes.
El Congreso constituyente del Perú se habia reunido, con antelacion á los hechos últimamente citados, el 1° de Mayo, y declaró que la Constitucion jurada en 9 de Diciembre del año anterior era nula y sin ningun efecto, por haber sido sancionada de un modo ilegal y atentatoria á la soberania del pueblo; restableciendo provisionalmente en su fuerza y vigor, con supresion de algunos capitulos, interin el Cuerpo Legislativo se ocupaba de formar otra nueva, la admitida y votada en 1823. Don José de Lamar, gran mariscal, y Don Manuel Salazar y Barquijano fueron elegidos, el primero como Presidente y el segundo como Vice-Presidente de la República. Tales fueron los hechos mas notables ó importantes de la América del Sud en este año.
En el siguiente de 1828 dos eran los grandes partidos que se agitaban en el seno de la Colombia. Los que aspiraban con la mejor buena fé del mundo á hacer alteraciones liberales en la ley fundamental,—cuyo medio, á los ojos de sus émulos, era el mas á propósito para derrocar al Libertador, asi como tambien para los que deseaban dividir el territorio colombiano en tres distintos estados independientes entre si,—formaban el primero de estos partidos. En el segundo estaban afiliados la mayor parte de los generales, jefes y oficiales venezolanos, mas todos los extranjeros que subsistian al servicio de la Colombia y los deudos y amigos de Bolívar, que se esforzaban en sostener la integridad de la república creada por la union de Venezuela, Quito y la Nueva-Granada. Esta era precisamente la division intentada por los de la faccion contraria.
Despues de haber fracasado la Convencion nacional reunida en Ocaña el 9 de Abril, á causa de lo encontrado de las opiniones y principios políticos alli representados, una junta de personas notables, formada en Bogotá, suscribia el 13 de Junio una acta en la cual hacian solemne protesta contra toda reforma que emanase de la Convencion, depositando el cargo supremo de la República y su entera confianza en el general Bolívar, ejemplo que luego fué imitado y seguido en toda su latitud por los demás pueblos. De una manera tan pública y esplicita fué reconocido el ilustre Libertador como jefe supremo del Estado y revestido de las mas ámplias facultades.
El 24 del mismo mes, este hombre, objeto de tantos y tan continuos ataques, doblemente realzados por ellos, por sus actos de desinterés y por su heróica perseverancia en el fin que se habia propuesto desde el principio de la campaña de la independencia; este hombre, digno de un pueblo, no mejor, pero sí mas ilustrado, comenzó á legislar en importantes materias, suprimiendo la Vice-Presidencia y dando al Consejo de Estado una forma nueva y mas adecuada á las necesidades que le rodeaban.
Llegó á tan alto grado el encono de sus adversarios políticos, que conjurándose contra él, dominados por el criminal objeto de arrancarle el mando con la vida á un mismo tiempo, apellidándole tirano de la patria, el 25 de Setiembre atacaron de mano armada en Bogotá el palacio á la hora de la media noche, despues de asesinar á los centinelas, y lograron penetrar hasta la estancia del Libertador; afortunadamente pudo este salvarse arrojándose á la calle desde una ventana que por falta de prevision de parte de los agresores habia quedado sin custodia alguna. Una vez libre, pudo luego con su actividad y energia de costumbre tomar las medidas necesarias; y habiendo sido aprehendidos los conjurados, todos pagaron con la vida su temeraria empresa menos el general Santander, complicado tambien en la trama y á quien la última pena fué conmutada por Consejo de gobierno en la de destierro con privacion del empleo.
De esta manera, y con la convocacion de un Congreso en Bogotá para el 2 de Enero de 1830, el cual vendria investido con el carácter de Constituyente, cerraba sus puertas el año 1828, año lleno de malestar por la efervescencia de los partidos en que estaba dividida la opinion pública del pais, tanto mas temible cuanto que se alzaba en el corazon de hombres vigorosos y avezados á los azares de la guerra.
Fácil es comprender que á pesar de tan enérgicas medidas el mal no habria cesado; y asi era en efecto. Siguió sorda y lentamente bullendo en los ánimos de los descontentos durante el año 1829, y arraigándose mas profundamente toda vez que el peso del poder no le permitia salir á la superficie; pero como el momento señalado para la instalacion del Congreso se acercase, publicó Bolívar un manifiesto en que autorizaba á los pueblos para que pudiesen emitir libremente su dictamen, ya por medio de la imprenta, ya por otro cualquiera de los permitidos por la ley.
A una reunion provocada por el jefe general de policia, que lo era Arismendi, acudieron varios vecinos notables de Carácas con el fin de tratar de las peticiones que debian elevarse al Congreso. Una carta circular de Paez los animaba tambien á emitir sus opiniones con plena franqueza y libertad. Asi es que acordaron pedir á la autoridad superior civil de su provincia se convocase el pueblo á una Asamblea general, súplica que fué atendida, ordenándose inmediatamente la convocatoria. Esta Asamblea, legalmente constituida en la capital el 26 de Noviembre, resolvió: "desconocer la autoridad del Libertador; separar á Venezuela del gobierno de Bogotá; consultar la voluntad de los antiguos departamentos de aquella, invitándoles á que por medio de un cuerpo constituyente reconociesen, defendiesen y manifestasen públicamente la separacion que de aquel gobierno intentaban los venezolanos, todo lo cual quedó consignado." Por último, decidieron "que el general Paez se encargase del mando de los departamentos en tanto se verificara la instalacion del nuevo Congreso."
No reinaba menos agitacion entre los granadinos. El 2 de Enero de 1830, constituidos en comision preparatoria varios miembros del Congreso de Colombia en Bogotá, dieron principio á sus tareas, y el 4 se pusieron de acuerdo sobre la conveniencia de hacer que Bolívar en persona instalase el Congreso para demostrar á los pueblos la buena armonia en que sus representantes se hallaban con el padre de la patria, llamándole á fin de combinar los medios mas acertados de conjurar las calamidades que amenazaban al pais. Acudió Bolívar al llamamiento, y el 20 del mismo mes, cinco dias despues de su llegada á Bogotá, dejó instalado el Congreso, renunciando formalmente á la presidencia que se le habia conferido; pero su renuncia fué desechada, exigiéndole que hasta que la Constitucion quedase sancionada y nombrados los funcionarios superiores en el órden político, para cortar las alas á la anarquia conservase su autoridad, único medio que el Congreso estimaba hábil en aquellas amenazadoras circunstancias.
En efecto, el 29 de Abril quedó sancionado el Código político y, nombrados como Presidente y Vice-Presidente, para el primer cargo Joaquin Mosquera y para el segundo el general Domingo Caicedo, tuvo fin la dictadura. Doce dias despues cerraba el Congreso las sesiones de aquella Asamblea legislativa, que fué la postrera de las reunidas á nombre y en representacion de Colombia.
El Libertador de la América del Sud, reducido ya á la simple condicion de ciudadano, el 8 de Mayo salió para Cartagena con objeto de pasar á Europa; y al despedirse de los constituyentes, herido en lo intimo de su noble corazon de patriota, no por su separacion del alto cargo que hasta alli habia ejercido, el cual tantas y tantas veces como al presente renunciara leal y dignamente, ni tampoco lastimado en su ambicion, puesto que solo se retiraba "rico de honores y de gloria;" pronunció estas notables palabras: Me ruborizo al pensarlo, pero la independencia es el único bien que hemos conquistado á costa de todos los demás.
En Venezuela, mientras tanto, con fecha 13 de Enero, el general Paez expedia dos decretos, uno por el cual creaba para el despacho de un gobierno provisional tres ministerios de Estado, cuyas funciones debian ejercer, en Guerra y Marina, el general Soublette; en Interior, Justicia y Policia, el Dr. Miguel Peña; en Hacienda y Relaciones exteriores, el Licenciado Diego Bautista Urbaneja; y el otro concerniente á la manera con que debia precederse para las elecciones del Congreso Constituyente, que constando al menos de las dos terceras partes, debia reunirse en Valencia el dia 30 de Abril.
Instalado este el 8 de Mayo, su primer acto fué la confirmacion del poder ejecutivo de que Paez estaba investido hasta nueva resolucion del Congreso, cuyas tareas quedaron terminadas el 22 de Setiembre, sancionando un Código fundamental por el que declaraba: "que el gobierno de Venezuela es y será siempre republicano, popular, representativo, responsable y de eleccion," dividiendo la potestad suprema en judicial, legislativa y ejecutiva, con un cuarto poder exclusivamente destinado á entender en la parte municipal. De este modo la forma adoptada era un término medio entre el centralismo y el federalismo. El poder ejecutivo quedaba á cargo de un magistrado con el título de Presidente de la República, y tanto este cargo como el de Vice-Presidente, cesaban á los cuatro años en sus funciones, no siendo reelegibles sino despues de pasar por lo menos un período constitucional. Cuatro secretarios responsables serian elegidos por el Presidente para el ejercicio de su ministerio. El poder legislativo constaria de un Congreso popular, dividido en dos Cámaras, una de diputados representantes y otra de senadores, elegidos tambien por solo cuatro años.
Este fué el último resultado que alcanzó á ver Bolívar, el hombre cuyos esfuerzos bastaron á conquistar la independencia de su pais, y los cuales fueron impotentes para conservar la integridad de Colombia. Desde este momento, perseguido por la idea de la inevitable ruina de la nacion que á costa de su sangre y de casi toda su fortuna habia logrado sacar de la nada, herido mortalmente en su tierna y constante afeccion hácia su adorada patria, el 17 de Diciembre, á la una de la tarde y los 47 años de edad, espiró en la quinta de San Pedro, situada á corta distancia de Santa Marta, dirigiendo la expresion de su último sacrificio á los pueblos de Colombia en estos memorables palabra: Si mi muerte contribuye á que cesen los partidos y la union se consolide, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
¿Podia exigirse mas del heróico Libertador de la América del Sud? Sus restos descansan en la Santa Iglesia metropolitana de Carácas desde el 17 de Diciembre de 1842, despues de haber permanecido doce años justos entre los granadinos. ¡Cosa extraña! el general José Antonio Paez era Presidente de la República de Venezuela cuando el Congreso sancionaba la traslacion de las preciosas cenizas del Padre de la Patria.