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Title: Buena Nueva de acuerdo a Marcos: Traducción de dominio público abierta a mejoras
Release Date: 2 May 2004 [eBook #12501]
Language: Spanish
Character set encoding: iso-8859-1
***START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK BUENA NUEVA DE ACUERDO A MARCOS: TRADUCCIÓN DE DOMINIO PÚBLICO ABIERTA A MEJORAS***
Esta traducción se basa especialmente en la biblia World English Bible - WEB (http://www.ebible.org). Así como la biblia World English Bible, esta traducción y sus fuentes se liberan al dominio público. En particular están permitidos por siempre el uso ilimitado, la redistribución, reproducción y retransmisión por cualquier medio conocido o por conocer así como su modificación. Nosotros, los traductores, no ofrecemos garantía alguna, sólo quisiéramos hacer la voluntad de Dios (aunque no estamos seguros de estar haciéndola bien). Sin los conocimientos, ni autoridad que requiere una traducción de un texto inspirado por Dios, nos atrevimos a comenzar porque no habíamos encontrado una versión de este texto en español y de dominio público. Probablemente al traducir hemos introducido errores y eventualmente la versión en la que nos basamos también tenga (aunque hemos procurado comparar con otras traducciones). Quien movido por su fe en Jesús desee mejorar esta traducción está cordialmente invitados al grupo virtual evangelios-dp http://groups.yahoo.com/group/evangelios-dp Puede buscar actualizaciones o citar como fuente de la traducción: http://de.geocities.com/nuestroamigojesus/bdp Lo invitamos a difundir esta traducción, a mejorarla pero sobre todo a colaborar en la construcción del Reino de Dios que creemos se logra haciendo la voluntad de Dios, siguiendo a Jesús.
1El comienzo de la Buena Nueva de Jesús Cristo, el Hijo de Dios. 2Como está escrito por el profeta Isaías[2]
«Observa, yo envió mi mensajero antes de tu gracia. Quien preparará tu camino antes de ti[3].
3Una voz [4] gritando en el desierto `¡Preparen el camino del Señor!¡Hagan sus caminos rectos[5]!´»
4Juan estuvo bautizando[6] en el desierto, anunciando el bautizo de arrepentimiento para el perdón de los pecados. 5Toda la gente de Judea y todos los de Jerusalén fueron a él. Fueron bautizados por él en el río Jordán mientras confesaban sus pecados. 6Juan se vestía con piel de camello y un cinturón de cuero alrededor de su cintura. Comía grillos y miel salvaje. 7Predicaba diciendo, «Después de mí viene el que es más fuerte que yo, ante quien no soy digno de inclinarme a desamarrar las cintas de sus sandalias. 8Yo los bauticé en[7] agua, pero él los bautizará en el Espíritu Santo.»
9Sucedió en esos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10Cuando se levantaba del agua, Juan vio el cielo dividirse, y el Espíritu descendiendo sobre Jesús como una paloma. 11Una voz salió del cielo, «Tu eres mi Hijo amado, en quien yo estoy bien complacido.»
12Después el Espíritu dirigió a Jesús al desierto. 13Estuvo en el desierto cuarenta días tentado por el demonio. Estuvo con los animales salvajes; y los ángeles le sirvieron.
14Después que Juan fue detenido[8], Jesús llegó a Galilea, anunciando la Buena Nueva de el Reino de Dios 15y diciendo, «¡El tiempo se ha completado, y el Reino de Dios está a la mano[9]!Arrepiéntanse y crean en la Buena Nueva.»
16Pasando por el lago de Galilea[10], vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, pescando con una red, pues ellos eran pescadores. 17Jesús les dijo, «Síganme, y los haré pescadores de hombres[11].»
18Inmediatamente ellos dejaron sus redes, y lo siguieron. 19Andando un poco más, vio a Santiago el hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, quienes también estaban en el bote arreglando las redes. 20Entonces Él los llamó, y ellos dejaron a su padre, Zebedeo, en el bote con sus empleados y fueron tras Jesús. 21Fueron a Capernaum, y al siguiente día sabático [12] entró a la sinagoga y enseñó. 22La gente estaba asombrada por su enseñanza, porque enseñaba con autoridad, y no como los escribas [13] 23Había en la sinagoga un hombre con un espíritu impuro, y gritaba, 24diciendo, «¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús, tu Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo se quien eres tu: ¡El Santo de Dios!»
25Jesús lo reprendió, diciendo, «¡Cállate, y sal de él!»
26El espíritu impuro, haciéndolo convulsionar y chillando con fuerte voz, salió de él. 27Todos estaban asombrados, se cuestionaban entre ellos diciendo, «¿Qué es esto? ¿Una nueva enseñanza? ¡Con autoridad Él ordena incluso a los espíritus impuros, y ellos le obedecen!» 28La noticia sobre Jesús se difundió inmediatamente en toda la región de Galilea y las áreas vecinas[14].
29Después cuando habían salido de la sinagoga, entraron a la casa de Simón y Andrés, con Santiago y Juan. 30La mamá de la esposa de Simón yacía enferma con fiebre, y le contaron sobre ella. 31Él vino, la tomó de la mano, y la levantó. La fiebre la abandonó, y ella los atendió. 32Por la tarde, cuando el sol se había ocultado, le trajeron a todos los enfermos, y aquellos que estaban poseídos por demonios. 33Toda la ciudad estaba reunida en la puerta. 34Jesús sanó muchos que sufrían diversas enfermedades, y expulso muchos demonios. A los demonios no les permitió hablar, porque ellos lo conocían
35Temprano por la mañana, mientras todavía estaba oscuro[15], Él se levantó y salió, se dirigió a un lugar desierto, y rezó allí. 36Simón y los que estaban con Él fueron tras Él; 37lo encontraron y le dijeron, «Todos te están buscando.»
38Él les dijo, «Vayamos a otros lugares en los siguientes pueblos, para que yo pueda predicar allá también, porque por esta razón he venido.» 39Fue a las sinagogas de toda Galilea, evangelizando y expulsando los demonios
40Un leproso vino a Él, suplicándole, arrodillado ante Él, y diciéndole, «Si quieres, puedes hacerme limpio.»
41Jesús tuvo compasión de él[16], estiró su mano, lo tocó, y le dijo, «Yo quiero. ¡Queda limpio!» 42Cuando dijo esto, de inmediato la lepra lo abandonó, y quedó limpio. 43Inmediatamente le mando irse, y le advirtió estrictamente 44diciéndole, «No se lo digas a nadie, pero muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza las cosas que Moisés ordenó, como un testimonio para ellos.»
45Pero él salió y comenzó a anunciarlo y ha difundir lo acontecido, así que Jesús ya no podía entrar abiertamente a una ciudad, pero se quedaba afuera en sitios desiertos, y venían a Él de todas partes.
1Cuando volvió a entrar en Capernaum después de algunos días, se escuchó que estaba en la casa. 2Entonces muchos se juntaron, de forma que no quedo espacio, ni siquiera cerca a la puerta; y Él les decía la palabra. 3Cuatro personas fueron hacia Él, cargando un paralítico. 4Cuando no pudieron acercarse más por la multitud, subieron al techo[17], quitaron el techo de donde Él estaba. Cuando lo habían descubierto, bajaron la camilla en la que estaba el paralítico acostado. 5Jesús, viendo su fe, le dijo al paralítico, «Hijo, tus pecados te son perdonados.»
6Pero había algunos escribas[18] sentados allí, pensando en sus corazones, 7«¿Por qué dice este hombre blasfemias como esa? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?»
8Inmediatamente Jesús, percibió en su espíritu lo que estaban pensando, en su interior, y les dijo, «¿Por qué piensan estas cosas en sus corazones? 9¿Qué es más fácil, decirle al paralítico, `Tus pecados son perdonados;´ o decir, `Levántate, toma tu cama, y camina?´ 10Pero sepan que el Hijo del Hombre tiene la autoridad[19] en la tierra para perdonar pecados» le dijo al paralítico 11«Yo te digo, levántate, toma tu camilla, y ve a tu casa.»
12Él se levantó, e inmediatamente tomó la camilla, y salió en frente de todos; todos estaban asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo, «¡Nunca vimos algo como esto!»
13Jesús salió de nuevo a la orilla del lago. Toda la multitud vino hacia Él, y Él les enseño. 14Al pasar, vio a Levi, el hijo de Alfeo, sentado en la oficina de impuestos [20], y le dijo, «Sígueme.» Y él se levantó y lo siguió.
15Sucedió, que estando sentado en la mesa de su casa, muchos recolectores de impuestos y pecadores se sentaron con Jesús y sus discípulos, porque había muchos que lo seguían 16Cuando los escribas y los fariseos vieron que estaba comiendo con pecadores y recolectores de impuestos, dijeron a sus discípulos, «¿Por qué es esto, que Él come y bebe con recolectores de impuestos y pecadores?»
17Cuando Jesús los escuchó, les dijo, «Aquellos que son saludables no tienen necesidad de un médico, sino aquellos que están enfermos. No vine a llamar al arrepentimiento a los justos sino a los pecadores.»
18Los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, algunas personas fueron y le preguntaron, «¿Por qué los discípulos de Juan y los fariseos ayunan pero tus discípulos no ayunan?»
19Jesús les dijo, «¿Pueden los invitados a la boda ayunar mientras el novio está con ellos? Mientras tengan al novio con ellos, no pueden ayunar. 20Pero vendrán días en los que les quitarán al novio, y tendrán que ayunar ese día. 21Nadie coce un parche nuevo[21] sobre un vestido viejo, porque el parche encoge y se separa del viejo, y se hace un hueco peor. 22Nadie pone vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo romperá el cuero, y el vino se derramará, y el cuero quedará destruido; en cambio ponen vino nuevo en odres frescos.»
23Sucedió que Jesús caminaba un día de reposo por los sembrados de granos, y sus discípulos comenzaron, mientras los cruzaban, a arrancar las espigas. 24Los fariseos le dijeron, «Observa, ¿Por qué ellos hacen eso, que no es legal el día sabático?»
25Él les contesto, «¿No leyeron lo que David hizo, cuando él tuvo necesidad, y estaban hambrientos él y los que estaban con él? 26¿Cómo él entró a la casa de Dios cuando Abiatar era un alto sacerdote, y comió pan sagrado, lo cual no era permitido sino para los sacerdotes, y también le dio a los que estaban con él?» 27Él les dijo, «El día sabático fue hecho para los hombres, no los hombres para el día sabático. 28Así que el Hijo del Hombre es señor incluso del día sabático.
1Jesús entró de nuevo a la sinagoga, había allí un hombre que tenía una mano tullida. 2Ellos lo miraban pues si lo sanaba el día sabático, podían acusarlo. 3Él le había dicho al hombre que tenía la mano tullida, «Levántate.» 4Jesús les dijo, «¿Es legal en el día sabático hacer el bien, o herir? ¿Salvar una vida, o matar?» Pero ellos callaban. 5Después de mirarlos con indignación, apenado por la dureza de sus corazones, le dijo al hombre, «Estira tu mano.» Él la estiró, y su mano quedo curada, tan sana como la otra[22]. 6Los fariseos salieron, y junto con los seguidores de Herodes conspiraron para destruirlo.
7Jesús fue al lago con sus discípulos, y una gran multitud lo siguió de Galilea, de Judea, 8de Jerusalén, de Idumea, de más allá del Jordán, y de Tiro y Sidón. Una gran multitud que había escuchado las cosas grandiosas que hacía, vino a Él. 9Jesús habló con sus discípulos para que tuvieran un pequeño bote preparado cerca para que la multitud no lo aplastara. 10Muchos había sanado, por esto todos los enfermos lo presionaban para poder tocarlo. 11Cuando los que estaban poseídos por espíritus impuros[23], lo veían, se postraban a sus pies y gritaban, «¡Tu eres el hijo de Dios!» 12Jesús les prohibió estrictamente dar a conocer quien era.
13Jesús subió a la montaña y llamó a los que había elegido, y ellos fueron a Él. 14Fueron doce, los que pudieron ser elegidos por Él y a quienes enviaría a evangelizar, 15con autoridad para curar enfermedades y sacar demonios: 16Simón, a quien le dio el nombre de Pedro; 17Santiago hijo de Zebedeo; Juan, el hermano de Santiago, los llamo Boanegres, que significa hijos del trueno; 18Andrés; Felipe; Bartolomé; Mateo; Tomás; Santiago el hijo de Alfeo; Tadeo; Simón el celote; 19y Judas Iscariote quien después lo traicionó
Jesús entró a una casa. 20La multitud se reunió nuevamente, hasta el punto en que no los dejaban comer pan. 21Cuando sus familiares escucharon esto, fueron a llevárselo: diciendo, «Él está loco.» 22Los maestros de la ley que llegaron de Jerusalén dijeron, «Tiene a Beelzebú,» y «con la ayuda del príncipe de los demonios expulsa demonios.»
23Él los llamó, y les enseño en forma de parábolas, «¿Como puede Satanás expulsarse a si mismo? 24Si un reino está dividido en contra de si mismo, ese reino no podrá mantenerse. 25Si un hogar está dividido, ese hogar no podrá mantenerse. 26Si Satanás está en contra de si mismo y dividido, no podrá mantenerse, y tendrá su fin. 27Pero nadie puede entrar a la casa de un hombre fuerte a robar, a no ser de que antes ate al hombre fuerte; entonces podrá robar su casa. 28Yo les aseguro, todos los pecados del hombre le serán perdonados, incluyendo sus blasfemias; 29Pero quien blasfeme contra del Espíritu Santo nunca tendrá perdón, es culpable de un pecado eterno[24].» 30porque ellos dijeron, «Él tiene un espíritu impuro.»
31La madre y los hermanos de Jesús llegaron y desde afuera lo mandaron a llamar. 32Una multitud estaba sentada alrededor de Jesús y le dijeron, «Mira, tu madre, tus hermanos[25] y tus hermanas[26] están afuera buscándote.»
33Él les contestó, «¿Quienes son mi madre y mis hermanos?» 34Mirando a quienes se sentaban a su alrededor, dijo «¡Miren, mi madre y mis hermanos! 35Todo aquel que haga la voluntad de Dios, es también mi hermano, mi hermana y madre.»
1Nuevamente comenzó a enseñar a la orilla del lago. Una gran multitud estaba a su alrededor, así que subió a un bote en el lago y se sentó. Toda la multitud estaba a la orilla del lago. 2Él les enseñaba muchas cosas en parábolas, y les decía en sus enseñanzas, 3«¡Escuchen! Un campesino salió a sembrar, 4y ocurrió, mientras sembraba, que algunas semillas cayeron sobre el camino, y los pájaros [27] vinieron y las devoraron. 5Otras cayeron sobre suelo pedregoso, con poca tierra, e inmediatamente brotaron, porque la tierra no era profunda. 6Cuando el sol subió las quemó; y como no tenían raíz se secaron. 7Otras cayeron entre las espinas, las espinas crecieron, las sofocaron y no dieron fruto. 8Otras cayeron en tierra buena, y dieron fruto, creciendo y \aumentando. Algunas dieron treinta veces más, algunas sesenta veces más, y algunas cien veces más.» 9Y dijo, «Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
10Cuando estaba sólo, aquellos que estaban a su alrededor con los doce le preguntaron sobre las parábolas. 11Jesús les dijo, «A ustedes se les dan los misterios del Reino de Dios, pero para quienes están afuera, todo se hace en parábolas, 12porque `viendo pueden ver, y no percibir; y oyendo pueden oír, y no entender; a menos que cambiaran, y sus pecados les serían perdonados.´»
13Les dijo, «¿No entienden esta parábola? ¿Cómo entenderán entonces todas las parábolas? 14El campesino siembra la palabra. 15Hay las que caen en el camino, cuando la palabra es sembrada; y cuando algunos la han oído, inmediatamente viene Satanás, y se lleva la palabra que ha sido sembrada en ellos[28]. 16De forma similar hay las que son sembradas en lugares pedregosos, aquellos, que cuando escuchan la palabra la reciben con alegría. 17No tiene raíces en ellos mismos, y duran poco tiempo. Cuando la opresión o la persecución llega a causa de la palabra, inmediatamente tropiezan. 18Otras son las sembradas entre espinas. Estos son quienes han escuchado la palabra, 19y las preocupaciones de este mundo[29], el engaño de la riqueza, y los deseos por otras cosas entran a sofocar la palabra, y se vuelve infértil. 20Las que fueron sembrados en tierra buena: aquellos que cuando escuchan la palabra, la aceptan, y dan fruto, algunos treinta veces, otros sesenta veces, y algunos cien veces.»
21Jesús les dijo, «¿Se trae la lampara para ponerla debajo de un cajón[30] o debajo de una cama? ¿No es para ponerla sobre una base? 22Porque no hay nada escondido, que no llegue a ser conocido[31]; ni nada se hizo secreto, que no sea sacado a la luz[32]. 23Si alguien tiene oídos para oír, que oiga.»
24Él les dijo, «Pongan atención a lo que escuchan. Con la medida que midan, serán medidos y mas se te dará a ti que escuchas. 25Pues a quien tenga mas se le dará, y a quien no tenga a ese se le quitará incluso lo que tenga.»
26Jesús dijo, «El Reino de Dios es como si un hombre regara semillas sobre la tierra, 27debe dormir y levantarse noche y día, y la semilla brotará y crecerá[33] y el hombre no sabe como. 28Pues la tierra da frutos: primero la hoja, luego la espiga y después el grano completo en la espiga. 29Pero cuando el fruto está maduro, inmediatamente él saca la hoz, porque la cosecha ha llegado.»
30Jesús dijo, «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con que parábola lo ilustraremos? 31Es como una semilla de mostaza, que cuando es sembrada en la tierra, es menos que todas las semillas[34] que hay en la tierra, 32pero cuando es sembrada y crece, llega a ser más grande que todas las hierbas, y extiende grandes ramas para que los pájaros del cielo puedan alojarse bajo su sombra.»
33Con muchas de tales parábolas les dijo la palabra, parábolas[35] que ellos podían escucharla. 34Sin una parábola Él no les hablaba; pero en privado le explicaba todo a sus discípulos.
35Ese día, cuando atardeció, les dijo, «Vámonos al otro lado.» 36Dejando la multitud, se lo llevaron tal como estaba, en el bote. Otros botes pequeños lo acompañaban. 37Una gran tormenta se levantó, las olas golpeaban el bote, una gran parte del bote ya estaba lleno de agua. 38Jesús se encontraba en la popa dormido sobre una almohada, lo despertaron y le dijeron, «Maestro, ¿no te preocupa que nos estamos muriendo?»
39Jesús despertó, y reprendió al viento, y le dijo al mar «¡Paz! ¡Quédate quieto!» El viento cesó, y hubo una gran calma. 40Jesús les dijo, «¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es eso, que no tienen fe?»
41Ellos estaban muy asustados y se dijeron unos a otros, «¿Quien es este que hasta los vientos y el mar le obedecen?»
1Llegaron al otro lado del lago, a la región de Gerasa[36]. 2Cuando había bajado del bote, de las tumbas salió a su encuentro un hombre con un espíritu impuro, 3el hombre tenía por casa las tumbas. Nadie podía atarlo, ni siquiera con cadenas, 4aunque a menudo lo habían atado con lazos y cadenas, él rompía las cadenas, y hacía pedazos los lazos. Nadie tenía la fuerza para dominarlo. 5Siempre, día y noche, en las tumbas y en las montañas, él chillaba, y se cortaba con piedras. 6Cuando vio a Jesús desde lejos corrió y se inclinó ante Él, 7y gritando con fuerte voz, decía «¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, tu hijo del altísimo Dios? Te pido por Dios, no me atormentes.» 8Jesús le había dicho, «espíritu impuro ¡sal de este hombre!»
9Jesús le preguntó, «¿Cuál es tu nombre?»,
él le contestó, «Mi nombre es legión, porque somos muchos.» 10El espíritu le suplicaba que no lo enviará fuera de la región. 11Había sobre el lado de una montaña una gran piara de cerdos alimentándose. 12Todos los demonios le suplicaban diciendo, «Envianos a esos cerdos, para que podamos entrar en ellos[37].»
13Una vez Jesús les dio permiso. Los espíritus impuros salieron del hombre y entraron a los cerdos. El rebaño de aproximadamente dos mil cerdos se lanzó al lago desde un acantilado y los cerdos se ahogaron en el lago. 14Quienes los alimentaban huyeron, y contaron esto en la ciudad y en el campo.
La gente vino a ver que era lo que había ocurrido. 15Fueron donde Jesús, y vieron al que había estado poseído por demonios, sentado, vestido y cuerdo, aquel que había tenido la legión; y se asustaron. 16Quienes lo vieron, declararon lo que había ocurrido al que estaba poseído por demonios y a los cerdos. 17La gente comenzó a pedirle a Jesús que abandonara la zona.
18Cuando Jesús entró al bote, el hombre que había estado poseído por demonios le pidió que le permitiera ir con Él. 19Él no se lo permitió, pero le dijo «Ve a tu casa, donde tus amigos, y cuéntales las grandes cosas que el señor ha hecho por ti, y como Él ha tenido piedad contigo.»
20Se fue y comenzó a proclamar en Decapolis[38] como Jesús había hecho grandes cosas por él, y todos se maravillaban.
21Cuando Jesús había vuelto a la otra orilla, una gran multitud se le acercó; Él estaba en el lago. 22Sucedió que uno de los dirigentes de la sinagoga, de nombre Jairo, vino; y viéndolo calló a sus pies, 23y le suplicó diciendo, «Mi pequeña hija está a punto de morir. Por favor ven y pon tus manos sobre ella, para que pueda ser saludable y viva.»
24Jesús fue con él, una gran multitud lo siguió y lo presionaban por todas partes. 25Cierta mujer, que tenía un hemorragia desde hacía doce años, 26que había sufrido mucho con muchos médicos, y que había gastado todo lo que tenía, y no mejoraba, sino al contrario empeoraba, 27habiendo oído lo que se decía de Jesús, fue tras Él entre la multitud, y tocó sus ropas. 28Pues se había dicho, «Si tan sólo toco su vestido, me aliviaré[39].» 29Inmediatamente el flujo de sangre se detuvo, y ella sintió en su cuerpo que su enfermedad había sido sanada
30Entonces Jesús, al percibir que había salido poder de Él, se volteó hacia la multitud, y preguntó, «¿Quien tocó mi ropa?»
31Sus discípulos le dijeron, «Mira la multitud presionándote, Como dices, `¿Quien me tocó?´»
32Él miró a su alrededor para ver a la que había hecho esto. 33Pero la mujer, temerosa y temblando, sabiendo lo que le había ocurrido, vino y cayó frente a Él, y le dijo la verdad.
34Él le dijo, «Hija, tu fe te ha hecho bien. Ve en paz, y queda curada de tu enfermedad.»
35Mientras Él aún hablaba, vinieron de la casa del dirigente de la sinagoga diciendo, «Tu hija está muerta. ¿Para qué incomodar más al Maestro?»
36Pero Jesús, al oír el mensaje, inmediatamente dijo al dirigente de la sinagoga, «No tengas miedo, sólo cree.» 37Él no permitió que lo siguieran, excepto Pedro, Santiago y Juan el hermano de Santiago. 38Entró a la casa del dirigente de la sinagoga y encontró conmoción, llanto y un gran lamento. 39Cuando había entrado, les dijo, «¿Por qué están conmovidos y lloran? La niña no esta muerta, sino dormida.»
40La gente lo ridiculizó. Pero Él, habiéndolos sacado a todos, tomó al padre de la niña a su madre y a los que estaban con él, y entró donde yacía la niña. 41Tomándola por la manó, le dijo, «Talitha cumi;»[40] que traducido significa, «Niña, te digo, levántate.» 42Inmediatamente la niña se levanto y caminó, ella tenía doce años. Ellos estaban asombrados, y profundamente admirados. 43Él les ordenó estrictamente que nadie debía saber esto, y dijo[41] que algo debía dársele de comer a la niña.
1Jesús salió de allí. Llegó a su propia tierra, y sus discípulos lo siguieron. 2Cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga, muchos al escucharlo quedaban asombrados y decían, «¿De donde sacó éste hombre estas cosas?» y «¿Cuál es la sabiduría que fue dada a éste hombre para que tantas obras poderosas salgan de sus manos? 3¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Acaso no están sus hermanas acá con nosotros?» La gente estaba ofendida con Él.
4Jesús les dijo, «Un profeta no queda sin ser honrado, excepto en su propia tierra, entre sus parientes y en su propio hogar.» 5Jesús no pudo hacer obras poderosas allí, sólo puso sus manos sobre algunas personas enfermas y las sanó. 6Estaba asombrado de su incredulidad.
Fue a los pueblos de los alrededores enseñando. 7Llamó a los doce, y los comenzó a enviar de dos en dos; les dio autoridad para expulsar espíritus impuros[42]. 8Les ordenó no llevar cosa alguna en su viaje, solo un bastón, ningún pan, ninguna bolsa, ni tampoco dinero en sus carteras, 9que utilizaran sandalias y que no llevaran dos túnicas. 10Él les dijo«En la casa que entren quédense hasta que partan del lugar. 11Donde quiera que no los reciban ni los escuchen, cuando salgan de allí, sacudan el polvo de sus pies como testimonio contra ellos. Ciertamente, les digo, ¡será más tolerable para Sodoma y Gomorra en el día del juicio que para esa ciudad![43]»
12Salieron y predicaron que la gente debía arrepentirse. 13Sacaron muchos demonios, y a muchos enfermos los ungieron con aceite y los sanaron. 14El rey Herodes escuchó esto, porque el nombre de Jesús se había hecho conocido, y dijo, «Juan el Bautista ha vuelto de la muerte, y por esto esos poderes obran en Él.» 15Pero otros decían, «Es Elías.» Otros decían, «Es el profeta, o como uno de los profetas.» 16Pero Herodes, cuando oyó esto dijo, «Es Juan, a quien yo decapité. Él ha vuelto de la muerte.» 17Porque Herodes mismo había ordenado arrestar a Juan, y lo mantuvo en prisión por deseo de Herodías, la esposa de su hermano Felipe, con quien él se había casado. 18Pues Juan le había dicho a Herodes, «No es permitido para ti, tomar la esposa de tu hermano.» 19Herodías se puso en contra de él, y deseaba matarlo, pero no podía, 20porque Herodes temía a Juan, sabiendo que él era un hombre correcto y santo, y lo mantenía seguro. Cuando lo escuchaba, hacía muchas cosas, y lo escuchaba gustoso[44].
21Entonces vino un día conveniente, en el que Herodes en su cumpleaños hizo una cena para sus nobles, los altos oficiales, y los dirigentes de Galilea. 22Cuando la hija de Herodías vino y danzó, agradó a Herodes y a quienes se sentaban con él. El rey le dijo a la joven, «Pídeme lo que desees y yo te lo daré.» 23Le juró ,«Lo que me pidas, te lo daré, hasta la mitad de mi reino.»
24Ella salió, y le dijo a la madre, «¿Qué debo pedir?»
Ella le dijo, «La cabeza de Juan el Bautista.»
25La joven fue de prisa donde el rey, y le pidió, «Deseo que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja.»
26El rey estaba demasiado apenado, pero a causa de su juramento, y de los invitados a su cena, no quiso negárselo. 27Entonces el rey envió a un soldado de su guardia, y le ordenó traer la cabeza de Juan, y él fue, decapitó a Juan en la prisión, 28trajo su cabeza en una bandeja, y la entregó a la joven; y la joven la entregó a su madre.
29Cuando los discípulos de Juan oyeron esto, fueron, tomaron su cuerpo y lo pusieron en una tumba.
30Los apóstoles se reunieron con Jesús, y le dijeron todo lo que habían hecho y todo lo que habían enseñado. 31Él les dijo, «Vamos a un lugar apartado[45], para descansar por un momento.» Pues habían muchos que iban y venían, y no tenían tiempo libre ni para comer. 32Se fueron en el bote a un lugar desierto. 33La gente[46] los vio andando, y muchos reconocieron a Jesús y corrieron allí desde todas las ciudades. Llegaron antes que ellos y fueron donde Jesús. 34Jesús salió, vio la gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin un pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas. 35Cuando se hizo tarde llegaron sus discípulos y le dijeron, «Este lugar está deshabitado y es tarde. 36Diles que se marchen, así pueden ir a los pueblos y alrededores a comprarse pan, pues no tienen nada de comer.»
37Pero Él les contesto «Denles ustedes algo de comer.»
Ellos le preguntaron,«¿Deberíamos ir a comprar doscientos denarios[47] de pan, para darles de comer?»
38Él les dijo, «¿Cuántos panes tienen? Vayan a mirar.»
Cuando ellos supieron, dijeron, «Cinco y dos pescados.»
39Él les indicó sentarse en grupos sobre el pasto verde. 40Se sentaron en grupos[48], de a cien y de a cincuenta. 41Jesús tomó los 5 panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo y cortó los trozos de pan, y dio los pedazos a sus discípulos para que los repartieran, y dividió los pescados entre todos. 42Todos comieron, y todos quedaron satisfechos. 43Recogieron doce canastos llenos de los trozos cortados y de pescado. 44Los que comieron los trozos de pan fueron[49] cinco mil hombres.
45Después Jesús hizo que sus discípulos subieran al bote y fueran al otro lado a Betsaida, mientras Él despedía la multitud. 46Después de despedirse de ellos subió a la montaña a orar.
47Cuando llego la tarde el bote se encontraba en la mitad del lago, y Él estaba solo en tierra. 48Jesús al ver los discípulos remando con dificultad, pues el viento estaba en contra, a la madrugada[50] llegó donde ellos caminando sobre el lago, y el hubiera seguido, 49pero cuando lo vieron caminando sobre el lago creyeron que era un fantasma y gritaron; 50pues todos lo vieron y estaban asustados. Pero Jesús inmediatamente habló con ellos y les dijo, «¡Anímense! ¡Soy yo! No tengan miedo.» 51Subió al bote con ellos; y el viento cesó, los discípulos estaban muy asombrados entre ellos y maravillados; 52pues no habían comprendido lo de los panes, y sus corazones estaban endurecidos.
53Cuando cruzaron, fueron a tierra en Genesaret, y amarraron el bote a tierra[51]. 54Cuando habían salido del bote, la gente lo reconoció 55y corrieron por toda la región, y comenzaron a traer a quienes estaban enfermos sobre sus camillas, donde oían que Él estaba. 56En cualquier parte que el entrara, en villas, o en ciudades, o en el campo, la gente sacaba a los enfermos a las plazas, y le rogaban que les permitiera tocar sólo el borde de su vestido; y todos los que lo tocaban sanaban.
1Los fariseos y algunos de los escribas que llegaron de Jerusalén fueron donde Jesús. 2Cuando vieron a algunos de los discípulos de Jesús comiendo pan con manos impuras, es decir, sin lavárselas, lo encontraron errado. 3(Pues los fariseos, y todos los judíos, no comen sin lavar antes sus manos y antebrazos, manteniendo la tradición de los ancianos. 4No comen cuando vienen de la plaza de mercado, sin antes bañarse[52], y hay muchas otras cosas, que han recibido y mantenido: lavado de copas, jarras, recipientes de bronce y camas.) 5Los fariseos y los escribas le preguntaron, «¿Por qué tus discípulos no andan de acuerdo a la tradición de los ancianos, y comen[53] sin lavarse las manos?»
6Él les contestó, «Bien hizo Isaías profecías sobre su hipocresía, como está escrito,
`Esta gente me honra con sus labios, Pero su corazón está lejos de mi.
7Pero en vano me alaban mientras enseñan como doctrinas los mandamientos de los hombres.´
8«Pues ustedes dejan de lado los mandamientos de Dios, y siguen estrictamente la tradición de los hombres; el lavado de jarras y copas, y hacen muchas otras de tales cosas.» 9Él les dijo, «Rechazan por completo los mandamientos de Dios, para poder mantener su tradición. 10Moisés dijo, `Honra a tu padre y a tu madre;´ y, `Quien maldiga a su padre o a su madre, que sea condenado a muerte.´ 11Pero ustedes dicen, `Si un hombre dice a su padre o su madre, «Cualquier ganancia que pudieras haber recibido de mi es Corban[54], es decir, es dada a Dios[55];»´ 12y así ustedes no le permiten a alguien hacer algo por su padre o su madre, 13anulando la palabra de Dios por su tradición, que han continuado. Ustedes hacen muchas cosas como esta.»
14Jesús llamó la multitud y les dijo, «Escúchenme, todos y entiendan. 15No hay nada de afuera del hombre, que pueda entrar y hacerlo impuro; pero lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. 16Si alguno tiene oídos para escuchar, ¡escuche!»
17Cuando se alejó de la multitud y entró a la casa, sus discípulos le preguntaron sobre la parábola. 18Él les dijo, «¿No comprenden ustedes tampoco? ¿No se dan cuenta que todo lo que entra de afuera del hombre no lo puede hacer impuro, 19porque no va a su corazón, sino a su estomago, y entonces a la letrina, haciendo así que todas las comidas sean puras?» 20Dijo, «Es lo que sale del hombre, lo que lo hace impuro. 21Porque de adentro, de los corazones de los hombres, proceden malos pensamientos, adulterios, pecados sexuales, asesinatos, robos, 22codicia, inmoralidad, fraudes, deseos lujuriosos, malos ojos, blasfemia, vanidad y estupidez. 23Todas estas cosas malas vienen de adentro, y hacen impuro al hombre.»
24Jesús se fue de allí a los límites de Tiro y Sidón[56]. Entró a una casa y aunque no deseaba que nadie lo supiera, no pudo evitar que se dieran cuenta. 25Una mujer cuya pequeña hija estaba poseída por un espíritu impuro escuchó sobre Jesús, llego donde Él y se arrojo a sus pies. 26La mujer era griega[57], una sirofenicia de nacimiento. Le suplicó que expulsara al demonio fuera de su hija. 27Pero Jesús le dijo, «Deja que los niños se llenen primero, pues no es apropiado quitarles el pan y dárselo a los perritos.»
28Pero ella le contestó, «Si Señor. Pero hasta los perritos debajo de la mesa comen de las migajas de los niños.»
29Él le dijo, «Por lo que has dicho, ve por tu camino. El demonio ha salido de tu hija.»
30Ella se fue para su casa, y encontró a la niña que había yacido en cama, con el demonio ya expulsado.
31Nuevamente el partió de los límites de Tiro y Sidón, y fue hacia el lago de Galilea, cruzando la región de Decapolis[58]. 32La gente le llevo a un sordo que también tenía impedimento para hablar. Le rogaron que pusiera su mano sobre él. 33Él lo condujo lejos de la multitud, en privado, puso sus dedos sobre sus oídos, escupió saliva y tocó su lengua. 34Mirando al cielo, suspiró, y le dijo, «¡Ephphatha!» que significa, «¡Ábrete!» 35Inmediatamente sus oídos se abrieron, y el impedimento de su lengua quedo liberado, y habló claramente. 36Jesús les indico que no debían decirlo a nadie, pero entre más les indicaba, más ampliamente lo proclamaban. 37La gente estaba asombrada fuera de toda medida y decía, «¡Él ha hecho todo bien. Ha hecho que los sordos oigan, y que los mudos hablen!»
1En aquellos días, se reunió una gran multitud, y no había nada para comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo, 2«Tengo compasión de la multitud, porque se ha quedado conmigo ya tres días, y no tiene nada que comer. 3Si los envió en ayunas a sus casas, se debilitarán en el camino, porque algunos han venido por un camino largo.»
4Sus discípulos le contestaron, «¿De donde podríamos satisfacer a estas personas con pan en un lugar desierto[59]?»
5Él les preguntó, «¿Cuántos pedazos de pan tienen?»
Ellos dijeron, «Siete.»
6Jesús ordenó a la multitud sentarse en el piso, y tomó los siete pedazos. Habiendo dado gracias[60], los partió, y los dio a sus discípulos para servirlo, y ellos sirvieron a la multitud. 7Tenían unos pocos pescados pequeños. Habiéndolos bendecido, dijo que también los sirvieran. 8La gente comió y quedo satisfecha. Recogieron hasta siete canastos de los pedazos de pan que sobraron. 9Los que comieron eran cerca de cuatro mil. Entonces los envió a sus casas[61].
10Después Jesús subió al bote con sus discípulos, y llegaron a la región de Dalmanuta. 11Los fariseos salieron y comenzaron a cuestionarlo[62] buscando de Él una señal del cielo, y probándolo. 12Jesús suspiró profundamente en su espíritu, y dijo, «¿Por qué esta generación[63] busca una señal? Con certeza les digo, ninguna señal le será dada a esta generación.»
13Los dejó, y nuevamente subiendo al bote, partió a la otra orilla. 14Olvidaron subir pan; y en el bote no tenían más que un pedazo consigo. 15Los instruyó diciendo«Estén atentos: cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.»
16Razonaron entre ellos diciendo «Es porque no tenemos pan.»
17Jesús, percibiéndolo, les dijo, «¿Por qué piensan que es porque no tienen pan? ¿No se dan cuenta aún, ni entienden? ¿Están sus corazones aún endurecidos? 18¿Teniendo ojos, no ven? ¿Teniendo oídos, no escuchan? ¿No recuerdan 19cuando repartí los cinco panes entre cinco mil, cuántos canastos llenos de pedazos recogieron?
Ellos le dijeron, «Doce.»
20«Cuando los siete panes alimentaron a cuatro mil, ¿Cuántos canastos llenos de pedazos recogieron?»
Le dijeron, «Siete.»
21Él les preguntó, «¿No entienden aún?»
22Llegó[64] a Betsaida. Le llevaron un hombre ciego, y le rogaron que lo tocara. 23Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevo fuera del pueblo. Después de humedecerle los ojos con saliva y colocar sus manos sobre él, le preguntó si veía algo.
24Alzó la mirada y dijo, «Veo hombres; los veo como arboles caminando.»
25Nuevamente puso sus manos sobre los ojos del ciego. Él miró fijamente, y quedó sano, y vio a todo el mundo claramente. 26Jesús lo mando para su casa diciéndole, «No entres al pueblo, ni le digas a nadie del pueblo.»
27Jesús se fue con sus discípulos a las aldeas de Cesarea Filipo. En el camino les preguntó a sus discípulos, «¿Quién dicen los hombres que soy yo?»
28Ellos le dijeron, «Juan el bautiza, otros dicen Elías, y otros que alguno de los profetas.»
29Jesús les dijo, «¿Pero ustedes quién dicen que soy yo?»
Pedro contestó, «Tu eres el Mesías[65].»
30Jesús les ordenó no contarle a nadie sobre Él. 31Comenzó a enseñarles que el hijo del hombre debería sufrir muchas cosas y sería rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los escribas, sería asesinado y luego de tres días resucitaría. 32Jesús les habló abiertamente. Pedro lo apartó de los demás y comenzó a reprenderlo. 33Jesús volteándose y mirando a sus discípulos reprendió a Pedro diciéndole, «¡Aléjate de mi, Satanás! Pues tienes en la mente no las cosas de Dios sino las del hombre.»
34Llamó hacia Él a la multitud junto con sus discípulos, y les dijo, «Quien desee seguirme, nieguese a si mismo, tome su cruz y sígame. 35Pues quien quiera salvar su vida la perderá y el que pierda su vida a causa mía y la de la Buena Nueva la salvará. 36Pues ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? 37¿Qué dará un hombre a cambio de su vida? 38De quien se apene de mi y de mis palabras en esta generación adultera y pecadora, el Hijo del Hombre también se apenará, cuando venga en la gloria del Padre con sus ángeles sagrados.»
1Les dijo, «Con seguridad les digo, hay algunos aquí presentes que no probarán de forma alguna la muerte hasta que vean venir el Reino de Dios con todo su poder.»
2Después de seis días Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y los llevo a una montaña alta donde estaban en privado, y la forma de Jesús cambió en frente de ellos. 3Su ropa se volvió brillante, excesivamente blanca, como la nieve, como ningún lavandero sobre la tierra puede blanquearla. 4Elías y Moisés aparecieron ante ellos, y hablaron con Jesús.
5Pedro le dijo a Jesús, «Rabí, es muy bueno para nosotros estar aquí. Hagamos tres tiendas: una para ti, una para Moisés y una para Elías» 6Porque él no sabía que decir, pues estaban muy asustados.
7Una nube llegó y los cubrió y una voz salió de la nube, «Este es mi Hijo amado. Escúchenlo.»
8De repente al mirar alrededor, ya no vieron a nadie más con ellos, sólo a Jesús
9Cuando bajaban de la montaña, Jesús les indicó no contar lo que habían visto, sino hasta que el Hijo del Hombre se hubiera levantado de la muerte. 10Ellos mantuvieron estas palabras en si mismos, cuestionándose el significado de «levantado de la muerte»
11Le preguntaron «¿Por qué los escribas dicen que Elías debe venir primero?»
12Él les contesto«Elías de hecho vino primero, y restauró[66] todo. ¿Por qué está escrito sobre el Hijo del Hombre, que debe sufrir muchas cosas y ser despreciado[67]? 13Pero les digo que Elías ha venido, y ellos han hecho con él lo que han querido, así como está escrito sobre él.»
14Cuando volvió donde los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas cuestionándolos. 15Entonces, cuando la multitud lo vio quedó asombrada, y corrió hacia Él para saludarlo. 16Él preguntó a los escribas, «¿Qué están preguntándoles?»
17Uno de la multitud respondió, «Maestro, te he traído mi hijo quien tiene un espíritu mudo; 18y siempre que lo toma lo tira al suelo, vota espuma por la boca, rechinan sus dientes y queda exhausto. He pedido a tus discípulos que lo expulsen, pero ellos no pudieron.»
19Jesús le contesto, «Generación poco creyente, ¿Cuánto tiempo debo estar con ustedes? ¿Cuánto tiempo debo cargarlos? Traíganmelo.»
20Se lo trajeron, y cuando lo vio de inmediato el espíritu lo hizo convulsionar, y cayo a tierra, revolcándose y votando espuma por la boca.
21Jesús le preguntó al padre, «¿Cuánto tiempo ha pasado desde que esto le ha ocurrido?»
Él le contestó, «Desde niño. 22A menudo lo ha tumbado tanto en el fuego como en el agua, para destruirlo. Pero si tu puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.»
23Jesús le dijo, «Si puedes creer, todo es posible para el que cree.»
24Inmediatamente el padre del niño dijo con lágrimas, «¡Yo creo. Ayuda a mi falta de fe!»
25Cuando Jesús vio a la multitud que venía corriendo en grupo, reprendió al espíritu impuro, diciéndole, «¡Tú espíritu mudo y sordo, te ordeno salir de él, y nunca más volver a entrar en él!»
26Habiendo chillado y convulsionado fuertemente, salió de él. El niño quedó como muerto; tanto que algunos decían, «Está muerto.» 27Pero Jesús lo tomo de la mano, lo levantó; y él se levantó[68].
28Cuando Jesús había entrado a la casa, sus discípulos le preguntaron en privado, «¿Por qué no pudimos sacarlo?» 29Él les dijo, «Este tipo no puede salir con nada, excepto con oración y ayuno.»
30Salieron de allí, y pasaron por Galilea. Él no quería que la gente lo supiera. 31Estaba enseñando a sus discípulos y les decía «El Hijo del Hombre está siendo pasado a manos de los hombres, y ellos lo matarán; y después de muerto, al tercer día se levantará de nuevo.»
32Pero ellos no entendieron lo que decía, y les asustaba preguntarle.
33Jesús llegó a Capernaum, y cuando estaba en la casa les preguntó, «¿Qué estaban discutiendo entre ustedes en el camino?»
34Pero ellos estaban silencioso, porque en el camino habían estado discutiendo unos con otros sobre quien era el más grande.
35Él se sentó, y llamó a los doce; y les dijo«Si algún hombre desea ser el primero, debe ser el último de todos, y servirlos a todos.» 36Tomó a un pequeño niño, y lo puso en el medio de ellos. Tomándolo en sus brazos, les dijo, 37«Cualquiera que reciba uno de estos pequeños en mi nombre, me recibe a mí, y quien me recibe a mí no me recibe a mí, sino al que me envió.»
38Juan le dijo, «Maestro, vimos a alguien que no nos sigue expulsando demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque él no nos sigue.»
39Pero Jesús dijo, «No se lo prohíban, porque no hay nadie que haga un trabajo maravilloso, y que rápidamente pueda hablar mal de mí. 40Porque cualquiera que no esté contra nosotros está a nuestro lado. 41Y cualquiera que les de un vaso de agua para beber en mi nombre, porque ustedes son de Cristo, con seguridad les digo, que él no perderá su recompensa. 42Cualquiera que haga que uno de estos pequeños que creen en mí se equivoque, sería mejor para él ser arrojado al mar con una piedra atada al cuello. 43Si tu mano te hace errar, córtatela. Es mejor para ti entrar a la vida mutilado, que teniendo tus dos manos ir a la Gehena[69], en el fuego inextinguible, 44`donde su remordimiento no muere, y el fuego no se apaga.´ 45Si tu pie te hace errar, córtatelo. Es mejor para ti entrar a la vida cojo, que tener tus dos pies y ser expulsado a la Gehena, en el fuego que nunca se extingue. 46`donde su remordimiento no muere y el fuego no se apaga.´ 47Si tu ojo te hace errar, sácatelo. Porque es mejor para ti entrar al Reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser expulsado a la Gehena de fuego, 48`donde su remordimiento no muere, y el fuego no se apaga.´ 49Porque todos serán salados con fuego[70], y todo sacrificio será sazonado con sal. 50La sal es buena, pero si la sal pierde su sabor, ¿Con qué la sazonarás? Tengan sal en ustedes mismos, y estén en paz unos con otros.»
1Jesús se levanto de allí y fue a los límites de Judea y más allá del Jordán. Multitudes fueron a Él nuevamente. Y de nuevo les enseñó como usualmente hacia. 2Los fariseos fueron donde Jesús para probarlo, y le preguntaron, «¿Es legal para un hombre divorciarse de su esposa?»
3Él contestó, «¿Qué les ordenó Moisés?»
4Ellos dijeron, «Moisés permitió que se escribiera un certificado de divorcio, para separarse de ella.»
5Pero Jesús les dijo, «Por la dureza de sus corazones, él les escribió esa orden. 6Pero desde el comienzo de la creación, `Dios los hizo hombre y mujer. 7Por esto un hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, 8y los dos serán una carne,´ así que ya no son dos, sino una carne. 9Entonces lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.»
10En la casa, sus discípulos le preguntaron nuevamente sobre el asunto. 11Él les dijo, «Cualquiera que se divorcie de su esposa, y se case con otra, comete adulterio contra ella. 12Si una mujer se divorcia de su esposo y se casa con otro, ella comete adulterio.»
13La gente le estaba trayendo niños pequeños, para que Él los tocara, pero los discípulos reprendieron a quienes los estaban trayendo. 14Cuando Jesús lo vio se indigno y les dijo, «¡Dejen que los niños pequeños vengan a mi! No se lo prohíban, porque el Reino de Dios pertenece a aquellos como estos[71]. 15Con seguridad les digo, quien no reciba el Reino de Dios como un niño pequeño, no entrará de forma alguna.» 16Los tomó en sus brazos, y los bendijo, poniendo sus manos sobre ellos.
17Cuando salía hacia el camino, alguien corrió donde estaba, se arrodilló ante Él y le preguntó, «Buen Maestro, ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?»
18Jesús le dijo, «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno excepto el único Dios. 19Tu sabes los mandamientos: `No mates,´ `No cometas adulterio,´ `No robes,´ `No des testimonio falso,´ `No engañes,´ `Honra a tu padre y a tu madre.´»
20Él le dijo, «Maestro, he hecho todas estas cosas desde mi juventud.»
21Jesús mirándolo, lo amó[72] y le dijo, «Una cosa te hace falta. Ve, vende lo que tengas y dalo a los pobres, y tendrás un un tesoro en el cielo; y ven, sígueme cargando tu cruz[73].»
22Pero su cara se entristeció con esas palabras, y se fue apenado, porque tenía muchas posesiones. 23Jesús miró alrededor, y les dijo a sus discípulos, «¡Que difícil es para los que tienen riquezas entrar en el Reino de Dios!»
24Los discípulos estaban desconcertados por sus palabras. Pero Jesús les dijo de nuevo, «Hijos, ¡que duro es para los que confían en las riquezas entrar en el Reino de Dios! 25Es más fácil para un camello[74] pasar por el ojo de una[75] aguja que para un rico entrar al Reino de Dios.»
26Los discípulos estaban extremadamente asombrados, y le decían, «Entonces ¿Quién puede salvarse[76]?»
27Jesús mirándolos, dijo«Con hombres es imposible, pero no con Dios, porque todas las cosas son posibles con Dios.»
28Pedro comenzó a decirle, «Observa, nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido.»
29Jesús le dijo, «Con seguridad te digo, no hay quien haya dejado su casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos, o tierra, por mi causa, y por causa de la Buena Nueva, 30sin recibir cien veces más. Ahora en este tiempo casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierra con persecuciones; y en la época que viene: vida eterna. 31Y muchos de los que son primeros serán los últimos; y los últimos serán primeros.»
32Estaban en el camino a Jerusalén; y Jesús andaba al frente de ellos, y ellos estaban maravillados; y los que los seguían estaban asustados. Él nuevamente tomó a los doce y comenzó a decirles cosas que iban a ocurrirle. 33«Observen, vamos a Jerusalén. El Hijo del Hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y escribas. Ellos lo condenarán a muerte, y lo entregarán a los gentiles. 34Ellos se burlarán de Él, lo escupirán, lo azotarán, y lo matarán. Al tercer día Él resucitará de nuevo.»
35Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron, diciendo, «Maestro, queremos que hagas por nosotros lo que te pidamos.»
36Él les dijo, «¿Qué quieren que haga por ustedes?»
37Ellos le contestaron, «En tu gloria, concédenos que podamos sentarnos, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
38Pero Jesús les dijo, «No saben lo que están pidiendo. ¿Pueden ustedes beber la copa que yo bebo, y ser bautizados con el bautismo que yo soy bautizado?»
39Ellos le dijeron, «Si podemos.»
Jesús les dijo, «Ustedes de hecho beberán de la copa que yo bebo, y serán bautizados con el bautismo que yo soy bautizado; 40pero no está en mí conceder sentarse a mi derecha o a mi izquierda, excepto para quienes esto ha sido preparado.»
41Cuando los diez oyeron, comenzaron a indignarse con Santiago y Juan.
42Jesús los llamó y les dijo, «Ustedes saben que aquellos que son reconocidos como mandatarios sobre las naciones las gobiernan y ejercen su poder sobre ellas. 43Pero no será así entre ustedes, el que quiera ser más que el otro será su sirviente. 44El que quiera de ustedes ser el primero, deberá ser el sirviente de todos. 45Pues también el hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida para la redención de muchos.»
46Llegaron a Jericó. Al salir de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, el hijo de Timeo, Bartimeo quien era un mendigo ciego estaba sentado al lado del camino. 47Cuando escuchó que era Jesús el Nazareno comenzó a gritar y decía, «¡Jesús, hijo de David ten piedad de mi!» 48Muchos lo reprendían diciéndole que debía hacer silencio, pero el gritaba aun más, «¡Tu hijo de David, ten piedad de mi!»
49Jesús se detuvo, y dijo «Llámenlo.»
La gente llamó al ciego, diciéndole, «¡Alégrate! Levántate. ¡Jesús te está llamando!»
50Él, votando su manta, saltó y fue donde Jesús.
51Jesús le preguntó, «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le dijo, «Raboni[77], que yo pueda ver de nuevo.»
52Jesús le dijo, «Ve por tu camino. Tu fe te ha hecho bien.» De inmediato él recibió su vista, y siguió a Jesús en el camino[78].
1Cuando se acercaron a Jerusalén, en Betfagé y Betania, en el Monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, 2y les dijo, «Sigan el camino hasta el pueblo que está enfrente[79]. Cuando entren encontrarán un burro joven amarrado sobre el que nadie se ha sentado. Desamárrenlo, y traíganlo. 3Si alguien les pregunta, `¿Por qué están haciendo eso?´ digan, `El señor lo necesita y pronto lo enviará de regreso aquí.´»
4Fueron y encontraron un burro joven atado a una puerta sobre la calle, y lo desataron. 5Algunos de los que estaban allí les preguntaron «¿Qué están haciendo, desamarrando el burro?» 6Les dijeron tal como Jesús les había dijo, y ellos los dejaron ir.
7Llevaron el burro donde Jesús, le pusieron sus capas y Jesús se sentó sobre este. 8Muchos pusieron sus vestidos sobre el camino y otros cortaron ramas de los árboles, y las esparcieron por el camino. 9Los que iban al frente y los que los seguían, decían, «¡Hosanna! ¡Bendito es el que viene en el nombre del Señor! 10¡Bendito es el reino de nuestro padre David que esta viniendo en el nombre del Señor! ¡Hosanna en lo más alto!»
11Jesús entró en el templo en Jerusalén; después de haber mirado todo alrededor, cuando se hizo tarde fue a Betania con los doce.
12Al día siguiente, cuando habían vuelto de Betania, tuvo hambre. 13Viendo a cierta distancia una higuera con hojas, se acercó para ver si podía encontrar algo en ella. Cuando estuvo cerca, no encontró más que hojas, porque no era época de higos. 14Jesús le dijo, «¡Que nadie pueda volver a comer frutos de ti!» y sus discípulos lo escucharon.
15Fueron a Jerusalén[80], Jesús entró al templo, y comenzó a expulsar a los que vendían y compraban en el templo, y tumbó las mesas de los que cambiaban dinero, y las sillas de aquellos que vendían palomas. 16Tampoco permitía que alguien cargara un recipiente[81] por el templo. 17Enseñaba, diciéndoles «¿No está escrito, `Mi casa será llamada una casa de oración para todas las naciones?´ ¡Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!»
18Los jefes de los sacerdotes y de los escribas lo escucharon, y buscaron como podrían destruirlo. Porque le temían, pues toda la multitud estaba asombrada con su enseñanza.
19Cuando llegó la noche, salió de la ciudad. 20En la mañana cuando pasaban, vieron la higuera seca desde la raíz. 21Pedro, recordando, lo que Jesús había dicho, le dijo «¡Rabí, mira! La higuera que maldijiste se secó.»
22Jesús les contesto, «Tengan fe en Dios. 23Con seguridad les digo, quien le diga a esta montaña, `Levántate y arrójate al mar, y no dude en su corazón, sino que crea que lo que dice está pasando; tendrá cualquier cosa que diga. 24Por eso les digo, todas las cosas por las que recen y pidan, crean que las han recibido, y las tendrán. 25Siempre que se detengan a orar, perdonen, si tienen algo contra alguien; para que su Padre, que está en el cielo, pueda también perdonarlos por sus transgresiones. 26Pero si ustedes no perdonan, su Padre en el cielo tampoco perdonará sus transgresiones.»
27Regresaron a Jerusalén otra vez y cuando Jesús estaba caminando en el templo, los jefes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos se le acercaron. 28y comenzaron a decirle, «¿Con qué autoridad haces estas cosas? o ¿Quién te dio la autoridad para hacer estas cosas?»
29Jesús les dijo, «Yo les haré una pregunta. Contéstenme y yo les diré con que autoridad hago estas cosas. 30¿El bautizo de Juan era del cielo o de los hombres? Contéstenme.»
31Razonaron entre ellos, diciendo, «Si contestáramos, `Del cielo;´ Él dirá, `¿Por qué no le creyeron?´» 32Si contestaban, `De hombres´ temían a la gente, porque todos todos tenían a Juan como un profeta. 33Ellos le contestaron a Jesús, «No sabemos.»
Jesús les dijo, «Tampoco les diré con que autoridad hago estas cosas.»
1Comenzó a hablarles en parábolas. «Un hombre plantó una viña, puso una cerca a su alrededor, cavó un hoyo para la prensa de vinos, construyó una torre, la rentó a algunos campesinos[82] y se fue a otro país[83]. 2Cuando fue el tiempo, envió a un sirviente donde los campesinos para tomar su parte de los frutos de la viña. 3Lo tomaron, lo golpearon, y lo sacaron con las manos vacías. 4Nuevamente, les envió otro siervo; y ellos lo apedrearon, lo hirieron en la cabeza[84], y lo sacaron tratándolo aberrantemente. 5Nuevamente envió otro; y ellos lo mataron; así como a muchos otros, golpeando algunos, y matando a otros. 6Entonces aún teniendo otro, a su hijo amado, se los envió por último diciendo, `Ellos respetarán a mi hijo.´ 7Pero los campesinos dijeron entre ellos, `Este es el heredero. Vengan, matémoslo y la herencia será nuestra.´ 8Ellos lo tomaron, lo mataron y lo sacaron de la viña. 9¿Qué hará entonces el señor de la viña? Vendrá y destruirá a los campesinos, y dará la viña a otros. 10¿No han leído esta Escritura
`La piedra que los constructores rechazaron, La misma fue convertida en cabeza de la esquina.
12Ellos trataban de apresarlo, pero temían a la multitud; porque percibieron que con la parábola Él hablaba en contra de ellos. Lo dejaron, y se fueron. 13Le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le pusieran una trampa con sus palabras. 14Cuando llegaron, le preguntaron, «Maestro, sabemos que eres honesto y no defraudas a nadie; porque no estás parcializado por alguien, sino que verdaderamente enseñas el camino de Dios. ¿Está permitido pagar impuestos al Cesar o no? 15¿Debemos darlos o no darlos?»
Pero Él conociendo su hipocresía les dijo, «¿Por qué me prueban? Traíganme un denario, para poder verlo.»
Él les dijo, «¿De quien es esta imagen y esta inscripción?»
Ellos le contestaron, «Del Cesar.»
17Jesús les contestó, «Den al Cesar las cosas que son del Cesar, y a Dios las cosas que son de Dios.»
Se maravillaron grandemente de Él.
18Allí llegaron a Él unos Saduceos, quienes sostenían que no hay resurrección. Le preguntaron, 19«Maestro, Moisés nos escribió, `Si el hermano de un hombre muere, y deja una esposa tras él, y no deja niños, su hermanos deben tomar la esposa, y continuar la familia por su hermano.´ 20Había siete hermanos. El primero tomó una esposa, y al morir no dejó descendencia. 21El segundo la tomó, y murió, sin dejar hijos tras él. El tercero de la misma forma; 22y los siete la tomaron sin dejar hijos. La mujer fue la ultima en morir. 23En la resurrección, [85]¿De cuál de todos será esposa? Pues los siete la tuvieron como esposa.»
24Jesús les contestó, «¿No es esto porque ustedes están equivocados, sin conocer las escrituras, ni el poder de Dios? 25Pues cuando resuciten de los muertos no estarán casados ni se entregarán en matrimonio, sino que son como los ángeles en el cielo. 26Acaso sobre la resurrección de los muertos; ¿No han leído en el libro de Moisés sobre la zarza, como Dios le habló, diciendo, `Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?´ 27Él no es el Dios de los muertos, sino de los vivos. Ustedes por lo tanto están realmente equivocados.»
28Uno de los escribas fue y los escuchó discutiendo juntos. Sabiendo que Jesús les había contestado bien le pregunto, «¿Cuál mandamiento es el más importante de todos?»
29Jesús contestó, «El más importante es, `Escucha Israel, El Señor nuestro Dios el Señor es uno: 30amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza. ´ Este es el primer mandamiento. 31El segundo es así, `Amarás a tu prójimo como a ti mismo.´ No hay otros mandamientos más importante que estos.»
32El escriba le dijo a Jesús, «Realmente maestro, haz dicho bien que Él es uno y que no hay otro sino Él, 33y amarlo con todo el corazón, todo el entendimiento, todo el alma y con toda la fuerza, y amar al prójimo como a sí mismo son más importante que todas las ofrendas que se queman y los sacrificios.»
34Cuando Jesús vio que contestó sabiamente le dijo, «Tú no estás lejos del Reino de Dios.»
Nadie se atrevió a hacerle más preguntas después de esta. 35Jesús dijo mientras enseñaba en el templo, «¿Cómo es que los escribas dicen que el Cristo es el hijo de David? 36Pues David mismo dijo inspirado por el Espíritu Santo,
`El Señor le dijo a mi Señor, Siéntate a mi mano derecha, Hasta que haga de tus enemigos un estrado para tus pies.´
37Entonces David mismo lo llama Señor, así que ¿Cómo puede ser Él su hijo?»
La gente común lo escuchó con agrado. 38En su enseñanza les decía, «Tengan cuidado de los escribas, a quienes les gusta caminar con mantos largos y ser saludados en las plazas, 39ocupar los mejores lugares en las sinagogas, y ocupar los mejores puestos en los banquetes: 40aquellos que devoran en las casas de las viudas y pretenden hacer largas oraciones, serán los que reciban mayor condena.»
41Jesús se sentó al frente del deposito para limosnas, y observó como la multitud ponía dinero allí. Muchos que eran ricos ponían mucho. 42Una viuda pobre fue y puso dos pequeñas monedas de cobre, [86] que equivalían a una moneda cuadrante. [87] 43Jesús llamó a los discípulos y les dijo «Con seguridad les digo, esta pobre viuda dio más que todos los que están dando limosna, 44porque todos ellos dieron de su abundancia, pero ella, de su pobreza, dio todo lo que tenía para vivir.»
1Cuando salía del templo, uno de sus discípulos le dijo, «Maestro, ¡mira que clase de piedras y que clase de construcciones!»
2Jesús le dijo, «¿Ves estos grandes edificios? No quedara una piedra sobre otra, cada una será derribada.»
3Mientras se sentaba en el Monte de los Olivos al frente del templo, Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron en privado, 4«Dinos, ¿Cuándo ocurrirán esas cosas? ¿Cuál será la señal de que estas cosas están cerca de ocurrir?»
5Jesús, contestando, comenzó a decirles, «Cuiden que nadie los guié para perderlos. 6Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo, ¡Yo soy Él![88]´ y harán perder a muchos.
7«Cuando escuchen de guerras y rumores de guerras, no se perturben. Porque eso debe ocurrir, pero no será el fin. 8Porque unas naciones se alzarán contra otras, y unos reinos contra otros. Habrá terremotos en varias partes. Habrá hambrunas y problemas. Estas cosas son el comienzo de los dolores del parto. 9Pero cuídense a si mismos, porque la gente los enviará a los consejos. Serán golpeados en las sinagogas. Estarán frente a mandatarios y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos. 10Primero la Buena Nueva[89] debe ser predicada en todas las naciones. 11Cuando los conduzcan y los entreguen, no tengan ansiedad antes, ni premediten lo que dirán, pero digan lo que les será dado en esa hora. Porque no serán ustedes quienes hablen sino el Espíritu Santo
12«Un hermano enviará a su hermano a la muerte, y un padre a su hijo. Los hijos se levantarán contra sus padres, y causarán que sean enviados a la muerte. 13Ustedes serán odiados por todos los hombres por causa de mi nombre, pero aquel que persevere hasta el fin, lo mismo será salvado. 14Y cuando vean la abominación y la desolación, de la que hablaba Daniel el profeta, estando donde no debería (que el lector entienda), entonces que aquellos que estén en Judea huyan a las montañas, 15y aquel que este en la azotea de la casa que no baje, ni entre, para sacar algo de su casa. 16Aquel que esté en el campo que no regrese a recoger su abrigo. 17¡Pero pobres de quienes estén con niños[90] o de las que amamanten bebes en esos días! 18Rueguen para que su huida no sea en invierno. 19Porque en esos días habrá opresión[91], como no la ha habido hasta ahora desde el comienzo de la creación que Dios hizo, y como no la habrá nunca más. 20Si no fuera porque el Señor acortara esos días, no se salvaría carne alguna; pero por causa de los elegidos, que Él escogiera, Él acortará esos días. 21Entonces si alguien les dice, `¡Miren, aquí está Cristo!´ o, `¡Miren, ahí!´ no le crean. 22Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y mostrarán señales y maravillas, que podrán guiar para perder, si es posible, incluso a los elegidos. 23Pero estén atentos.
«Observen, que les he dicho todo esto con anterioridad. 24Y en esos días después de la opresión, el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, 25las estrellas caerán del cielo, y los poderes que están en los cielos se agitarán. 26Entonces verán al Hijo del Hombre viniendo en nubes con gran poder y gloria. 27Entonces Él enviará a sus ángeles, y agrupará a sus elegidos desde los cuatro vientos, desde los confines de la tierra y los confines del cielo.
28«Ahora de la higuera, aprendan esta parábola. Cuando la rama se ponga suave, y salgan sus hojas, ustedes sabrán que el verano está cerca; 29lo mismo será con ustedes, cuando vean que estás cosas están por ocurrir, sepan que está cerca, en la puerta. 30Con seguridad les digo, esta generación[92] no pasará sin que todo esto ocurra. 31Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32Pero el día y la hora nadie los conoce, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. 33Observen, estén alerta, y recen; porque ustedes no saben cuando sea el tiempo.
34«Es como un hombre, que viaja a otro país, dejando su casa, y dando autoridad a sus siervos, y a cada uno su trabajo, y también ordenará al portero estar atento. 35Entonces estén atentos, porque ustedes no saben cuando llega el Señor de la casa, si en la tarde, o a media noche, o cuando el gallo cante, o en la mañana; 36que no los encuentre durmiendo si llega de repente. 37Lo que les digo, se lo digo a todos: Estén atentos.»
1Faltaban en ese entonces dos días para la fiesta de pascua y de los panes sin levadura, y los jefes de los sacerdotes y de los escribas buscaban como podían hacerlo caer con algún fraude y como matarlo. 2Porque habían dicho, «No durante la fiesta, porque la gente podría rebelarse.»
3Mientras estaba en Betania, en la casa de Simón el leproso, cuando se sentaba a la mesa, llegó una mujer con una jarra de alabastro con un aceite de nardo puro, muy costoso. Rompió el jarro, y lo vertió sobre la cabeza de Jesús. 4Pero algunos[93] se indignaron entre ellos, diciendo, «¿Por qué se ha gastado este aceite? 5Se hubiera podido vender por más de trecientos denarios[94], y darlos a los pobres.» Ellos murmuraban contra ella[95].
6Pero Jesús dijo, «Déjenla tranquila. ¿Por qué la molestan? Ella ha hecho un buen trabajo conmigo. 7Porque siempre tendrán a los pobres con ustedes y siempre que lo deseen pueden hacerles el bien; pero no siempre me tendrán. 8Ella ha hecho lo que ha podido[96]. Ha preparado con aceite mi cuerpo antes del entierro. 9Con seguridad les digo, donde quiera que esta Buena Nueva se predique en el mundo, lo que está mujer ha hecho también será dicho en conmemoración de ella.»
10Judas Iscariote, que era uno de los doce, fue donde los jefes de los sacerdotes, diciéndoles que él podía entregarles a Jesús. 11Cuando ellos lo escucharon, se alegraron, y prometieron darle dinero. Él buscó como podría entregarlo convenientemente. 12El primer día de pan sin levadura, cuando ofrecían la Pascua, sus discípulos le preguntaron, «¿Donde quieres que vayamos a preparar la cena de Pascua?»
13Él envió a dos de sus discípulos, y les dijo, «Vayan a la ciudad, allí encontrarán un hombre cargando un jarro de agua. Síganlo, 14y donde él entre, díganle al dueño de la casa, `Él Maestro dice «¿Donde está el cuarto de invitados, donde podré hacer la cena de Pascua con mis discípulos?»´ 15El mismo les mostrará en el piso de arriba una habitacíon grande, amoblada y lista. Alístenla para nosotros.»
16Sus discípulos fueron, llegaron a la ciudad y encontraron las cosas tal como Él les había dicho, y prepararon la Pascua.
17Cuando atardeció, Él llegó con los doce. 18Mientras se sentaban y cenaban, Jesús les dijo, «Con seguridad les digo, uno de ustedes me traicionará, uno que come conmigo.»
19Ellos comenzaron a preocuparse, y preguntaban uno a uno[97], «¿Seguramente no so yo?» Y otro decía, «¿Seguramente no soy yo?»
20Él les contestó, «Es uno de los doce, que remoja su comida conmigo en el plato. 21Porque con el Hijo del Hombre sucede tal y como está escrito sobre Él, pero ¡pobre de aquel por quien el Hijo del Hombre es traicionado! Sería mejor para ese hombre si no hubiera nacido.»
22Mientras comían, Jesús tomo pan, y tras bendecirlo, lo partió y lo entregó, diciendo, «Tomen, coman. Este es mi cuerpo.»
23Tomó la copa, y después de dar gracias, se las entregó. Todos tomaron de la copa. 24Les dijo, «Esta es mi sangre de la nueva alianza, que es derramada por muchos. 25Con seguridad les digo, no volveré a beber del fruto de la vid, hasta el día que lo tome de nuevo en el Reino de Dios.» 26Después de que habían cantado un himno[98], fueron al Monte de los Olivos
27Jesús les dijo, «Todos ustedes habrán de tropezar por mi causa esta noche, porque está escrito, `Golpearé al pastor, y las ovejas se dispersarán.´ 28Sin embargo, después de que resucité, iré ante ustedes en Galilea.»
29Pero Pedro le dijo, «Aún cuando todos tropiecen, yo no lo haré.»
30Jesús le dijo, «Con seguridad te digo, que tú, hoy, incluso esta noche, antes de que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres veces.»
31Pero él agregó, «Aún si tengo que morir contigo, no te negaré.» Todos ellos dijeron lo mismo.
32Llegaron a un lugar llamado Getsemaní. Él le dijo a sus discípulos, «Siéntense aquí, mientras oro.» 33Él tomó consigo a Pedro, Santiago y a Juan, y comenzó a afligirse y perturbarse. 34Él les decía, «Mi alma está extremadamente apenada, a causa de la muerte. Quédense aquí, y estén atentos.»
35Jesús se alejó un poco, y cayó a tierra, rezaba diciendo que si era posible, que la hora pasara lejos de Él. 36Decía, «Abba, Padre, todo es posible para ti. Por favor aleja esta copa de mí. Pero que no sea lo que yo quiero, sino lo que tu deseas.»
37Fue y encontró a los discípulos durmiendo, y le dijo a Pedro, «Simón, ¿Estás durmiendo? ¿No pudiste estar atento una hora? 38Estén atentos y oren, para que no caigan en tentación. De hecho, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.»
39Nuevamente se fue y oró, diciendo las mismas palabras. 40Nuevamente regresó y los encontró durmiendo, pues sus ojos estaban muy pesados, y ellos no sabían que decirle. 41Fue por tercera vez donde ellos, y les dijo, «Duerman ahora, y tomen su descanso. Es suficiente. La hora ha llegado. Observen, el Hijo del Hombre es traicionado y entregado a manos de los pecadores. 42Levántense, vámonos. Observen, él que me traiciona está a la mano.»
43De inmediato, mientras Jesús aún hablaba, Judas, uno de los doce, llegó junto con una multitud con espadas y palos, eran enviados de los jefes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos. 44El que lo traicionó, les había dado una señal diciendo, «Al que yo bese, ese es. Atrápenlo y llévenlo con seguridad.» 45Cuando había llegado, inmediatamente fue donde Él, y le dijo, «¡Rabí! ¡Rabí!» y lo besó. 46Ellos pusieron sus manos sobre él, y lo apresaron. 47Pero uno de los que allí estaban sacó su espada, y le dio a un siervo del sumo sacerdote, cortándole una oreja.
48Jesús les dijo, «¿Han venido, como contra un ladrón, con espadas y palos para apresarme? 49Estuve diariamente con ustedes en el templo enseñando, y ustedes no me arrestaron. Pero es así, como las Escrituras deben cumplirse.»
50Todos[99] lo abandonaron, y huyeron. 51Cierto joven que lo seguía, tenía una túnica como vestido, sobre su cuerpo desnudo. Al joven lo atraparon, 52pero él dejo la túnica, y huyó desnudo. 53Condujeron a Jesús donde el sumo sacerdote. Todos los sacerdotes jefes, los ancianos, y los escribas fueron junto con él.
54Pedro lo había seguido a cierta distancia, hasta que llegó a la corte del sumo sacerdote. Estaba sentado con los oficiales, calentándose a la luz del fuego. 55Entonces los jefes de los sacerdotes y el consejo completo buscó testigos contra Jesús para condenarlo a muerte, pero no encontraron. 56Porque muchos dieron falso testimonio contra Él, pero los testimonios de unos no coincidían con los de otros[100]. 57Algunos se levantaron , y dieron falso testimonio contra Él, diciendo, 58«Lo escuchamos decir, `Destruiré este templo que está hecho con manos, y en tres días construiré uno hecho sin manos.´» 59Pero aún así, sus testimonios no coincidían.
60El sumo sacerdote se paró en la mitad y preguntó a Jesús, «¿No tienes respuesta? ¿Qué es con estos que testifican contra ti?» 61Pero Él se mantuvo en silencio, y no contestaba. Nuevamente el sumo sacerdote le pregunto, «¿Eres tu Cristo, el Hijo del Bendecido?»
62Jesús dijo, «YO SOY. Verás al Hijo del Hombre sentando a la mano derecha del Poder, y viniendo con las nubes del cielo.»
63El sumo sacerdote rasgo su vestido, y dijo, «¿Para qué necesitamos más testigos? 64¡Ustedes han escuchado la blasfemia! ¿Qué piensan?» Todos lo condenaron a merecer la muerte. 65Algunos comenzaron a escupirlo, a cubrir su rostro, a golpearlo con sus puños, y a decirle «¡Profetiza!» Los oficiales lo golpeaban con la palma de las manos.
66Mientras Pedro estaba en el patio, una de las empleadas del sumo sacerdote llegó, 67y viendo a Pedro calentádose, lo miró, y le dijo, «¡Tu también estabas con el Nazareno, Jesús!»
68Pero él lo negó, diciendo, «No conozco, ni entiendo lo que dices.» Fue al pórtico, y el gallo cantó.
69La empleada lo vio, y nuevamente comenzó a decirle a los que estaban allí, «Este es uno de ellos.» 70Pero él nuevamente lo negó. Después de un tiempo, nuevamente algunos de los que estaban allí le dijeron a Pedro, «Verdaderamente tu eres uno de ellos, porque tu eres un Galileo, y tu forma de hablar lo muestra.» 71Pero el comenzó a maldecir, y a jurar, «¡No conozco a este hombre del que hablan!» 72El gallo cantó por segunda vez. Pedro recordó las palabras que Jesús le había dicho, «Antes de que el gallo cante dos veces, tu me habrás negado tres.» Cuando pensó sobre esto, lloró.
1En la mañana el jefe de los sacerdotes, con los ancianos y los escribas, y con el consejo entero, se reunió, ataron a Jesús y lo llevaron, para entregarlo a Pilato. 2Pilato le preguntó, «¿Eres tú el Rey de los Judíos?
Él contesto, «Tal como dices.»
3Los jefes de los sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. 4Pilato nuevamente le preguntó «¿No tienes respuesta? ¡Mira cuantas cosas testifican en contra tuya!»
5Pero Jesús no dio más respuestas, así que Pilato se maravillo.
6Durante la fiesta él solía liberar a uno de los prisioneros, aquel que le pidieran. 7Había uno llamado Barrabas, atado con algunos que habían hecho insurrección, los hombres de la insurrección habían cometido asesinato. 8La multitud, gritando, comenzó a pedirle que hiciera lo que siempre hacía por ellos. 9Pilato les contestó diciendo, «¿Quieren que libere para ustedes al Rey de los Judíos?» 10Porque él percibió que los jefes de los sacerdotes se lo habían enviado por envidia. 11Pero los jefes de los sacerdotes agitaron a la multitud, para que en cambio les liberara a Barrabas. 12Pilato nuevamente les preguntó «¿Qué debo hacer entonces con el que llaman el Rey de los Judíos?»
13Ellos gritaron de nuevo, «¡Crucifícalo!»
14Pilato les dijo, «¿Por qué, qué mal ha hecho?»
Pero la gente grito aún más, «¡Crucifícalo!»
15Pilato, queriendo complacer a la multitud, les liberó a Barrabas, y les entregó a Jesús después de azotarlo para que fuera crucificado. 16Los soldados lo condujeron dentro de la corte, en la tienda del pretor; y reunieron la cohorte [101] completa. 17Lo vistieron con un manto purpura, y tejieron una corona de espinas que pusieron sobre Él. 18Comenzaron a saludarlo, «Saludos, ¡Rey de los Judíos!» 19Golpeaban su cabeza con una vara, lo escupían, y doblando sus rodillas, le hacían homenaje. 20Después de haberlo ridiculizado, le quitaron el manto purpura, y le pusieron su propia ropa. Lo condujeron afuera para crucificarlo. 21Obligaron a uno de los que pasaban, uno que venía del campo, Simón de Cirenea, el padre de Alexander y Rufus, a ir con ellos, para que cargara la cruz. 22Lo llevaron al lugar llamado Gólgota, que traducido es, «El sitio de la calavera.» 23Le ofrecieron para beber vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó.
24Crucificándolo, se repartieron sus ropas entre ellos, echando suertes para decidir que debería tomar cada uno. 25Era la tercera hora[102], cuando lo crucificaron. 26La inscripción de su acusación estaba escrita sobre Él, «EL REY DE LOS JUDÍOS.» 27Con Él crucificaron a dos ladrones; uno a su derecha y el otro a su izquierda. 28Se cumplieron las Escrituras que dicen, «Él fue contado con transgresores.»
29Los que pasaban blasfemaban, inclinando sus cabezas y diciendo «¡Ha! Tu que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, 30¡sálvate a ti mismo y baja de la cruz!»
31Así mismo, los jefes de los sacerdotes ridiculizando entre ellos con los escribas decían, «Él salvó[103] a otros. Pero no se puede salvar a si mismo. 32Que el Cristo, el Rey de Israel, baje de la cruz, para que podamos ver y creerle. [104]» Los que estaban crucificados con Él lo insultaban.
33Cuando llegó la sexta hora[105], hubo una oscuridad sobre toda la tierra hasta la novena hora. [106] 34A la novena hora Jesús gritó fuertemente, «Eloi, Eloi, ¿lama sabachthani?» que significa, «Dios mio, Dios mio, ¿Por qué me has abandonado?»
35Algunos de los que estaban allí, cuando lo escucharon, dijeron, «Observen, Él está llamando a Elías.»
36Uno de ellos corrió y llenando una esponja de vinagre la puso en un vara y se la dio para beber, diciendo, «Dejémoslo. Veamos si Elías viene a bajarlo.»
37Jesús gritó con fuerte voz, y entregó el espíritu. 38La cortina del templo se rasgó en dos de arriba hasta abajo. 39Cuando el centurión, que estaba al frente de Él, vio la forma como gritaba y como dio su último suspiro, dijo, «¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!»
40También había mujeres mirando de lejos, entre quienes estaban ambas María Magdalena, y María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé; 41quienes, cuando Él estaba en Galilea, lo seguían, y servían; y muchas otras mujeres que llegaron con Él a Jerusalén.
42Cuando atardeció, como era el Día de Preparación, es decir, el día antes del Sabático, 43José de Arimatea, un prominente miembro del consejo quien también buscaba el Reino de Dios, llegó. Él valientemente fue donde Pilato, y le pidió el cuerpo de Jesús. 44A Pilato le asombró que ya hubiera muerto; y citando al centurión, le pregunto si llevaba muerto bastante tiempo. 45Cuando se informó del centurión, le concedió el cuerpo a José. 46Él compró una túnica, y bajándolo, lo envolvió en la túnica, y lo puso en una tumba que había sido sacada de una roca. Y rodó una piedra contra la puerta de la tumba. 47María Magdalena y María la Madre de José, vieron donde Jesús fue puesto.
1Cuando el sabático pasó, María Magdalena y María la madre de Santiago y Salomé llevaron especias, las cuales podrían aplicar a Jesús. 2Muy temprano el primer día de la semana, llegaron a la tumba al amanecer. 3Ellas decían entre sí, «¿Quién rodará la piedra de la puerta de la tumba para nosotras?» 4Pues era muy grande. Al mirar se dieron cuenta de que la piedra estaba rodada.
5Entrando a la tumba vieron a un hombre joven sentado al lado derecho, vestido en un manto blanco, ellas estaban asombradas. 6Él les dijo, «No se asombren. Ustedes buscan a Jesús el Nazareno, quien ha sido crucificado. Él ha resucitado. No está acá. ¡Observen el lugar donde lo pusieron! 7Pero vayan a decirle a sus discípulos y a Pedro `Él va antes que ustedes a Galilea. Allá ustedes lo verán como él les dijo.´»
8Ellas salieron[107] y huyeron de la tumba pues estaban temblando y asombradas. No dijeron nada a nadie; pues estaban asustadas. [108]. 9Temprano, cuando resucitó el primer día de la semana, se le apareció primero a María Magdalena de quien había expulsado siete demonios. 10Ella fue y les dijo[109] a los que lo habían acompañado, mientras ellos estaban tristes y llorando. 11Cuando escucharon que Jesús estaba vivo y que había sido visto por ella, no le creyeron. 12Después de estos acontecimientos se le mostró en otra forma a dos de ellos mientras caminaban hacia el campo. 13Ellos fueron a decirles al resto. Pero tampoco les creyeron.
14Luego se mostró a los once mientras estaban sentados en la mesa y los reprendió por su falta de fe y dureza de corazón, porque ellos no le creyeron a los que lo habían visto después de su resurrección. 15El les dijo, «Vayan a todo el mundo y prediquen la Buena Nueva a toda la creación. 16Aquel que crea y sea bautizado será salvado; pero el que no crea será condenado. 17Estas señales acompañarán a aquellos que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán con nuevas lenguas; 18manejarán serpientes; y si toman alguna bebida mortal no los lastimará de ninguna forma; pondrán sus manos sobre los enfermos y ellos sanarán.»
19Entonces el Señor Jesús después de haber hablado con ellos fue recibido en el cielo, y se sentó a la mano derecha de Dios. 20Ellos salieron y predicaron en todas partes, el Señor trabajando con ellos y confirmando la palabra con las señales que le seguían. Amen.
[1] Versión: 0.9. Damos gracias a Dios. Traducción basada especialmente en [WEB]. Los nombres a español han sido tomados de [DiosHablaHoy]. Algunos cambios en la traducción (anotados en pies de página) se basan en [DieBibel], [DiosHablaHoy] y [Peshitta]. Las comparaciones con [TR], [NU] y [MT] son tomadas de [WEB] y fueron realizadas por Michael Jhonson. Hasta el momento han colaborado traduciendo a español, comparando y corrigiendo: Melissa Giraldo y Vladimir Támara. Puede buscar una versión más actualizada en http://de.geocities.com/nuestroamigojesus/bdp o ayudar a mejorar esta traducción en la lista evangelios-dp a la que puede suscribirse en: http://groups.yahoo.com/group/evangelios-dp
[5] [DiosHablaHoy] dice `ábranle un camino recto,´ [DieBibel] dice `Aplánenle los caminos.´
[6] Bautizar significa sumergir en (o empapar y lavar con) agua (o fuego). Este bautizo no es sólo para limpiarse el cuerpo, sino un signo de limpieza espiritual interior y de compromiso.
[7] La palabra griega (en) se tradujo aquí como «en» también pudo traducirse como «con» en algunos contextos.
[10] [WEB] y [Peshitta] se refieren en esta y otras partes de este evangelio al `mar de Galilea.´ [DiosHablaHoy] dice `lago de Galilea.´
[12] Día de descanso. Entre Judíos es el sábado.
[13] Escriba: Interprete de la ley entre hebreos.
[17] Ni [DiosHablaHoy], ni [DieBibel], ni [WEB] dicen `subieron al techo.´ Si lo dice [Peshitta].
[20] Los judíos en la época de Jesús pagaban impuestos al imperio romano.
[21] [WEB] dice `un pedazo de tela sin encoger,´ [Peshitta] dice `un parche nuevo,´ [DiosHablaHoy] dice `remiendo de tela nuevo.´
[22] Ni [DiosHablaHoy], ni [Peshitta], ni [DieBibel] dicen `tan sana como la otra.´
[23] [DiosHablaHoy] y [WEB] dice `Cuando los espíritus impuros lo veían,´ [DieBibel] y [Peshitta] dice `Cuando los que tenían espíritus impuros.´
[25] De acuerdo al comentario en Mateo 12,35 de [DieBibel], `la palabras "hermano" y "hermana" por su uso en arameo, hebreo y griego, puede ser abreviación de familiar (e.g primo).´
[29] [WEB] dice `esta época,´ [Peshitta], [DieBibel] y [DiosHablaHoy] dicen `de este mundo.´
[30] literalmente un modion, un canasto para realizar medidas en seco, su capacidad es de aproximadamente 9 litros.
[31] [WEB] dice `excepto lo que debe darse a conocer,´ [Peshitta] dice `que no sea revelado,´ [DieBibel] dice `que no sea publicado,´ [DiosHablaHoy] dice `que no llegue a descubrirse.´
[36] [WEB] y [Peshitta] dicen `Gadarenes,´ [DieBibel] y [DiosHablaHoy] dice `Gerasa.´
[40] [Peshitta] dice `niña levántate´ sin la frase que sigue. [DieBibel], [WEB] y [DiosHablaHoy] dicen `Talita cumi´ y la explicación.
[41] [WEB] y [DiosHablaHoy] dicen `mandó,´ [Peshitta] y [DieBibel] dice `dijo.´
[42] [DiosHablaHoy] y [WEB] dice `sobre espíritus impuros,´ [Peshitta] y [DieBibel] dice `para expulsar espíritus impuros.´
[43] La oración sobre Sodoma y Gomorra no aparece en [DiosHablaHoy] ni en [DieBibel], pero si en [Peshitta] y [WEB]
[44] [DieBibel] dice `quedaba intranquilo y perplejo,´ [DiosHablaHoy] dice `se quedaba sin saber que hacer.´
[45] [DiosHablaHoy] dice `un lugar tranquilo,´ [Peshitta] dice `al desierto.´
[47] 200 denarios eran aproximadamente 7 o 8 meses de sueldo para un agricultor.
[50] [WEB], [Peshitta] y [DieBibel] dicen `a la cuarta vigilia de la noche,´ [DiosHablaHoy] dice `a la madrugada.´
[54] Corban es una palabra Hebrea que designa una ofrenda ofrecida a Dios.
[56] [DiosHablaHoy] y [DieBibel] dicen sólo `Tiro´
[57] [Peshitta] y [DieBibel] dicen `pagana,´ [DiosHablaHoy] dice `extranjera.´
[63] La palabra traducida como «generación» aquí (genea) también se pudo traducir como «gente,» «raza», o «familia.»
[64] [DieBibel] y [DiosHablaHoy] dicen `Llegaron.´
[67] En [Peshitta] dice `y como está escrito con respecto al Hijo del Hombre que Él sufrirá mucho y será rechazado.´
[69] Gehena es una palabra para infierno, que se origina en el nombre de un lugar donde bebes vivos era arrojados llorando al fuego bajo los brazos del ídolo, Moloch, para que murieran. Este lugar era tan desprestigiado por la gente después de que el justo rey Josia abolió esta horrorosa práctica, que no sólo fue convertido en una montón de basura, sino que los cuerpos muertos de animales enfermos y criminales ejecutados eran arrojados y quemados allí.
[72] [Peshitta] y [WEB] dicen `lo amo,´ [DiosHablaHoy] dice `lo miró con cariño,´ [DieBibel] dice `y porque lo amaba.´
[73] [WEB] dice `la cruz,´ [Peshitta] dice `tu cruz.´ Ni [DieBibel], ni [DiosHablaHoy] dicen esta parte.
[75] o "la"
[77] Raboni es una transliteración de una palabra hebrea que significa «gran maestro.»
[81] [Peshitta] dice `posesiones,´ [DiosHablaHoy] dice `cosas.´
[86] Literalmente, lepton. Lepton era una moneda de cobre muy pequeñas cuyo valor es medio cuadrante, que es un cuarto de Asarion. El valor de un lepta es menos del 1% del jornal diario de un trabajador agrícola. [Peshitta] dice `dos minas, que son dos pequeñas monedas.´
[87] Un cuadrante es un moneda cuyo valor es 1/64 de un denario. Un denario es aproximadamente el jornal de un trabajador agrícola.
[88] Literalmente, «¡YO SOY!»
[89] [Peshitta] dice `mi Esperanza,´ [DiosHablaHoy] dice `el mensaje de salvación.´
[91] [Peshitta] y [DiosHablaHoy] dicen `sufrimiento,´ [DieBibel] dice `pobreza.´
[92] La palabra traducida como «generación» (genea) también podría traducirse como «raza», «familia», o «gente.»
[94] 300 denarios eran cerca de un año de ingresos de un trabajador del campo.
[95] [Peshitta] dice `y ellos estaban de mal genio con Él,´ [DiosHablaHoy] dice `y criticaban a esa mujer,´ [DieBibel] dice `y recriminaban a la mujer.´
[101] Unidad táctica del ejercito romano compuesta por 500 o 600 soldados.
[102] 9:00 A.M
[105] o, mediodía.
[106] 3:00 PM
[DieBibel] Einheitsübersetzung der Heiligen Schrift. Die Bibel. Gesamtausgabe. Otto Knoch, Heinrich Arenhe, Gerhard Barth, et al. Verlag Katholissches Bibelwerk GmbH. 1980. Todos los derechos reservados.
[DiosHablaHoy] Dios Habla Hoy. La Biblia. Sociedades bíblicas unidas. 1995. Todos los derechos reservados.
[Peshitta] Peshitta Aramaic/English Interlinear New Testament. Paul D. Younan. http://www.peshitta.org/ Permite uso o reproducción de cualquier parte en cualquier forma sin permiso previo.
[WEB] World English Bible Michael Johnson con base en American Standard Bible de 1911. http://www.ebible.org 2002. Dominio público.
[Elberfelder] Johannes Evangelium: mit Erklärungen von Werner Heukelbach. Elberfelder. Missionswerk Werner Heukelbach. Todos los derechos reservados.
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It exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from people in all walks of life. Volunteers and financial support to provide volunteers with the assistance they need, is critical to reaching Project Gutenberg-tm's goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will remain freely available for generations to come. In 2001, the Project Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4 and the Foundation web page at https://www.pglaf.org. Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit 501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at https://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by U.S. federal laws and your state's laws. The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S. Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered throughout numerous locations. Its business office is located at 809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact information can be found at the Foundation's web site and official page at https://pglaf.org For additional contact information: Dr. Gregory B. Newby Chief Executive and Director gbnewby@pglaf.org Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide spread public support and donations to carry out its mission of increasing the number of public domain and licensed works that can be freely distributed in machine readable form accessible by the widest array of equipment including outdated equipment. Many small donations ($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt status with the IRS. The Foundation is committed to complying with the laws regulating charities and charitable donations in all 50 states of the United States. Compliance requirements are not uniform and it takes a considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up with these requirements. We do not solicit donations in locations where we have not received written confirmation of compliance. To SEND DONATIONS or determine the status of compliance for any particular state visit https://pglaf.org While we cannot and do not solicit contributions from states where we have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition against accepting unsolicited donations from donors in such states who approach us with offers to donate. International donations are gratefully accepted, but we cannot make any statements concerning tax treatment of donations received from outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff. Please check the Project Gutenberg Web pages for current donation methods and addresses. Donations are accepted in a number of other ways including including checks, online payments and credit card donations. To donate, please visit: https://pglaf.org/donate Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic works. Professor Michael S. Hart was the originator of the Project Gutenberg-tm concept of a library of electronic works that could be freely shared with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support. Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S. unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily keep eBooks in compliance with any particular paper edition. Each eBook is in a subdirectory of the same number as the eBook's eBook number, often in several formats including plain vanilla ASCII, compressed (zipped), HTML and others. Corrected EDITIONS of our eBooks replace the old file and take over the old filename and etext number. The replaced older file is renamed. VERSIONS based on separate sources are treated as new eBooks receiving new filenames and etext numbers. Most people start at our Web site which has the main PG search facility: https://www.gutenberg.org This Web site includes information about Project Gutenberg-tm, including how to make donations to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks. EBooks posted prior to November 2003, with eBook numbers BELOW #10000, are filed in directories based on their release date. If you want to download any of these eBooks directly, rather than using the regular search system you may utilize the following addresses and just download by the etext year. http://www.ibiblio.org/gutenberg/etext06 (Or /etext 05, 04, 03, 02, 01, 00, 99, 98, 97, 96, 95, 94, 93, 92, 92, 91 or 90) EBooks posted since November 2003, with etext numbers OVER #10000, are filed in a different way. The year of a release date is no longer part of the directory path. 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