The Project Gutenberg EBook of Filosofia fundamental, by Jaime Balmes This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at www.gutenberg.org Title: Filosofia fundamental Author: Jaime Balmes Release Date: October 5, 2004 [EBook #13608] Language: Spanish Character set encoding: ASCII *** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK FILOSOFIA FUNDAMENTAL *** Produced by Miranda van de Heijning, Paz Barrios and the PG Online Distributed Proofreading Team. FILOSOFIA FUNDAMENTAL por D. JAIME BALMES, PRESBITERO. TOMO I. Barcelona: IMPRENTA DE A. BRUSI. 1848 PROLOGO. El titulo de _Filosofia fundamental_, no significa una pretension vanidosa, sino el objeto de que se trata. No me lisonjeo en _fundar_ de filosofia, pero me propongo examinar sus cuestiones fundamentales; por esto llamo a la obra: _Filosofia fundamental_. Me ha impulsado a publicarla el deseo de contribuir a que los estudios filosoficos adquieran en Espana mayor amplitud de la que tienen en la actualidad; y de prevenir, en cuanto alcancen mis debiles fuerzas, un grave peligro que nos amenaza: el de introducirsenos una filosofia plagada de errores trascendentales. A pesar de la turbacion de los tiempos, se nota en Espana un desarrollo intelectual que dentro de algunos anos se hara sentir con mucha fuerza; y es preciso guardarnos de que los errores que se han extendido por moda, se arraiguen por principios. Tamana calamidad solo puede precaverse con estudios solidos y bien dirigidos: en nuestra epoca el mal no se contiene con la sola represion; es necesario ahogarle con la abundancia del bien. La presente obra ?podra conducir a este objeto? El publico lo ha de juzgar. LIBRO PRIMERO. DE LA CERTEZA. CAPITULO I. IMPORTANCIA Y UTILIDAD DE LAS CUESTIONES SOBRE LA CERTEZA [1.] El estudio de la filosofia debe comenzar por el examen de las cuestiones sobre la certeza; antes de levantar el edificio es necesario pensar en el cimiento. Desde que hay filosofia, es decir, desde que los hombres reflexionan sobre si mismos y sobre los seres que los rodean, se han agitado cuestiones que tienen por objeto la base en que estriban los conocimientos humanos: esto prueba que hay aqui dificultades serias. La esterilidad de los trabajos filosoficos no ha desalentado a los investigadores: esto manifiesta que en el ultimo termino de la investigacion, se divisa un objeto de alta importancia. Sobre las cuestiones indicadas han cavilado los filosofos de la manera mas extravagante; en pocas materias nos ofrece la historia del espiritu humano tantas y tan lamentables aberraciones. Esta consideracion podria sugerir la sospecha de que semejantes investigaciones nada solido presentan al espiritu y que solo sirven para alimentar la vanidad del sofista. En la presente materia, como en muchas otras, no doy demasiada importancia a las opiniones de los filosofos, y estoy lejos de creer que deban ser considerados como legitimos representantes de la razon humana; pero no se puede negar al menos, que en el orden intelectual son la parte mas activa del humano linaje. Cuando todos los filosofos disputan, disputan en cierto modo la humanidad misma. Todo hecho que afecta al linaje humano es digno de un examen profundo; despreciarle por las cavilaciones que le rodean, seria caer en la mayor de ellas: la razon y el buen sentido no deben contradecirse, y esta contradiccion existiria si en nombre del buen sentido se despreciara como inutil lo que ocupa la razon de las inteligencias mas privilegiadas. Sucede con frecuencia que lo grave, lo significativo, lo que hace meditar a un hombre pensador, no son ni los resultados de una disputa, ni las razones que en ella se aducen, sino la existencia misma de la disputa. Esta vale tal vez poco por lo que es en si, pero quizas vale mucho por lo que indica. [2.] En la cuestion de la certeza estan encerradas en algun modo todas las cuestiones filosoficas: cuando se la ha desenvuelto completamente, se ha examinado bajo uno u otro aspecto todo lo que la razon humana puede concebir sobre Dios, sobre el hombre, sobre el universo. A primera vista se presenta quizas como un mero cimiento del edificio cientifico: pero en este cimiento, si se le examina con atencion, se ve retratado el edificio entero: es un plano en que se proyectan de una manera muy visible, y en hermosa perspectiva, todos los solidos que ha de sustentar. [3.] Por mas escaso que fuere el resultado directo e inmediato de estas investigaciones, es sobre manera util el hacerlas. Importa mucho acaudalar ciencia, pero no importa menos conocer sus limites. Cercanos a los limites se hallan los escollos, y estos debe conocerlos el navegante. Los limites de la ciencia humana se descubren en el examen de las cuestiones sobre la certeza. Al descender a las profundidades a que estas cuestiones nos conducen, el entendimiento se ofusca y el corazon se siente sobrecogido de un religioso pavor. Momentos antes contemplabamos el edificio de los conocimientos humanos, y nos llenabamos de orgullo al verle con sus dimensiones colosales, sus formas vistosas, su construccion galana y atrevida; hemos penetrado en el, se nos conduce por hondas cavidades, y como si nos hallaramos sometidos a la influencia de un encanto, parece que los cimientos se adelgazan, se evaporan, y que el soberbio edificio queda flotando en el aire. [4.] Bien se echa de ver que al entrar en el examen de la cuestion sobre la certeza no desconozco las dificultades de que esta erizada; ocultarlas no seria resolverlas; por el contrario, la primera condicion para hallarles solucion cumplida, es verlas con toda claridad, sentirlas con viveza. Que no se apoca el humano entendimiento por descubrir el borde mas alla del cual no le es dado caminar; muy al contrario esto le eleva y fortalece: asi el intrepido naturalista que en busca de un objeto ha penetrado en las entranas de la tierra, siente una mezcla de terror y de orgullo al hallarse sepultado en lobregos subterraneos, sin mas luz que la necesaria para ver sobre su cabeza inmensas moles medio desgajadas, y descurrir a sus plantas abismos insondables. En la oscuridad de los misterios de la ciencia, en la misma incertidumbre, en los asaltos de la duda que amenaza arrebatarnos en un instante la obra levantada por el espiritu humano en el espacio de largos siglos, hay algo de sublime que atrae y cautiva. En la contemplacion de esos misterios se han saboreado en todas epocas los hombres mas grandes: el genio que agitara sus alas sobre el Oriente, sobre la Grecia, sobre Roma, sobre las escuelas de los siglos medios, es el mismo que se cierne sobre la Europa moderna. Platon, Aristoteles, san Agustin, Abelardo, san Anselmo, santo Tomas de Aquino, Luis Vives, Bacon, Descartes, Malebranche, Leibnitz; todos, cada cual a su manera, se han sentido poseidos de la inspiracion filosofica, que inspiracion hay tambien en la filosofia, e inspiracion sublime. Todo lo que concentra al hombre llamandole a elevada contemplacion en el santuario de su alma, contribuye a engrandecerle, porque le despega de los objetos materiales, le recuerda su alto origen, y le anuncia su inmenso destino. En un siglo de metalico y de goces, en que todo parece encaminarse a no desarrollar las fuerzas del espiritu, sino en cuanto pueden servir a regalar el cuerpo, conviene que se renueven esas grandes cuestiones, en que el entendimiento divaga con amplisima libertad por espacios sin fin. Solo la inteligencia se examina a si propia. La piedra cae sin conocer su caida; el rayo calcina y pulveriza, ignorando su fuerza; la flor nada sabe de su encantadora hermosura; el bruto animal sigue sus instintos, sin preguntarse la razon de ellos; solo el hombre, en fragil organizacion que aparece un momento sobre la tierra para deshacerse luego en polvo, abriga un espiritu que despues de abarcar el mundo, ansia por comprenderse, encerrandose en si propio, alli dentro, como en un santuario donde el mismo es a un tiempo el oraculo y el consultor. Quien soy, que hago, que pienso, por que pienso, como pienso, que son esos fenomenos que experimento en mi, por que estoy sujeto a ellos, cual es su causa, cual el orden de su produccion, cuales sus relaciones; he aqui lo que se pregunta el espiritu; cuestiones graves, cuestiones espinosas, es verdad; pero nobles, sublimes, perenne testimonio de que hay dentro nosotros algo superior a esa materia inerte, solo capaz de recibir movimiento y variedad de formas, de que hay algo que con su actividad intima, espontanea, radicada en su naturaleza misma, nos ofrece la imagen de la actividad infinita que ha sacado el mundo de la nada con un solo acto de su voluntad[I]. CAPITULO II. VERDADERO ESTADO DE LA CUESTION. [5.] ?Estamos ciertos de algo? a esta pregunta responde afirmativamente el sentido comun. ?En que se funda la certeza? ?como la adquirimos? estas son dos cuestiones dificiles de resolver en el tribunal de la filosofia. La cuestion de la certeza encierra tres muy diferentes, cuya confusion contribuye no poco a crear dificultades y a embrollar materias que, aun deslindados con suma exactitud los varios aspectos que presentan, son siempre harto complicadas y espinosas. Para fijar bien las ideas conviene distinguir con mucho cuidado entre la existencia de la certeza, los fundamentos en que estriba, y el modo con que la adquirimos. Su existencia es un hecho indisputable; sus fundamentos son objeto de cuestiones filosoficas; el modo de adquirirla es en muchos casos un fenomeno oculto que no esta sujeto a la observacion. [6.] Apliquemos esta distincion a la certeza sobre la existencia de los cuerpos. Que los cuerpos existen, es un hecho del cual no duda nadie que este en su juicio. Todas las cuestiones que se susciten sobre este punto no haran vacilar la profunda conviccion de que al rededor de nosotros existe lo que llamamos mundo corporeo: esta conviccion es un fenomeno de nuestra existencia, que no acertaremos quizas a explicar, pero destruirle nos es imposible: estamos sometidos a el como a una necesidad indeclinable. ?En que se funda esta certeza? Aqui ya nos hallamos no con un simple hecho, sino con una cuestion que cada filosofo resuelve a su manera: Descartes y Malebranche recurren a la veracidad de Dios; Locke y Condillac se atienen al desarrollo y caracter peculiar de algunas sensaciones. ?Como adquiere el hombre esta certeza? no lo sabe: la poseia antes de reflexionar; oye con extraneza que se suscitan disputas sobre estas materias; y jamas hubiera podido sospechar que se buscase porque estamos ciertos de la existencia de lo que afecta nuestros sentidos. En vano se le interroga sobre el modo con que ha hecho tan preciosa adquision, se encuentra con ella como con un hecho apenas distinto de su existencia misma. Nada recuerda del orden de las sensaciones en su infancia; se halla con el espiritu desarrollado, pero ignora las leyes de este desarrollo, de la propia suerte que nada conoce de las que han presidido a la generacion y crecimiento de su cuerpo. [7.] La filosofia debe comenzar no por disputar sobre el hecho de la certeza sino por la explicacion del mismo. No estando ciertos de algo nos es absolutamente imposible dar un solo paso en ninguna ciencia, ni tomar una resolucion cualquiera en los negocios de la vida. Un esceptico completo seria un demente, y con demencia llevada al mas alto grado; imposible le fuera toda comunicacion con sus semejantes, imposible toda serie ordenada de acciones externas, ni aun de pensamientos o actos de la voluntad. Consignemos pues el hecho, y no caigamos en la extravagancia de afirmar que en el umbral del templo de la filosofia esta sentada la locura. Al examinar su objeto, debe la filosofia analizarle, mas no destruirle; que si esto hace se destruye a si propia. Todo raciocinio ha de tener un punto de apoyo, y este punto no puede ser sino un hecho. Que sea interno o externo, que sea una idea o un objeto, el hecho ha de existir; es necesario comenzar por suponer algo; a este algo le llamamos hecho: quien los niega todos o comienza por dudar de todos, se asemeja al anatomico que antes de hacer la diseccion quemase el cadaver y aventase las cenizas. [8.] Entonces la filosofia, se dira, no comienza por un examen sino por una afirmacion; si, no lo niego, y esta es una verdad tan fecunda que su consignacion puede cerrar la puerta a muchas cavilaciones y difundir abundante luz por toda la teoria de la certeza. Los filosofos se hacen la ilusion de que comienzan por la duda; nada mas falso; por lo mismo que piensan afirman, cuando no otra cosa, su propia duda; por lo mismo que raciocinan afirman el enlace de las ideas, es decir, de todo el mundo logico. Fichte, por cierto nada facil de contentar, al tratarse del punto de apoyo de los conocimientos humanos, empieza no obstante por una afirmacion, y asi lo confiesa con una ingenuidad que le honra. Hablando de la reflexion que sirve de base a su filosofia, dice: "Las reglas a que esta reflexion se halla sujeta, no estan todavia demostradas; se las supone tacitamente admitidas. En su origen mas retirado, se derivan de un principio _cuya legitimidad_ no puede ser establecida, sino bajo la condicion de que _ellas sean justas_. Hay un circulo, pero _circulo inevitable_. Y supuesto que es inevitable, y que lo confesamos francamente, es permitido, para asentar el principio mas elevado, _confiarse a todas las leyes de la logica general_. En el camino donde vamos a entrar con la reflexion, debemos partir de una proposicion cualquiera que nos sea concedida por todo el mundo, sin ninguna contradiccion." (Fichte, Doctrina de la ciencia, 1.ª parte, Sec. 1). [9.] La certeza es para nosotros una feliz necesidad; la naturaleza nos la impone, y de la naturaleza no se despojan los filosofos. Viose un dia Pirron acometido por un perro, y como se deja suponer, tuvo buen cuidado de apartarse, sin detenerse a examinar si aquello era un perro verdadero o solo una apariencia; rieronse los circunstantes echandole en cara la incongruencia de su conducta con su doctrina, mas Pirron les respondio con la siguiente sentencia que para el caso era muy profunda: "es dificil despojarse totalmente de la naturaleza humana." [10.] En buena filosofia, pues, la cuestion no versa sobre la existencia de la certeza, sino sobre los motivos de ella y los medios de adquirirla. Este es un patrimonio de que no podemos privarnos, aun cuando nos empenemos en repudiar los titulos que nos garantizan su propiedad. ?Quien no esta cierto de que piensa, siente, quiere, de que tiene un cuerpo propio, de que en su alrededor hay otros semejantes al suyo, de que existe el universo corporeo? Anteriormente a todos los sistemas, la humanidad ha estado en posesion de esta certeza, y en el mismo caso se halla todo individuo, aun cuando en su vida no llegue a preguntarse que es el mundo, que es un cuerpo, ni en que consisten la sensacion, el pensamiento y la voluntad. Despues de examinados los fundamentos de la certeza, y reconocidas las graves dificultades que sobre ellos levanta el raciocinio, tampoco es posible dudar de todo. No ha habido jamas un verdadero esceptico en toda la propiedad de la palabra. [11.] Sucede con la certeza lo mismo que en otros objetos de los conocimientos humanos. El hecho se nos presenta de bulto, con toda claridad, mas no penetramos su intima naturaleza. Nuestro entendimiento esta abundantemente provisto de medios para adquirir noticia de los fenomenos asi en el orden material como en el espiritual, y posee bastante perspicacia para descubrir, deslindar y clasificar las leyes a que estan sujetos; pero cuando trata de elevarse al conocimiento de la esencia misma de las cosas, o investigar los principios en que se funda la ciencia de que se gloria, siente que sus fuerzas se debiliten, y como que el terreno donde fija su planta, tiembla y se hunde. Afortunadamente el humano linaje esta en posesion de la certeza independientemente de los sistemas filosoficos, y no limitada a los fenomenos del alma, sino extendiendose a cuanto necesitamos para dirigir nuestra conducta con respecto a nosotros y a los objetos externos. Antes que se pensase en buscar si habia certeza, todos los hombres estaban ciertos de que pensaban, querian, sentian, de que tenian un cuerpo con movimiento sometido a la voluntad, y de que existia el conjunto de varios cuerpos que se llama universo. Comenzadas las investigaciones, la certeza ha continuado la misma entre todos los hombres, inclusos los que disputaban sobre ella; ninguno de estos ha podido ir mas alla que Pirron y encontrar facil el despojarse de la naturaleza humana. [12.] No es posible determinar hasta que punto haya alcanzado a producir duda sobre algunos objetos el esfuerzo del espiritu de ciertos filosofos empenados en luchar con la naturaleza; pero es bien cierto: primero, que ninguno ha llegado a dudar de los fenomenos internos cuya presencia sentia intimamente; segundo, que si alguno ha podido persuadirse de que a estos fenomenos no les correspondia algun objeto externo, esta habra sido una excepcion tan extrana que, en la historia de la ciencia y a los ojos de una buena filosofia, no debe tener mas peso que las ilusiones de un maniatico. Si a este punto llego Berkeley al negar la existencia de los cuerpos, haciendo triunfar sobre el instinto de la naturaleza las cavilaciones de la razon, el filosofo de Cloyne, aislado, y en oposicion con la humanidad entera, mereceria el dictado que con razon se aplica a los que se hallan en situacion semejante: la locura por ser sublime no deja de ser locura. Los mismos filosofos que llevaron mas lejos el escepticismo, han convenido en la necesidad de acomodarse en la practica a las apariencias de los sentidos, relegando la duda al mundo de la especulacion. Un filosofo disputara sobre todo, cuanto se quiera; pero en cesando la disputa deja de ser filosofo, continua siendo hombre a semejanza de los demas, y disfruta de la certeza como todos ellos. Asi lo confiesa Hume que negaba con Berkeley la existencia de los cuerpos: "Yo como, dice, juego al chaquete, hablo con mis amigos, soy feliz en su compania, y cuando despues de dos o tres horas de diversion vuelvo a estas especulaciones, me parecen tan frias, tan violentas, tan ridiculas, que no tengo valor para continuarlas. Me veo pues absoluta y necesariamente forzado a vivir, hablar y obrar como los demas hombres en los negocios comunes de la vida." (Tratado de la naturaleza humana, tomo 1.º). [13.] En las discusiones sobre la certeza es necesario precaverse contra el prurito pueril de conmover los fundamentos de la razon humana. Lo que se debe buscar en esta clase de cuestiones es un conocimiento profundo de los principios de la ciencia y de las leyes que presiden al desarrollo de nuestro espiritu. Empenarse en destruir estas leyes es desconocer el objeto de la verdadera filosofia; basta que las sometamos a nuestra observacion, de la propia suerte que determinamos las del mundo material sin intencion de trastornar el orden admirable que reina en el universo. Los escepticos que comienzan por dudar de todo para hacer mas solida su filosofia, se parecen a quien, curioso de observar y fijar con exactitud los fenomenos de la vida, se abriese sin piedad el pecho y aplicase el escalpelo a su corazon palpitante. La sobriedad es tan necesaria al espiritu para sus adelantos como al cuerpo para su salud; no hay sabiduria sin prudencia, no hay filosofia sin cordura. Existe en el fondo de nuestra alma una luz divina que nos conduce con admirable acierto, si no nos obstinamos en apagarla; su resplandor nos guia, y en llegando al limite de la ciencia nos le muestra, haciendonos leer con claros caracteres la palabra _basta_. No vayais mas alla; quien la ha escrito es el Autor de todos los seres, el que ha establecido las leyes que rigen al espiritu como al cuerpo, y que contiene en su esencia infinita la ultima razon de todo. [14.] La certeza que preexiste a todo examen no es ciega; antes por el contrario, o nace de la claridad de la vision intelectual, o de un instinto conforme a la razon: no es contra la razon, es su basa. Cuando discurrimos, nuestro espiritu conoce la verdad por el enlace de las proposiciones, como si dijeramos por la luz que refleja de unas verdades a otras. En la certeza primitiva, la vision es por luz directa, no necesita de reflexion. Al consignar pues la existencia de la certeza no hablamos de un hecho ciego, no queremos extinguir la luz en su mismo origen, antes decimos que alli la luz es mas brillante que en sus raudales. Tenemos a la vista un cuerpo cuyos resplandores iluminan el mundo en que vivimos; si se nos pide que expliquemos su naturaleza y sus relaciones con los demas, ?comenzaremos por apagarle? Los fisicos para buscar la naturaleza de la luz y determinar las leyes a que esta sometida, no han comenzado por privarse de la luz misma y ponerse a oscuras. [15.] Este metodo de filosofar tiene algo de dogmatismo, pero dogmatismo tal que, como hemos visto, tiene en su apoyo a los mismos Pirron, Hume, Fichte, mal de su grado. No es un simple metodo filosofico, es la sumision voluntaria a una necesidad indeclinable de nuestra propia naturaleza; es la combinacion de la razon con el instinto, es la atencion simultanea a las diferentes voces que resuenan en el fondo de nuestro espiritu. Pascal ha dicho: "la naturaleza confunde a los pirronicos, y la razon a los dogmaticos." Este pensamiento que pasa por profundo, y que lo es bajo cierto aspecto, encierra no obstante alguna inexactitud. La confusion no es igual en ambos casos: la razon no confunde al dogmatico si no se la separa de la naturaleza; y la naturaleza confunde al pirronico, ya sola, ya unida con la razon. El verdadero dogmatico comienza por dar a la razon el cimiento de la naturaleza; emplea una razon que se conoce a si misma, que confiesa la imposibilidad de probarlo todo, que no toma arbitrariamente el postulado que ha menester, sino que lo recibe de la naturaleza misma. Asi la razon no confunde al dogmatico que guiado por ella busca el fundamento que la puede asegurar. Cuando la naturaleza confunde a los pirronicos atestigua el triunfo de la razon de los dogmaticos, cuyo argumento principal contra aquellos, es la voz de la misma naturaleza. El pensamiento de Pascal seria mas exacto reformado de esta manera: "La naturaleza confunde a los pirronicos, y es necesaria a la razon de los dogmaticos." Habria menos antitesis, pero mas verdad. La necesidad de la naturaleza no la desconocen los dogmaticos; sin esta basa la razon nada puede; para ejercer su fuerza exige un punto de apoyo; con el ofrecia Arquimedes levantar la tierra; sin el la inmensa palanca no hubiera movido un solo atomo (II). CAPITULO III. DOS CERTEZAS: LA DEL GENERO HUMANO Y LA FILOSOFIA. [16.] La certeza no nace de la reflexion; es un producto espontaneo de la naturaleza del hombre, y va aneja al acto directo de las facultades intelectuales y sensitivas. Como que es una condicion necesaria al ejercicio de ambas, y que sin ella la vida es un caos, la poseemos instintivamente y sin reflexion alguna, disfrutando de este beneficio del Criador como de los demas que acompanan inseparablemente nuestra existencia. [17.] Es preciso pues distinguir entre la certeza del genero humano, y la filosofica; bien que hablando ingenuamente, no se comprende bastante lo que pueda valer una certeza humana diferente de la del genero humano. Prescindiendo de los esfuerzos que por algunos instantes hace el filosofo para descubrir la base de los humanos conocimientos, es facil de notar que el mismo se confunde luego con el comun de los hombres. Esas cavilaciones no dejan rastro en su espiritu en lo tocante a la certeza de todo aquello de que esta cierta la humanidad. Descubre entonces que no era una verdadera duda lo que sentia, aunque quizas el mismo se hiciese la ilusion de lo contrario; eran simples suposiciones, nada mas. En interrumpiendo la meditacion, y aun si bien se observa, mientras ella dura, se halla tan cierto como el mas rustico, de sus actos interiores, de la existencia del cuerpo propio, de los demas que rodean el suyo, y de mil otras cosas que constituyen el caudal de conocimiento necesario para los usos de la vida. Desde el nino de pocos anos hasta el varon de edad provecta y juicio maduro, preguntadles sobre la certeza de la existencia propia, de sus actos, internos y externos, de los parientes y amigos, del pueblo en que residen y de otros objetos que han visto, o de que han oido hablar, no observareis vacilacion alguna; y lo que es mas, ni diferencia de ninguna clase, entre los grados de semejante certeza; de modo que si no tienen noticia de las cuestiones filosoficas que sobre estas materias se agitan, leereis en sus semblantes la admiracion y el asombro de que haya quien pueda ocuparse seriamente en averiguar cosas tan _claras_. [18.] Como no es posible saber de que manera se van desenvolviendo las facultades sensitivas intelectuales y morales de un nino, no es dable tampoco demostrar _a priori_, por el analisis de las operaciones que en su espiritu se realizan, que a la formacion de la certeza no concurren los actos reflejos; pero no sera dificil demostrarlo por los indicios que de si arroja el ejercicio de estas facultades, cuando ya se hallan en mucho desarrollo. Si bien se observa, las facultades del nino tienen un habito de obrar en un sentido directo, y no reflejo, lo cual manifiesta que su desarrollo no se ha hecho por reflexion, sino directamente. Si el desarrollo primitivo fuese por reflexion, la fuerza reflexiva seria grande; y sin embargo no sucede asi: son muy pocos los hombres dotados de esta fuerza, y en la mayor parte es poco menos que nula. Los que llegan a tenerla, la adquieren con asiduo trabajo, y no sin haberse violentado mucho, para pasar del conocimiento directo al reflejo. [19.] Ensenad a un nino un objeto cualquiera y lo percibe bien; pero llamadle la atencion sobre la percepcion misma, y desde luego su entendimiento se oscurece y se confunde. Hagamos la experiencia. Supongamos un nino a quien se ensenan los rudimentos de la geometria.--?Ves esta figura, que se cierra con las tres lineas? Esto se llama triangulo: las lineas tienen el nombre de lados, y esos puntos donde se reunen las lineas se apellidan vertices de sus angulos.--Lo comprendo bien.--?Ves esa otra que se cierra con cuatro lineas? es un cuadrilatero; el cual como el triangulo, tiene tambien sus lados y sus vertices.--Muy bien.--?Un cuadrilatero puede ser triangulo o vice-versa?--No senor.--Jamas?--Jamas.--?Y por que?--?No ve V. que aqui hay cuatro y aqui tres lados? ?como pueden ser una misma cosa?--Pero quien sabe?..... a ti te lo parece..... pero.....--?No senor, no lo ve V. aqui? este tres, ese otro cuatro, y no es lo mismo cuatro que tres. Atormentad el entendimiento del nino tanto como querais, no le sacareis de su tema: siempre notareis su percepcion y su razon obrando en sentido directo, esto es, fijandose sobre el objeto; pero no lograreis que por si solo dirija la atencion a los actos interiores, que piense en su pensamiento, que combine ideas reflejas, ni que en ellas busque la certeza de su juicio. [20.] Y he aqui un defecto capital del arte de pensar, tal como se ha ensenado hasta ahora. A una inteligencia tierna, se la ejercita luego con lo mas dificil que ofrece la ciencia, el reflexionar: lo que es tan desacertado como si se comenzase el desarrollo material del nino, por los ejercicios mas arduos de la gimnastica. El desarrollo cientifico del hombre se ha de fundar sobre el natural, y este no es reflejo sino directo. [21.] Apliquese la misma observacion al uso de los sentidos. ?Oye Vd. que musica? dice el nino.--Como, que musica?--No oye Vd.? esta Vd. sordo?--A ti te lo parece.--Pero senor, isi se oye tan bien!... ?como es posible?--Pero, ?como lo sabes?--Senor si lo oigo!..... Y de ese _lo oigo_ no se le podra sacar, y no lograreis que vacile, ni que para deshacerse de las importunidades apele a ningun acto reflejo: "yo la oigo; ?no la oye Vd.?" para el no hay mas razon, y toda vuestra filosofia no valdria tanto como la _irresistible fuerza_ de la sensacion que le asegura de que hay musica, y que quien lo dude, o se chancea o esta sordo. [22.] Si las facultades del nino se hubiesen desarrollado en una alternativa de actos directos y reflejos, si al irse cerciorando de las cosas hubiese pensado en algo mas que en las cosas mismas, claro es que una continuacion de actos semejantes hubiera dejado huella en su espiritu, y que al encontrarse en una situacion apremiadora en que se le preguntaban los motivos de su certeza, hubiera echado mano de los mismos medios que le sirvieron en el sucesivo desarrollo de sus facultades, se hubiera desentendido del objeto, se hubiera replegado sobre si mismo, y de un modo u otro habria pensado en su pensamiento, y contestado a la dificultad en el mismo sentido. Nada de esto sucede; lo que indica que no han existido tales actos reflejos, que no ha habido mas que las percepciones acompanadas de la conciencia intima y de la certeza de ellas; pero todo en confuso, de una manera instintiva, sin nada que parecerse pudiera a reflexiones filosoficas. [23.] Y es de notar que lo que acontece al nino, se verifica tambien en los hombres adultos, por claro y despejado que sea su entendimiento. Si no estan iniciados en las cuestiones filosoficas, recibireis a poca diferencia las mismas respuestas al proponerles dificultades sobre los expresados objetos, y aun sobre muchisimos otros en que al parecer podria caber mas duda. La experiencia prueba mejor que todos los discursos, que nadie adquiere la certeza por acto reflejo. [24.] Dicen los filosofos que las fuentes de la certeza son el sentido intimo o la conciencia de los actos, los sentidos exteriores, el sentido comun, la razon, la autoridad. Veamos con algunos ejemplos lo que hay de reflejo en todas estas fuentes, como piensa el comun de los hombres, y hasta los mismos filosofos, cuando no piensan como filosofos sino como hombres. [25.] Una persona de entendimiento claro, pero sin noticia de las cuestiones sobre la certeza, acaba de ver un monumento que deja en el alma una impresion viva y duradera, _el Escorial_ por ejemplo. Al ponderar lo grato del recuerdo, suscitadle dudas sobre la existencia de este en su espiritu, y su correspondencia, ya con el acto pasado de ver, ya con el edificio visto; es bien seguro que si no piensa que os chanceais, le desconcertareis completamente haciendole sospechar que habeis perdido el juicio. Entre cosas tan diferentes como son: la existencia actual del recuerdo, su correspondencia con el acto pasado de ver, y la conveniencia de todo con el edificio visto, el no descubre diferencia alguna. Para este caso no sabe mas que un nino de seis anos: "me acuerdo; lo vi; es tal como lo recuerdo:" he aqui toda su ciencia; nada de reflexion, nada de separacion, todo directo y simultaneo. Haced las suposiciones que bien os parezcan, no sacareis del comun de los hombres, con respecto al sentido intimo, mas que lo que habeis sacado del recuerdo del Escorial: "es asi y no hay mas." Aqui no hay actos reflejos, la certeza acompana al directo; y todas las reflexiones filosoficas no son capaces de anadir un adarme de seguridad, a la que nos da la fuerza misma de las cosas, el instinto de la naturaleza. [26.] Ejemplo del testimonio de los sentidos. Se presenta a nuestros ojos un objeto cualquiera, y si esta a la correspondiente distancia y con la luz suficiente, juzgamos luego de su tamano, figura y color; quedandonos muy seguros de la verdad de nuestro juicio, aun cuando en nuestra vida no hayamos pensado en las teorias de las sensaciones, ni en las relaciones de nuestros organos entre si y con los objetos externos. Ningun acto reflejo acompana la formacion del juicio; todo se hace instintivamente, sin que intervengan consideraciones filosoficas. Lo vemos y nada mas; esto nos basta para la certeza. Solo despues de haber manejado los libros donde se ventilan semejantes cuestiones, volvemos la atencion sobre nuestros actos; y aun es de notar, que esta atencion dura, interin nos ocupamos del analisis cientifico; pues en olvidandonos de esto, lo que sucede bien pronto, entramos de nuevo en la corriente universal, y solo echamos mano de la filosofia en casos muy contados. Notese que aqui se habla de la certeza del juicio formado a consecuencia de la sensacion, solo en cuanto esta ligado con los usos de la vida, y de ninguna manera en lo tocante a su mayor o menor exactitud con respecto a la naturaleza de las cosas. Asi, poco importa que los colores por ejemplo, sean considerados como calidades inherentes a los cuerpos, aun cuando esto sea ilusion; basta que el juicio formado no altere en nada nuestras relaciones con los objetos, sea cual fuere la teoria filosofica. [27.] Ejemplo del sentido comun. En presencia de un concurso numeroso, arrojad a la aventura en el suelo un cajon de caracteres de imprenta, y decid a los circunstantes que resultaran escritos los nombres de todos ellos; por unanimidad se reiran de vuestra insensatez; y ?en que se fundan? ?han reflexionado sobre el fundamento de su certeza? No, de seguro. [28.] Ejemplo de la razon. Todos raciocinamos, y en muchos casos con acierto. Sin arte, sin reflexion de ninguna clase, distinguimos con frecuencia lo solido de lo futil, lo sofistico de lo concluyente. Para esto no necesitamos atender al curso que sigue nuestro entendimiento; sin advertirlo siquiera nos vamos por el buen camino; y tal hombre habra formado en su vida millones de raciocinios muy rigurosos y exactos, que no habra atendido una sola vez al modo con que raciocina. Aun los mas versados en el artificio de la dialectica se olvidan a menudo de ella; la practican quizas muy bien, pero sin atender expresamente a ninguna de sus reglas. [29.] Los ideologos escriben volumenes enteros sobre las operaciones de nuestro entendimiento; y estas operaciones las ejecuta el hombre mas rustico sin pensar que las hace. iCuanto no se ha escrito sobre la abstraccion, sobre la generalizacion, sobre los universales! Y no hay hombre que no tenga todo esto muy bien arreglado en su cabeza, aunque no sepa que existe una ciencia que lo examina. En su lenguaje, hallareis expresado lo universal y lo particular, notareis que en su discurso cada cosa ocupa el puesto que le corresponde; sus actos directos no le ofrecen dificultad. Pero llamadle la atencion sobre esos mismos actos, sobre la abstraccion por ejemplo: lo que en el orden directo del pensamiento era tan claro y luminoso, se convierte en un caos al pasar al orden reflejo. Se echa pues de ver que en el medio de suyo mas reflexivo, cual es el raciocinio, obra muy poco la reflexion, que tiene por objeto el mismo acto que se ejerce. [30.] Ejemplo de la autoridad. Ningun habitante de paises civilizados ignora que existe una nacion llamada _Inglaterra_; y la mayor parte de ellos, no lo saben sino por haberlo oido o leido, es decir, por autoridad. Claro es que la certeza de la existencia de la Inglaterra es tanta, que no la excede la de los mismos objetos que se tienen a la vista; y sin embargo, ?cuantos son los que han pensado en el analisis de los fundamentos en que se apoya semejante certeza? Muy pocos. ?Y esta sera mayor en los que se hayan ocupado de ella que en los demas? No, seguramente. Luego en el presente caso y otros infinitos analogos, para nada intervienen los actos reflejos; la certeza se forma instintivamente, sin el auxilio de ningun medio parecido a los filosoficos. [31.] Estos ejemplos manifiestan que la humanidad en lo tocante a la certeza, anda por caminos muy diferentes de los de la filosofia: el Criador que ha sacado de la nada a los seres, los ha provisto de lo necesario para ejercer sus funciones segun el lugar que ocupan en el universo; y una de las primeras necesidades del ser inteligente era la certeza de algunas verdades. ?Que seria de nosotros si al comenzar a recibir impresiones, al germinar en nuestro entendimiento las primeras ideas, nos encontrasemos con el fatigoso trabajo de labrar un sistema que nos pusiese a cubierto de la incertidumbre? Si asi fuese, nuestra inteligencia moriria al nacer; porque envuelta en el caos de sus propias cavilaciones en el momento de abrir los ojos a la luz, y cuando sus fuerzas son todavia tan escasas, no alcanzaria a disipar las nubes que se levantarian de todos lados, y acabarian por sumirla en una completa oscuridad. Si los filosofos mas aventajados, si las inteligencias mas claras y penetrantes, si los genios de mas pujanza y brio, han trabajado con tan escaso fruto por asentar los principios solidos que pudiesen servir de fundamento a las ciencias, ?que sucediera si el Criador no hubiese acudido a esta necesidad, proveyendo de certeza a la tierna inteligencia, del propio modo que para la conservacion del cuerpo ha preparado el aire que le vivifica, y la leche que le alimenta? [32.] Si alguna parte de la ciencia debe ser considerada como puramente especulativa, es sin duda la que versa sobre la certeza: y esta proposicion por mas que a primera vista parezca una paradoja, es sin embargo una verdad nada dificil de demostrar. [33.] ?Que puede proponerse en este particular la filosofia? ?Producir la certeza? Esta existe, independiente de todos los sistemas filosoficos: nadie habia pensado en semejantes cuestiones, cuando la humanidad estaba ya cierta de infinitas cosas. Todavia mas: despues de suscitada la cuestion, han sido pocos los que se han ocupado de ella, comparados con la totalidad del genero humano: lo mismo sucede ahora, y sucedera en adelante. Luego cuantas teorias se excogiten sobre este punto en nada pueden influir en el fenomeno de la certeza. Lo que se dice con respecto a producirla, puede extenderse al intento de consolidarla. ?Cuando han tenido o tendran ni ocasion ni tiempo el comun de los hombres, para ocuparse de semejantes cuestiones? [34.] Si algo hubiera podido producir la filosofia en esta parte, habria sido el escepticismo; pues que la variedad y oposicion de los sistemas eran mas propias para engendrar dudas que para disiparlas. Afortunadamente, la naturaleza se resiste al escepticismo de una manera insuperable; y los suenos del gabinete de los sabios no trascienden a los usos de la vida del comun de los hombres, ni aun de los mismos que los padecen o los fingen. [35.] El objeto mas razonable que en esta cuestion puede proponerse la filosofia es el examinar simplemente los cimientos de la certeza, solo con la mira de conocer mas a fondo al espiritu humano, sin lisonjearse de producir ninguna alteracion en la practica: a la manera que los astronomos observan la carrera de los astros, y procuran averiguar y determinar las leyes a que esta sujeta, sin que por esto presuman poder modificarlas. [36.] Mas aun en esta suposicion, se halla la filosofia en situacion nada satisfactoria: porque si recordamos lo que arriba se lleva establecido, echaremos de ver que la ciencia observa un fenomeno real y verdadero, pero le da una explicacion gratuita, haciendo de el un analisis imaginario. En efecto, se ha demostrado con la experiencia que nuestro entendimiento no se guia por ninguna de las consideraciones que tienen presentes los filosofos; su asenso, en los casos en que va acompanado de mayor certeza, es un fruto espontaneo de un instinto natural, no de combinaciones; una adhesion firme arrancada por la evidencia de la verdad, o la fuerza del sentido intimo o el impulso del instinto, no una conviccion producida por una serie de raciocinios; luego esas combinaciones y raciocinios, solo existen en la mente del filosofo, mas no en la realidad; luego cuando se quieren senalar los cimientos de la certeza, se indica lo que tal vez pudiera o debiera haber, pero no lo que hay. Si los filosofos se guiasen por sus sistemas y no se olvidasen o no prescindiesen de ellos, tan pronto como acaban de explicarlos, y aun mientras los explican, pudiera decirse que si no se da razon de la certeza humana, se da de la certeza filosofica; pero limitandose los mismos filosofos a usar de sus medios cientificos, solo cuando los desenvuelven en sus catedras, resulta que los pretendidos cimientos son una pura titulo que poco o nada tiene que ver con la realidad de las cosas. [37.] Esta demostracion de la vanidad de los sistemas filosoficos en lo tocante a los fundamentos de la certeza, lejos de conducir al escepticismo, lleva a un punto directamente opuesto: porque haciendonos apreciar en su justo valor la vanidad de las cavilaciones humanas, y comparando su impotencia con la irresistible fuerza de la naturaleza, nos aparta del necio orgullo de sobreponernos a las leyes dictadas por el Criador a nuestra inteligencia, nos hace entrar en el cauce por donde corre la humanidad en el torrente de los siglos, y nos inclina a aceptar con una filosofia juiciosa, lo mismo que de todos modos nos fuerzan a aceptar las leyes de nuestra naturaleza (III). CAPITULO IV. SI EXISTE LA CIENCIA TRASCENDENTAL EN EL ORDEN INTELECTUAL ABSOLUTO. [38.] Los filosofos han buscado un primer principio de los conocimientos humanos: cada cual le ha senalado a su manera, y despues de tanta discusion, todavia es dudoso quien ha acertado, y hasta si ha acertado nadie. Antes de preguntar cual era el primer principio, era necesario saber si existia. Esta ultima cuestion no puede suponerse resuelta en sentido afirmativo, pues como veremos luego, es susceptible de diferentes resoluciones segun el aspecto bajo el cual se la mira. El primer principio de los conocimientos puede entenderse de dos maneras: o en cuanto significa una verdad unica de la cual nazcan todas las demas; o en cuanto expresa una verdad cuya suposicion sea necesaria, si no se quiere que desaparezcan todas las otras. En el primer sentido se busca un manantial del cual nazcan todas las aguas que riegan una campina; en el segundo, se pide un punto de apoyo para afianzar sobre el un gran peso. [39.] ?Existe una verdad de la cual dimanen todas las otras? En la realidad, en el orden de los seres, en el orden intelectual universal, si; en el orden intelectual humano, no. [40.] En el orden de los seres hay una verdad origen de todas; porque la verdad es la realidad, y hay un Ser, autor de todos los seres. Este ser es una verdad, la verdad misma, la plenitud de verdad; porque es el ser por esencia, la plenitud del ser. Esta unidad de origen la han reconocido en cierto modo todas las escuelas filosoficas. Los ateos hablan de la fuerza de la naturaleza, los panteistas, de la sustancia unica, de lo absoluto, de lo incondicional; unos y otros han abandonado la idea de Dios, y trabajan por reemplazarla con algo que sirva de origen a la existencia del universo y al desarrollo de sus fenomenos. [41.] En el orden intelectual universal hay una verdad de la cual dimanan todas; es decir, que esa unidad de origen de todas las verdades, no solo se halla en las verdades realizadas, o en los seres considerados en si mismos, sino tambien en el encadenamiento de ideas que representan a estos seres. Por manera que si nuestro entendimiento pudiese elevarse al conocimiento de todas las verdades, abrazandolas en su conjunto, en todas las relaciones que las unen, veria que a pesar de la dispersion en que se nos ofrecen en las direcciones mas remotas y divergentes, en llegando a cierta altura van convergiendo a un centro, en el cual se enlazan, como las madejas de luz en el punto luminoso que las despide. [42.] Los teologos al paso que explican los dogmas de la Iglesia, siembran a menudo en sus tratados doctrinas filosoficas muy profundas. Asi santo Tomas en sus cuestiones sobre el entendimiento de los angeles, y en otras partes de sus obras, nos ha dejado una teoria muy interesante y luminosa. Segun el, a proporcion que los espiritus son de un orden superior, entienden por un menor numero de ideas; y asi continua la disminucion hasta llegar a Dios, que entiendo por medio de una idea unica, que es su misma esencia. De esta suerte segun el Santo Doctor, hay no solo un ser autor de todos los seres, sino tambien una idea unica, infinita, que las encierra todas. Quien la posea plenamente lo vera todo en ella; pero como esta plenitud, que en terminos teologicos se llama comprension, es propia unicamente de la inteligencia infinita de Dios, las criaturas cuando en la otra vida alcancen la vision beatifica, que consiste en la intuicion de la esencia divina, veran mas o menos objetos en Dios segun sea la mayor o menor perfeccion con que le posean. iCosa admirable! El dogma de la vision beatifica bien examinado, es tambien una verdad que derrama torrentes de luz sobre las teorias filosoficas! El sueno sublime de Malebranche sobre las ideas, era quizas una reminiscencia de sus estudios teologicos. [43.] La ciencia trascendental, que las abraza y explica todas, es una quimera para nuestro espiritu mientras habita sobre la tierra; pero es una realidad para otros espiritus de un orden superior, y lo sera para el nuestro cuando desprendido del cuerpo mortal, llegue a las regiones de la luz. [44.] En cuanto podemos conjeturar por analogias, tenemos pruebas de que existe en efecto esa ciencia trascendental que las encierra todas, y que a su vez se refunde en un solo principio, o mejor, en una sola idea, en una sola intuicion. Observando la escala de los seres, los grados en que estan distribuidas las inteligencias individuales, y el sucesivo progreso de las ciencias, se nos presenta la imagen de esta verdad de una manera muy notable. Uno de los caracteres distintivos de la inteligencia es el generalizar, el percibir lo comun en lo vario, el reducir lo multiplo a la unidad; y esta fuerza es proporcional al grado de inteligencia. [45.] El bruto esta limitado a sus sensaciones, y a los objetos que se las causan. Nada de generalizar, nada de clasificar, nada que se eleve sobre la impresion recibida, y el instinto de satisfacer sus necesidades. El hombre, tan pronto como abre los ojos de su inteligencia, percibe desde luego un sinnumero de relaciones; lo que ha visto en un caso lo aplica a otros diferentes: generaliza, encerrando en una idea muchisimas otras. Quiere el nino alcanzar un objeto, no puede llegar a el; y al instante improvisa su escalera arrimando una silla o un banquillo. Un bruto estara mirando largas horas la tajada que le hechiza, pero que esta colgada demasiado alto, sin que le ocurra que pudiera practicar la misma operacion que el nino, y formar una escalera. Si se le disponen los objetos a proposito para subir, sube; pero es incapaz de pensar que en situaciones semejantes se debe ejecutar la misma operacion. En un caso vemos un ser que tiene la idea general de un _medio_ y de sus relaciones con el _fin_, y que cuando la necesita la emplea; en el segundo, vemos otro ser que tiene delante de sus ojos el fin y el medio, pero que no percibe su relacion, y que por consiguiente no se eleva sobre la individualidad material de los objetos. En el primero hay la percepcion de la unidad; en el segundo, no hay ningun lazo que reuna la variedad de los hechos particulares. En este ejemplo tan sencillo se nota que la infinidad de casos, en que por estar el objeto demasiado alto ofrece dificultad el alcanzarle, los tiene reducidos el nino a uno solo: posee por decirlo asi la formula del pequeno problema. Por cierto que el no se da cuenta a si mismo de esta formula, es decir que no hace acto reflejo sobre ella: pero en la realidad la tiene, y la prueba es, que en ofreciendose el caso, la aplica instantaneamente. Aun mas: no le pongais delante un objeto determinado, y habladle en general de cosas demasiado altas, indicandole velozmente unas tras otras; vereis que con la rapidez del relampago aplica siempre la idea general de un medio auxiliar. Seran los brazos de sus padres, o de un hermano mayor, o de un criado; sera una silla si esta en su casa, sera un monton de piedras si se halla en el campo; de todo se vale, en todo descubre la _relacion del medio con el fin_. Cuando el fin se presenta, su atencion se vuelve instantaneamente hacia el medio; la idea general, busca un caso en que individualizarse. [46.] ?Que es un arte? ?es un conjunto de reglas para hacer bien alguna cosa? ?y cuando es mas perfecto? lo es tanto mas, cuanto encierra mayor numero de casos en cada regla, y por consiguiente cuanto es menor el numero de estas. Antes de que se hubiesen formulado las de la arquitectura, se habian construido sin duda edificios solidos, hermosos, y adaptados al uso a que se destinaban: pero el gran progreso de la inteligencia en lo relativo a la construccion de edificios consistio en encontrar lo que tenian de _comun_ los bien construidos; en fijar la causa de la solidez y de la belleza en si mismas, pasando de lo individual a lo universal, es decir, formandose ideas generales de solidez y de belleza aplicables a un sinnumero de casos particulares: simplificando. [47.] Lo dicho de la arquitectura, puede extenderse a las demas artes liberales y mecanicas: en todas se encontrara que el adelanto de la inteligencia se cifra en reducir a la unidad la multiplicidad, en hacer que en el menor numero de ideas posible, se encierre el mayor numero de aplicaciones posible. Por esta razon los amantes de las letras y de las bellas artes, se afanan en busca de la idea de la belleza en general, con la mira de encontrar un tipo aplicable a todos los objetos literarios y artisticos. Tambien podemos observar que los que se ocupan de artes mecanicas, discurren siempre por reducir sus procedimientos a pocas reglas, y aquel se tiene por mas adelantado que alcanza a combinar mayor variedad de los productos con mas sencillez en los medios, haciendo depender de una sola idea lo que otros tienen vinculado con muchas. Al contemplar una maquina que nos da admirables productos con una combinacion muy sencilla, no tributamos menos elogios al artifice por lo segundo que por lo primero: "esto es magnifico, decimos, y lo mas asombroso es la sencillez con que se ejecuta." [48.] Hagamos aplicacion de esta doctrina a las ciencias naturales y exactas. El merito del sistema actual de numeracion consiste en encerrar en una sola idea la espresion de todos los numeros, haciendo el valor de cada guarismo, decuplo del que tiene a la derecha, y supliendo los huecos con el cero. La expresion de la infinidad de los numeros, esta reducida a una sola regla, fundada en una sola idea: la relacion del lugar con el decuplo del valor. La aritmetica ha hecho un grande adelanto disminuyendo el numero de sus operaciones fundamentales por medio de los logaritmos: reduciendo a sumar y restar las de multiplicar y dividir. El algebra no es mas que la generalizacion de las expresiones y operaciones aritmeticas: su simplificacion. La aplicacion del algebra a la geometria, es la generalizacion de las expresiones geometricas: las formulas de las lineas, de las figuras, de los cuerpos, no son mas que la expresion de su idea universal. En ella, como en un tipo conserva el geometra la idea matriz, generadora, bastanle las aplicaciones mas sencillas para formar calculos exactos de todas las lineas de la misma clase que puedan ofrecersele en la practica. En la sencilla expresion dz/dx = A, apellidada coeficiente diferencial, se encierra la idea matriz del calculo infinitesimal; ella dimano de consideraciones geometricas, pero tan pronto como fue concebida en su universalidad, esparcio sobre todos los ramos de las matematicas y de las ciencias naturales un raudal de luz que hizo descubrir un nuevo mundo cuyos confines no se alcanzan. La prodigiosa fecundidad de este calculo dimana de su simplicidad, de que generaliza por decirlo asi de un golpe la misma algebra y la geometria, reuniendolas en un solo punto que es la relacion de los limites de las diferencias de toda funcion. [49.] Esta unidad de idea, es el objeto de la ambicion de la humana inteligencia, y una vez encontrada es el manantial de los mayores adelantos. La gloria de los genios mas grandes se ha cifrado en descubrirla; el progreso de las ciencias ha consistido en aprovecharla. Vieta expone y aplica el principio de la expresion general de las cantidades aritmeticas; Descartes hace lo mismo con respecto a las geometricas; Newton asienta el principio de la gravitacion universal; el propio, al mismo tiempo que Leibnitz, inventa el calculo infinitesimal; y las ciencias naturales y exactas alumbradas por una grande antorcha marchan a pasos agigantados por caminos antes desconocidos. ?Y por que? porque la inteligencia se ha aproximado a la unidad, ha entrado en posesion de una idea matriz en que se encierran otras infinitas. [50.] Es digno de notarse que a medida que se va adelantando en las ciencias se encuentran entre ellas numerosos puntos de contacto, estrechas relaciones que a primera vista nadie hubiera podido sospechar. Cuando los matematicos antiguos se ocupaban de las secciones conicas estaban muy lejos de creer que la idea de la elipse hubiese de servir de base a un sistema astronomico; los focos eran simples puntos, la curva una linea y nada mas; las relaciones de aquellos con esta, eran objeto de combinaciones esteriles, sin aplicacion. Siglos despues esos focos son el sol, y la curva las orbitas de los planetas. Las lineas de la mesa del geometra representaban un mundo!..... El intimo enlace de las ciencias matematicas con las naturales es un hecho fuera de duda; ?y quien sabe hasta que punto se enlazan unas y otras con las ontologicas, psicologicas, teologicas y morales? La dilatada escala en que estan distribuidos los seres, y que a primera vista pudiera parecer un conjunto de objetos inconexos, va manifestandose a los ojos de la ciencia como una cadena delicadamente trabajada cuyos eslabones presentan sucesivamente mayor belleza y perfeccion. Los diferentes reinos de la naturaleza se muestran enlazados con intimas relaciones; asi las ciencias que los tienen por objeto, se prestan reciprocamente sus luces, y entran alternativamente la una en el terreno de la otra. La complicacion de los objetos entre si, trae consigo esa complicacion de conocimientos; y la unidad de las leyes que rigen diferentes ordenes de seres, aproximan todas las ciencias y las encaminan a formar una sola. iQuien nos diera ver la identidad de origen, la unidad del fin, la sencillez de los caminos! Entonces poseeriamos la verdadera ciencia trascendental, la ciencia unica, que las encierra todas; o mejor diremos, la idea unica en que todo se pinta tal como es, en que todo se ve sin necesidad de combinar, sin esfuerzo de ninguna clase, como en un clarisimo espejo se retrata un magnifico paisage, con su tamano, figura y colores! Entretanto, nos es preciso contentarnos con sombras de la realidad; y en el instinto de nuestro entendimiento para simplificar, para reducirlo todo o aproximarlo cuando menos a la unidad, debemos ver el indicio, el anuncio, de esa ciencia unica, de esa intuicion de la idea unica, infinita; asi como en el deseo de felicidad que agita nuestro corazon, en la sed de gozar que nos atormenta, hallamos la prueba de que no acaba todo aqui, de que nuestra alma ha sido criada para la posesion de un bien que no se alcanza en la vida mortal. [51.] Lo mismo que hemos observado en la escala de los seres, y en el progreso de las ciencias, podemos notarlo comparando hombres con hombres, y atendiendo el caracter que ofrece el punto mas elevado de la humana inteligencia: el genio. Los hombres de verdadero genio se distinguen por la unidad y amplitud de su concepcion. Si tratan una cuestion dificil y complicada, la simplifican y allanan tomando un punto de vista elevado, fijando una idea principal que comunica luz a todas las otras; si se proponen contestar a una dificultad, senalan la raiz del error, y destruyen con una palabra toda la ilusion del sofisma; si emplean la sintesis, aciertan desde luego en el principio que ha de servir de base, y de un rasgo trazan el camino que se ha de seguir para llegar al resultado que se desea; si se valen del analisis atinan en el punto por donde debe empezar la descomposicion, en el resorte oculto, y de un golpe por decirlo asi, nos abren el objeto, nos ponen de manifiesto sus interioridades mas reconditas; si se trata de una invencion, mientras los demas estan buscando aca y aculla, ellos hieren el suelo con el pie, y dicen "el tesoro esta aqui." Nada de dilatados raciocinios; nada de rodeos: pocos pensamientos, pero fecundos: pocas palabras, pero en cada una de ellas engastada una perla de inmenso valor. [52.] No cabe pues duda alguna de que en el orden intelectual hay una verdad de la cual dimanan todas las verdades, hay una idea que encierra todas las ideas; asi nos lo ensena la filosofia, asi nos los indican los esfuerzos, las tendencias naturales, instintivas, de toda inteligencia, cuando se afana por la simplificacion y la unidad; asi lo estima el sentido comun, que considera tanto mas alto y noble el pensamiento, cuanto es mas vasto y mas uno (IV). CAPITULO V. NO EXISTE LA CIENCIA TRASCENDENTAL EN EL ORDEN INTELECTUAL HUMANO NO PUEDE DIMANAR DE LOS SENTIDOS. [53.] En el orden intelectual humano, mientras vivimos sobre la tierra, no hay una verdad de la cual dimanen todas: en vano la han buscado los filosofos; no la han encontrado porque no era posible encontrarla. Y en efecto, ?donde se hallaria la deseada verdad? [54.] ?Dimanara de los sentidos? Las sensaciones son tan varias como los objetos que las producen. Por ellas adquirimos noticia de cosas individuales y materiales; y en ninguna de estas ni en las sensaciones que de ellas dimanan, puede hallarse la verdad, fuente de todas las demas. [55.] Observando las impresiones que por los sentidos recibimos, podemos notar que con respecto a producir certeza, todas son iguales entre si. Tan ciertos estamos de la sensacion que nos causa un ruido cualquiera como de la producida por la presencia de un objeto a nuestros ojos, de un cuerpo oloroso cercano al olfato, de uno sabroso aplicado al paladar, o de otro que afecte vivamente el tacto. En la certeza producida por aquellas sensaciones no hay gradacion, todas son iguales; porque si hablamos de la sensacion misma, esta la experimentamos de una manera que no nos consiente incertidumbre; y si se trata de la relacion de la sensacion con la existencia del objeto externo que la causa, tan ciertos estamos de que a la sensacion que se llama _vision_, corresponde un objeto externo _visto_, como que a lo que se apellida _tacto_, corresponde un objeto externo _tocado_. Se infiere de lo dicho, que no hay una sensacion origen de la certeza de las demas; en este punto todas son iguales; y para el comun de los hombres no hay mas razon que los asegure de la certeza, sino que lo experimentan asi. No ignoro que lo sucedido con los individuos a quienes se ha hecho la operacion de las cataratas, indica que para apreciar debidamente el objeto _sentido_ no es suficiente la simple sensacion, y que unos sentidos auxilian a los otros; pero esto no prueba la preferencia de ninguno de ellos; pues asi como el ciego a quien se dio repentinamente la vista, no formaba por la simple vision juicio exacto sobre el tamano y distancia de los objetos vistos, sino que necesitaba el auxilio del tacto; asi es muy probable que si suponemos a una persona con vista, privada de tacto desde su nacimiento, y se lo damos despues repentinamente, tampoco formara juicio exacto de los objetos tocados, hasta que con el auxilio de la vista, se haya ido acostumbrando a combinar el nuevo orden de sensaciones con el antiguo, aprendiendo con el ejercicio a fijar las relaciones de la sensacion con el objeto y a conocer por medio de aquella las propiedades de este. [56.] El mismo hecho del ciego a quien se quitaron las cataratas, esta contrariado por otros que conducen a un resultado directamente opuesto. La joven a quien hizo la misma operacion el oculista Juan Janin, y unos ciegos de nacimiento a quienes el profesor Luis de Gregori restituyo en parte la vista, no creyeron como el ciego de Cheselden, que los objetos estuviesen pegados a sus ojos, sino que luego los vieron como cosas realmente externas y separadas. Asi lo refiere Rosmini (Ensayo sobre el origen de las ideas parte 5. cap. 4. Tomo, 2. p. 286 citando el opusculo "de las cataratas de los ciegos de nacimiento, observaciones teorico-quimicas, del profesor de quimica y oftalmia Luis de Gregori, Romano." Roma 1826); bien que dando la preferencia al de Cheselden que dice fue renovado en Italia por el profesor Jacobo de Pavia, con toda diligencia y con el mismo resultado en todas sus partes. [57.] El modo con que esta combinacion de unas sensaciones con otras nos ensena a juzgar bien de los objetos externos es dificil saberlo: porque cabalmente el desarrollo de nuestras facultades sensitivas e intelectuales se verifica antes que podamos reflexionar sobre el; y asi nos encontramos ya ciertos de la existencia y propiedades de las cosas, sin que hayamos pensado en la certeza, ni mucho menos en los medios de adquirirla. [58.] Pero aun suponiendo que despues nos ocupemos de las sensaciones mismas, y de sus relaciones con los objetos, prescindiendo de la certeza que ya tenemos y haciendo como que la buscamos, es imposible hallar una sensacion que pueda servir de punto de apoyo a la certeza de los demas. Las dificultades que estas nos ofrecieran las encontrariamos en aquella. [59.] El fijar las relaciones del sentido de la vista con el del tacto, y el determinar hasta que punto dependen uno de otro, da lugar a cuestiones que pienso examinar mas abajo con alguna extension; y por lo mismo me abstendre de entrar en ellas por ahora, ya porque no son tales que puedan ventilarse por incidencia, ya tambien porque su resolucion sea en el sentido que fuere, en nada se opone a lo que me propongo establecer aqui. [60.] Nada adelantariamos con saber que la certeza de todas las sensaciones esta, filosoficamente hablando, vinculada en una. Toda sensacion es un hecho individual contingente; ?como podemos sacar de el la luz para guiarnos a las verdades necesarias? Considerese bajo el aspecto que se quiera la sensacion, no es mas que la impresion que recibimos por conducto de los organos. De la impresion estamos seguros porque esta intimamente presente a nuestra alma; de sus relaciones con el objeto que la produce, nos cercioramos por la repeticion de ella, con el auxilio de otras sensaciones, ya del mismo sentido, ya de otros; pero todo instintivamente, con poca o ninguna reflexion, y siempre condenados, por mas que reflexionemos, a llegar a un punto del cual no podemos pasar porque alli nos detiene la naturaleza. [61.] Lejos pues de encontrar en ninguna sensacion un hecho fundamental en que podamos apoyarnos para establecer una certeza filosofica, vemos un conjunto de hechos particulares, muy distintos entre si, pero que se parecen en cuanto a producir en nosotros esa seguridad que se llama certeza. En vano es que se descomponga al hombre, que se le reduzca primero a una maquina inanimada, que luego se le otorgue un sentido haciendole percibir diferentes sensaciones, que despues se le conceda otro, haciendole combinar las nuevas con las antiguas, y asi se proceda sinteticamente hasta llegar a la posesion y ejercicio de todos; estas cosas son buenas para entretener la curiosidad, alimentar pretensiones filosoficas, y dar un viso de probabilidad a sistemas imaginarios; pero en la realidad se adelanta poco o nada: las evoluciones que finge el observador, no se parecen a las de la naturaleza; y el verdadero filosofo debe examinar, no lo que en su concepto pudiera haber, sino lo que hay. Condillac animando progresivamente su estatua y haciendo dimanar de una sensacion todo el caudal de los conocimientos humanos, se parece a aquellos sacerdotes que se ocultaban dentro de la estatua del idolo y desde alli emitian sus oraculos. No es la estatua que se va animando lo que piensa y habla, es Condillac que esta dentro. Concedamosle al filosofo sensualista todo lo que quiera; dejemosle que arregle a su modo la dependencia respectiva de las sensaciones; todo se le desconcierta desde el momento en que le exigis que no discurra sino con sensaciones puras, por mas que las suponga transformadas. Pero reservemos estas cuestiones para el lugar en que examinaremos la naturaleza y el origen de las ideas. [62.] ?Por que estoy seguro de que la grata sensacion que experimento en el sentido del olfato procede de un objeto que se llama _rosa_? Porque asi me lo atestigua el recuerdo de mil otras ocasiones en que he experimentado la misma impresion, porque con el testimonio del olfato estan de acuerdo el tacto y la vista. Pero ?como puedo saber que estas sensaciones son algo mas que impresiones que recibe mi alma? ?por que no he de creer que viene de una causa cualquiera sin relacion a objetos externos? ?Sera porque dicen lo contrario los demas hombres? ?Me consta que existan? ?Y como saben ellos lo que me dicen? ?como se que los oigo bien? La misma dificultad que se ofrece con respeto a los otros sentidos existe en cuanto al oido; si dudo del testimonio de tres, ?por que no dudo del de cuatro? No adelanto pues nada con el raciocinio; este me conduciria a cavilaciones tales, que me exigirian una duda imposible, que me arrancarian una seguridad de que no puedo desprenderme por mas esfuerzos que haga. Ademas, si para apoyar la verdad de la sensacion apelo a los principios del raciocinio, ya salgo del terreno de las sensaciones, ya no pongo en estas la verdad primitiva origen de las otras, no cumplo lo que habia ofrecido. [63.] De lo dicho resulta: 1.º que no se encuentra una sensacion origen de la certeza de las otras, lo que me he contentado con indicarlo aqui, reservandome demostrarlo al tratar de las sensaciones; 2. deg. que aun cuando existiese esta sensacion, no bastaria a fundar nada en el orden intelectual, pues con las solas sensaciones no es posible ni aun pensar; 3.º que las sensaciones lejos de poder ser la basa de la ciencia trascendental, no sirven por si solas para establecer ninguna ciencia; pues de ellas, por ser hechos contingentes, no pueden dimanar las verdades necesarias (V). CAPITULO VI. CONTINUA LA DISCUSION SOBRE LA CIENCIA TRASCENDENTAL. INSUFICIENCIA DE LAS VERDADES REALES. [64.] Ha sido conveniente rebatir de paso el sistema de Condillac, no por su importancia intrinseca, ni porque no este ya bastante desacreditado, sino para dejar el campo libre a investigaciones mas elevadas, mas propiamente filosoficas. Es preciso no perder ocasion de indemnizar a la filosofia de los perjuicios que le irrogara un sistema tan vanidoso como esteril. Todo lo mas sublime de la ciencia del espiritu, desaparecia con el _hombre-estatua_, y las sensaciones transformadas; venguemos pues los derechos de la razon humana, manifestando que antes de entrar en las cuestiones mas trascendentales, le es indispensable descartar el sistema de Condillac; como para construir un buen camino se quita ante todo la broza que obstruye el paso. [65.] Vamos ahora a probar que en el orden intelectual humano, tal como es en esta vida, no existe ningun principio que sea fuente de todas las verdades; porque no hay ninguna verdad que las encierre todas. Las verdades son de dos clases: reales o ideales. Llamo verdades reales a los hechos, o lo que existe; llamo ideales el enlace necesario de las ideas. Una verdad real puede expresarse por el verbo _ser_ tomado sustantivamente, o al menos supone una proposicion en que el verbo se haya tomado en este sentido; una verdad ideal se expresa por el mismo verbo tomado copulativamente, en cuanto significa la relacion necesaria de un predicado con un sujeto, prescindiendo de la existencia de uno y de otro. _Yo soy_, esto es, _yo existo_, expresa una verdad real, un hecho. _Lo que piensa existe_; expresa una verdad ideal, pues no se afirma que haya quien piense ni quien exista, sino que si hay quien piensa, existe; o en otros terminos, se afirma una relacion necesaria entre el pensamiento y el ser. A las verdades reales corresponde el mundo real, el mundo de las existencias; a las ideales el mundo logico, el de la posibilidad. El verbo _ser_ se toma a veces copulativamente sin que la relacion que por el se expresa sea necesaria; asi sucede en todas las proposiciones contingentes, o cuando el predicado no pertenece a la esencia del sujeto. A veces la necesidad es condicional, es decir que supone un hecho; y en tal caso tampoco hay necesidad absoluta, pues el hecho supuesto es siempre contingente. Cuando hablo de las verdades ideales, me refiero a las que expresan una relacion absolutamente necesaria, prescindiendo de todo orden a la existencia; y por el contrario, comprendo entre las reales a todas las que suponen una proposicion en que se haya establecido un hecho. A esta clase pertenecen las de las ciencias naturales, por suponer todas algun hecho objeto de observacion. [66.] Ninguna verdad real finita puede ser origen de todas las demas. La verdad de esta clase es la expresion de un hecho particular, contingente; y que por lo mismo no puede encerrar en si ni las demas verdades reales, o sea el mundo de las existencias, ni tampoco las verdades ideales, que solo se refieren a las relaciones necesarias en el mundo de la posibilidad. [67.] Si nosotros viesemos intuitivamente la existencia infinita, causa de todas las demas, conoceriamos una verdad real, origen de las otras; pero como esta existencia infinita no la conocemos por intuicion, sino por discurso, resulta que no conocemos el hecho de la existencia en que se contiene la razon de todas las demas existencias. Despues que por el discurso nos hemos elevado a dicho conocimiento, tampoco nos es posible explicar desde aquel punto de vista la existencia de lo finito por sola la existencia de lo infinito; porque si prescindimos de la existencia de lo finito, desaparece el discurso por el cual nos habiamos elevado hasta el conocimiento de lo infinito, y por consiguiente se hunde todo el edificio de nuestra ciencia. Dad a un hombre por medio del discurso la demostracion de la existencia de Dios, y pedidle que prescindiendo del punto de partida, y fijandose solo en la idea de lo infinito explique la creacion, no solo en su posibilidad sino en su realidad, no lo podra verificar. Con solo prescindir de lo finito se hunde todo su discurso, sin que ningun esfuerzo sea bastante a evitarlo; se halla en el caso de un arquitecto a quien, habiendo construido una soberbia cupula, se le exigiese que la sostuviera, quitando el cimiento al edificio. [68.] Tomese una verdad real cualquiera, el hecho mas seguro, mas cierto para nosotros; nada se puede sacar de el si no se le fecunda con verdades ideales. Yo existo, yo pienso, yo siento. He aqui hechos indudables; pero ?que puede deducir de ellos la ciencia? nada: son hechos particulares, contingentes, cuya existencia o no existencia, no afecta a los demas hechos ni alcanza al mundo de las ideas. Estas verdades son de puro sentimiento; en si solas nada tienen que ver con el orden cientifico, y solo se elevan hasta el, cuando se las combina con verdades ideales. Descartes, al consignar el hecho del pensamiento y de la existencia, pasaba sin advertirlo, del orden real al orden ideal, forzado por su proposito de levantar el edificio cientifico. _Yo pienso_, decia; si se hubiese limitado a esto, se habria reducido su filosofia a una simple intuicion de su conciencia; pero queria hacer algo mas, queria discurrir, y por necesidad echaba mano de una verdad ideal: _Lo que piensa existe_. Asi fecundaba el hecho individual, contingente, con la verdad universal y necesaria; y como habia menester una regla para conducirse en adelante, la buscaba en la legitimidad de la evidencia de las ideas. Por donde se echa de ver como este filosofo, que con tanto afan buscaba la unidad, se encontraba desde luego con la triplicidad: _un hecho, una verdad objetiva, un criterio_. Un hecho en la conciencia del _yo_; una verdad objetiva en la relacion necesaria del pensamiento con la existencia; un criterio, en la legitimidad de la evidencia de las ideas. Se puede desafiar a todos los filosofos del mundo a que discurran sobre un hecho cualquiera sin el auxilio de las verdades ideales. La esterilidad que hemos encontrado en el hecho de la _conciencia_, se hallara en todos los demas. Esto no es una conjetura, es una demostracion rigurosa. Solo una existencia contiene la razon de todas las demas; en no conociendola pues de una manera inmediata, intuitiva, nos es imposible encontrar una verdad real origen de todas las otras. [69.] Aun suponiendo que en el orden de la creacion hubiese un hecho primitivo de tal naturaleza que todo el universo no fuera mas que un simple desarrollo suyo, tampoco habriamos encontrado la verdad real, fuente de toda ciencia; pues con esto nada adelantariamos con respecto al mundo de la posibilidad, es decir, al orden ideal, infinitamente mayor que el de las existencias infinitas. Supongamos que el progreso de las ciencias naturales conduzca al descubrimiento de una ley simple, unica, que presida al desarrollo de todas las demas, y cuya aplicacion, variada segun las circunstancias, sea suficiente para dar razon de todos los fenomenos que ahora se reducen a muchas y muy complicadas. Este seria sin duda un adelanto inmenso en las ciencias que tienen por objeto el mundo visible; ?pero que sabriamos por esto del mundo de las inteligencias? ?que del mundo de la posibilidad? (VI). CAPITULO VII. ESTERILIDAD DE LA FILOSOFIA DEL _yo_ PARA PRODUCIR LA CIENCIA TRASCENDENTAL. [70.] El testimonio de la conciencia es seguro, irresistible, pero nada tiene que ver con el de la evidencia. Aquel tiene por objeto un hecho particular y contingente, este una verdad necesaria. Que yo pienso ahora, es absolutamente cierto para mi; pero este pensar mio no es una verdad necesaria sino muy contingente, ya que podia muy bien suceder que jamas hubiese pensado ni existido; es un hecho puramente individual, pues no sale de mi, y su existencia y no existencia en nada afecta las verdades universales. La conciencia es un ancora no un faro; basta para evitar el naufragio de la inteligencia, no para indicarle el derrotero. En los asaltos de la duda universal, ahi esta la conciencia que no deja perecer; pero si le pedis que os dirija, os presenta hechos particulares, nada mas. Estos hechos no tienen un valor cientifico sino cuando se objetivan, permitaseme la expresion; o bien cuando reflexionando sobre ellos el espiritu, los bana con la luz de las verdades necesarias. Yo pienso; yo siento; yo soy libre; he aqui hechos; pero ?que sacais de ellos por si solos? nada. Para fecundarlos es necesario que los tomeis como una especie de materia de las ideas universales. El pensamiento se inmoviliza, se hiela, si no le haceis andar con el impulso de estas ideas; la sensacion os es comun con los brutos; y la libertad carece de objeto, de vida, si no hay combinacion de motivos presentados por la razon. [71.] Aqui se encuentra la causa de la oscuridad y esterilidad de la filosofia alemana, desde Fichte. Kant, se fijaba en el sujeto, pero sin destruir la objetividad en el mundo interior; y por esto su filosofia, si bien contiene muchos errores, ofrece al entendimiento algunos puntos luminosos; pero fue mas alla, se coloco en el _yo_, no sirviendose de la objetividad sino en cuanto le era necesaria para establecerse mas hondamente en un simple hecho de conciencia; asi no encontro mas que regiones tenebrosas o contradicciones. La inteligencia de hombres de talento se ha fatigado en vano para hacer brotar un rayo de luz de un punto condenado a la oscuridad. El _yo_ se manifiesta a si mismo por sus actos; y para ser concebido de si propio no disfruta de ningun privilegio sobre los seres distintos de el, sino el de presentar inmediatamente los hechos que pueden conducir a su conocimiento. ?Que sabria el alma de si misma, si no sintiera su pensamiento, su voluntad, y el ejercicio de todas sus facultades? ?Como discurre sobre su propia naturaleza sino fundandose en lo que le suministra el testimonio de sus actos? El _yo_ pues no es visto por si propio intuitivamente; no se ofrece a sus mismos ojos, sino mediantamente, esto es por sus propios actos; es decir que en cuanto a ser conocido, se halla en un caso semejante al de los seres externos, que lo son por los efectos que nos causan. El _yo_ considerando en si, no es un punto luminoso; es un sustentaculo para el edificio de la razon; mas no la regla para construirle. La verdadera luz se halla en la objetividad; pues en ella esta propiamente el blanco del conocimiento. El _yo_ no puede ni ser conocido, ni pensado de ninguna manera, sino en cuanto se toma a si mismo por objeto, y por consiguiente en cuanto se coloca en la linea de los demas seres, para sujetarse a la actividad intelectual que solo obra en fuerza de las verdades objetivas. [72.] La inteligencia no se concibe sin objetos al menos internos; y estos objetos seran esteriles, si el entendimiento no concibe en ellos relaciones y por consiguiente verdades. Estas verdades, no tendran ningun enlace, seran hechos sueltos, si no entranan alguna necesidad; y aun las relaciones que se refieran a hechos particulares suministrados por la experiencia, no seran susceptibles de ninguna combinacion, si al menos condicionalmente, no incluyen algo de necesario. El brillo de la luz en el aposento en que escribo es en si un hecho particular y contingente; y la ciencia como tal, no puede ocuparse de el, sino sujetando el movimiento de la luz a leyes geometricas, es decir a verdades necesarias. Luego el _yo_ en si mismo, como sujeto, no es punto de partida para la ciencia, aunque sea un punto de apoyo. Lo individual no sirve para lo universal, ni lo contingente para lo necesario. La ciencia del individuo A, es cierto que no existiria si el individuo A no existiese; pero esta ciencia que necesita del _yo_ individual, no es la ciencia propiamente dicha, sino el conjunto de actos individuales con que el individuo percibe la ciencia. Mas lo percibido no es esto; lo percibido es comun a todas las inteligencias; no necesita de este o aquel individuo; el fondo de verdades que constituyen la ciencia no ha nacido de aquel conjunto de actos individuales, hechos contingentes que se pierden cual gotas imperceptibles en el oceano de la inteligencias. ?Como se quiere pues fundar la ciencia sobre el simple _yo_ subjetivo? ?Como de este _yo_ se quiere hacer brotar el objeto? El hecho de la conciencia nada tiene que ver con la ciencia, sino en cuanto ofrece hechos a los cuales se pueden aplicar los principios objetivos, universales, necesarios, independientes de toda individualidad finita, que constituyen el patrimonio de la razon humana, pero que no han menester la existencia de ningun hombre. [73.] Analicense cuanto se quiera los hechos de la conciencia, jamas se encontrara en ellos uno que pueda engendrar la luz cientifica. Aquel acto sera o una percepcion directa o refleja. Si es directa, su valor no es subjetivo sino objetivo; no es el acto lo que funda la ciencia, sino la verdad percibida, no el sujeto sino el objeto, no el _yo_ sino lo visto por el _yo_. Si el acto es reflejo, supone otro acto anterior, a saber, el objeto de la reflexion; no es pues aquel el primitivo sino este. La combinacion del acto directo con el reflejo, tampoco sirve para nada cientifico, sino en cuanto se somete a las verdades necesarias, objetivas, independientes del _yo_. ?Que es un acto individualmente considerado? un fenomeno interior. Y ?que nos ensena este fenomeno separado de las verdades objetivas? nada. El fenomeno representa algo en la ciencia, en cuanto es considerado bajo las ideas generales, de ser, de causa, de efecto, de principio o de producto de actividad, de modificacion, de sus relaciones con su sujeto que es el _substratum_ de otros actos semejantes; es decir cuando es considerado como un caso particular, comprendido en las ideas generales, como un fenomeno contingente, apreciable con el auxilio de las verdades necesarias, como un hecho esperimental, al cual se aplica una teoria. El acto reflejo no es mas que el conocimiento de un conocimiento, o sentimiento, o de algun fenomeno interior sea cual fuere; y asi toda reflexion sobre la conciencia presupone acto anterior directo. Este acto directo no tiene por objeto el _yo_; luego el conocimiento no tiene por principio fundamental el _yo_, sino como una condicion necesaria (pues no puede haber pensamiento sin sujeto pensante), mas no como objeto conocido. [74.] Estas consideraciones derriban por su cimiento el sistema de Fichte y de cuantos toman el _yo_ humano por punto de partida en la carrera de las ciencias. El _yo_ en si mismo, no se nos presenta; lo que conocemos de el lo sabemos por sus actos, y en esto participa de una calidad de los demas objetos, que no nos ofrecen inmediatamente su esencia sino lo que de ella emana, por la actividad con que obran sobre nosotros. De esta manera nos elevamos por raciocinio al conocimiento de las cosas mismas, guiados por las verdades objetivas y necesarias, que son la ley de nuestro entendimiento, el tipo de las relaciones de los seres, y por tanto una regla segura para juzgar de ellos. ?Que sabemos de nuestro espiritu? que es simple: ?y esto, como lo sabemos? porque piensa, y lo compuesto, lo multiplo, no puede pensar. He aqui como conocemos el _yo_. La conciencia nos manifiesta su actividad pensadora; esta es la materia suministrada por el hecho; pero luego viene el principio, la verdad objetiva, iluminando el hecho, mostrando la repugnancia entre el pensamiento y la composicion, el enlace necesario entre la simplicidad y la conciencia. Si bien se observa, este raciocinio se aplica no solo al _yo_, sino a todo ser que piense; y asi es que la misma demostracion la extendemos a todos; el _yo_ pues que la aplica no crea esta verdad, solo la conoce, y se conoce a si propio como un caso particular comprendido en la regla general. [75.] El pretender que del _yo_ subjetivo surja la verdad, es comenzar por suponer al _yo_ un ser absoluto, infinito, origen de todas las verdades, y razon de todos los seres: lo que equivale a comenzar la filosofia divinizando el entendimiento del hombre. Y como a esta divinizacion no tiene mas derecho un individuo que otro, el admitirla equivale a establecer el panteismo racional, que como veremos en su lugar, dista poco o nada del panteismo absoluto. Suponiendo que las razones individuales no son mas que fenomenos de la razon unica y absoluta; y que por tanto lo que llamamos espiritus, no son verdaderas substancias, sino simples modificaciones de un espiritu unico, y las conciencias particulares meras apariciones de la conciencia universal, se concibe por que se busca en el _yo_ la fuente de toda verdad, y se interroga a la conciencia propia como una especie de oraculo por el cual habla la conciencia universal. Pero la dificultad esta en que la suposicion es gratuita: y que tratandose de buscar la razon de todas las verdades, se principia por establecer la mas incomprensible y repugnante de las proposiciones. ?Quien es capaz de persuadirnos que nuestras conciencias no son mas que una modificacion de una tercera? ?Quien nos hara creer que eso que llamamos el _yo_, es comun a todos los hombres, a todos los seres inteligentes, y que no hay mas diferencia que la de modificaciones de un ser absoluto? Este ser absoluto, ?por que no tiene conciencia de todas las conciencias que comprende? ?Por que ignora lo que encierra en si, lo que le modifica? ?Por que se cree multiplo si es uno? ?Donde esta el lazo de tanta multiplicidad? ?Las conciencias particulares, tendran su unidad, su vinculo de todo lo que les acontece, a pesar de no ser mas que modificaciones; y este vinculo, esta unidad, faltaran a la substancia que ellas modifican? [76.] Como quiera, aun con la suposicion del panteismo, nada adelantan en sus pretensiones los amigos de la filosofia del _yo_. Con su panteismo, legitiman por decirlo asi su pretension, mas no logran lo que pretenden. Se llaman a si mismos dioses; y asi tienen razon en que en ellos esta la fuente de verdad; pero como en su conciencia no hay mas que una aparicion de su divinidad, una sola fase del astro luminoso, no pueden ver en ella otra cosa que lo que se les presenta; y su divinidad se encuentra sujeta a ciertas leyes que la imposibilitan para dar la luz que la filosofia le pide. [77.] Si interrogamos nuestra conciencia sobre las verdades necesarias, notaremos que lejos de pretender o fundarlas o crearlas, las conoce, las confiesa independientes de si misma. Pensemos en esta proposicion: "es imposible que a un mismo tiempo, una cosa sea y no sea" y preguntemonos si la verdad de ella nace de nuestro pensamiento; desde luego la conciencia misma responde que no. Antes de que mi conciencia existiera, la proposicion era verdad; si yo no existiese ahora, seria tambien verdad; cuando no pienso en ella, es tambien verdad; el _yo_ no es mas que un ojo que contempla el sol, pero que no es necesario para la existencia del sol. [78.] Otra consideracion hay que demuestra la esterilidad de toda filosofia que busque en el solo _yo_ el origen unico y universal de los conocimientos humanos. Todo conocimiento exige un objeto; el conocimiento puramente subjetivo es inconcebible; aun suponiendo identidad entre el sujeto y el objeto, se necesita la dualidad de relacion, real o concebida; es decir que el sujeto en cuanto conocido, este en cierta oposicion al menos concebida, con el mismo sujeto en cuanto conoce. Ahora bien; ?cual es el objeto en el acto primitivo que se busca? Es el _no yo_? Entonces la filosofia del _yo_ entra en el cauce de las demas filosofias: pues en este _no yo_ estan las verdades objetivas, ?Es el _yo_? Entonces preguntaremos, si es el _yo_ en si, o en sus actos; si es el _yo_ en sus actos, entonces la filosofia del _yo_ se reduce a un analisis ideologico, nada tiene de caracteristico; si es el _yo_ en si, diremos que este no es conocido intuitivamente; y que menos que nadie pueden pretender a esta intuicion, los que le llaman el _absoluto_. Para ellos mas que para los otros, es el _yo_ un abismo tenebroso. En vano os inclinais sobre este abismo y gritais para evocar la verdad; el sordo ruido que os llega a los oidos es el eco de vuestra voz misma, son vuestras palabras que la honda cavidad os devuelve mas ahuecadas y misteriosas. [79.] Entre estos filosofos que se pierden en vanas cavilaciones, descuella el autor de la _Doctrina de la ciencia_, Fichte, de cuyo sistema ha dicho con mucha gracia Madama de Stael, que se parece algun tanto al dispertar de la estatua de Pigmalion, que tocandose alternativamente a si misma y a la piedra sobre que esta sentada, dice: soy yo, no soy yo. Fichte comienza su obra titulada _Doctrina de la ciencia_, diciendo que se propone buscar el principio mas absoluto, el principio absolutamente incondicional de todo conocimiento humano. He aqui un metodo erroneo; se comienza por suponer lo que se ignora, la unidad del principio, y ni aun se sospecha que en la basa del conocimiento humano puede haber una verdadera multiplicidad. Yo creo que la puede haber y la hay en efecto, que las fuentes de nuestro conocimiento son varias, de ordenes diversos, y que no es posible llegar a la unidad, sino saliendose del hombre y remontandose a Dios. Lo repito, hay aqui una equivocacion en que se ha incurrido con demasiada generalidad, resultando de ella el fatigar inutilmente los espiritus investigadores, y arrojarlos a sistemas extravagantes. Pocos filosofos habran hecho un esfuerzo mayor que Fichte para llegar a este principio absoluto. ?Y que consiguio? Lo dire francamente; nada: o repite el principio de Descartes, o se entretiene en un juego de palabras. Lastima da el verle forcejar con tal ahinco y con tan poco resultado. Ruego al lector que tenga paciencia para seguirme en el examen de la doctrina del filosofo aleman, no con la esperanza de adquirir una luz que le guie en los senderos de la filosofia, sino para poder juzgar con conocimiento de causa, doctrinas que tanto ruido meten en el mundo. "Si este principio, dice Fichte, es verdaderamente el mas absoluto, no podra ser ni definido ni demostrado. Debera expresar el acto que no se presenta ni puede presentarse entre las determinaciones empiricas de nuestra conciencia; por el contrario, sobre el descansa toda conciencia, y solo el la hace posible (1. deg. parte Sec. 1.)." Sin ningun antecedente, sin ninguna razon, sin tomarse siquiera la pena de indicar en que se funda, asegura Fichte que el primer principio debera expresar un acto. ?Por que no podria ser una verdad objetiva? esto merecia cuando menos algun examen, ya que todas las escuelas anteriores, incluso la de Descartes, no habian colocado el primer principio entre los actos, sino entre las verdades objetivas. El mismo Descartes al consignar el hecho del pensamiento y de la existencia, echa mano de una verdad objetiva. "Lo que piensa existe" o en otros terminos: "Lo que no existe, no puede pensar." [80.] La observacion que precede, senala uno de los vicios radicales de la doctrina de Fichte y otros filosofos alemanes, que dan a la filosofia subjetiva, o del sujeto, una importancia que no merece. Ellos acusan a los demas de hacer con demasiada facilidad la transicion del sujeto al objeto, y olvidan que al propio tiempo ellos pasan del pensamiento objetivo al sujeto puro, sin ninguna razon ni titulo que los autorice. Ateniendonos al citado pasaje de Fichte, ?que sera un acto que no se presenta, ni se puede presentar entre las determinaciones empiricas de nuestra conciencia? El principio buscado, por ser absoluto, no se exime de ser conocido, pues si no lo conocemos, mal podremos afirmar que es absoluto; y si no se presenta ni se puede presentar entre las determinaciones empiricas de nuestra conciencia, ni es, ni puede ser conocido. El hombre no conoce lo que no se presenta en su conciencia. El principio absoluto en que toda conciencia descansa y que la hace posible, pertenece o no a la conciencia. Si lo primero, sufre todas las dificultades que afectan a los demas actos de la conciencia; si lo segundo, no puede ser objeto de observacion, y por consiguiente nada sabemos de el. Para llegar al acto primitivo, separando del mismo todo lo que no le pertenece realmente, confiesa Fichte que es necesario suponer valederas las reglas de toda reflexion, y partir de una proposicion cualquiera de las muchas que se podrian escoger entre aquellas que todo el mundo concede sin ningun reparo. "Concediendosenos esta proposicion, dice, se nos debe conceder al mismo tiempo como acto, lo que queremos poner como principio de la ciencia del conocimiento; y el resultado de la reflexion debe ser que este acto nos sea concedido como principio, junto con la proposicion. Ponemos un hecho cualquiera de la conciencia empirica, y quitamos de el una tras otra todas las determinaciones empiricas, hasta que se reduzca a toda su pureza, sin contener mas que lo que el pensamiento no puede absolutamente excluir y de lo que nada puede quitar; (ibid.)." Se ve por estas palabras que el filosofo aleman se proponia elevarse a un acto de conciencia enteramente puro, sin ninguna determinacion. Esto es imposible: o Fichte toma el acto en un sentido muy lato, entendiendo por el el _substratum_ de toda conciencia, en cuyo caso no hace mas que expresar en otros terminos la idea de substancia; o habla de un acto propiamente dicho, esto es, de un ejercicio cualquiera de esa actividad, de esa espontaneidad que sentimos dentro de nosotros; y en este concepto el acto de conciencia no puede estar libre de toda determinacion so pena de destruir su individualidad y su existencia. No se piensa sin pensar algo; no se quiere sin querer algo; no se siente sin sentir algo; no se reflexiona sobre los actos internos, sin que la reflexion se fije en algo. En todo acto de conciencia hay determinacion: un acto del todo puro, abstraido de todo, enteramente indeterminado, es imposible, absolutamente imposible; ya subjetivamente, porque el acto de conciencia aun considerado en el sujeto, exige una determinacion; ya objetivamente, porque un acto semejante es inconcebible como individual, y por tanto como existente, pues que nada determinado ofrece al espiritu. [81.] El acto indeterminado de Fichte no es mas que la idea de acto en general; el filosofo aleman creyo haber hecho un gran descubrimiento cuando en el fondo no concebia otra cosa que el principio de los actos, es decir la idea de la substancia aplicada a ese ser activo cuya existencia nos atestigua la conciencia misma. Si he de decir ingenuamente lo que pienso, seame permitido manifestar que en mi concepto Fichte con todo el alambicar de su analisis, no ha hecho adelantar un solo paso a la filosofia en la investigacion del primer principio. Por lo dicho hasta aqui se echa de ver que es muy facil detenerle con solo pedirle cuenta de las suposiciones que hace desde la primera pagina de su libro. Sin embargo, para proceder en la impugnacion con cumplida lealtad, no quiero extractar sus ideas, sino dejarle que las explique el mismo. "Todo el mundo concede la proposicion: A es A, asi como que A = A, porque esto es lo que significa la copula logica, y esto es admitido sin reflexion alguna como completamente cierto. Si alguno pidiese la demostracion, nadie pensaria en darsela sino que se sostendria que esta proposicion es cierta absolutamente, es decir, sin razon alguna mas desarrollada. Procediendo asi incontestablemente con el asentimiento general, nos atribuimos el derecho de poner alguna cosa absolutamente." "Al afirmar que la proposicion precedente es cierta en si, no se pone la existencia de A. La proposicion A es A, no equivale a esta A es, o hay un A. (_Ser,_ puesto sin predicado, tiene un significado muy distinto de _ser_ con predicado, segun veremos despues). Si se admite que A designa un espacio comprendido entre dos rectas, la proposicion permanece exacta, aun cuando en este caso la proposicion A es, sea de una falsedad evidente. Lo que se pone es, que si A es, A es asi. La cuestion no esta en si A es o no; se trata aqui no del contenido de la proposicion, sino unicamente de su forma; no de un objeto del cual se sepa algo, sino de lo que se sabe de todo objeto sea el que fuere." "De la certeza absoluta de la proposicion precedente resulta que entre el _si_ y el _asi_ hay una relacion necesaria: ella es la que esta puesta absolutamente y sin otro fundamento; a esta relacion necesaria la llamo previsoriamente X." Todo este aparato de analisis no significa mas de lo que sabe un estudiante de logica; esto es, que en toda proposicion la copula, o el verbo _ser_, no significa la existencia del sujeto, sino su relacion con el predicado; para decirnos una cosa tan sencilla no eran necesarias tantas palabras, ni tan afectados esfuerzos de entendimiento, mucho menos tratandose de una proposicion identica. Pero tengamos paciencia para continuar oyendo al filosofo aleman. "?Este A es o no es? nada hay decidido todavia sobre el particular; se presenta pues la siguiente cuestion, bajo que condicion A es? "En cuanto a X ella esta en el _yo_ y es puesta por el _yo_; porque el _yo_ es quien juzga en la proposicion expresada y hasta juzga con verdad, con arreglo a X como una ley; por consiguiente X es dada al _yo_; y siendo puesta absolutamente y sin otro fundamento, debe ser dada al _yo_ por el _yo_ mismo." [82.] A que se reduce toda esa algarabia? helo aqui traducido al lenguaje comun; en las proposiciones de identidad o igualdad, hay una relacion, el espiritu la conoce, la juzga y falla sobre lo demas con arreglo a ella. Esta relacion es dada a nuestro espiritu, en las proposiciones identicas no necesitamos de ninguna prueba para el asenso. Todo esto es muy verdadero, muy claro, muy sencillo; pero cuando Fichte anade que esta relacion debe ser dada al _yo_ por el mismo _yo_, afirma lo que no sabe ni puede saber. ?Quien le ha dicho que las verdades objetivas nos vienen de nosotros mismos? ?tan ligeramente, de una sola plumada, se resuelve una de las principales cuestiones de la filosofia, cual es la del origen de la verdad? nos ha definido por ventura el _yo_? nos ha dado de el alguna idea? Sus palabras o no significan nada o expresan lo siguiente. Juzgo de una relacion; este juicio esta en mi; esta relacion como conocida, y prescindiendo de su existencia real, esta en mi; todo lo cual se reduce a lo mismo que con mas sencillez y naturalidad dijo Descartes: "Yo pienso, luego existo." [83.] Examinando detenidamente las palabras de Fichte se ve con toda claridad que nada mas adelantaba sobre lo dicho por el filosofo frances. "No sabemos, continua, si A esta puesto, ni como lo es; pero debiendo X expresar una relacion entre un poner desconocido de A y un poner absoluto del mismo A, en tanto por lo menos que la relacion es puesta, A existe en el _yo_, y esta puesto por el _yo_, lo mismo que X. X no es posible sino relativamente a un A; es asi que X es realmente puesta en el _yo_; luego A debe estar puesto en el _yo_, si en el se encuentra la X." iQue lenguaje mas embrollado y misterioso para decir cosas muy comunes! icuan grande parece Descartes al lado de Fichte! Ambos comienzan su filosofia por el hecho de conciencia que revela la existencia. El uno expresa lo que piensa con claridad, con sencillez, en un lenguaje que todo el mundo entiende y no puede menos de entender; y el otro para hacer como que inventa, para no manifestarse discipulo de nadie, se envuelve en una nube misteriosa, rodeada de tinieblas, y desde alli con voz ahuecada pronuncia sus oraculos. Descartes dice: "yo pienso, de esto no puedo dudar, es un hecho que me atestigua mi sentido intimo; nada puede pensar sin existir; luego yo existo." Esto es claro, es sencillo, ingenuo, esto manifiesta un verdadero filosofo, un hombre sin afectacion ni pretensiones. El otro dice: "deseme una proposicion cualquiera, por ejemplo A es A" explica en seguida que en las proposiciones el verbo ser no expresa la existencia absoluta del sujeto, sino su relacion con el predicado; todo con un aparato de doctrina, que cansa por su forma y hace reir por su esterilidad; ?y para que? para decirnos que A esta en el _yo_ porque la relacion del predicado con el sujeto o sea la X, no es posible sino en un ser, pues que A significa un ser cualquiera. Pongamos en parangon los dos silogismos. Descartes dice: "nada puede pensar sin existir, es asi que yo pienso, luego existo." Fichte dice literalmente lo que sigue: "X no es posible sino relativamente a un A; es asi que X es realmente puesto en el _yo_; luego A debe estar puesto en el _yo_." ?Cual es en el fondo la diferencia? ninguna, ?Cual es en la forma? la que va del lenguaje de un hombre sencillo a un hombre vano. Repito que en el fondo los silogismos no son diferentes. La mayor de Descartes es: "nada puede pensar sin existir." No la prueba, y confiesa que no se puede probar. La mayor de Fichte es: "X no es posible sino relativamente a un A" o en otros terminos: una relacion de un predicado con un sujeto, en cuanto conocida, no es posible sin un ser que conozca. "Debiendo X expresar una relacion entre un _poner_ desconocido de A, y un _poner_ absoluto del mismo A, en tanto por lo menos que _esta relacion es puesta_" es decir en tanto que es conocida. ?Y como prueba Fichte que un _poner_ relativo, supone un _poner_ absoluto, esto es, un sujeto en que se _ponga_? Lo mismo que Descartes: de ninguna manera. No hay A relativo, si no le hay absoluto; nada puede pensar sin existir; esto es claro, es evidente, y ni Descartes ni Fichte van mas alla. La menor de Descartes es esta: yo pienso; la prueba de esta menor no la da el filosofo, se refiere al sentido intimo y de alli confiesa que no puede pasar. La menor de Fichte, es la siguiente: X es realmente puesta en el _yo_, lo que equivale a decir, la relacion del predicado con el sujeto es realmente conocida por el _yo_; y como la proposicion podia ser escogida a arbitrio segun el mismo Fichte, siendo indiferente la una o la otra, decir la relacion del predicado con el sujeto es conocida por el _yo_, es lo mismo que decir una relacion cualquiera es conocida por el _yo_, lo que podia expresarse en terminos mas claros: _yo_ pienso. [84.] Y notese bien; si hay aqui alguna diferencia, toda la ventaja esta de parte del filosofo frances. Descartes entiende por pensamiento todo fenomeno interno de que tenemos conciencia. Para consignar este hecho, no necesita analizar proposiciones, ni confundir el entendimiento, cuando cabalmente es menester mas claridad y precision. Para llegar al mismo hecho Fichte da largos rodeos, Descartes lo senala con el dedo, y dice: aqui esta. Lo primero es propio del sofista, lo segundo del genio. Estas formas del filosofo aleman aunque poco a proposito para ilustrar la ciencia, no tendrian otro inconveniente que el de fatigar al lector, si se las limitase a lo que hemos visto hasta aqui; pero desgraciadamente, ese _yo_ misterioso que se nos hace aparecer en el vestibulo mismo de la ciencia, y que a los ojos de la sana razon, no es ni puede ser otra cosa que lo que fue para Descartes, a saber, el espiritu humano que conoce su existencia por su propio pensamiento, va dilatandose en manos de Fichte como una sombra gigantesca, que comenzando por un punto acaba por ocultar su cabeza en el cielo y sus pies en el abismo. Ese _yo_ sujeto absoluto, es luego un ser que existe simplemente porque se pone a si mismo; es un ser que se crea a si propio, que lo absorbe todo, que lo es todo, que se revela en la conciencia humana como en una de las infinitas fases que comparten la existencia infinita. Basta la presente indicacion para dar a conocer las tendencias del sistema de Fichte. Tratandose de la certeza y de sus fundamentos no seria oportuno adelantar lo que pienso decir largamente en el lugar que corresponde, al exponer la idea de sustancia y refutar el panteismo. Este es uno de los graves errores de la filosofia de nuestra epoca; en todas partes, y bajo todos los aspectos, es menester combatirle; y para hacerlo con fruto conviene detenerle en sus primeros pasos. Por esto, he examinado con detencion la reflexion fundamental de Fichte en su _Doctrina de la ciencia_; despojandola de la importancia que el filosofo pretende atribuirle para establecer sobre ella una ciencia trascendental, pues que se lisonjea de poder determinar el principio absolutamente incondicional de todos los conocimientos humanos (VII). CAPITULO VIII. LA IDENTIDAD UNIVERSAL. [85.] Para dar unidad a la ciencia apelan algunos a la identidad universal; pero esto no es encontrar la unidad, sino refugiarse en el caos. Por de pronto la identidad universal, cuando no fuese absurda, es una hipotesis destituida de fundamento. Excepto la unidad de la conciencia, nada encontramos en nosotros que sea uno: muchedumbre de ideas, de percepciones, de juicios, de actos de voluntad, de impresiones las mas varias; esto es lo que sentimos en nosotros; multitud en los seres que nos rodean o si se quiere en las apariencias; esto es lo que experimentamos con relacion a los objetos externos. ?Donde estan pues la unidad y la identidad, si no se las encuentra ni en nosotros, ni fuera de nosotros? [86.] Si se dice que todo cuanto se nos ofrece no son mas que fenomenos, y que no alcanzamos a la realidad, a la unidad identica y absoluta que se oculta debajo de ellos, se puede replicar con el siguiente dilema: o nuestra experiencia se limita a los fenomenos, o llega a la naturaleza misma de las cosas; si lo primero, no podemos saber lo que bajo los fenomenos se esconde, y la unidad identica y absoluta nos sera desconocida; si lo segundo, luego la naturaleza no es una sino multipla, pues que encontramos por todas partes la multiplicidad. [87.] Es curioso observar la ligereza con que hombres escepticos en las cosas mas sencillas, se convierten de repente en dogmaticos, precisamente al llegar al punto donde mas motivos se ofrecen de duda. Para ellos el mundo exterior es o una pura apariencia, o un ser que nada tiene de semejante a lo que se figura el linaje humano; el criterio de la evidencia, el del sentido comun, el del testimonio de los sentidos son de escasa importancia para obligar al asenso; solo el vulgo debe contentarse con fundamentos tan ligeros: el filosofo necesita otros mucho mas robustos. Pero, icosa singular! el mismo filosofo que llamaba a la realidad apariencia enganosa, que veia oscuro lo que el humano linaje considera claro, tan pronto como sale del mundo fenomenal y llega a las regiones de lo absoluto, se encuentra alumbrado por un resplandor misterioso, no necesita discurrir, sino que por una intuicion purisima ve lo incondicional, lo infinito, lo unico, en que se refunde todo lo multiplo, la gran realidad cimiento de todos los fenomenos, el gran todo que en su seno tiene la variedad de todas las existencias, que lo reasume todo, que lo absorbe todo en la mas perfecta identidad; fija la mirada del filosofo en aquel foco de luz y de vida, ve desarrollarse como en inmensas oleadas el pielago de la existencia, y asi explica lo vario por lo uno, lo compuesto por lo simple, lo finito por lo infinito. Para estos prodigios no ha menester salir de si propio, le basta ir destruyendo todo lo _empirico_, remontarse hasta el acto puro, por senderos misteriosos a todos desconocidos menos a el. Ese _yo_ que se creyera una existencia fugaz, dependiente de otra existencia superior, se asombra al descubrirse tan grande; en si encuentra el origen de todos los seres, o por mejor decir el ser unico del cual todos los demas son modificaciones fenomenales; el es el universo mismo que por un desarrollo gradual ha llegado a tener conciencia de si propio; todo lo que contempla fuera de si y que a primera vista le parece distinto, no es mas que el mismo, no es mas que un reflejo de si propio, que se presenta a sus ojos y se desenvuelve bajo mil formas como un soberbio panorama. ?Creeran los lectores que finjo un sistema para tener el gusto de combatirle? nada de eso: la doctrina que se acaba de exponer es la doctrina de Schelling. [88.] Una de las causas de este error es la oscuridad del problema del conocimiento. El conocer es una accion inmanente y al propio tiempo relativa a un objeto externo, exceptuando los casos en que el ser inteligente se toma por objeto a si propio con un acto reflejo. Para conocer una verdad sea la que fuere, el espiritu no sale de si mismo; su accion no se ejerce fuera de si mismo: la conciencia intima le esta diciendo que permanece en si y que su actividad se desenvuelve dentro de si. Esta accion inmanente se extiende a los objetos mas distantes en lugar y tiempo y diferentes en naturaleza. ?Como puede el espiritu ponerse en contacto con ellos? ?Como puede explicarse que esten conformes la realidad y la representacion? Sin esta ultima no hay conocimiento; sin conformidad no hay verdad, el conocimiento es una pura ilusion a que nada corresponde, y el entendimiento humano es continuo juguete de vanas apariencias. No puede negarse que hay en este problema dificultades gravisimas, quizas insuperables a la ciencia del hombre mientras vive sobre la tierra. Aqui se ofrecen todas las cuestiones ideologicas y psicologicas que han ocupado a los metafisicos mas eminentes. Pero como quiera que no es mi animo adelantar discusiones que pertenecen a otro lugar, me limitare al punto de vista indicado por la cuestion que examino sobre la certeza y su principio fundamental. [89.] Que existe la representacion es un hecho atestiguado por el sentido intimo; sin ella no hay pensamiento; y la afirmacion _yo pienso_, es, si no el origen de toda filosofia, al menos su condicion indispensable. [90.] ?De donde viene la representacion? ?como se explica que un ser se ponga en tal comunicacion con los demas, y no por una accion transitiva sino inminente? ?como se explica la conformidad entre la representacion y los objetos? Este misterio, ?no esta indicando que en el fondo de todas las cosas hay unidad, identidad, que el ser que conoce es el mismo ser conocido que se aparece a si propio bajo distinta forma, y que todo lo que llamamos realidades no son mas que fenomenos de un mismo ser siempre identico, infinitamente activo, que desenvuelve sus fuerzas en sentidos varios, constituyendo con su desarrollo ese conjunto que llamamos universo? No: no es asi, no puede ser asi, esto es un absurdo que la razon mas estraviada no alcanza a devorar; este es un recurso tan desesperado como impotente para explicar un misterio si se quiere, pero mil veces menos oscuro que el sistema con que se le pretende aclarar. [91.] La identidad universal nada explica, mas bien confunde; no disipa la dificultad, la robustece, la hace insoluble. Es cierto que no es facil dar razon del modo con que se ofrece al espiritu la representacion de cosas distintas de el; pero no es mas facil el darla de como el espiritu puede tener representacion de si propio. Si hay unidad, si hay completa identidad, entre el sujeto y el objeto, ?como es que los dos se nos ofrecen cual cosas distintas? de la unidad ?como sale esta dualidad? de la identidad ?como puede nacer la diversidad? Es un hecho atestiguado por la experiencia, y no por la experiencia de los objetos exteriores, sino por la del sentido intimo, por lo mas recondito de nuestra alma, que en todo conocimiento hay sujeto y objeto, percepcion y cosa percibida, y sin esta diferencia no es posible el conocimiento. Aun cuando por un esfuerzo de reflexion nos tomamos por objetos a nosotros mismos, la dualidad aparece; si no existe la fingimos, pues sin esta ficcion no alcanzamos a pensar. [92.] Si bien se observa, aun en la reflexion mas intima y concentrada, la dualidad se halla, no por ficcion como a primera vista pudiera parecer, sino realmente. Cuando la inteligencia se vuelve sobre si misma, no ve su esencia, pues no le es dada la intuicion directa de si propia; lo que ve son sus actos, y a estos toma por objeto. Ahora bien; el acto reflexivo no es el mismo acto reflexionado; cuando pienso que pienso, el primer pensar es distinto del segundo, y tan distinto, que el uno sucede al otro, no pudiendo existir el pensar reflexivo, sin que antes haya existido el pensar reflexionado. [93.] Un profundo analisis de la reflexion confirma lo que se acaba de explicar. ?Es posible reflexionar sin objeto reflexionado? Es evidente que no. ?Cual es este objeto en el caso que nos ocupa? El pensamiento propio; luego este pensamiento ha debido preexistir a la reflexion. Si se supone que no hay necesidad de que se sucedan en diferentes instantes de tiempo, y que la dependencia se salva a pesar de la simultaneidad, todavia queda en pie la fuerza del argumento; dado y no concedido que lo simultaneidad sea posible, no lo es al menos la dependencia, si no hay distincion. La dependencia es una relacion; la relacion supone oposicion de extremos; y esta oposicion trae consigo la distincion. [94.] Que estos actos son distintos, aun cuando se supongan simultaneos, se puede demostrar todavia de otra manera. Uno de ellos, el reflexionado, puede existir sin el reflexivo. Se piensa continuamente sin pensar en que se piensa; y de toda reflexion sea la que fuere, se puede verificar lo mismo, ya sea no presentandose ella para ocuparse del acto pensado, ya desapareciendo y dejando solo al acto directo: luego estos actos son no solo distintos sino separables; luego la dualidad de sujeto y de objeto existe no solo con respecto al mundo exterior, sino en lo mas intimo, en lo mas puro de nuestra alma. [95.] No vale decir que la reflexion no tiene por objeto un acto determinado, sino el pensamiento en general. Esto es falso en muchos casos, pues no solo pensamos que pensamos, sino que pensamos una cosa determinada. Ademas, aun cuando la reflexion tenga por objeto algunas veces el pensamiento en general, ni aun entonces la dualidad desaparece: el acto subjetivo es en tal caso un acto individual, que existe en determinado instante de tiempo, y su objeto es el pensamiento en general, es decir, una idea representante de todo pensamiento, una idea que envuelve una especie de recuerdo confuso de todos los actos pasados, o de eso que se llama actividad, fuerza intelectual. La dualidad existe pues, mas evidente si cabe, que cuando el objeto es un pensamiento determinado. En un caso se comparaban al menos dos actos individuales; mas en este se compara un acto individual con una idea abstracta, una cosa que existe en un instante de tiempo, con una idea que o prescinde de el, o abarca confusamente todo el trascurrido desde la epoca en que ha comenzado la conciencia del ser que reflexiona. [96.] Estas razones tienen mucha mas fuerza dirigiendose contra filosofos que ponen la esencia del espiritu, no en la fuerza de pensar, sino en el pensamiento mismo, que no dan al _yo_ mas existencia de la que nace de su propio conocimiento, afirmando que solo existe porque se _pone_ a si mismo conociendose, y que solo existe en cuanto se _pone_, es decir, en cuanto se conoce. Con este sistema no solo existe la dualidad o mas bien la pluralidad en los actos, sino en el mismo _yo_; porque ese _yo_ es un acto, y los actos se suceden como una serie de fluxiones desenvueltas hasta lo infinito. Asi, lejos de salvarse la unidad absoluta, ni la identidad entre el sujeto y el objeto, se establece la pluralidad y multiplicidad en el sujeto mismo; y la misma unidad de conciencia, en peligro de ser rasgada por las cavilaciones filosoficas, tiene que guarecerse a la sombra de la invencible naturaleza. [97.] Queda probado pues de una manera incontestable, que hay en nosotros una dualidad primitiva entre el sujeto y el objeto; que sin esta no se concibe el conocimiento; y que la representacion misma es una palabra contradictoria, si de un modo u otro no se admiten en los arcanos de la inteligencia cosas realmente distintas. Permitaseme recordar que de esta distincion hallamos un tipo sublime en el augusto misterio de la Trinidad, dogma fundamental de nuestra sacrosanta religion, cubierto con un velo impenetrable, pero de donde salen torrentes de luz para ilustrar las cuestiones filosoficas mas profundas. Este misterio no es explicado por el debil hombre; pero es para el hombre una explicacion sublime. Asi Platon se apodero de las vislumbres de aquel arcano como de un tesoro de inmenso valor para las teorias filosoficas; asi los santos padres y los teologos al esforzarse por aclararle con algunas razones de congruencia, han ilustrado los mas reconditos misterios del pensamiento humano. [98.] Los sostenedores de la identidad universal a mas de contradecir uno de los hechos primitivos y fundamentales de la conciencia, no adelantan nada para explicar ni el origen de la representacion intelectual, ni su conformidad con los objetos. Es evidente que ningun hombre posee la intuicion de la naturaleza del _yo_ individual, y mucho menos del ser absoluto que estos filosofos suponen como el _substratum_, de todo lo que existe o aparece. Sin esta intuicion, no les sera posible explicar _a priori_ la representacion de los objetos, ni tampoco la conformidad de estos con aquella. El hecho pues en que se quiere cimentar toda la filosofia, o no existe, o nos es desconocido, en ambos casos no puede servir para fundar un sistema. Si este hecho existiese no se podria presentar a nuestro entendimiento por medio de una enunciacion a que llegasemos por raciocinio. Ha de ser mas bien visto que conocido; o ha de ocupar el primer lugar o ninguno. Si empezamos por raciocinar sin tomarle a el por fundamento, estribamos en lo aparente para llegar a lo verdadero; nos valemos de la ilusion para alcanzar la realidad. Asi resulta evidentemente del sistema de nuestros adversarios, que, o la filosofia debe comenzar por la intuicion mas poderosa que imaginarse pueda, o no le es dable adelantar un paso. [99.] Las escuelas distinguian entre el principio de ser y el de conocer, _principium essendi et principium cognoscendi_; mas esta distincion no tiene cabida en el sistema filosofico que impugnamos; el ser se confunde con el conocer; lo que existe, existe porque se conoce, y solo existe en cuanto se conoce. Deducir la serie de los conocimientos es desenvolver la serie de la existencia. No hay ni siquiera dos movimientos paralelos, no hay mas que un movimiento; el _yo_ es el universo, el universo es el _yo_; todo cuanto existe es un desarrollo del hecho primitivo, es el mismo hecho que se despliega ofreciendo diferentes formas, extendiendose como un oceano infinito: su lugar es un espacio sin limites, su duracion la eternidad (VIII). CAPITULO IX. CONTINUA EL EXAMEN DEL SISTEMA DE LA IDENTIDAD UNIVERSAL. [100.] Estos sistemas tan absurdos como funestos, y que bajo formas distintas y por diversos caminos, van a parar al panteismo, encierran no obstante una verdad profunda, que desfigurada por vanas cavilaciones, se presenta como un abismo de tinieblas, cuando en si es un rayo de vivisima luz. El espiritu humano busca con el discurso lo mismo a que le impele un instinto intelectual: el modo de reducir la pluralidad a la unidad, de recoger por decirlo asi la variedad infinita de las existencias en un punto del cual todas dimanen y en que se confundan. El entendimiento conoce que lo condicional ha de refundirse en lo incondicional, lo relativo en lo absoluto, lo finito en lo infinito, lo multiplo en lo uno. En esto convienen todas las religiones, todas las escuelas filosoficas. La proclamacion de esta verdad no pertenece a ninguna exclusivamente; se la encuentra en todos los paises del mundo, en los tiempos primitivos, junto a la cuna de la humanidad. Tradicion bella, tradicion sublime, que conservada al traves de todas las generaciones, entre el flujo y reflujo de los acontecimientos, nos presenta la idea de la divinidad presidiendo al origen y al destino del universo. [101.] Si: la unidad buscada por los filosofos es la Divinidad misma, es la Divinidad cuya gloria anuncia el firmamento y cuya faz augusta nos aparece en lo interior de nuestra conciencia con resplandor inefable. Si: ella es la que ilumina y consuela al verdadero filosofo, y ciega y perturba al orgulloso sofista; ella es la que el verdadero filosofo llama Dios, a quien acata y adora en el santuario de su alma, y la que el filosofo insensato apellida el _yo_ con profanacion sacrilega; ella es la que considerada con su personalidad, con su conciencia, con su inteligencia infinita, con su perfectisima libertad, es el cimiento y la cupula de la religion; ella es la que distinta del mundo le ha sacado de la nada, la que le conserva, le gobierna, le conduce por misteriosos senderos al destino senalado en sus decretos inmutables. [102.] Hay pues unidad en el mundo; hay unidad en la filosofia; en esto convienen todos; la diferencia esta en que unos separan con muchisimo cuidado lo infinito de lo finito, la fuerza creatriz de la cosa creada, la unidad de la multiplicidad, manteniendo la comunicacion necesaria entre la libre voluntad del agente todopoderoso y las existencias finitas, entre la sabiduria de la soberana inteligencia y la ordenada marcha del universo; mientras los otros tocados de una ceguera lamentable, confunden el efecto con la causa, lo finito con lo infinito, lo vario con lo uno; y reproducen en la region de la filosofia el caos de los tiempos primitivos; pero todo en dispersion, todo en confusion espantosa, sin esperanza de reunion ni de orden: la tierra de esos filosofos esta vacia, las tinieblas yacen sobre la faz del abismo, mas no hay el espiritu de Dios llevado sobre las aguas para fecundar el caos y hacer que surjan de las sombras y de la muerte pielagos de luz y de vida. Con los absurdos sistemas excogitados por la vanidad filosofica, nada se aclara; con el sistema de la religion que es al propio tiempo el de la sana filosofia y el de la humanidad entera, todo se explica; el mundo de las inteligencias como el mundo de los cuerpos es para el espiritu humano un caos desde el momento en que desecha la idea de Dios; ponedla de nuevo, y el orden reaparece. [103.] Los dos problemas capitales: ?de donde nace la representacion intelectual? ?de donde su conformidad con los objetos? tienen entre nosotros una explicacion muy sencilla. Nuestro entendimiento aunque limitado, participa de la luz infinita: esta luz no es la que existe en el mismo Dios, es una semejanza comunicada a un ser, criado a imagen del mismo Dios. Con el auxilio de esta luz resplandecen los objetos a los ojos de nuestro espiritu; ya sea que aquellos esten en comunicacion con este por medios que nos son desconocidos; ya sea que la representacion nos haya sido dada directamente por Dios a la presencia de los objetos. La conformidad de la representacion con la cosa representada, es un resultado de la veracidad divina. Un Dios infinitamente perfecto no puede complacerse en enganar a sus criaturas. Esta es la teoria de Descartes y Malebranche: pensadores eminentes que no sabian dar un paso en el orden intelectual sin dirigir una mirada al Autor de todas las luces, que no acertaban a escribir una pagina donde no pusiesen la palabra Dios. [104.] Como veremos en su lugar, admitia Malebranche que el hombre lo ve todo en Dios mismo, aun en esta vida; pero su sistema lejos de identificar el _yo_ humano con el ser infinito, los distinguia cuidadosamente, no encontrando otro medio para sostener e iluminar al primero que acercarle y unirle al segundo. Basta leer la obra inmortal del insigne metafisico para convencerse de que su sistema no era el de esa intuicion primitiva, purisima, que es un acto despegado de todo empirismo, y que parece salir de las regiones de la individualidad, de esa intuicion del hecho simple, origen de todas las ideas y de todos los hechos, y en que, uno de los dogmas de nuestra religion; la vision beatifica, parece realizado sobre la tierra, en la region de la filosofia. Estas son pretensiones insensatas, que estaban muy lejos del animo y del sistema de Malebranche (IX). CAPITULO X. EL PROBLEMA DE LA REPRESENTACION. MONADAS DE LEIBNITZ. [105.] La pretension de encontrar una verdad real en que se funden todas las demas, es sumamente peligrosa, por mas que a primera vista parezca indiferente. El panteismo o la divinizacion del _yo_, dos sistemas que en el fondo coinciden, son una consecuencia que dificilmente se evita, si se quiere que toda la ciencia humana nazca de un hecho. [106.] La verdad real, o el hecho que serviria de base a toda ciencia, debiera ser percibido inmediatamente. Sin esta inmediacion le faltaria el caracter de origen y cimiento de las demas verdades; pues que el medio con que le percibiriamos, tendria mas derecho que el al titulo de verdad primera. Si este hecho mediador fuese causa del otro, es evidente que este ultimo no seria el primero; y si la anterioridad no se refiriese al orden de ser sino de conocer, entonces resultarian las mismas dificultades que tenemos ahora para explicar la transicion del sujeto al objeto, o sea la legitimidad del medio que nos haria percibir el hecho primitivo. Siendo necesaria la inmediacion, la union intima de la inteligencia con el hecho conocido, claro es que como esta inmediacion no la tiene el _yo_ sino para si mismo y para sus propios actos, el hecho buscado ha de ser el mismo _yo_. Lo que tenemos inmediatamente presente son los hechos de nuestra conciencia; por ellos nos ponemos en comunicacion con lo que es distinto de nosotros mismos. En el caso pues de deberse encontrar un hecho primitivo origen de todos los demas, este hecho seria el mismo _yo_. En no admitiendo esta consecuencia, es necesario declarar inadmisible la posibilidad de encontrar el hecho fuente de la ciencia trascendental. He aqui como las pretensiones filosoficas en apariencia mas inocentes, conducen a resultados funestos. [107.] Hay aqui un efugio, bien debil por cierto, pero que es bastante especioso para que merezca ser examinado. El hecho, origen cientifico de todos los demas, no es necesario que sea origen verdadero. Distinguiendo entre el principio de ser y el principio de conocer, parecen quedar salvadas todas las dificultades. Es absurdo, y ademas contrario al sentido comun, que el _yo_ sea origen de todo lo que existe; pero no lo es que sea principio representativo de todo lo que se conoce y se puede conocer. La representacion no es sinonima de causalidad. Las ideas representan y no causan los objetos representados. ?Por que pues no se podria admitir que existe un hecho representativo de todo lo que el humano entendimiento puede conocer? Es cierto que la percepcion de este hecho ha de ser inmediata, que se le ha de suponer intimamente presente a la inteligencia que le percibe, por cuyo motivo no puede ser otra cosa que el mismo _yo_; pero esto no diviniza al _yo_, solo le concede una fuerza representativa que puede haberle sido comunicada por un ser superior. Hace del _yo_, no una causa universal, sino un espejo en que reflejan el mundo interno y el externo. Esta explicacion recuerda el famoso sistema de las monadas de Leibnitz, sistema ingenioso, arranque sublime de uno de los genios mas poderosos que honraron jamas al humano linaje. El mundo entero formado de seres indivisibles, todos representativos del mismo universo del cual forman parte, pero con representacion adecuada a su categoria respectiva y con arreglo al punto de vista que les corresponde segun el lugar que ocupan; desenvolviendose en una serie inmensa que principiando por el orden mas inferior va subiendo en gradacion continua hasta los umbrales de lo infinito; y en la cuspide de todas las existencias la monada que contiene en si la razon de todas, que las ha sacado de la nada, les ha dado la fuerza representativa, las ha distribuido en sus convenientes categorias estableciendo entre todas ellas una especie de paralelismo de percepcion, de voluntad, de accion, de movimiento, de tal suerte que sin comunicarse nada las unas a las otras, marchen todas en la mas perfecta conformidad, en inefable armonia; esto es grande, esto es bello, esto es asombroso, esta es una hipotesis colosal que solo concebir pudiera el genio de Leibnitz. [108.] Pagado este tributo de admiracion al eminente autor de la _Monadologia_, advertire que su concepcion gigantesca es solo una hipotesis que todos los recursos del talento de su inventor no bastaron a fundar en ningun hecho que le diera visos de probabilidad. Prescindire tambien de las dificultades gravisimas que, contra la voluntad del autor sin duda, ofrece esta hipotesis a la explicacion del libre alvedrio: me cenire al examen de las relaciones de dicho sistema con la cuestion que me ocupa. En primer lugar, siendo la representacion de las monadas una mera hipotesis, no sirve para explicar nada, a no ser que la filosofia se convierta en un juego de combinaciones ingeniosas. El _yo_ es una monada, esto es, una unidad indivisible; en esto no cabe duda; el _yo_ es una monada representativa del universo; esta es una afirmacion absolutamente gratuita. Hasta que se la pruebe de un modo u otro, tenemos derecho a no querer ocuparnos de ella. [109.] Pero supongamos que la fuerza representativa tal como la entiende Leibnitz, exista en el _yo_; esta hipotesis no destruye lo que se ha dicho contra el origen primitivo de la ciencia trascendental. Si bien se observa, la hipotesis de Leibnitz explica el origen de las ideas, mas no su enlace. Hace del alma un espejo en que por efecto de la voluntad creatriz, se representa todo; pero no explica el orden de estas representaciones, no da razon de como unas nacen de otras, ni les senala otro vinculo que la unidad de la conciencia. Este sistema pues, se halla fuera de la cuestion; no disputamos sobre el modo con que las representaciones existen en el alma, ni sobre la procedencia de ellas, sino que examinamos la opinion que pretende fundar toda la ciencia en un solo hecho, desenvolviendo todas las ideas, como simples modificaciones del mismo. Esto jamas lo ha dicho Leibnitz; ni en sus obras se encuentra nada que indique semejante pensamiento. Ademas, las diferencias entre el sistema del autor de la Monadologia y el de los filosofos alemanes que estamos impugnando, son demasiado palpables para que puedan ocultarse a nadie. 1.º Tan lejos esta Leibnitz de la identidad universal, que establece una pluralidad y multiplicidad infinitas: sus monadas son seres realmente distintos y diferentes entre si. 2.º Todo el universo compuesto de monadas ha procedido segun Leibnitz, de una monada infinita; y esta procedencia no es por emanacion sino por creacion. 3.º En la monada infinita o en Dios, pone Leibnitz la razon suficiente de todo. 4.º El conocimiento les ha sido dado a las monadas _libremente_ por el mismo Dios. 5.º Dicho conocimiento y la conciencia de el, les pertenece a las monadas individualmente, sin que Leibnitz pensase ni remotamente en ese _absoluto_, fondo de todas las cosas, que con sus trasformaciones se eleva de naturaleza a conciencia, o desciende de la region de la conciencia y se convierte en naturaleza. [110.] Estas diferencias tan marcadas, no han menester comentarios; ellas manifiestan hasta la ultima evidencia que los filosofos alemanes modernos no pueden escudarse con el nombre de Leibnitz; bien que a decir verdad no es este el flaco de esos filosofos; lejos de buscar guias, todos aspiran a la originalidad, siendo esta una de las principales causas de sus estravagancias. Hegel, Schelling y Fichte todos pretenden ser fundadores de una filosofia; y Kant abrigaba la misma ambicion, hasta el punto de hacer alteraciones gravisimas en su segunda edicion de la _Critica de la razon pura_, por temor de que se le tuviese por plagiario del idealismo de Berkeley (X). CAPITULO XI. EXAMEN DEL PROBLEMA DE LA REPRESENTACION. [111.] Todo lo conocemos por la representacion; sin ella el conocimiento es inconcebible; no obstante ?que es la representacion considerada en si? Lo ignoramos; nos ilumina para lo demas, pero no para conocerla a ella misma. Bien se echa de ver que no disimulo las gravisimas dificultades que ofrece la solucion del presente problema; por el contrario las senalo con toda claridad para evitar desde el principio la vana presuncion, que pierde en las ciencias como en todo. Mas no se crea que intente desterrar esta cuestion del dominio de la filosofia; opino que las dificultades aunque son muchas y espinosas, permiten sin embargo conjeturas bastante probables. [112.] La fuerza representativa puede dimanar de tres fuentes: identidad, causalidad, idealidad. Me explicare. Una cosa puede representarse a si misma; esta representacion es la que llamo de identidad. Una causa puede representar a sus efectos; esto entiendo por representacion de causalidad. Un ser, sustancia o accidente, puede ser representativo de otro, distinto de el y que no es su efecto; a este llamo representacion de idealidad. No veo que puedan senalarse otras fuentes de la representacion; y asi teniendo la division por completa, voy a examinar sus tres partes, llamando muy especialmente sobre este punto la atencion del lector, por ser uno de los mas importantes de la filosofia. [113.] Lo que representa ha de tener alguna relacion con la cosa representada. Esencial o accidental, propia o comunicada, la relacion ha de existir. Dos seres que no tienen absolutamente ninguna relacion, y sin embargo, el uno representante del otro, son una monstruosidad. Nada hay sin razon suficiente; y no existiendo ninguna relacion entre el representante y el representado, no habria razon suficiente de la representacion. Tengase en cuenta que por ahora prescindo de la naturaleza de esta relacion, no afirmo que sea real ni ideal, solo digo que entre lo representante y lo representado ha de haber algun vinculo sea el que fuere. Sus misterios, su incomprensibilidad, no destruirian su existencia. La filosofia sera impotente quizas para explicar el enigma, pero es bastante a demostrar que el vinculo existe. Asi es que prescindiendo de toda experiencia, se puede demostrar _a priori_ que hay una relacion entre el _yo_ y los demas seres, por el mero hecho de existir la representacion de estos en aquel. La incesante comunicacion en que estan las inteligencias entre si y con el universo, prueba que hay un punto de reunion para todo. La sola representacion es de ello una prueba incontestable; tantos seres en apariencia dispersos e indiferentes unos a otros, estan intimamente unidos en algun centro; por manera que el simple fenomeno de la inteligencia nos conduce a la afirmacion del vinculo comun, de la unidad en que se enlaza la pluralidad. Esta unidad es para los panteistas la identidad universal, para nosotros es Dios. [114.] Adviertase que esta relacion entre lo representante y lo representado, no es necesario que sea directa o inmediata; basta que sea con un tercero; asi han de admitirla tanto los que explican la representacion por la identidad, como los que dan razon de ella por las ideas intermedias, sin que para el caso presente, haya ninguna diferencia entre los que las consideran producidas por la accion de los objetos sobre nuestro espiritu, y los que las hacen dimanar inmediatamente de Dios. [115.] Todo la que representa contiene en cierto modo la cosa representada; esta no puede tener caracter de tal si de alguna manera no se halla en la representacion. Puede ser ella misma o una imagen suya, pero esta imagen no representara al objeto si no se sabe que es imagen. Toda idea pues, encierra la relacion de objetividad, de otro modo no representaria al objeto, sino a si misma. El acto de entender es inmanente, pero de tal modo que el entendimiento sin salir de si, se apodera del objeto mismo. Cuando pienso en un astro colocado a millones de leguas de distancia, mi espiritu no va ciertamente al punto donde el astro se halla; pero por medio de la idea salva en un instante la inmensa distancia y se une con el astro mismo. Lo que percibe, no es la idea sino el objeto de ella; si esta idea no envolviese una relacion al objeto, dejaria de ser idea para el espiritu, no le representaria nada, a no ser que se representase a si misma. [116.] Hay pues en toda percepcion una union del ser que percibe con la cosa percibida; cuando esta percepcion no es inmediata, el medio ha de ser tal que contenga una relacion necesaria al objeto; se ha de ocultar a si propio para no ofrecer a los ojos del espiritu sino la cosa representada. Desde el momento que el se presenta, que es visto o solamente advertido, deja de ser idea y pasa a ser objeto. Es la idea un espejo que sera tanto mas perfecto cuanto mas completa produzca la ilusion. Es necesario que presente los objetos solos, proyectandolos a la conveniente distancia, sin que el ojo vea nada del cristalino plano que los refleja. [117.] Esta union de lo representante con lo representado, de lo inteligente con lo entendido, puede explicarse en algunos casos por la identidad. En general no se descubre ninguna contradiccion en que una cosa se represente a si misma a los ojos de una inteligencia, si se supone que de un modo u otro esten unidas. En el caso pues de que la cosa conocida sea ella misma inteligente, no se ve ninguna dificultad en que ella sea para si misma su propia representacion y que de consiguiente se confundan en un mismo ser la idealidad y la realidad. Si una idea puede representar a un objeto, ?por que este no se podra representar a si mismo? si un ser inteligente puede conocer un objeto, mediante una idea, ?por que no le podra conocer inmediatamente? La union de la cosa entendida con la inteligente sera para nosotros un misterio, es verdad; ?pero lo es menos la union, que se hace por medio de la idea? A esta se puede objetar todo lo que se diga contra la cosa misma; y aun si bien se considera, mas inexplicable es el que una cosa represente a otra, que no que se represente a si misma. Lo representante y lo representado tienen entre si una especie de relacion de continente y contenido; facilmente se concibe que lo identico se contenga a si mismo, pues que la identidad expresa mucho mas que el contener; pero no se concibe tan bien como el accidente _puede contener_ a la substancia, lo transitorio a lo permanente, lo ideal a lo real. Es pues la identidad un verdadero principio de representacion. [118.] Aqui advertire lo siguiente, que es muy necesario para evitar equivocaciones. 1º. No afirmo la relacion necesaria entre la identidad y la representacion; de lo contrario se afirmaria que todo ser ha de ser representativo, ya que todo ser es identico consigo mismo. Establezco esta proposicion: "la identidad puede ser origen de representacion;" pero niego las siguientes: "la identidad es origen _necesario_ de representacion;" "la representacion es signo de identidad." 2º. Nada determino con respecto a la aplicacion de las relaciones entre la representacion y la identidad en lo que concierne a los seres finitos. 3º. Prescindo de la dualidad que existe por solo suponer sujeto y objeto, y no entro en ninguna cuestion sobre la naturaleza de esta dualidad. [119.] Fijadas las ideas, advertire que tenemos una prueba irrecusable de que no hay repugnancia intrinseca entre la identidad y la representacion, en dos dogmas de la religion catolica; el de la vision beatifica y el de la inteligencia divina. El dogma de la vision beatifica nos ensena que el alma humana en la mansion de los bienaventurados, esta unida intimamente con Dios, viendole cara a cara, en su misma esencia. Nadie ha dicho que esta vision se hiciese por medio de una idea, antes bien los teologos ensenan lo contrario, entre ellos Santo Tomas. Tenemos pues la identidad unida con la representacion, es decir la esencia divina representandose o mas bien presentandose a si propia a los ojos del espiritu humano. El dogma de la inteligencia divina nos ensena que Dios es infinitamente inteligente. Dios, para entender, no sale de si mismo, no se vale de ideas distintas, se ve a si mismo en su esencia. Dios no se distingue de su esencia; tenemos pues la identidad unida con la representacion, y el ser inteligente identificado con la cosa entendida (XI). CAPITULO XII. INTELIGIBILIDAD INMEDIATA. [120.] No todas las cosas tienen representacion activa ni aun pasiva; quiero decir que no todas estan dotadas de actividad intelectual, ni son aptas para terminar el acto del entendimiento ni aun pasivamente. Por lo tocante a la fuerza de representacion activa, que en el fondo no es mas que la capacidad de entender, es evidente que son muchos los seres destituidos de ella. Alguna mayor dificultad puede haber con respecto a la representacion pasiva o a la disposicion para ser objeto _inmediato_ de la inteligencia. [121.] Un objeto no puede ser conocido inmediatamente, es decir, sin la mediacion de una idea, si el propio no hace las veces de esta idea, uniendose al entendimiento que lo ha de conocer. Esta sola razon quita a todas las cosas materiales el caracter de _inmediatamente_ inteligibles, por manera que fingiendo un espiritu a quien no se hubiese dado una idea del universo corporeo, nada conoceria de este aunque estuviese en medio del mismo por toda la eternidad. Resulta de esto que la materia no es ni puede ser ni inteligente ni inteligible; las ideas que tenemos de ella han dimanado de otra parte; sin cuyo auxilio podriamos estar ligados a la misma, sin conocerla nunca, ni sospechar que existiese. [122.] Aqui se me ofrece la oportunidad de exponer una doctrina de Santo Tomas sumamente curiosa. Este metafisico eminente es de parecer que requiere mas perfeccion el ser inmediatamente inteligible que el ser inteligente, de manera que el alma humana dotada de la inteligencia no posee la inteligibilidad. En la primera parte de la Suma teologica, cuestion 87, articulo 1º, pregunta el Santo Doctor si el alma se conoce a si misma por su esencia, y responde que no, apoyando su opinion de la manera siguiente. Las cosas son inteligibles en cuanto estan en acto y no en cuanto estan en potencia; lo que cae bajo el conocimiento es el ser, lo verdadero, en cuanto esta en acto, asi como la vista percibe, no lo que puede ser colorado, sino lo que lo es. De esto se sigue que las substancias inmateriales en tanto son inteligibles por su esencia, en cuanto estan en acto, y asi la esencia de Dios; que es un acto puro y perfecto, es absoluta y perfectamente inteligible por si misma, y de aqui es que por ella Dios se conoce a si mismo y a todas las cosas. La esencia del angel pertenece al genero de las cosas inteligibles en cuanto es acto; pero como no es acto puro ni completo, su entender no se completa por su esencia. Pues aunque el angel se conozca a si mismo por su esencia, no conoce las demas cosas sino por ideas que las representan. El entendimiento humano, en el genero de las cosas inteligibles, se halla como un ser en potencia tan solamente, por lo cual considerado en su esencia tiene facultad para entender mas no para ser entendido, sino en cuanto se pone en acto. Por esta causa los platonicos senalaron a los seres inteligibles un rango superior a los entendimientos, porque el entendimiento no entiende sino por la participacion inteligible; y segun ellos, el que participa es menos perfecto que la cosa participada. Si pues el entendimiento humano se pusiese en acto por la participacion de las formas inteligibles separadas como opinaron los platonicos, el entendimiento humano se conoceria a si mismo por la participacion de ellas; pero como es natural a nuestro entendimiento en la presente vida el entender con relacion a las cosas sensibles, no se pone en acto sino por las ideas sacadas de la experiencia sensible por la luz del entendimiento agente que es el acto de las cosas inteligibles; y asi el entendimiento no se conoce por su esencia sino por su propio acto. Esta es en substancia, la doctrina de Santo Tomas; que mas bien he traducido que no extractado. El cardenal Cayetano, uno de los entendimientos mas penetrantes y sutiles que han existido jamas, pone sobre este lugar un comentario digno del texto. He aqui sus palabras: "de lo dicho en el texto resultan dos cosas. 1.ª Que nuestro entendimiento tiene por si mismo la facultad de entender. 2.ª Que no tiene la de ser entendido; de donde se sigue que el orden de los entendimientos es inferior al de las cosas inteligibles; pues que si la perfeccion que de si tiene nuestro entendimiento le basta para entender, mas no para ser entendido, se infiere que se necesita mas perfeccion para ser entendido que para entender. Y como Santo Tomas veia que asi resultaba de lo dicho, y esto a primera vista no parece ser verdad, antes se le podia objetar lo mismo como un inconveniente, por esto excluye semejante aprehension manifestando que asi lo debian admitir no solo los peripateticos, en cuya doctrina se fundaba, sino tambien los platonicos." Mas abajo, respondiendo a una dificultad de Escoto, llamado el doctor sutil, anade, "Para entender se necesita entendimiento e inteligible. La relacion de aquel a este es la de lo perfectible a la propia perfeccion; pues que el estar el entendimiento en acto consiste en que el sea la misma cosa inteligible segun se ha dicho antes; de donde se sigue que los seres inmateriales se distribuyen en dos ordenes, inteligibles e inteligentes. Y como el ser inteligible consiste un ser inmaterialmente perfectivo; resulta que una cosa en tanto es inteligible, en cuanto es inmaterialmente perfectiva. Que la inteligibilidad exija la inmaterialidad lo demuestra el que las cosas materiales no son inteligibles sino en cuanto estan abstraidas de la materia............................................................. .......Se ha manifestado mas arriba que una cosa es inteligente en cuanto es no solo ella misma sino las otras en el orden ideal; este modo de ser es en acto o en potencia, y asi no es mas que ser perfeccionado o perfectible por la cosa entendida." [123.] Esta teoria sera mas o menos solida, pero de todos modos es algo mas que ingeniosa; suscita un nuevo problema filosofico de la mas alta importancia: senalar las condiciones de la inteligibilidad. Ademas tiene la ventaja de estar acorde con un hecho atestiguado por la experiencia, cual es, la dificultad que siente el espiritu en conocerse a si propio. Si fuese inteligible inmediatamente, ?por que no se conoce a si mismo? ?que condicion le falta? ?Acaso la presencia intima? tiene no solo la presencia sino la identidad. ?Por ventura el esfuerzo para conocerse? la mayor parte de la filosofia no tiene otro fin que este conocimiento. Negando al alma la inteligibilidad inmediata se explica por que es tanta la dificultad que envuelven las investigaciones ideologicas y psicologicas, senalandose la razon de la obscuridad que sentimos al pasar de los actos directos a los reflejos. [124.] La opinion de Santo Tomas sobre no ser una simple conjetura, por fundarse en algun modo sobre un hecho, puede apoyarse en una razon que en mi concepto la robustece mucho, y que tal vez puede ser mirada como una ampliacion de la senalada mas arriba. Para ser una cosa inmediatamente inteligible es menester suponerle dos calidades, 1.ª La inmaterialidad. 2.ª La actividad necesaria para operar sobre el ser inteligente. Esta actividad es indispensable; porque si bien se observa, en la operacion de entender, la accion nace de la idea; el entendimiento en cierto modo esta pasivo. Cuando la idea se ofrece, no es posible no entender; y cuando falta, es imposible entender; la idea pues fecunda al entendimiento, y este sin aquella nada puede. Por consiguiente si admitimos que un ser puede servir de idea a un entendimiento, es necesario que le concedamos una actividad para excitar la operacion intelectual y que por tanto le hagamos superior al entendimiento excitado. De esta suerte se explica por que nuestro entendimiento, al menos mientras nos hallamos en esta vida, no es inteligible por si mismo para si mismo. La experiencia atestigua que su actividad ha menester excitacion. Entregado a si propio como que duerme: es uno de los hechos psicologicos mas constantes la falta de actividad en nuestro espiritu, cuando no han precedido influencias excitantes. No es esto decir que estemos destituidos de espontaneidad, y que ninguna accion sea posible sin una causa externa determinante; pero si que el mismo desarrollo espontaneo no existiria, si anteriormente no hubiesemos estado sometidos al influjo de causas que han dispertado nuestra actividad. Podemos aprender cosas que no se nos ensenan; pero nada podriamos aprender si al primitivo desarrollo de nuestro espiritu no hubiese presidido la ensenanza. Hay en nuestro espiritu muchas ideas que no son sensaciones ni pueden haber dimanado de ellas, es verdad; pero tambien lo es que un hombre que careciese de todos los sentidos, nada pensaria por faltarle a su espiritu la causa excitante. [125.] Me he detenido en la explicacion del problema de la inteligibilidad, porque en mi concepto es poco menos importante que el de la inteligencia, por mas que no se le vea tratado cual merece en las obras filosoficas. Ahora voy a reducir la doctrina anterior a proposiciones claras y sencillas; ya para que el lector se forme de ella concepto mas cabal; ya tambien para deducir algunas consecuencias que no se han tocado en la exposicion, o han sido solamente indicadas. 1.ª Para ser una cosa inmediatamente inteligible, debe ser inmaterial. 2.ª La materia por si misma no puede ser inteligible. 3.ª La relacion entre los espiritus y los cuerpos, o la representacion de estos en aquellos, no puede ser de pura objetividad. 4.ª Es necesario admitir algun otro genero de relacion con que se explique la union representativa del mundo de las inteligencias y del mundo corporeo. 5.ª La representacion objectiva inmediata, supone actividad en el objeto. 6.ª La fuerza de representarse un objeto por si mismo a los ojos de una inteligencia, supone en aquel una facultad de obrar sobre esta. 7.ª Esta facultad de obrar produce necesariamente su efecto; y por consiguiente envuelve una especie de superioridad del objeto sobre la inteligencia. 8.ª Un ser inteligente puede no ser inmediatamente inteligible. 9.ª La inteligibilidad inmediata, parece encerrar mayor perfeccion que la misma inteligencia. 10.ª Aunque no todo ser inteligente sea inteligible, todo ser inteligible es inteligente. 11.ª Dios, actividad infinita en todos sentidos, es infinitamente inteligente e infinitamente inteligible para si mismo. 12.ª Dios es inteligible para todos los entendimientos creados, siempre que el quiera presentarse inmediatamente a ellos, fortaleciendolos y elevandolos de la manera conveniente. 13.ª No hay ninguna repugnancia en que la inteligibilidad inmediata se haya comunicado a algunos espiritus, y por consiguiente el que estos sean inteligibles por si mismos. 14.ª Nuestra alma mientras esta unida al cuerpo, no es inmediatamente inteligible, y solo la conocemos por sus actos. 15.ª En esta falta de inteligibilidad inmediata se encuentra la razon de la dificultad de los estudios ideologicos y psicologicos, y de la obscuridad que experimentamos al pasar del conocimiento directo al reflejo. 16.ª Luego la filosofia del _yo_, o la que quiere explicar el mundo interno y externo, partiendo del _yo_, es imposible, y comienza por prescindir de uno de los hechos fundamentales de la psicologia. 17.ª Luego la doctrina de la identidad universal es absurda tambien; pues que da a la materia inteligencia e inteligibilidad inmediata, cuando no puede tener ni uno ni otro. 18.ª Luego el espiritualismo es una verdad que nace asi de la filosofia subjetiva como de la objetiva, asi de la inteligencia como de la inteligibilidad. 19.ª Luego es necesario salir de nosotros mismos y elevarnos ademas sobre el universo, para encontrar el origen de la representacion asi subjetiva como objetiva. 20.ª Luego es necesario llegar a una actividad primitiva, infinita, que ponga en comunicacion a las inteligencias entre si y con el mundo corporeo. 21.ª Luego la filosofia puramente ideologica y psicologica nos conduce a Dios. 22.ª Luego la filosofia no puede comenzar por un hecho unico, origen de todos los hechos; sino que debe acabar y acaba por este hecho supremo, por la existencia infinita, que es Dios (XII). CAPITULO XIII. REPRESENTACION DE CAUSALIDAD Y DE IDEALIDAD. [126.] A mas de la representacion por identidad, hay la que he llamado de causalidad. Un ser puede representarse a si propio; una causa puede representar a sus efectos. La actividad productiva no se concibe si el principio de la accion productriz, no contiene en algun modo a la cosa producida. Por esto se dice que Dios, causa universal de todo lo que existe y puede existir, contiene en si a todos los seres reales y posibles de una manera virtual eminente. Si un ser puede representarse a si propio, puede representar tambien lo que en si contiene; luego la causalidad, con tal que existan las demas condiciones arriba expresadas, puede ser origen de representacion. [127.] Aqui hare notar cuan profundo filosofo se muestra Santo Tomas al explicar el modo con que Dios conoce las criaturas. En la Suma teologica cuestion 14, articulo 5, pregunta si Dios conoce las cosas distintas de si mismo (alia a se) y responde afirmativamente, no porque considere a la esencia divina como un espejo, sino que apelando a una consideracion mas profunda, busca el origen de este conocimiento en la causalidad. He aqui en pocas palabras extractada su doctrina. Dios se conoce perfectamente a si mismo; luego conoce todo su poder y por consiguiente todas las cosas a que este poder se extiende. Otra razon o mas bien ampliacion de la misma. El ser de la primera causa, es su mismo entender: todos los efectos preexisten en Dios, como en su causa, luego han de estar en el, en un modo inteligible, siendo su mismo entender. Dios pues, se ve a si mismo por su misma esencia; pero las demas cosas las ve, no en si mismas sino en si mismo, en cuanto su esencia contiene la semejanza de todo. La misma doctrina se halla en la cuestion 12 articulo 8.º donde pregunta si los que ven la esencia divina ven en Dios todas las cosas. [128.] La representacion por idealidad es la que no dimana ni de la identidad de la cosa representante con la representada, ni de la relacion de causa con efecto. Nuestras ideas se hallan en este caso, pues ni se identifican con los objetos ni los causan. Nos es imposible saber si a mas de esa fuerza representativa que experimentamos en nuestras ideas, existen substancias finitas capaces de representar cosas distintas de ellas y no causadas por ellas. Esta por la afirmativa Leibnitz; pero como se ha visto en su lugar, su sistema de las monadas debe ser considerado como meramente hipotetico. Siendo preferible no decir nada a entretenerse en conjeturas que no podrian conducir a ningun resultado, me contentare con asentar las proposiciones siguientes. 1.ª Si hay algun ser que represente a otro que no sea su efecto, esta fuerza representativa no la tiene propia, le ha sido dada. 2.ª La comunicacion de las inteligencias no puede explicarse sino apelando a una inteligencia primera que siendo causa de las mismas, pueda darles la fuerza de influir una sobre otra, y por consiguiente de producirse representaciones. [129.] La causalidad puede ser principio de representacion, pero no es razon suficiente de ella. En primer lugar, una causa no sera representativa de sus efectos, si ella en si misma no es inteligible. Asi, aun cuando atribuyeramos a la materia una actividad propia, no deberiamos concederle la fuerza de representacion de sus efectos, por faltarle la condicion indispensable que es la inteligibilidad inmediata. [130.] Para que los efectos sean inteligibles en la causa, es necesario que esta tenga completamente el caracter de causa, reuniendo todas las condiciones y determinaciones necesarias para la produccion del efecto. Las causas libres no representan a sus efectos porque estos se hallan relativamente a ellas en la sola esfera de la posibilidad. Puede realizarse la produccion, pero no es necesaria; y asi en la causa se vera lo posible mas no lo real. Dios conoce los futuros contingentes que dependen de la voluntad humana, no precisamente porque conoce la actividad de esta, sino porque ve en si mismo, sin sucesion de tiempo, no solo todo lo que puede suceder sino lo que ha de suceder, pues que nada puede existir ni en lo presente ni en lo futuro sin su voluntad o permision. Conoce tambien los futuros contingentes dependientes de su sola voluntad, porque desde toda la eternidad sabe lo que tiene resuelto y sus decretos son inmutables e indefectibles. [131.] Aun refiriendonos al orden necesario de la naturaleza, y suponiendo conocida una o mas causas secundarias, no es posible ver en ellas todos sus efectos con toda seguridad, a no ser que la causa obrase aisladamente o que junto con ella se conociesen todas las demas. Como la experiencia nos ensena que las partes de la naturaleza estan en comunicacion intima y reciproca, no es dado suponer el indicado aislamiento, y por consiguiente la accion de toda causa secundaria esta sujeta a la combinacion de otras que pueden o impedir su efecto o modificarle. De aqui la dificultad de establecer leyes generales enteramente seguras en todo lo que concierne a la naturaleza. [132.] Es de notar que las consideraciones precedentes son una nueva demostracion de la absurdidad de la ciencia trascendental, si se la quiere fundar en un hecho del cual dimanen todos los demas. La representacion intelectual no se explica sustituyendo la emanacion necesaria a la creacion libre. Aun suponiendo que la variedad del universo sea puramente fenomenal, no existiendo en el fondo mas que un ser siempre identico, siempre unico, siempre absoluto, no puede negarse que las apariencias estan sujetas a ciertas leyes y sometidas a condiciones muy varias. O el entendimiento humano puede ver lo absoluto de tal manera que con una intuicion simple descubra todo lo que en el se encierra, todo lo que es y puede ser bajo todas las formas posibles, o esta condenado a seguir el desarrollo de lo incondicional, absoluto y permanente, al traves de sus formas condicionales, relativas y variables: lo primero, que es una especie de plagio ridiculo del dogma de la vision beatifica, es un absurdo tan palpable tratandose del entendimiento en su estado actual, que no merece ni refutacion ni contestacion; lo secundo sujeta al entendimiento si todas las fatigas de la observacion, destruyendo de un golpe las ilusiones que se le habian hecho concebir prometiendole la ciencia trascendental. [133.] Nuestro entendimiento esta sujeto en sus actos a una ley de sucesion, o sea a la idea del tiempo. El mismo hecho domina en la naturaleza; ya sea que asi se verifique en la realidad, ya sea que el tiempo deba ser considerado como una condicion subjetiva que nosotros trasladamos a los objetos; sea lo que fuere de esta doctrina de Kant, cuyo valor examinare en el lugar debido, lo cierto es que la sucesion existe, al menos para nosotros, y que de ella no podemos prescindir. En este supuesto, ningun desarrollo infinito puede sernos conocido sino con el auxilio de un tiempo infinito. Asi estamos privados por necesidad metafisica, de conocer no solo el desarrollo futuro de lo absoluto, sino el presente y el pasado. Siendo este desarrollo necesario absolutamente, segun la doctrina a que me refiero, ha debido precedernos una sucesion infinita; por manera que la organizacion actual del universo ha de ser mirada como un punto de una escala sin limites que asi en lo pasado como en lo futuro no tiene otra medida que la eternidad. Cual sea el estado actual del mundo no lo podemos saber con sola la observacion, sino en una parte muy pequena, y por tanto nos sera preciso sacarlo de la idea de lo absoluto, siguiendole en su desarrollo infinito. Esto, aun cuando en si no fuera radicalmente imposible, tiene el inconveniente de que no cabe en el tiempo de vida otorgado a un solo hombre, ni en la suma de los tiempos que han vivido todos los hombres juntos. [134.] Pero volvamos a la representacion de causalidad. Si bien se observa, la representacion ideal va a refundirse en la causal; porque no pudiendo un espiritu tener idea de un objeto que no ha producido, sino en cuanto se la comunica otro espiritu causa de la cosa representada, se infiere que todas las representaciones puramente ideales proceden directa o indirectamente, inmediata o mediatamente, de la causa de los objetos conocidos. Y como por otro lado segun hemos visto ya (127), el primer Ser no conoce las cosas distintas de si mismo, sino en cuanto es causa de ellas, tenemos que la representacion de idealidad viene a refundirse en la de causalidad, verificandose en parte el principio de un profundo pensador napolitano, Vico, "la inteligencia solo conoce lo que ella hace." [135.] De la doctrina expuesta se siguen dos consecuencias que es preciso notar. 1.º Las fuentes primitivas de representacion intelectual son solo dos: identidad y causalidad. La de idealidad es necesariamente derivada de la de causalidad. 2.º En el orden real, el principio de ser es identico al principio de conocer. Solo lo que da el ser puede dar el conocimiento; solo lo que da el conocimiento puede dar el ser. La causa primera, en tanto puede dar el conocimiento en cuanto da el ser; representa porque causa. [136.] La representacion de idealidad, aunque enlazada con la de causalidad, es realmente distinta. Bien que la explicacion de su naturaleza pertenezca al tratado de las ideas, no quiero dejar sin alguna aclaracion un punto tan intimamente ligado con el problema de la representacion intelectual. Conciben algunos las ideas como una especie de imagenes o retratos del objeto: si bien se observa, esto no tiene sentido sino refiriendose a las representaciones de la imaginacion, es decir, a lo puramente corporeo; y en cuyo caso, aun exige la suposicion de que el mundo externo sea tal cual nos lo presentan los sentidos, lo que bajo muchos aspectos no es verdad. Para convencerse de cuan ilusoria es la teoria fundada en la semejanza de las cosas sensibles, basta preguntar ?que es la imagen de una relacion? ?como se retratan el tiempo, la causalidad, la substancia, el ser? Hay en la percepcion de estas ideas algo mas profundo, algo de un orden enteramente distinto de cuanto se parece a cosas sensibles; la necesidad ha obligado a comparar el entendimiento con un ojo que ve, y a la idea con una imagen presente; pero esto es una comparacion; la realidad es algo mas misterioso, mas secreto, mas intimo; entre la percepcion y la idea hay una union inefable; el hombre no la explica pero la experimenta. [137.] La conciencia nos atestigua que hay en nosotros unidad de ser, que el _yo_ es siempre identico a si mismo, y que permanece constante a pesar de la variedad de ideas y de actos que pasan por el como las olas sobre la superficie de un lago. Las ideas son un modo de ser del espiritu; pero ?que es este modo? ?en que consiste su naturaleza? La produccion y reproduccion de las ideas ?dimana de una causa distinta que influya perennemente sobre nuestra alma y le produzca inmediatamente esos modos de ser que llamamos representaciones e ideas, o deberemos admitir que le haya sido dada al espiritu una actividad productriz de estas representaciones, bien que sujeta a la determinacion de causas existentes? Estas son cuestiones que por ahora me contento con indicar (XIII). CAPITULO XIV. IMPOSIBILIDAD DE HALLAR EL PRIMER PRINCIPIO EN EL ORDEN IDEAL. [138.] Lo que no hemos encontrado en la region de los hechos, tampoco lo hallaremos en la de las ideas; pues no hay ninguna verdad ideal origen de todas las verdades. La verdad ideal es aquella que solo expresa relacion necesaria de ideas, prescindiendo de la existencia de los objetos a que se refieren; luego resulta en primer lugar, que las verdades ideales son absolutamente incapaces de producir el conocimiento de la realidad. Para conducir a algun resultado en el orden de las existencias, toda verdad ideal necesita un hecho al cual se pueda aplicar. Sin esta condicion, por mas fecunda que fuese en el orden de las ideas, seria absolutamente esteril en el de los hechos. Sin la verdad ideal, el hecho queda en su individualidad aislada, incapaz de producir otra cosa que el conocimiento de si mismo; pero en cambio la verdad ideal separada del hecho, permanece en el mundo logico, de pura objetividad, sin miedo para descender al terreno de las existencias. [139.] Hagamos aplicacion de esta doctrina a los principios ideales mas ciertos, mas evidentes, y que por contenerse en las ideas que expresan lo mas general del ser, deben de poseer la fecundidad que estamos buscando, si es que sea dable encontrarla. "Es imposible que una cosa sea y no sea a un mismo tiempo." Ente es el famoso principio de contradiccion, que sin duda puede pretender a ser considerado como una de las fuentes de verdad para el entendimiento humano. Las ideas que en el se contienen son las mas sencillas y mas claras que puedan concebirse; en el se afirma la repugnancia del ser al no ser, y del no ser al ser a un mismo tiempo; lo que es evidente en el mas alto grado. Pero ?que se adelanta con este principio solo? Presentadle al entendimiento mas penetrante o al genio mas poderoso, dejadle solo con el, y no resultara mas que una intuicion pura, clarisima, si, pero esteril. Como no se afirma que algo sea, o que no sea, nada se podra inferir en pro ni en contra de ninguna existencia; lo que se ofrece al espiritu es una relacion condicional, que si algo existe repugna que no exista a un mismo tiempo y vice-versa; pero si no se pone la condicion de la existencia, o no existencia, el si el no son indiferentes en el orden real, nada se sabe con respecto a ellos por grande que sea la evidencia en el orden ideal. Para pasar del mundo logico al mundo de la realidad, bastara un hecho que sirva como de puente; si le ofrecemos al entendimiento, las dos riberas se aproximan, y la ciencia nace. Yo siento, yo pienso, yo existo. He aqui hechos de conciencia; combinese uno cualquiera de ellos con el principio de contradiccion, y lo que antes eran intuiciones esteriles, se desenvuelven en raciocinios fecundos que se dilatan a un tiempo por el mundo de las ideas y el de la realidad. [140.] Aun en el orden puramente ideal, el principio de contradiccion es esteril si no se junta con verdades particulares del mismo orden. En la geometria, por ejemplo, se hace uso con mucha frecuencia del raciocinio siguiente. "Tal cantidad es mayor o menor que otra, o le es igual; porque de lo contrario resultaria mayor y menor, igual y desigual a un mismo tiempo, lo que es absurdo;" aqui se aplica con fruto el principio de contradiccion, mas no solo, sino unido con una verdad ideal particular que hace util la aplicacion dicha. Asi, en el raciocinio citado, no se podria hacer uso del principio de contradiccion para probar la igualdad o la desigualdad, si antes no se hubiese probado o supuesto que existe, o no existe una de las dos; lo cual no resulta ni puede resultar del principio de contradiccion que no encierra ninguna idea particular, sino las mas generales que se ofrecen al entendimiento humano. [141.] Las verdades generales por si solas, aun en el orden puramente ideal, no conducen a nada, por lo indeterminado de las ideas que contienen; y por el contrario, las verdades particulares por si solas, tampoco producen ningun resultado, porque se limitan a lo que son, imposibilitando el discurso que no puede dar un paso sin el auxilio de las ideas y proposiciones generales. De la union de unas con otras resulta la luz; con la separacion, no se obtiene mas que, o una intuicion abstracta y vaga, o la contemplacion de una verdad particular que, limitada a pequena esfera, nada puede ensenar sobre los seres considerados bajo un aspecto cientifico. [142.] Veremos al tratar de las ideas, que nuestro entendimiento las tiene de dos clases muy diferentes: unas que suponen el espacio, y no pueden prescindir de el, como son todas las geometricas; otras que no se refieren al espacio, como son todas las no geometricas. Estos dos ordenes de ideas estan separados por un abismo que solo se puede salvar procurando la aproximacion con el uso simultaneo de unas y otras. El mismo orden ideal queda incompleto si no se hace la aproximacion; y el orden real del universo se vuelve un caos, o por mejor decir desaparece, ni no se combinan en ambos ordenes, tanto geometrico como no geometrico, las verdades reales con las ideales. De todas las ideas geometricas imaginables, consideradas en toda su pureza ideal, no resultaria nada para el orden ideal geometrico, ni tampoco para el mundo de las realidades aun las materiales, mucho menos de las inmateriales; y por el contrario, de las ideas no geometricas por si solas, no se podria sacar ni la idea de una recta. Esta observacion acaba de demostrar que en el orden ideal no hay para nosotros la verdad unica, porque si la tomamos en el orden geometrico, nos limitamos a combinaciones que no salen de el; y si en el orden no geometrico, nos falta la idea del espacio, y con ella perdemos hasta la posibilidad de concebir el mundo corporeo (XIV). CAPITULO XV. LA CONDICION INDISPENSABLE DE TODO CONOCIMIENTO HUMANO. MEDIOS DE PERCEPCION DE LA VERDAD. [143.] No hemos podido encontrar ni en el orden real ni en el ideal, una verdad origen de todas las demas, para nuestro entendimiento, mientras nos hallamos en esta vida. Queda pues demostrado que la ciencia trascendental propiamente dicha, es para nosotros una quimera. Nuestros conocimientos sin embargo han de tener algun punto de apoyo: este es el que vamos a buscar ahora. Para la mejor inteligencia de lo que me propongo examinar, recordare el verdadero estado de la cuestion. No busco un primer principio tal que ilumine por si solo todas las verdades, o que las produzca, sino una verdad que sea condicion indispensable de todo conocimiento; por esto no la llamo origen, sino punto de apoyo: el edificio no nace del cimiento pero estriba en el. Como un cimiento hemos de considerar el principio buscado, asi como en los capitulos anteriores tratabamos de encontrar una semilla: estas dos imagenes, semilla y cimiento, expresan perfectamente mis ideas y deslindan con toda exactitud las dos cuestiones. [144.] ?Existe un punto de apoyo para la ciencia, y para todo conocimiento, sea o no cientifico? Si existe, ?cual es? ?hay uno solo, o son muchos? Es evidente que el punto de apoyo ha de existir; si se nos pregunta el por que de un asenso cierto, hemos de llegar al fin a un hecho o a una proposicion de donde no podemos pasar; ya que no es dable admitir el proceso hasta lo infinito. El punto en que nos sea preciso detenernos, es para nosotros el primero, y por consiguiente el de apoyo para la certeza. [145.] Partiendo de un asenso dado, quizas podemos ser conducidos a principios diferentes, independientes unos de otros, todos igualmente fundamentales para nuestro espiritu; en cuyo caso no habra un punto solo de apoyo, sino muchos. No creo posible determinar _a priori_, si en esta parte hay para nuestro entendimiento unidad o pluralidad. Que la ciencia humana se haya de reducir a un principio solo, es una proposicion que se afirma mas no se prueba. No existiendo en el hombre la fuente de toda verdad como se ha demostrado en los capitulos anteriores, es claro que los principios en que se funde su conocimiento han de ser comunicados. ?Quien nos asegura que estos no sean muchos y de ordenes diferentes? ?No cabe pues resolver nada _a priori_ en la cuestion presente; es preciso descender al terreno de la observacion ideologica y psicologica. [146.] Nuestro espiritu alcanza la verdad, o al menos su apariencia; es decir, que de un modo u otro tiene estos actos que llamamos percibir y sentir. Que la realidad corresponda o no a los actos de nuestra alma, nada importa por ahora; no es esto lo que buscamos; ponemos la cuestion en un terreno en que pueden caber hasta los mas escepticos; ni aun estos niegan la percepcion y la sensacion: si destruyen la realidad, admiten al menos la apariencia. [147.] Los medios con que percibimos la verdad son de varios ordenes; lo que hace que las verdades mismas percibidas correspondan tambien a ordenes diferentes, paralelos por decirlo asi, con los respectivos medios de percepcion. Conciencia, evidencia, instinto intelectual o sentido comun, he aqui los tres medios; verdades de sentido intimo, verdades necesarias, verdades de sentido comun, he aqui lo correspondiente a dichos medios. Estas son cosas distintas, diferentes, que en muchos casos no tienen nada que ver entre si: es preciso deslindarlas con mucho cuidado, si se quieren adquirir ideas exactas y cabales en las cuestiones relativas al primer principio de los conocimientos humanos. [148] El medio que he llamado de conciencia, es decir, el sentido intimo de lo que pasa en nosotros, de lo que experimentamos, es independiente de todos los demas. Destruyase la evidencia, destruyase el instinto intelectual, la conciencia permanece. Para experimentar y estar seguros de que experimentamos y de lo que experimentamos, no hemos menester sino la experiencia misma. Si se supone en duda el principio de contradiccion, todavia no se hara vacilar la certeza de que sufrimos cuando sufrimos, de que gozamos cuando gozamos, de que pensamos cuando pensamos. La presencia del acto o de la impresion alla en el fondo de nuestro espiritu, es intima, inmediata, de una eficacia irresistible para hacer que nos sobrepongamos a toda duda. El sueno y la vigilia, la demencia y la cordura, son indiferentes para el testimonio de la conciencia; el error puede estar en el objeto mas no en el fenomeno interno. El loco que cree contar numerosas talegas no las cuenta ciertamente, y en esto se engana; pero tiene en su espiritu la conciencia de que lo hace, y en esto es infalible. El que suena haber caido en manos de ladrones se engana en lo tocante al objeto externo; mas no en lo que pertenece al acto mismo con que lo cree. La conciencia es independiente de todo testimonio extrinseco a ella; es de una necesidad indeclinable, de una fuerza irresistible para producir certeza; es infalible en lo que concierne a ella sola: si existe no puede menos de dar testimonio de si misma; si no existe no lo puede dar. En ella la realidad y la apariencia se confunden: no puede ser aparente sin ser real; la apariencia por si sola, es ya una verdadera conciencia. [149.] Comprendo en el testimonio de la conciencia todo lo que experimentamos en nuestra alma, todo lo que afecta a lo que se llama el _yo_ humano: ideas, pensamientos de todas clases, actos de voluntad, sentimientos, sensaciones, en una palabra, todo aquello de que podemos decir: lo experimento. [150.] Es claro que las verdades de conciencia son mas bien hechos que se pueden senalar, que no combinaciones enunciables en una proposicion. No es esto decir que no se puedan enunciar, sino que ellas en si mismas prescinden de toda forma intelectual, que son simples elementos de que el entendimiento se puede ocupar ordenandolos y comparandolos de varios modos, pero que por si solos no dan ninguna luz, que ellos por si mismos nada _representan_, que solo _presentan_ lo que son, son meros hechos, mas alla de los cuales no se puede ir. [151.] La costumbre de reflexionar sobre la conciencia, y el andar mezcladas las operaciones puramente intelectuales con los hechos de simple experiencia interna, hace que no se conciba facilmente ese aislamiento en que se encuentra por su naturaleza todo lo que es puramente subjetivo. Se quiere prescindir de la reflexion, pero se reflexiona sobre el esfuerzo mismo que se hace para prescindir de ella: nuestro entendimiento es una luz que se enciende por una parte cuando se la apaga en otra; la insistencia misma en apagarla suele hacerla mas viva y centelleante. De aqui la dificultad de distinguir los dos caracteres de lo puramente subjetivo y puramente objetivo, de deslindar la evidencia de la conciencia, lo conocido de lo experimentado. Sin embargo, la separacion de dos elementos tan diferentes se puede facilitar considerando que los brutos, a su modo, tienen tambien conciencia de lo que experimentan dentro de si mismos: no suponiendolos meras maquinas, es preciso otorgarles la conciencia, es decir, la presencia intima de sus sensaciones: sin esto, ni aun la sensacion se concibe; no tendra sensacion lo que no siente que siente. El bruto no reflexiona sobre lo que pasa en su interior, lo experimenta, nada mas. Las sensaciones se suceden unas a otras en su alma, sin mas vinculo que la unidad del ser que las experimenta; pero este no las toma por objeto y por consiguiente no las combina ni transforma de ninguna manera, las deja lo que son, simples hechos. De aqui podemos sacar alguna luz para concebir lo que son en nosotros los simples hechos de conciencia, abandonados a si solos, en todo su aislamiento, sin ninguna mezcla de operaciones puramente intelectuales, y sin estar sujetos a la actividad reflexiva que combinandolos de varias maneras y elevandolos a la region de lo puramente ideal, nos los presenta de tal modo que nos hace olvidar su pureza primitiva. Es necesario esforzarse en percibir con toda claridad lo que son los hechos de conciencia, lo que es su testimonio; pues sin esto es imposible adelantar un paso en la investigacion del primer principio de los conocimientos humanos. La confusion en este punto hace incurrir en equivocaciones trascendentales. Ocasion tendremos de notarlo en lo sucesivo; y hemos encontrado ya lastimosos ejemplos de semejantes extravios en los errores de la filosofia del _yo_. [152.] La evidencia, suele decirse, es una luz intelectual: esta es una metafora muy oportuna y hasta muy exacta si se quiere; pero que adolece del mismo defecto que todas las metaforas, las cuales, por si solas, sirven poco para explicar los misterios de la filosofia. Luz intelectual tambien la encontramos en muchos actos de conciencia. En aquella presencia intima con que una operacion o una impresion se ofrece al espiritu, tambien hay una especie de luz clara, viva, que hiere por decirlo asi el ojo del alma, y no le permite dejar de ver lo que tiene delante. Si pues para definir la evidencia nos contentamos con llamarla luz del entendimiento, la confundimos con la conciencia, o a lo menos damos ocasion, con un lenguaje ambiguo, a que otros la confundan. No se crea que me proponga inculpar a los que han empleado la metafora de la luz, ni que me lisonjee de poder definir la evidencia con toda propiedad: ?quien expresa con palabras este fenomeno de nuestro entendimiento? Al querer emplear alguna, se ofrece la de luz como la mas adecuada. Porque en verdad, cuando atendemos a la evidencia, para examinar ya su naturaleza, ya sus efectos sobre el espiritu, se nos presenta naturalisimamente bajo la imagen de una luz cuyos resplandores alumbran los objetos para que nuestra alma pueda contemplarlos: pero esto, repito, no es suficiente: y asi, aunque no formo el empeno de definirla con exactitud, voy a senalar un caracter que la distingue de todo lo que no es ella. [153.] La evidencia anda siempre acompanada de la necesidad, y por consiguiente de la universalidad de las verdades que atestigua. No la hay cuando no existen las dos condiciones senaladas. De lo contingente no hay evidencia, sino en cuanto esta sometido a un principio de necesidad. Expliquemos esta doctrina comprando ejemplos tomados respectivamente de la conciencia y de la evidencia. Que hay en mi un ser que piensa, esto no lo se por evidencia sino por conciencia. Que lo que piensa existe, esto no lo se por conciencia sino por evidencia. En ambos casos hay certeza absoluta, irresistible; pero en el primero, versa sobre un hecho particular, contingente; en el segundo sobre una verdad universal y necesaria. Que yo piense es cierto para mi, pero no es preciso que lo sea para los demas; la desaparicion de mi pensamiento no trastorna el mundo de las inteligencias; si mi pensamiento dejase ahora de existir, la verdad en si misma no sufriria ninguna alteracion; otras inteligencias podrian continuar y continuarian percibiendola; ni en el orden real ni en el ideal, se echarian de menos el concierto y la armonia. Me pregunto a mi mismo si pienso; y en el fondo de mi alma leo que si; me pregunto si este pensamiento es necesario, y a mas de que la experiencia me dice que no, tampoco encuentro razon ninguna en que fundar la necesidad. Aun suponiendo que mi pensamiento deja de existir, veo que continuo discurriendo con buen orden; asi examino lo que hubiera sucedido si yo no existiese, o lo que podria suceder en adelante, y asiento principios y saco consecuencias, sin quebrantar ninguna de las leyes intelectuales. El mundo ideal y el real se ofrecen a mis ojos como un magnifico espectaculo al cual yo asisto ciertamente, si, pero de donde puedo retirarme sin que la representacion cese, ni se altere nada, ni resulte otra mudanza que la de quedar vacio el imperceptible lugar que estoy ocupando. Muy de otro modo sucede en las verdades objeto de evidencia; no es necesario que yo piense, pero es tan necesario que lo que piensa exista, que todos mis esfuerzos no bastan para prescindir por un momento de esta necesidad. Si supongo lo contrario, si colocandome en el terreno de lo absurdo finjo por un instante que queda cortada la relacion entre el pensar y el ser, se rompe el vinculo que mantiene en orden al universo entero: todo se trastorna, todo se confunde, y lo que se me presenta a la vista no se si es el caos o la nada. ?Que ha sucedido? Nada mas sino que el entendimiento ha supuesto una cosa contradictoria, afirmando y negando a un mismo tiempo el pensar, porque afirmaba un pensamiento al cual negaba la existencia. Se ha quebrantado una ley universal, absolutamente necesaria; en faltando ella todo se hunde en el caos; la certeza de la existencia del _yo_ afianzada en el testimonio de la conciencia, no basta a impedir la confusion: la inteligencia contradiciendose, se ha negado a si propia; de su palabra insensata no ha salido el ser sino la nada, no la luz sino las tinieblas; y esas tinieblas que ella ha soplado sobre todo lo existente y lo posible, vuelven a caer a torrentes sobre ella misma y la envuelven en eterna noche. [154.] He aqui fijados y deslindados los caracteres de la conciencia y de la evidencia. La primera tiene por objeto lo individual y contingente; la segunda lo universal y necesario: solo Dios, fuente de toda verdad, principio universal y necesario de ser y de conocer, tiene identificada la conciencia con la evidencia en si propio: en aquel ser infinito que todo lo encierra, ve la razon de todas las esencias y de todas las existencias, y no le es dable prescindir de si mismo, del testimonio de su conciencia, sin anonadarlo todo. ?Que quedaria en el mundo, se dice la criatura, si tu desaparecieses? y se responde a si misma: _todo excepto tu_. Si Dios se dirigiese esta pregunta, se responderia a si propio: _nada_. [155.] He llamado instinto intelectual a ese impulso que nos lleva a la certeza en muchos casos, sin que medien ni el testimonio de la conciencia, ni el de la evidencia. Si se indica a un hombre un blanco de una linea de diametro, y luego se le vendan los ojos y despues de haberle hecho dar muchas vueltas a la aventura, se le pone un arco en la mano para que dispare y se asegura que la flecha ira a clavarse precisamente en el pequenisimo blanco, dira que esto es imposible y nadie sera capaz de persuadirle tamano dislate. ?Y porque? ?se apoya en el testimonio de la conciencia? no, porque se trata de objetos externos. ?Se funda en la evidencia? tampoco, porque esta tiene por objeto las cosas necesarias, y no hay ninguna imposibilidad intrinseca en que la flecha vaya a dar en el punto senalado. ?En que estriba pues la profunda conviccion de la negativa? Si suponemos que este hombre nada sabe de las teorias de probabilidades y combinaciones, que ni aun tiene noticia de esta ciencia, ni ha pensado nunca en cosas semejantes, su certeza sera igual, sin embargo de que no podra fundarla en calculo de ninguna especie; igual la tendran todos los circunstantes rudos o cultos, ignorantes o sabios: sin necesidad de reflexion, instantaneamente, todos diran o pensaran: "esto es imposible, esto no se verificara." ?En que fundan, repito, tan fuerte conviccion? Es claro que no naciendo ni de la conciencia, ni de la evidencia inmediata ni mediata, no puede tener otro origen que esa fuerza interior que llamo instinto intelectual, y que dejare llamar sentido comun o lo que se quiera, con tal que se reconozca la existencia del hecho. Don precioso que nos ha otorgado el Criador para hacernos razonables aun antes de raciocinar; y a fin de que dirijamos nuestra conducta de una manera prudente, cuando no tenemos tiempo para examinar las razones de prudencia. [156.] Ese instinto intelectual abraza muchisimos objetos de orden muy diferente; es, por decirlo asi, la guia y el escudo de la razon; la guia, porque la precede y le indica el camino verdadero, antes de que comience a andar; el escudo, porque la pone a cubierto de sus propias cavilaciones, haciendo enmudecer el sofisma en presencia del sentido comun. [157.] El testimonio de la autoridad humana, tan necesario al individuo y a la sociedad, arranca nuestro asenso por medio de un instinto intelectual. El hombre cree al hombre, cree a la sociedad, antes de pensar en los motivos de su fe; pocos los examinan, y sin embargo la fe es universal. No se trata ahora de saber si el instinto intelectual nos engana algunas veces, en que casos y por que; al presente solo quiero consignar su existencia; y con respecto a los errores a que nos conduce, me contentare con observar que en un ser debil como es el hombre, la regla se dobla muy a menudo; y que asi como no es posible encontrar en el lo bueno sin mezcla de lo malo, tampoco es dable hallar la verdad sin mezcla de error. [158.] Si bien se observa, no objetivamos las sensaciones sino en fuerza de un instinto irresistible. Nada mas cierto, mas evidente a los ojos de la filosofia que la subjetividad de toda sensacion; es decir, que las sensaciones son fenomenos inmanentes, o que estan dentro de nosotros y no salen fuera de nosotros; y sin embargo, nada mas constante que el transito que hace el genero humano entero de lo subjetivo a lo objetivo, de lo interno a lo externo, del fenomeno a la realidad. ?En que se funda este transito? Cuando los filosofos mas eminentes han tenido tanta dificultad en encontrar el puente, por decirlo asi, que une las dos riberas opuestas, cuando algunos de ellos cansados de investigar han dicho resueltamente que no era posible encontrarle, ?lo descubrira el comun de los hombres desde su mas tierna ninez? es evidente que el transito que hacen no puede explicarse por motivos de raciocinio, y que es preciso apelar al instinto de la naturaleza. Luego hay un instinto que por si solo nos asegura de la verdad de una proposicion, a cuya demostracion llega dificilmente la filosofia mas recondita. [159.] Aqui observare lo errado de los metodos que aislan las facultades del hombre, y que para conocer mejor el espiritu, le desfiguran y mutilan. Es uno de los hechos mas constantes y fundamentales de las ciencias ideologicas y psicologicas, la multiplicidad de actos y facultades de nuestra alma, a pesar de su simplicidad atestiguada por la unidad de conciencia. Hay en el hombre como en el universo un conjunto de leyes cuyos efectos se desenvuelven simultaneamente, con una regularidad armoniosa; separarlas equivale muchas veces a ponerlas en contradiccion; porque no siendo dado a ninguna de ellas el producir su efecto aisladamente, sino en combinacion con las demas, cuando se les exige que obren por si solas, en vez de efectos regulares, producen monstruosidades las mas deformes. Si dejais sola en el mundo la ley de gravitacion no combinandola con ninguna fuerza de proyeccion, todo se precipitara hacia un centro; en vez de esa infinidad de sistemas que hermosean el firmamento, tendreis una mole ruda e indigesta: si quitais la gravitacion y dejais la fuerza de proyeccion, los cuerpos todos se descompondran en atomos imperceptibles, dispersandose cual eter levisimo por las regiones de la inmensidad (XV). CAPITULO XVI. CONFUSION DE IDEAS EN LAS DISPUTAS SOBRE EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL. [160.] En mi concepto hay varios principios que con relacion al entendimiento humano pueden llamarse igualmente fundamentales, ya porque todos sirven de cimiento en el orden comun y en el cientifico, ya porque no se apoyan en otro; no siendo dable senalar uno que disfrute de esta calidad como privilegio exclusivo. Al buscarse en las escuelas el principio fundamental, suele advertirse que no se trata de encontrar una verdad de la cual dimanen todas las otras; pero si un axioma tal que su ruina traiga consigo la de todas las verdades, y su firmeza las sostenga, al menos indirectamente; de manera que quien las negare pueda ser reducido por demostracion indirecta o _ad absurdum_; es decir, que admitido dicho axioma, se podra conseguir que quien niegue los otros sea convencido de hallarse en oposicion con el que habia reconocido como verdadero. [161.] Mucho se ha disputado sobre si era este o aquel principio el merecedor de la preferencia; yo creo que hay aqui cierta confusion de ideas, nacida en buena parte, de no deslindar suficientemente testimonios tan distintos como son el de la conciencia, el de la evidencia y el del sentido comun. El famoso principio de Descartes "yo pienso, luego soy;" el de contradiccion, "es imposible que una cosa sea y no sea a un mismo tiempo;" el otro que llaman de los cartesianos, "lo que esta contenido en la idea clara y distinta de una cosa, se puede afirmar de ella con toda certeza;" son los tres principios que han dividido las escuelas. En favor de todos ellos se alegaban razones poderosisimas, y hasta concluyentes contra el adversario, atendido el terreno en que estaba colocada la cuestion. Si no estais seguros de que pensais, argueiria un partidario de Descartes, no podeis estarlo ni aun del principio de contradiccion, ni tampoco de la legitimidad del criterio de la evidencia; para saber todo esto, es necesario pensar; quien afirma o niega, piensa; sin suponer el pensamiento, no son posibles ni la afirmacion ni la negacion. Pero admitamos el pensamiento; tenemos ya un punto de apoyo, y de tal naturaleza, que lo encontramos en nosotros mismos, atestiguado por el sentido intimo, imponiendonos con una eficacia irresistible la certeza de su existencia. Establecido el fundamento, veamos como se puede levantar el edificio: para esto, no es necesario salir del pensamiento propio; alli esta el punto luminoso para guiarnos en el camino de la verdad; sigamos sus resplandores, y fijado un punto inmovil hagamos salir de el el hilo misterioso que nos conduzca en el laberinto de la ciencia. Asi, nuestro principio es el primero, es la basa de todos los demas, posee una fuerza propia para sostenerse y la tiene sobrante para comunicar firmeza a los otros. Este lenguaje es razonable ciertamente; pero hay la desgracia de que la conviccion que pudiera producir, esta neutralizada con otro lenguaje no menos razonable, en sentido directamente opuesto. He aqui como pudiera contestar un sostenedor del principio de contradiccion. Si nos dais por supuesto que es imposible que una cosa sea y no sea a un mismo tiempo, sera posible que a un mismo tiempo penseis y no penseis; vuestra afirmacion pues "yo pienso" no significa nada; porque junto con ella se puede verificar la opuesta "yo no pienso". En tal caso, la ilacion de la existencia queda destruida; porque aun admitiendo la legitimidad de la consecuencia "yo pienso, luego existo", como por otra parte sabriamos que es posible esta otra premisa, "yo no pienso," la deduccion no tendria lugar. Sin el principio de contradiccion tampoco vale nada el otro: "lo que esta contenido en la idea clara y distinta de una cosa se puede afirmar de ella con toda certeza": porque si a un mismo tiempo es posible el ser y el no ser, una idea podra ser clara y oscura, distinta y contusa; un predicado podra estar contenido en un sujeto y no contenido; podra haber certeza e incertidumbre; afirmacion y negacion; luego esta regla no sirve para nada. Y tiene mucha razon el que discurre de este modo; pero lo curioso es, que el tercer contrincante las alegara igualmente fuertes contra sus dos adversarios. ?Como se sabe, podra preguntar, que el principio de contradiccion es verdadero? claro es que no lo sabemos sino porque en la idea del ser vemos la imposibilidad del no ser a un mismo tiempo y vice-versa; luego no estais seguros del principio de contradiccion sino aplicando mi principio: "lo que esta contenido en la idea clara y distinta de una cosa, se puede afirmar de ella con toda certeza." Si nada puede sostenerse en cayendo al principio de contradiccion, y este se funda en el mio, el mio es el cimiento de todo. [162.] Los tres tienen razon y no la tiene ninguno. La tienen los tres, en cuanto afirman que negado el respectivo principio se arruinan los demas; no la tiene ninguno, en cuanto pretenden que negados los demas no se arruina el propio. ?De donde pues nace la disputa? de la confusion de ideas, de que se comparan principios de ordenes muy diferentes, todos de seguro muy verdaderos, pero que no pueden parangonarse por la misma razon que no se compara lo blanco con lo caliente, disputando si una cosa tiene mas grados de calor que de blancura. Para la comparacion, se necesita cierta oposicion en los extremos; pero estos deben tener algo comun; si son enteramente disparatados, la comparacion es imposible. El principio de Descartes es la anunciacion de un simple hecho de conciencia; el de contradiccion es una verdad conocida por evidencia; y el otro es la afirmacion de la legitimidad del criterio de la evidencia misma; es una verdad de reflexion que expresa el impulso intelectual por el que somos llevados a creer verdadero lo que conocemos con evidencia. La importancia de la cuestion exige que examinemos por separado los tres principios; asi lo hare en los capitulos siguientes (XVI). CAPITULO XVII. LA EXISTENCIA Y EL PENSAMIENTO. PRINCIPIO DE DESCARTES. [163.] ?Estoy seguro de que existo? si. ?Puedo probarlo? no. La prueba supone un raciocinio; no hay raciocinio solido sin principio firme en que estribe; y no hay principio firme, si no esta supuesta la existencia del ser que raciocina. En efecto: si quien discurre no esta seguro de su existencia, no puede estarlo ni de la existencia de su propio discurso; pues no habra discurso si no hay quien discurre. Luego sin este supuesto no hay principios sobre que fundar, no hay nada; no hay mas que ilusion, y bien mirado, ni ilusion siquiera, pues no hay ilusion si no hay iluso. Nuestra existencia no puede ser demostrada: tenemos de ella una conciencia tan clara, tan viva, que no nos deja la menor incertidumbre; pero probarla con el raciocinio es imposible. [164.] Es una preocupacion, un error de fatales consecuencias, el creer que podemos probarlo todo con el uso de la razon; antes que el uso de la razon estan los principios en que ella se funda; y antes que uno y otro, esta la existencia de la razon misma, y del ser que raciocina. Lejos de que todo sea demostrable, se puede demostrar que hay cosas indemostrables. La demostracion es una argumentacion en la cual se infiere de proposiciones evidentes una proposicion evidentemente enlazada con ellas. Si las premisas son evidentes por si mismas, no consentiran demostracion; si suponemos que ellas a su vez sean demostrables, tendremos la misma dificultad con respecto a las otras en que se funde la nueva demostracion; luego, o es preciso detenerse en un punto indemostrable, o proceder hasta lo infinito, lo que equivaldria a no acabar jamas la demostracion. [165.] Y es de observar que la indemostrabilidad, por decirlo asi, no es propia unicamente de ciertas premisas: se la halla en algun modo en todo raciocinio, por su misma naturaleza, prescindiendo de las proposiciones de que se compone. Sabemos que las premisas A y B son ciertas; de ellas inferiremos la proposicion C. ?Con que derecho? Porque vemos que C se enlaza con las A y B. ?Y como sabemos esto? Si es con evidencia inmediata, por intuicion: he aqui otra cosa indemostrable: el enlace de la conclusion con las premisas. Si es por raciocinio, fundandonos en los principios del arte de raciocinar, entonces hay dos consideraciones, ambas conducentes a demostrar la indemostrabilidad. 1.ª Si los principios del arte son indemostrables, tenemos ya una cosa indemostrable; si lo son, al fin hemos de valernos de otros que les sirvan de basa, y o pararnos en alguno que no consienta demostracion, o proceder hasta lo infinito. 2.ª ?Como sabemos que los principios del raciocinio se aplican a este caso? ?Sera por otro raciocinio? resultan los mismos inconvenientes que en el caso anterior. ?Sera porque lo vemos asi? ?porque es evidente con evidencia inmediata? henos aqui en otro punto indemostrable. Estas reflexiones no dejan ninguna duda de que el pedir la prueba de todo es pedir lo imposible. [166.] El ser que no piensa, no tiene conciencia de si mismo: la piedra existe, mas ella no lo sabe, y en un caso semejante se encuentra el hombre mismo cuando todas sus facultades intelectuales y sensitivas se hallan en completa inaccion. La diferencia de estos dos estados se concibe muy bien recordando lo que acontece al pasar de la vigilia a un sueno profundo, y al volver de este a la vigilia. El primer punto de partida para dar un paso en nuestros conocimientos, es esta presencia intima de nuestros actos interiores, prescindiendo de las cuestiones que suscitarse puedan sobre la naturaleza de ellos. Si todo existiese como ahora, y existiesen infinitos mundos diferentes del que tenemos a la vista, nada existiria para nosotros, si nos faltasen esos actos interiores de que estamos hablando. Seriamos como el cuerpo insensible colocado en la inmensidad del espacio, que se halla lo mismo ahora que si todo desapareciese alrededor de el, y no percibiria mudanza alguna aun cuando el propio se sumiese de nuevo en el abismo de la nada. Al contrario, si suponemos que todo se aniquila excepto este ser que dentro de nosotros siente, piensa y quiere; todavia queda un punto donde hacer estribar el edificio de los humanos conocimientos: este ser, solo en la inmensidad, se dara cuenta a si mismo de sus propios actos, y segun el alcance de sus facultades intelectuales, podra arrojarse a innumerables combinaciones que tengan por objeto lo posible, ya que no la realidad. [167.] Se ha combatido mucho el famoso principio de Descartes: _"yo_ pienso, luego _existo_;" el ataque es justo y concluyente, si en efecto el filosofo hubiese entendido su principio en el sentido que se le acostumbra dar en las escuelas. Si Descartes le hubiese presentado como un verdadero raciocinio, como un entimema en que asentado el antecedente dedujera la consecuencia, claro es que el argumento claudicaba por su basa, estaba en el aire. Porque, cuando el dijera: "voy a probar mi existencia con este entimema: yo pienso, luego soy", se le podia objetar lo siguiente: vuestro entimema se reduce a un silogismo en esta forma: "todo lo que piensa existe; es asi que yo pienso, luego existo." Este silogismo, en el supuesto de una duda universal, en que no se de por supuesta ni aun la misma existencia, es inadmisible en sus proposiciones y en la trabazon de ellas. En primer lugar: ?como sabeis que todo lo que piensa existe?--Porque nada puede pensar sin existir.--Y esto ?como se sabe?--Porque lo que no existe no obra.--Y esto ?como se sabe? Suponiendo que de todo se duda, que nada se sabe, no se pueden saber estos principios; de otra suerte faltamos a la suposicion de la duda universal, y por consiguiente nos salimos de la cuestion. Si alguno de estos principios se ha de admitir sin prueba, tanto valia admitir desde luego la existencia propia, y ahorrarse el trabajo de probarla con un entimema. En segundo lugar: ?como sabeis que pensais? Se os puede hacer el siguiente argumento, retorciendo el vuestro, como dicen los dialecticos: nada puede pensar sin existir, vuestra existencia es dudosa, tratais de probarla, luego no estais seguros de pensar. [168.] Queda pues en claro que el principio de Descartes es insostenible tomado como un verdadero raciocinio; y siendo tan facil de alcanzar su flaqueza, parece imposible que no la viese un entendimiento tan claro y penetrante. Es probable pues que Descartes entendio su principio en un sentido muy diferente, y voy a exponer en pocas palabras el que en mi juicio debio de darle el ilustre filosofo. Suponiendose por un momento en una duda universal, sin aceptar como cierto nada de cuanto sabia, se concentraba dentro de si mismo, y buscaba en el fondo de su alma un punto de apoyo donde hacer estribar el edificio de los conocimientos humanos. Claro es que, aun haciendo abstraccion de todo cuanto nos rodea, no podemos prescindir de nosotros mismos, de nuestro espiritu que se presenta a sus propios ojos con tanta mayor lucidez, cuanto es mayor la abstraccion en que nos constituimos con respecto a los objetos externos. Ahora bien, en esa concentracion, en ese acto de ensimismarse, retrayendose el hombre de todo por temor de errar, e interrogandose a si mismo, si hay algo cierto, si hay algo que pueda servir de apoyo, si hay un punto de partida en la carrera de los conocimientos, lo primero que se ofrece es la conciencia del pensamiento, la presencia misma de los actos de nuestra alma, de eso que se llama pensar. He aqui si no me engano la mente de Descartes; "yo quiero dudar de todo; me retraigo de afirmar como de negar nada; me aislo de cuanto me rodea, porque ignoro si esto es algo mas que una ilusion. Pero en este mismo aislamiento me encuentro con el sentimiento intimo de mis actos interiores, con la presencia de mi espiritu: yo pienso, luego soy: yo pienso, asi lo experimento de una manera que no me consiente duda, ni incertidumbre; luego soy, es decir, ese sentimiento de mi pensamiento me hace sabedor de mi existencia." [169.] Asi se explica como Descartes no presentaba su principio cual un mero entimema, cual un raciocinio comun; sino como la consignacion de un hecho que se le ofrecia el primero en el orden de los hechos; y cuando del pensamiento inferia la existencia, no era con una deduccion propiamente dicha, sino como un hecho comprendido en otro, expresado por otro, o mejor diremos, _identificado_ con el. He dicho _identificado_, porque en realidad es asi en concepto de Descartes; y esto acaba de confirmar lo que he asentado anteriormente, que el filosofo no presentaba un raciocinio, sino que consignaba un hecho. Sabido es que, segun el, la esencia del espiritu es el mismo pensamiento, de suerte que asi como otras escuelas filosoficas distinguen entre la substancia y su acto, considerando al espiritu en la primera clase y al pensamiento en la segunda, Descartes sostenia que no habia distincion alguna entre el espiritu y el pensamiento, que era una misma cosa: que el pensamiento constituia la esencia del alma. "Aunque un atributo, dice, sea suficiente para hacernos conocer la substancia, hay sin embargo en cada una de ellas, uno que constituye su naturaleza y esencia, y del cual dependen todos los demas. La extension en longitud, latitud y profundidad, constituye la esencia de la substancia corporea; _y el pensamiento constituye la naturaleza de la substancia que piensa_" (Descartes, Principios de la filosofia, 1ª parte). De esto se infiere que Descartes al asentar el principio "yo pienso, luego existo;" no hacia mas que consignar un hecho atestiguado por el sentido intimo; y tan simple le consideraba, tan unico por decirlo asi, que en el desarrollo de su sistema, identifico el pensamiento con el alma, y la esencia de esta con su misma existencia. Sintio el pensamiento, y dijo: "este pensamiento es el alma; soy yo." No trato de apreciar ahora el valor de esta doctrina, y si tan solo de explicar en que consiste (XVII). CAPITULO XVIII. MAS SOBRE EL PRINCIPIO DE DESCARTES. SU METODO. [170.] Descartes al anunciar y explicar su principio, no siempre se expreso con la debida exactitud, lo cual dio motivo a que se interpretasen mal sus palabras. Al paso que senalaba la conciencia del propio pensamiento y de la existencia, como la basa sobre la cual debian estribar todos los conocimientos, empleaba terminos de los cuales se podia inferir que no solo queria consignar un hecho, sino que intentaba presentar un verdadero raciocinio. Sin embargo, leyendo con atencion sus palabras, y cotejandolas unas con otras, se ve que no era esta su idea; aunque tal vez no habria inconveniente en decir que no se daba exacta cuenta a si propio de la diferencia que acabo de indicar, entre un raciocinio y la simple consignacion de un hecho; y que al concentrarse en si mismo, no tuvo un conocimiento _reflejo_ bastante claro del modo con que se apoyaba en su principio fundamental. Para convencernos de esto, examinemos sus mismas palabras. "Mientras desechamos de esta manera todo aquello de que podemos dudar, y que hasta _fingimos_ que es falso, suponemos facilmente que no hay Dios, ni cielo, ni tierra, y que ni aun tenemos cuerpo, pero no _alcanzamos a suponer que no existimos_, mientras dudamos de la verdad de todas estas cosas; porque tenemos tanta repugnancia a concebir que lo que piensa no existe verdaderamente al mismo tiempo que piensa; que no obstante las suposiciones mas extravagantes, no podemos dejar de creer que esta conclusion "yo pienso, luego soy" no sea verdadera, y por consiguiente la primera y la mas cierta que se presenta al que conduce sus pensamientos con orden." (Descartes, Principios de la filosofia, P. 1. Sec. 6 y 7.). En este pasaje nos encontramos con un verdadero silogismo: "Lo que piensa existe; yo pienso, luego existo." "Tenemos, dice Descartes, tanta repugnancia a concebir, que lo que piensa no existe mientras piensa," lo que equivale a decir: "Lo que piensa existe;" esto en terminos escolasticos, se llama establecer la mayor; luego continua que "no obstante las suposiciones mas extravagantes, no podemos dejar de creer que esta conclusion "yo pienso, luego soy" sea verdadera;" lo que equivale a poner la menor y la consecuencia del silogismo. Se conoce que Descartes estaba algo preocupado con la idea de querer probar, al mismo tiempo que trataba de consignar. Este era el prurito general de su epoca; y aun los mas ardientes reformadores se preservan con mucha dificultad de la atmosfera que los rodea. En todo el curso de sus meditaciones se encuentra este mismo espiritu, bien que enlazado admirablemente con el de observacion. Pero al traves de esas explicaciones oscuras o ambiguas, ?que es lo que se descubre? ?cual es el pensamiento que se halla en el fondo del sistema de _Descartes_, prescindiendo de si el se daba o no a si mismo exacta cuenta de lo que experimentaba? Helo aqui. "Yo por un esfuerzo de mi espiritu, puedo dudar de la verdad de todo; pero este esfuerzo tiene un limite en mi mismo. Cuando la atencion se convierte sobre mi, sobre la conciencia de mis actos interiores, sobre mi existencia, la duda se detiene, no puede llegar a tal punto, encuentra una _tal repugnancia_, que las suposiciones mas extravagantes no alcanzan a vencer." Esto es lo que indican sus mismas palabras, mas al consignar este hecho se eleva a una proposicion general, muy verdadera sin duda, saca una consecuencia, muy legitima tambien; pero que para nada eran necesarias en el caso presente, y que o explicaban mal su misma opinion o la hacian vacilar. [171.] Si bien se observa, no hacia mas Descartes en este punto, que lo que hacen todos los filosofos; y por mas extrano que pueda parecer, no estaba en desacuerdo con los gefes de la escuela metafisica diametralmenle opuesta: la de Locke y Condillac. En efecto: que el hombre al querer examinar el origen de sus conocimientos, y los principios en que estriba su certeza, se encuentra con el hecho de la conciencia de sus actos internos, que esta conciencia produce una certeza firmisima, y que nada podemos concebir mas cierto para nosotros que ella, es un hecho en que estan de acuerdo todos los ideologos, y que todos asientan, bien que con diferentes palabras. Cuanto mas se medita sobre estas materias, mas se descubre en ellas la realizacion de un principio confirmado por la razon y la experiencia, de que muchas verdades no son nuevas, sino presentadas de una manera nueva; que muchos sistemas no son nuevos, sino formulados de una manera nueva. [172.] La misma duda universal de Descartes, cuerdamente entendida, es practicada por todo filosofo; con lo cual se ve que las bases de su sistema, combatidas por muchos, son en el fondo adoptadas por todos. ?En que consiste el metodo de Descartes? todo se reduce a dos pasos: 1.º Quiero dudar de todo. 2. deg. Cuando quiero dudar de mi mismo no puedo. Examinemos estos dos pasos, y veremos que con Descartes los da todo filosofo. ?Por que Descartes quiere dudar de todo? Porque se propone examinar el origen y la certeza de sus conocimientos; quiere llamar a examen todo su saber, y por lo mismo no puede empezar suponiendo nada verdadero. Si supone algo, ya no examinara el origen y los motivos de la certeza de todo; pues exceptua aquello que supone verdadero. Le es preciso no suponer, como tal, nada; antes por el contrario suponer que no sabe nada de nada; sin esto no puede decir que examina los fundamentos de todo. O no hay tal cuestion filosofica, que sin embargo se la encuentra en todos los libros de filosofia, o es necesario emplear el metodo de Descartes. ?Pero en que consiste esta duda? Racionalmente hablando ?puede ser una duda real y verdadera? No: esto es imposible, absolutamente imposible. El hombre, por ser filosofo, no alcanza a destruir su naturaleza: y la naturaleza se opone invenciblemente a esta duda, tomada en el sentido riguroso. [173.] ?Que es pues esta duda? Nada mas que una _suposicion_, una _ficcion_, suposicion y ficcion que hacemos a cada paso en todas las ciencias, y que en realidad no es mas que la _no atencion_ a un convencimiento que abrigamos. Esta duda se la emplea para descubrir la primera verdad en que estriba nuestro entendimiento; a cuyo fin basta que la duda sea ficticia; no hay ninguna necesidad de que sea positiva; porque es evidente, que lo mismo se logra dudando efectivamente de todo, no admitiendo absolutamente nada, que diciendo: "si supongo que no tengo por cierto nada, que no se nada, que no admito nada." Un ejemplo aclarara esta explicacion hasta la ultima evidencia. Quien conozca los rudimentos de geometria sabra que en un triangulo al mayor lado se opone el mayor angulo, y esta absolutamente cierto de la verdad del teorema: pero si se propone dar a otro la demostracion, o repetirsela a si propio, prescinde de dicha certeza, procede como si no la tuviera, para manifestar que se la puede fundar en algo. En todos los estudios ejecutamos a cada paso esto mismo. Son vulgares las expresiones: "esto es asi, es evidente; pero _supongamos_ que no lo sea; ?que resultara?" "Esta demostracion es concluyente, pero prescindamos de ella, supongamos que no la tenemos, ?como podriamos demostrar lo que deseamos?" Los argumentos _ad absurdum_ tan en uso en todas las ciencias, y muy particularmente en las matematicas, estriban no solo en prescindir de lo que conocemos, sino en suponer una cosa directamente contraria a lo que conocemos. "Si la linea A, dice a cada paso el geometra, no es igual a la B, sera mayor o menor; supongamos que es mayor: etc. etc." Por manera que para la investigacion de la verdad prescindimos frecuentemente de lo que sabemos, y hasta suponemos lo contrario de lo que sabemos. Apliquese este sistema a la investigacion del principio fundamental de nuestros conocimientos y resultara la duda universal de Descartes, en el unico sentido que puede ser admisible en el tribunal de la razon, y posible a la humana naturaleza. Es probable que el ilustre filosofo la entendia en el mismo sentido, si bien es menester confesar que sus palabras son ambiguas. No se concibe que objeto podia proponerse en entenderlas de diferente modo, supuesto que no trataba de otra cosa que de allanar el camino a la investigacion de la verdad. Con su manera de expresarse dio lugar a disputas, que con alguna mayor claridad se habrian evitado. Asi como Descartes no se explicaba con la claridad suficiente, sus adversarios no le estrechaban quizas con toda la precision y nervio que podian. En mi concepto, para resolver la cuestion bastaba dirigirle esta pregunta: "?Entendeis que al comenzar las investigaciones filosoficas, haya de haber un momento en que _real_ y _efectivamente_ dudemos de todo; o juzgais bastante el _prescindir_ de la certeza, suponiendo que no la tenemos, como se hace con frecuencia en todos los estudios?" [174.] Descartes se encontro en el caso de todos los reformadores. Estan dominados de una idea; y la expresan tan fuertemente, que al parecer no consienten otra a su lado. Todo en su lenguaje es absoluto, exclusivo. Preven la lucha que habran de sostener, quizas la experimentan ya; y asi concentran toda su fuerza en la idea cuyo triunfo se proponen, y llegan a perder de vista todo lo que no es ella. No se puede inferir que el reformador no tenga otras que modifiquen notablemente la principal; mas para hacer frente a sus adversarios que le dicen: "esto es absolutamente falso," el dice: "esto es verdadero absolutamente." La historia y la experiencia nos presentan innumerables ejemplos de estas exageraciones. La idea dominante de Descartes era arruinar la filosofia que a la sazon reinaba en las escuelas; y daba el impulso tan fuerte que hacia temblar el mundo. Vease como expresaba su desden para con muchos que se apellidan filosofos. "La experiencia ensena, que los que hacen profesion de filosofos, son frecuentemente menos sabios y razonables que otros que no se han aplicado nunca a este estudio." (Prefacio de los Principios de filosofia). [175.] La segunda parte del metodo de Descartes, consiste en tomar el pensamiento propio por punto de partida, estableciendo que al esforzarse el hombre por dudar de todo, encuentra un limite en la conciencia de su pensamiento, de su existencia. Es evidente, que este es el fenomeno que naturalmente resta inmovil en la mente del observador, despues de haber procurado dudar de todo. Al menos no podra dudar de que duda; y por consiguiente de su pensamiento; siendo de notar que este es un argumento que se ha hecho siempre a los escepticos, lo que equivalia a emplear el metodo de Descartes, esto es, a consignar como un fenomeno innegable una certeza superior a todas las extravagancias: la conciencia de si mismo. Cuando Descartes decia "yo pienso" entendia por esta palabra todo acto interno, todo fenomeno presente al alma inmediatamente; no hablaba del pensamiento tomado en un sentido puramente intelectual, sino que comprendia todo aquello de que tenemos conciencia inmediata. "Por la palabra _pensar_, dice, entiendo todo aquello que se hace en nosotros, de tal suerte, que lo percibimos inmediatamente por nosotros mismos; asi es que aqui el pensar no significa tan solo entender, querer, imaginar, sino tambien sentir. Porque si digo que veo o que ando, y de ahi infiero que existo, si entiendo hablar de la accion que se hace con mis ojos o mis piernas, esta conclusion no es tan infalible, que no ofrezca algun motivo de duda, ya que puede suceder que yo crea ver o andar sin que abra los ojos, ni me mueva de mi sitio; pues que esto me acontece cuando duermo, y quizas podria acontecer lo mismo si yo no tuviese cuerpo; pero si entiendo hablar unicamente de la accion de mi pensamiento o del sentimiento, es decir, del conocimiento que hay en mi, por el cual me parece que veo o ando, esta conclusion es verdadera tan absolutamente que no me es posible dudar de ella, a causa de que se refiere al alma, unica que tiene la facultad de sentir o bien de pensar, de cualquier modo que esto sea."(Principios de filosofia, 1.ª parte, Sec. 9). [176.] Este pasaje manifiesta bien claro las ideas de Descartes; lo arruinaba todo con la duda, pero habia una cosa que resistia a todos los esfuerzos: la conciencia de si mismo. Y esta conciencia la tomaba el como punto de apoyo, sobre el cual y con toda certeza, pudiera levantar de nuevo el edificio de las ciencias, Locke y Condillac no han hecho otra cosa: han seguido un camino muy diferente del de Descartes: pero el punto de partida ha sido el mismo. Oigamos a Locke. "En primer lugar examinare cual es el origen de las ideas, nociones, o como se las quiera llamar, que el hombre percibe en su alma, y que su _propio sentimiento_ le hace descubrir en ella." (Ensayo sobre el entendimiento humano. Prologo.) "Pues que el espiritu no tiene otro objeto de sus pensamientos y raciocinios que sus propias ideas, las cuales son la unica cosa que el contempla o que puede contemplar, es evidente que nuestro conocimiento se funda _todo entero_ sobre nuestras ideas." (Ibid. lib. 4, cap. 1). "Sea que nos remontemos hasta los cielos, por hablar metaforicamente, dice Condillac, sea que descendamos a los abismos, no salimos de nosotros, y jamas percibimos otra cosa que nuestro propio pensamiento." (Ensayo sobre el origen de los conocimientos humanos. Cap. 1). [177.] Todos los trabajos ideologicos comienzan pues por la consignacion del hecho de la conciencia de nuestras ideas; y no puede ser de otro modo con respecto a su certeza. El hombre al trastornarlo todo, al arruinarlo todo, al anonadarlo todo, se encuentra consigo mismo, que es quien trastorna, arruina y anonada. Cuando haya llegado a dudar de la existencia de Dios, del mundo, de sus semejantes, de su cuerpo, en medio de aquella inmensa soledad se encuentra todavia a si mismo. El esfuerzo por anonadarse a sus propios ojos, solo sirve para hacerle mas visible: es una sombra que no muere con ningun golpe, y que por cada herida que se le abre, despide nuevos torrentes de luz. Si duda que siente, siente al menos que duda; si duda de esta duda, siente que duda de la misma duda; por manera que en dudando de los actos directos entra en una serie interminable de actos reflejos que se encadenan por necesidad unos con otros, y se desenvuelven a la vista interior como los pliegues de un lienzo sin fin (XVIII). CAPITULO XIX. LO QUE VALE EL PRINCIPIO: YO PIENSO. SU ANALISIS. [178.] El principio de Descartes considerado como un entimema, ya hemos visto que no puede aspirar al titulo de fundamental. En todo raciocinio hay premisas y consecuencia, y para que sea concluyente son necesarias la verdad de las primeras y la legitimidad de la segunda. Decir que un raciocinio puede ser principio fundamental, es una contradiccion manifiesta. Pero si tomamos el principio de Descartes en el sentido explicado anteriormente, esto es, no como un raciocinio sino como la consignacion de un hecho, la contradiccion cesa; y es cuestion digna de examinarse la de si merece o no el titulo de principio fundamental y de que manera. En los capitulos anteriores se ha esclarecido ya en parte esta materia, pero no hasta tal punto que se la pueda dar por suficientemente dilucidada: mas bien se han presentado reflexiones preliminares para aclarar el estado de la cuestion que no se la ha resuelto cumplidamente. [179.] La proposicion "yo pienso" no expresa, como se ha notado ya, el solo pensamiento propiamente dicho; abraza los actos de la voluntad, los sentimientos, las sensaciones, los actos e impresiones de todas clases que se realizan en nuestro interior, comprende todos los fenomenos que presentes a nuestro espiritu con presencia inmediata, nos son atestiguados por el sentido intimo o por la conciencia. Nada que distinga entre las varias clases de actos o impresiones puede servirnos de principio fundamental; la distincion supone el analisis, y el analisis no existe sin reflexion. No se reflexiona sin reglas y sin objeto conocidos ya: por consiguiente admitir clasificaciones en el primer principio, es despojarle de su caracter, es contradecirse. [180.] Conviene no confundir lo expresado por la proposicion "yo pienso" con la proposicion misma; el fondo y la forma son aqui cosas muy diferentes; pudiendo la naturaleza de esta hacer concebir ideas equivocadas sobre aquel. El fondo es un hecho simplicisimo; la forma es una combinacion logica que encierra elementos muy heterogeneos. Esto necesita explicacion. El hecho de conciencia considerado en si mismo, prescinde de relaciones, no es nada mas que el mismo, no conduce a nada mas que a si mismo, es la presencia del acto o de la impresion, o mas bien es el acto mismo, la impresion misma, que estan presentes al espiritu. Nada de combinacion de ideas, nada de analisis de conceptos; cuando se llega a esto ultimo, se sale del terreno de la conciencia pura y se entra en las regiones objetivas de la actividad intelectual. Pero como el lenguaje es para expresar los productos de esa actividad; como no esta vaciado, por decirlo asi, en el molde de la conciencia pura sino en el del entendimiento, nos es imposible hablar sin alguna combinacion logica o ideal. Si quisieramos encontrar una expresion de la conciencia pura sin mezcla de elementos intelectuales, deberiamos buscarla, no en el lenguaje, sino en el signo natural del dolor o de la alegria o de una pasion cualquiera; solo en este caso se expresa con espontaneidad y sin combinaciones de elementos ajenos, que pasa algo en nuestro espiritu, que tenemos conciencia de alguna cosa; pero desde el momento en que hablamos, expresamos algo mas que la conciencia pura; el verbo externo indica el interno, producto de la actividad intelectual, concepto de ella, que envuelve ya un sujeto y un objeto, y que por tanto se halla ya en una region muy superior a la de la conciencia pura. [181.] Para demostrar la verdad de lo que acabo de decir, examinemos la expresion "yo pienso." Esta es una verdadera proposicion que sin alterarse en lo mas minimo, puede presentarse bajo una forma rigurosamente logica: "yo soy pensante." Aqui encontramos sujeto, predicado y copula. El sujeto es el _yo_, es decir que nos hallamos ya con la idea de un ser, sujeto de actos e impresiones, posesor de una actividad significada en el predicado; ese _yo_, pues, se nos ofrece como algo muy superior al orden de la conciencia pura, es nada menos que la idea de substancia. Analicemos mas detenidamente lo que en el se encierra. Tenemos en primer lugar la unidad de conciencia; el _yo_ carece de sentido, si no significa algo que es uno e identico, a pesar de la pluralidad y diversidad que en el se realizan. La unidad experimental de conciencia trae consigo por consecuencia precisa la unidad del ser que la experimenta. Este ser es el sujeto en que se realizan las variaciones, sin lo cual no su podria decir: _yo_. Tenemos pues, que en una expresion tan simple estan envueltas las ideas de unidad y de su relacion a la pluralidad, de substancia, y de su relacion a los accidentes; es decir que la idea del _yo_, bien que expresiva de una unidad simplicisima, es compuesta bajo el aspecto logico, encerrando varias cosas del orden ideal, y que no se hallan en la conciencia pura. La idea del _yo_ propiamente dicha, aunque comun en cierto modo a todos los hombres, es en si misma altamente filosofica, por encerrar una combinacion de elementos que pertenecen al orden intelectual puro. [182.] El predicado _pensante_ es la expresion de una idea general, comprensiva, no solo de todo pensamiento, sino tambien de todo fenomeno que afecta inmediatamente al espiritu. Estos fenomenos considerados en lo que tienen de comun, bajo la idea general de presentes al espiritu, vienen significados en la palabra _pensante_. La relacion del predicado con el sujeto, o la conveniencia de _pensante_ al _yo_, expresa tambien un analisis digno de atencion. Por el pronto se echa de ver una descomposicion del concepto del _yo_ en dos ideas: la de sujeto de varias modificaciones, y la de pensante; sin esto la proposicion carece de sentido, o mejor, su expresion se hace imposible. La idea de sujeto, envuelve las de unidad y de substancia; y la de pensante encierra la de actividad o bien la de pasividad (permitaseme la expresion) acompanada de conciencia. [183.] Para que la proposicion sea posible, es preciso suponer que la descomposicion de las ideas ha comenzado en algun punto: es decir, que o en la del _yo_ hemos encontrado la de _pensante_, o en esta ultima la del _yo_. Colocandonos en el _yo_, prescindiendo de _pensante_, nos encontramos con la idea de sujeto o de substancia en general, donde por mas que cavilemos no alcanzaremos a descubrir la de _pensante_. El _yo_ en si, no se nos manifiesta, le conocemos por el pensamiento, y por tanto en este debemos fijar el punto de partida, y no en aquel; de lo que se infiere que en dicha proposicion, lo primitivamente conocido, es mas bien el predicado que el sujeto; y que de los dos conceptos, el del sujeto tiene mas bien el caracter de contenido que el de continente. En efecto: el _yo_ nace, digamoslo asi, para si mismo, con la presencia del pensamiento; si la actividad intelectual se concentra para buscar su primer apoyo, se encuentra no con el _yo_ puro, sino con sus actos; es decir, con su pensamiento. Este ultimo es por consiguiente el objeto primitivo de la actividad intelectual reflexiva; este es su primer elemento de combinacion, su primer dato para la resolucion del problema. Fijando la vista en este elemento, descubre una unidad en medio de la pluralidad, descubre un ser que continua el mismo en medio del flujo y reflujo de los fenomenos de la conciencia: esta identidad se la atestigua de una manera irresistible la conciencia misma. La idea del _yo_ pues esta sacada del pensamiento, y por consiguiente mas bien nace el sujeto del predicado que no el predicado del sujeto. [184.] El pensamiento de donde se saca la idea del _yo_, no es el pensamiento en general, sino realizado, existente en nosotros mismos. Pero esta realidad es infecunda, si no se ofrece al espiritu bajo una idea general; porque es evidente que el _yo_ no sale de un acto solo, pues que es la unidad sujeto de la pluralidad. Para llegar a la idea del _yo_ necesitamos la unidad de conciencia, y esta no la conocemos sino en cuanto la tenemos experimentada, es decir, en cuanto percibimos la relacion de lo uno a lo multiplo, de un sujeto a sus modificaciones. Tanta elaboracion es necesaria para producir una expresion tan sencilla como "yo pienso;" por donde se echa de ver con cuanta razon he distinguido entre el fondo y la forma, y cuan inconsideradamente proceden los que confunden cosas tan diversas. Asi, y por falta del debido analisis, se dan en la filosofia saltos inmensos pasando de un orden a otro, confundiendo las ideas y embrollando las cuestiones. [185.] Para dilucidar completamente la materia examinare las relaciones de la existencia con el pensamiento; examen que sera muy facil teniendo presentes las observaciones anteriores. Es cierto que concebimos la existencia anterior al pensamiento: nada puede pensar sin existir, la existencia es para el pensamiento una condicion indispensable; pensar y no existir, es una contradiccion manifiesta. Pero lo que se ofrece primitivamente a nuestro espiritu, no es la existencia sino el pensamiento; y este no en abstracto, sino determinado, experimental, empirico como se dice ahora. La idea de existencia es general, comprende a todo ser, y la conciencia no puede comenzar por ella; ora lleguemos a esta idea por abstraccion, ora sea una forma preexistente en nuestro espiritu, no es lo primero que se nos ocurre; o para hablar con mas exactitud, no es el ultimo punto que encontramos al seguir con movimiento retrogrado el hilo de nuestros conocimientos para descubrir su punto de partida. Este es la conciencia, que despues de objetivada, y habiendo sufrido el analisis del concepto que ofrece, nos presenta la idea de existencia como contenido en ella. Se infiere de esto, que el _luego existo_, no es rigurosamente hablando una consecuencia del "yo pienso," sino la intuicion de la idea de existencia en la de pensamiento. Hay aqui dos proposiciones _per se notae_ como dicen los escolasticos; una general: "lo pensante es existente;" otra particular; "yo pensante, soy existente." La primera pertenece al orden puramente ideal, es de evidencia intrinseca, independientemente de toda conciencia particular; la segunda participa de los dos ordenes; real e ideal; real, en cuanto encierra el hecho particular de la conciencia; ideal, en cuanto incluye una combinacion de la idea general de la existencia con el hecho particular: pues solo asi es concebible la union del predicado con el sujeto. [186.] Ahora sera sumamente facil resolver todas las cuestiones que se agitan en las escuelas. Primera cuestion. ?El principio "yo pienso" depende de otro? Debe responderse con distincion: si se entiende por este principio el simple hecho de la conciencia, es evidente que no. Para nuestro entendimiento, no hay nada anterior a nosotros; todo lo que conocemos, en cuanto conocido por nosotros, supone nuestra conciencia; si la suprimimos, lo destruimos todo; y si ensayamos el destruirlo todo, ella permanece indestructible: no depende pues de nada, no presupone nada. Si por el principio "yo pienso" se entiende una proposicion, en tal caso no puede haber dimanado sino de un raciocinio, o mas bien de un analisis: y asi no puede ser el principio fundamental de nuestros conocimientos. [187.] Segunda cuestion. Faltando los demas principios, ?falta tambien el presente? Apliquese la misma distincion: como simple hecho, no; como proposicion, si. Nieguese todo, incluso el principio de contradiccion, la conciencia subsiste. Pero negado el principio de contradiccion, queda destruida toda proposicion; toda combinacion es absurda; el analisis, la relacion del predicado con el sujeto, son palabras vacias de sentido. [188.] Tercera cuestion. Admitido el principio "yo pienso", ?puede ser conducido a la verdad al menos indirectamente, quien niegue los demas? Es menester distinguir: o se trata de reducirle por raciocinio o por observacion; es decir, o se le quiere combatir con argumentos o se trata de llamarle la atencion sobre si propio, como se hace con un hombre distraido o con uno que padece enagenacion mental. Lo segundo se puede hacer; lo primero no. Quien niega todos los principios incluso el de contradiccion, hace imposible todo raciocinio; en vano pues se discurre contra el. Ensayemoslo. Tu piensas, se le dira; al menos asi lo afirmas cuando admites el principio "yo pienso." Es verdad. Luego debes admitir tambien el principio de contradiccion. ?Por que? Porque de otro modo podrias pensar y no pensar a un mismo tiempo. No hay inconveniente. Pero entonces destruyes tu pensamiento.... ?Por que? ?Piensas? ?no es verdad? Cierto. Segun tu mismo, es posible que no pienses al mismo tiempo. Estamos conformes. Luego destruyes tu pensamiento: porque cuando no piensas se destruye el "yo pienso;" y como todo esto es simultaneo, resulta que destruyes tu propio pensamiento. Nada de eso: lo que hay en el argumento que se me objeta es que se supone verdadero lo que yo niego; incurriendose en el sofisma que los dialecticos llaman peticion de principio. En efecto, por lo mismo que niego el principio de contradiccion, no admito que el no ser destruya al ser, ni el ser al no ser; y por consiguiente, que el no pienso pueda destruir el yo pienso. Cuando se me arguye en este sentido, se supone lo mismo que se busca; se me ataca por principios que yo no reconozco. En vuestro sistema, en que el ser destruye al no ser y vice-versa, es cierto que el pensar y el no pensar son incompatibles; pero en mis principios el caso es muy sencillo, como segun ellos no es imposible que una cosa sea y no sea a un mismo tiempo, cuando no pienso no dejo de pensar. Este lenguaje es absurdo, pero consecuente: negado el principio, la deduccion es necesaria; y si se le replica que en tal caso no puede ni hacer el raciocinio que se acaba de oir, podra el contestar, que tampoco pueden raciocinar los adversarios; o que si se quiere, no halla inconveniente en que se raciocine y no se raciocine. No hay otro medio de reducir a un hombre extraviado de esta manera que el de la observacion; se ha salido de la razon y por tanto es imposible volverle a ella por medio de ella misma. Las observaciones que se le dirigen han de ser mas bien un llamamiento, una especie de grito para despertar la razon, que no una combinacion para reconstruirla; es un hombre dormido o desvanecido a quien se llama y se toca para volverle en si, no un adversario con quien se disputa (XIX). CAPITULO XX. VERDADERO SENTIDO DEL PRINCIPIO DE CONTRADICCION. OPINION DE KANT. [189.] Antes de examinar el valor del principio de contradiccion como punto de apoyo de todo conocimiento, sera bien fijar con exactitud su verdadero sentido. Esto me obliga a entrar en algunas consideraciones sobre una opinion de Kant manifestada en su _Critica de la razon pura_, a proposito de la forma con que el principio de contradiccion ha sido enunciado hasta el presente en todas las escuelas filosoficas. Conviene el metafisico aleman en que sea cual fuere la materia de nuestro conocimiento y de cualquier modo que se le refiera el objeto, es condicion general aunque puramente negativa, de todos nuestros juicios, el que no se contradigan mutuamente; de otro modo, aun sin orden al objeto, no son nada en si mismos. Asentada esta doctrina advierte que se llama principio de contradiccion el siguiente: "un predicado que repugna a una cosa no le conviene;" observando en seguida que este es un criterio universal de toda verdad, aunque puramente negativo; mas que por lo mismo pertenece exclusivamente a la logica, pues que vale para los conocimientos puramente como conocimientos en general, sin relacion a su objeto, y declara que la contradiccion los hace desaparecer completamente. "Hay sin embargo, continua, una formula de este celebre principio puramente formal y desprovisto de contenido, formula que encierra una sintesis confundida mal a proposito con el principio mismo, y sin la menor necesidad. Hela aqui; es imposible que una cosa sea y no sea a _un mismo tiempo_. A mas de que la certeza apodictica ha sido anadida inutilmente aqui (por la palabra _imposible_), certeza que debe de si misma estar comprendida en la proposicion, este juicio se halla ademas afectado por la condicion del tiempo y significa en algun modo lo siguiente: _una cosa_ = A, que es alguna cosa = B, no puede al mismo tiempo ser no B; pero puede muy bien ser sucesivamente lo uno y lo otro (B y no B). Por ejemplo, un hombre que es joven no puede ser viejo a un mismo tiempo; pero este mismo hombre puede muy bien ser joven en un tiempo y ser viejo o no ser joven en otro; es asi que el principio de contradiccion, como principio puramente logico, no debe restringir su significado a relaciones de tiempo; luego esta formula es del todo contraria al objeto del principio mismo. La equivocacion nace de que se comienza por separar el predicado de una cosa del concepto de ella; y en seguida se une a este mismo predicado su contrario, lo que no da jamas una contradiccion con el sujeto sino unicamente con su predicado que le esta unido sinteticamente; contradiccion que ni aun tiene lugar sino en cuanto el primer predicado y el segundo son puestos al mismo tiempo. Si digo, un hombre que es ignorante no es instruido, la condicion _al mismo tiempo_ debe estar expresada, porque el que es ignorante en un tiempo puede muy bien ser instruido en otro. Pero si digo, ningun hombre ignorante es instruido, la proposicion sera analitica, porque el caracter de la ignorancia constituye ahora el concepto del sujeto, en cuyo caso la proposicion negativa dimana inmediatamente de la proposicion contradictoria, sin que la condicion _al mismo tiempo_ deba intervenir. Por esta razon he cambiado mas arriba la formula del principio de contradiccion, de manera que por ella fuese explicada claramente la naturaleza de una proposicion analitica." (Logica trascendental, libro 2.º cap. 2.º seccion 1.ª). [190.] El lector no comprendera bien el sentido de este pasaje, ya de suyo no muy claro, si no sabe lo que Kant entiende por proposiciones analiticas y sinteticas; lo explicare. En todos los juicios afirmativos la relacion de un predicado con un sujeto es posible de dos maneras: o el predicado pertenece al sujeto como contenido en el, o le es completamente extrano, aunque en realidad este ligado con el mismo. En el primer caso, el juicio es analitico, en el segundo sintetico. Los juicios analiticos afirmativos son aquellos en que la union del predicado con el sujeto es concebida por identidad; al contrario se llaman sinteticos aquellos en que dicha union esta concebida sin identidad. Kant aclara su idea con los ejemplos siguientes. "Cuando digo todos los cuerpos son extensos, este es un juicio analitico, pues no necesito salir del concepto de cuerpo para encontrarle unida la extension; me basta descomponerle, es decir, que es suficiente el tener conciencia de la diversidad que pensamos siempre en este concepto, para encontrar en el el predicado de que se trata. Este es pues un juicio analitico. Al contrario, cuando digo, todos los cuerpos son pesados, aqui el predicado es una cosa del todo diferente de lo que pienso en general por el simple concepto de cuerpo: la union pues de semejante predicado da un juicio sintetico." (Critica de la razon pura. Introduccion Sec. 1). Echase de ver facilmente la razon de la nueva nomenclatura empleada por el filosofo aleman. Llama analiticos a los juicios en que basta descomponer el sujeto para encontrar en el el predicado, sin necesidad de anadirle nada que no estuviese ya pensado en el concepto mismo del sujeto, a lo menos oscuramente; y apellida sinteticos o de composicion, aquellos en que es preciso anadir algo al concepto del sujeto, pues que el predicado no se encuentra en este concepto por mas que se le descomponga. [191.] Esta division de juicios en analiticos y sinteticos es muy nombrada en la filosofia moderna, sobre todo entre los alemanes; y de seguro no falta quien se imagina que este es un descubrimiento del autor de la _Critica de la razon pura_; la misma novedad del nombre puede dar origen a la equivocacion. Sin embargo, en todos los autores escolasticos que olvidados y cubiertos de polvo yacen ahora en el fondo de las bibliotecas, se habla de juicios analiticos y sinteticos; bien que no con estos nombres. Se decia que los juicios eran de dos especies: unos en que el predicado estaba contenido en la idea del sujeto y otros en que no; a las proposiciones que expresaban los juicios de la primera clase se las llamaba _per se notae_ o conocidas por si mismas, a causa de que entendida la significacion de los terminos se veia que el predicado estaba contenido en la idea o en el concepto del sujeto. Se les daba tambien el nombre de primeros principios, y a la percepcion de ellos se la llamaba _inteligencia, intellectus_, distinguiendola de la _razon_ en cuanto esta versaba sobre los conocimientos de evidencia mediata o de raciocinio. Vease si dejan algo que desear ni en claridad ni en precision, los siguientes textos de Santo Tomas. "Una proposicion es conocida por si, _per se nota_, cuando el predicado esta incluido en la razon del sujeto, como el hombre es animal; pues que animal es de la esencia del hombre. Si pues todos conocen lo que es el sujeto y el predicado, la proposicion sera conocida por si, para todos; como se ve en los primeros principios de las demostraciones cuyos terminos son cosas comunes que nadie ignora, como ser y no ser; todo y parte y otras semejantes." (1.ª Parte. Cuest. 2. art. 1.º) "Cualquiera proposicion cuyo predicado es de la esencia del sujeto, es conocida por si, bien que puede suceder que no lo sea para quien ignore lo que significa la definicion del sujeto: asi esta proposicion, "el hombre es racional," es de su naturaleza conocida por si; pues _quien dice hombre dice racional_." (1.ª 2.ª Cuest. 94. Art. 2). [192.] Por estos ejemplos, y otros muchos que seria facil aducir, se ve que la distincion entre los juicios analiticos y sinteticos era vulgar en las escuelas muchos siglos antes de Kant. Los analiticos eran todos los que se formaban por evidencia inmediata; y sinteticos, los que resultaban de evidencia mediata, ya fuese esta del orden puramente ideal, ya dependiese en algun modo de la experiencia. Se sabia muy bien que hay conceptos de sujeto en los cuales esta pensado el predicado, a lo menos en confuso: y por esto se explicaba esta union o identidad, diciendo que las proposiciones en que se enunciaba, eran _per se notae ex terminis_. El predicado en los juicios analiticos esta ya en el sujeto; nada se le anade segun Kant; solo se le explica; "Quien dice _hombre_ dice _racional_;" asi habla Santo Tomas: la idea es la misma que la del filosofo aleman. [193.] Pero volvamos al examen de si debe o no mudarse la formula en que hasta ahora se ha expresado el principio de contradiccion. La primera observacion de Kant se refiere a la palabra _imposible_ por juzgarla anadida inutilmente, ya que la certeza apodictica que se quiere expresar, debe estar comprendida en la misma proposicion. Kant formula el principio de esta manera: "un predicado que _repugna_ a una cosa no le conviene." ?Que se entiende por la palabra imposible? "posible e imposible absolutamente, se dice por la relacion de los terminos: posible porque el predicado no repugna al sujeto; imposible, cuando el predicado repugna al sujeto;" asi se expresa Santo Tomas (1 P. Cuest. 25. Art. 3.) y con el todas las escuelas; luego la imposibilidad es la repugnancia del predicado al sujeto, luego ser una cosa imposible es ser repugnante, luego emplea Kant el mismo lenguaje que reprende en los otros. La formula comun podria expresarse de esta manera: "que una cosa sea y no sea al mismo tiempo, repugna; o bien hay repugnancia entre el ser y el no ser; o bien el ser excluye al no ser;" todo viene a parar a lo mismo, y nada mas expresa Kant cuando dice: un predicado que repugna a una cosa, no le conviene. [194.] Tratandose de un criterio universal, hay mas exactitud en la formula comun que en la de Kant. Esta cine el principio a la relacion de predicado y sujeto, y por consiguiente le encierra en el orden puramente ideal, no valiendo para el real sino por una especie de ampliacion. Esta ampliacion aunque muy legitima y muy facil, no la necesita la formula comun: con decir, el ser excluye al no ser, abraza lo ideal y lo real, y presenta al entendimiento la imposibilidad, no solo de los juicios contradictorios, sino tambien de las cosas contradictorias. Kant admite que este principio es la condicion _sine qua non_ de la verdad de nuestros conocimientos, de manera que debemos tener cuidado de no ponernos jamas en contradiccion con el so pena de anonadar todo conocimiento. Hagase la prueba: a un hombre que no se haya ocupado a fondo de estas materias, aunque sepa muy bien lo que se entiende por predicado y sujeto, densele las dos formulas; ?cual de ellas se le presentara como mas facil para todos los usos asi en lo externo como en lo interno? es claro que no sera la de Kant. Que una cosa no puede ser y no ser a un mismo tiempo, al instante se ve con toda generalidad, y se aplica el principio a todos los usos asi en el orden real como en el ideal. Se trata de un objeto externo y se dice: esto no puede ser y no ser a un mismo tiempo; se trata de juicios contradictorios, de ideas que se excluyen, y se dice sin dificultad: esto no puede ser, porque es imposible que a un mismo tiempo una cosa sea y no sea. Pero no se ve con la misma facilidad y prontitud como se hace el transito del orden ideal al real, o como pueden tener uso en el orden de los hechos las ideas puramente logicas de sujeto y predicado. Luego la formula comun, a mas de ser igualmente exacta que la de Kant, es mas sencilla, mas inteligente, y mas facilmente aplicable. ?Pueden desearse calidades mejores para un criterio universal, para la condicion _sine qua non_ de la verdad de nuestros conocimientos? [195.] Hasta aqui he dado por supuesto que la formula de Kant expresaba realmente el principio de contradiccion; pero esta suposicion es cuando menos inexacta. No cabe duda que seria una contradiccion el que un predicado que repugnase a un sujeto, le conviniese; y en este sentido se puede decir que el principio de contradiccion esta de algun modo expresado en la formula de Kant. Mas esto no es suficiente: porque de lo contrario seria preciso decir que todo axioma expresa el principio de contradiccion, pues no es posible negar ningun axioma sin una contradiccion. La formula del principio debe expresar _directamente_ la exclusion reciproca, la repugnancia entre el ser y el no ser; esto es lo que se quiere significar; jamas se ha entendido otra cosa por el principio de contradiccion. Kant en su nueva formula no expresa directamente esta exclusion: lo que expresa es, que cuando de la idea de un sujeto esta excluido el predicado, este no le conviene. Si bien se mira, lejos de que esta formula exprese el principio de contradiccion, es la famosa de los cartesianos: lo que esta comprendido en la idea clara y distinta de una cosa, se puede afirmar de ella con toda certeza. En substancia las dos formulas expresan lo mismo, y solo se distinguen por dos diferencias puramente accidentales: 1ª. en que la de Kant es mas concisa; 2.ª en que la de este filosofo es negativa y la de los cartesianos afirmativa. [196.] Kant viene a decir: "lo que esta _excluido_ de la idea clara y distinta de una cosa, se puede negar de ella." _Predicado que repugna_ a un sujeto, es lo mismo que lo que esta _excluido_ de la idea de una cosa; _no le conviene_, es lo mismo que _se puede negar de el_. Y como por otra parte es evidente que el principio de los cartesianos debe entenderse en ambos sentidos, afirmativo y negativo, pues que al decir que lo que esta comprendido en la idea clara y distinta de una cosa, se puede afirmar de la misma, entendian tambien que cuando una cosa estaba excluida, se podia negar; resulta que Kant dice lo mismo que ellos; asi intentando corregir a todas las escuelas, ha incurrido en una equivocacion no muy a proposito para abonar su perspicacia. Claro es que la misma formula de Kant implica esta otra: el predicado contenido en la idea de un sujeto, le conviene. Esta proposicion es tambien condicion _sine qua non_, de todos los juicios analiticos afirmativos: pues estos desaparecen, si no conviene al sujeto lo que esta en su idea. En tal caso, no hay diferencia ni aun aparente entre la formula de Kant y la de los cartesianos; solo hay variedad en los terminos: la proposicion es exactamente la misma. Por donde se echa de ver que antes de afirmar que en el punto mas claro y mas fundamental de los conocimientos humanos, se han expresado mal todas las escuelas, es necesario andar con mucho tiento: testigo la _originalidad_ de la formula de Kant. [197.] No fue mas feliz el autor de la _Critica de la razon pura_ al censurar la condicion _a un mismo tiempo_, que se anade generalmente a la formula del principio de contradiccion. Ya que el se tomo la libertad de creer que ningun filosofo antes de el habia expresado de la manera conveniente este principio, permitaseme decir que el no entendio bien lo que querian significar los otros. No creo que con decir esto cometa una profanacion filosofica; si para ciertos hombres Kant es un oraculo, todos los filosofos juntos y la humanidad entera son tambien oraculos que deben ser oidos y respetados. Segun el mismo Kant, el principio de contradiccion es condicion _sine qua non_ de todos los conocimientos humanos. Si pues esta condicion ha de servir para su objeto, es necesario que se la exprese de un modo aplicable a todos los casos. Nuestros conocimientos no se componen unicamente de elementos necesarios, sino que admiten en buena parte ideas enlazadas con lo contingente; pues como hemos visto ya, las verdades puramente ideales no conducen a nada positivo si no se las hace descender al terreno de la realidad. Los seres contingentes estan sometidos a la condicion del tiempo; y todos los conocimientos que a ellos se refieren, deben contar siempre con esta condicion. Su existencia se limita a un determinado espacio de tiempo; y conforme a esta determinacion es preciso pensar y hablar de la misma. Aun las propiedades esenciales estan afectadas en cierto modo por la condicion del tiempo; porque si bien prescinden de el, si se las considera en general, no es asi cuando estan realizadas, es decir, cuando dejan de ser una pura abstraccion y son una cosa positiva. He aqui pues la razon, y razon bien poderosa y profunda, de que todas las escuelas hayan juntado la condicion del tiempo con la formula del principio de contradiccion: razon bien profunda, repito, y que es extrano se escapase a la penetracion del filosofo aleman. [198.] La importancia de la materia reclama todavia ulteriores aclaraciones. Lo esencial en el princio de contradiccion, es la exclusion del ser por el no ser y del no ser por el ser. La formula debe expresar este hecho, esta verdad que se nos ofrece con evidencia inmediata y que es contemplada por el entendimiento con una intuicion clarisima que no consiente duda ni oscuridad de ninguna especie. El verbo _ser_ puede tomarse de dos maneras: sustantivamente, en cuanto significa la existencia, y copulativamente, en cuanto expresa la relacion de un predicado con un sujeto. Pedro es; aqui el verbo _es_ significa la existencia de Pedro, y equivale a esta otra: Pedro existe. El triangulo equilatero es equiangulo; aqui el verbo _es_ se toma copulativamente; pues no se afirma que exista ningun triangulo equilatero, y solo se establece la relacion de la igualdad de los angulos con la igualdad de los lados, prescindiendo absolutamente de que existan unos ni otros. El principio de contradiccion debe extenderse a los casos en que el verbo _ser_ es copulativo y a los en que es sustantivo; porque cuando decimos que es imposible que una cosa sea y no sea, no hablamos unicamente del orden ideal o de las relaciones entre predicados y sujetos, sino tambien del orden real: si no se refiriese a este ultimo tendriamos que el mundo entero de las existencias estaria falto de la condicion indispensable para todo conocimiento sino tambien para todo ser en si mismo, prescindiendo de que sea conocido y de que sea inteligente. ?Que fuera un ser real que pudiese ser y no ser? ?que significa una contradiccion realizada? luego el principio se ha de extender no solo al verbo _ser_ como copulativo, sino tambien como sustantivo. Todas las existencias finitas, inclusa la nuestra, son medidas por una duracion sucesiva; luego si la formula del principio de contradiccion no ha de ser inaplicable a todo cuanto conocemos en el universo, ha de estar acompanado de la condicion del tiempo. De todas las cosas finitas que existen se ha verificado que no existian y de todas se podria verificar que no existiesen: de ninguna se afirmaria con verdad que su no existencia fuese imposible; esta imposibilidad nace de la existencia en un tiempo dado, y solo con respecto a este tiempo se la puede afirmar. Luego la condicion del tiempo es absolutamente necesaria en la formula del principio de contradiccion, si esta formula ha de poder servirnos para lo existente, es decir, para lo que tienen de objeto real nuestros conocimientos. [199.] Veamos ahora lo que sucede en el orden puramente ideal, donde el verbo _ser_ se toma copulativamente. Las proposiciones del orden puramente ideal son de dos clases: unas tienen por sujeto una idea generica que con la union de la diferencia, puede pasar a una especie determinada; otras tienen por sujeto la misma especie, o sea la idea generica junto con la determinacion de la diferencia. La palabra _angulo_ expresa la idea generica comprensiva de todos los angulos, idea que unida con la diferencia correspondiente, puede constituir las especies de angulo recto, agudo u obtuso. Sucedenos a cada paso el modificar la idea generica de varias maneras; y como en esto entra por necesidad una sucesion en que se nos representan distintos conceptos que todos tienen por base la idea generica, resulta que consideramos a esta como un ser que sucesivamente se transforma. Para expresar esta sucesion puramente intelectual, empleamos la idea de tiempo; y he aqui una de las razones que justifican el empleo de esta condicion aun en el orden puramente ideal. Asi decimos: un angulo no puede ser a un mismo tiempo recto y no recto; porque encontramos que la idea de angulo puede estar sucesivamente determinada por la diferencia que le constituye recto y no recto; pero estas determinaciones no pueden coexistir ni aun en nuestro concepto, por cuya razon no afirmamos la imposibilidad absoluta de la union de la diferencia con el genero, sino que la limitamos a la condicion de la simultaneidad. En esta proposicion: un angulo recto no puede ser obtuso; el sujeto no es la idea generica sola, sino unida con la diferencia _recto_. En el concepto del sujeto formado de estas dos ideas, angulo y recto, vemos la imposibilidad de que se les una la idea _obtuso_. Esto sin ninguna condicion de tiempo, y en este caso tampoco se la expresa. Se dice con frecuencia: un angulo no puede ser al mismo tiempo recto y obtuso; pero jamas se dice el angulo recto no puede _a un mismo tiempo_ ser obtuso, sino absolutamente: el angulo recto no puede ser obtuso. [200.] Observa Kant que la equivocacion dimana de que se comienza por separar el predicado de una cosa del concepto de esta cosa, y que en seguida se le junta a este mismo predicado su contrario, lo que no da jamas una contradiccion con el sujeto sino con el predicado que le esta unido sinteticamente; contradiccion que no tiene lugar sino en cuanto el primero y el segundo predicado estan puestos a un mismo tiempo. Esta observacion de Kant es en el fondo muy verdadera; pero adolece de dos defectos: el que se la presenta como original cuando no dice sino cosas muy sabidas; y el que se le emplea para combatir una equivocacion que no existe sino en la mente del filosofo que pretende quitarla a los demas. Las dos proposiciones analizadas en el parrafo anterior confirman lo que acabo de decir: el angulo no puede ser recto y no recto. Aqui la condicion del tiempo es necesaria porque la repugnancia no esta entre el predicado y el sujeto sino entre los dos predicados. El angulo puede ser recto o no recto, con tal que esto se verifique en tiempos diferentes. El angulo recto no puede ser obtuso; aqui la condicion del tiempo no debe ser expresada, porque entrando en el concepto del sujeto la idea _recto_, esta enteramente excluida la de _obtuso_. [201.] Si el principio de contradiccion hubiese de servir unicamente para los juicios analiticos, esto es, para aquellos en que el predicado esta contenido en la idea del sujeto, la condicion del tiempo no debiera ser expresada nunca; pero como este principio ha de guiarnos tambien para todos los demas juicios, se sigue que en la formula general no podia prescindirse de una condicion absolutamente indispensable en la mayor parte de los casos. En el estado actual de nuestro entendimiento, mientras nos hallamos en esta vida, el no prescindir del tiempo es la regla, el prescindir la excepcion: ?y se queria que una formula general se refiriese solo a la excepcion y dejase en olvido la regla? [202.] No se concibe la razon que pudo mover a Kant a ilustrar esta materia con los ejemplos arriba citados. No cabe decir cosas mas comunes e inoportunas que las anadidas por este filosofo cuando ilustra la materia con algunos ejemplos. "Si digo, un hombre que es ignorante no es instruido, la condicion _al mismo tiempo_ debe estar expresada; porque el que es ignorante en un tiempo, puedo muy bien ser instruido en otro." Esto a mas de ser comun e inoportuno, es sobre manera inexacto. Si la proposicion fuese: un hombre no puede ser ignorante e instruido; entonces la condicion _al mismo tiempo_ debiera anadirse, porque no dandose preferencia a ningun predicado con respecto al otro, se indicaria el motivo de la repugnancia, que es de predicado a predicado y no de predicado a sujeto. Pero en el ejemplo aducido por Kant, "el hombre que es ignorante no es instruido," el sujeto no es solo hombre, sino hombre ignorante; el predicado instruido recae sobre el hombre modificado con el predicado ignorante; y por consiguiente la expresion del tiempo no es necesaria ni se la emplea en el lenguaje comun. Hay mucha diferencia entro estas dos proposiciones: el hombre que es ignorante _no es_ instruido; el hombre que es ignorante, _no puede ser_ instruido. En la primera, la condicion del tiempo no debe estar expresada por las razones dichas: en la segunda si, porque hablandose de la imposibilidad de un modo absoluto, se negaria al ignorante hasta la _potencia_ de ser instruido. [203.] El otro ejemplo de Kant es el siguiente: "pero si digo, ningun hombre ignorante es instruido, la proposicion sera analitica, porque el caracter de la ignorancia constituye ahora el concepto del sujeto y por tanto la proposicion negativa se deriva inmediatamente de la proposicion contradictoria sin que la condicion _al mismo tiempo_ deba intervenir." No se ve la razon porque establece Kant tanta diferencia entre estas dos proposiciones: un hombre que es ignorante no es instruido; ningun hombre ignorante es instruido; en ambas el predicado no se refiere tan solo a hombre, sino a hombre ignorante, y tanto vale decir hombre que es ignorante, como hombre ignorante. Si pues la expresion del tiempo no es necesaria en la una, tampoco lo sera en la otra. Si la idea de ignorante afecta al sujeto mismo, el predicado esta necesariamente excluido, porque las ideas de instruccion y de ignorancia, son contradictorias: entonces nos hallamos con la regla de los dialecticos de que en materias necesarias, la proposicion indefinida equivale a la universal. De esta discusion resulta que la formula del principio de contradiccion debe ser conservada tal como esta, y que no debe suprimirse la condicion del tiempo, porque de otro modo se inutilizaria la formula para muchisimos casos (XX). CAPITULO XXI. SI EL PRINCIPIO DE CONTRADICCION MERECE EL TITULO DE FUNDAMENTAL; Y EN QUE SENTIDO. [204.] Aclarado ya el verdadero sentido del principio de contradiccion, veamos si merece el titulo de fundamental, reuniendo todos los caracteres exigidos para esta dignidad cientifica. Estos son tres: primero, que no se apoye en otro principio. Segundo, que cayendo el, se arruinen todos los demas. Tercero, que permaneciendo el firme, pueda argueirse de una manera concluyente contra quien niegue los demas, reduciendole a buen camino por demostracion, al menos indirecta. [205.] Para resolver cumplidamente todas las cuestiones que se refieren al principio de contradiccion, asentare algunas proposiciones acompanandolas con la demostracion correspondiente. PRIMERA PROPOSICION. Si se niega el principio de contradiccion, se desploma toda certeza, toda verdad, todo conocimiento. Demostracion. Si una cosa puede ser y no ser a un mismo tiempo, podemos estar ciertos y no ciertos, conocer y no conocer, existir y no existir; la afirmacion puede estar junto con la negacion, las cosas contradictorias pueden hermanarse, las distintas identificarse, las identicas distinguirse; la inteligencia es un caos en toda la extension de la palabra; la razon se trastorna, el lenguaje es absurdo, el sujeto y el objeto se chocan en medio de espantosas tinieblas, toda luz intelectual se ha extinguido para siempre. Todos los principios estan envueltos en la ruina universal; y la misma conciencia vacilaria, si al hacer esta suposicion absurda no se hallase sostenida por la invencible mano de la naturaleza. Pero en medio de la absurda hipotesis, la conciencia que no desaparece porque no puede desaparecer, se siente arrastrada tambien por el violento torbellino que lo arroja todo a las tinieblas del caos; en vano se esfuerza por conservar sus ideas, todas desaparecen por la fuerza de la contradiccion; en vano hace brotar otras nuevas para sustituirlas a las que va perdiendo, desaparecen tambien; en vano busca objetos nuevos, desaparecen tambien; y ella misma no continua sino para sentir la imposibilidad radical de pensar nada; solo ve a la contradiccion que senoreada de la inteligencia, destruye con fuerza irresistible cuanto se quiera levantar. SEGUNDA PROPOSICION. [206.] No basta que no se suponga falso el principio de contradiccion; es preciso ademas suponerle verdadero, si no se quiere que se arruine toda certeza, todo conocimiento, toda verdad. Demostracion. Las razones alegadas con respecto a la proposicion anterior podrian reproducirse por entero. En el primer caso se supone negada la verdad del principio; en el segundo no se le da por verdadero ni por falso; pero es evidente que la indiferencia no basta; porque desde el momento en que el principio de contradiccion no este fuera de toda duda, volvemos a caer en las tinieblas, debemos dudar de todo. No quiero decir que para tener certeza de cualquiera cosa, sea necesario pensar explicitamente en dicho principio; pero si que debemos tenerle por firmemente asentado, que no podemos abrigar sobre el la menor duda, y que en viendo alguna cosa ligada con el mismo, es preciso considerarla como asida de un punto inmovil; la menor vacilacion, el mas ligero _quien sabe_!.... sobre este principio, lo arruina todo: la posibilidad de un absurdo es ya por si misma un absurdo. TERCERA PROPOSICION [207.] Es imposible encontrar un principio que nos asegure de la verdad del de contradiccion. Demostracion. Hemos visto que en todo conocimiento es necesario suponer la verdad del principio de contradiccion; luego ninguna puede servir para demostrarle a el. En cualquiera raciocinio que con este objeto se haga, habra por necesidad un circulo vicioso; se probara el principio de contradiccion con otro principio que a su vez supondra siempre el de contradiccion. Tendremos pues un edificio que estribara sobre un cimiento y un cimiento que estribara sobre el mismo edificio. CUARTA PROPOSICION. [208.] A quien niegue el principio de contradiccion, no se le puede reducir directa ni indirectamente por ningun otro. Demostracion. Seria curioso oir los argumentos dirigidos contra un hombre que admite la posibilidad del si y del no en todo. Cuando se le reduzca al si, no se le hara perder el no, y vice-versa. Es imposible no solo argumentar, sino hablar, ni pensar en suposicion semejante. QUINTA PROPOSICION. [209.] No es exacto lo que suele decirse que con el principio de contradiccion podamos argueir de una manera concluyente contra quien niegue los demas. Adviertase que solo digo que _no es exacto_; porque en efecto creo que en el fondo es verdadero, pero mezclado con alguna inexactitud. Para manifestarlo examinemos el valor de la demostracion que se da en casos semejantes. En forma de dialogo las razones, las contestaciones y las replicas se presentaran con mas claridad y viveza. Supongamos que uno niega este axioma. El todo es mayor que la parte. Si V. niega esto, admite que una cosa puede ser y no ser a un mismo tiempo. Esto es lo que se me ha de probar. El todo de V. sera todo y no lo sera, y la parte sera parte y no parte. ?Por que? En primer lugar, sera todo, porque asi se supone. Admitido. Al mismo tiempo no lo sera.... Negado. No lo sera porque no sera mayor que su parte. Buen modo de argumentar; esto es una peticion de principio: yo comienzo por afirmar que el todo no es mayor que su parte, y V. me arguye en el supuesto contrario; pues me dice que el todo no sera todo si no es mayor que su parte. Si yo concediese que el todo es mayor que su parte, y luego negase esta propiedad, entonces incurriria en contradiccion haciendo un todo que segun mis principios no seria todo; pero como ahora niego que el todo haya de ser mayor que su parte, debo negar tambien que deje de ser todo, por no ser mayor que su parte. [210.] ?A quien discurre de esta manera que se le puede replicar? nada absolutamente en forma de raciocinio; lo que se puede hacer es llamarle la atencion hacia el absurdo en que se coloca; pero esto no argumentando, sino determinando con toda exactitud el sentido de las palabras y analizando los conceptos que por ellas se expresan. Esto es lo unico que se puede y debe hacer. La contradiccion existe, es cierto; y lo que conviene es que la vea el que ha incurrido en la misma; para lo cual, o sera suficiente la explicacion de los terminos y el analisis de los conceptos, o no bastara nada. Veamoslo en el mismo ejemplo. El todo es mayor que su parte. ?Que es todo? es el conjunto de las partes, es las partes mismas reunidas. En la idea del todo entran pues las partes. ?Que significa mayor? Una cosa se dice mayor que otra, cuando ademas de contener cantidad igual a esta, contiene alguna otra; el siete es mayor que el cinco, porque a mas de contener el mismo cinco, contiene tambien el dos. El todo contiene a la parte y ademas a las otras partes, luego en la idea de todo entra la idea de ser mayor que su parte. Asi se podria reducir a quien negase este principio: metodo que mas bien que de argumentacion, podria llamarse de explicacion de terminos y analisis de conceptos, porque es claro que no se ha hecho mas que definir aquellos y descomponer estos. SEXTA PROPOSICION. [211.] El principio de contradiccion no puede ser conocido sino por evidencia inmediata. Demostracion. Se han de probar dos cosas. Que el conocimiento es por evidencia, y que la evidencia es inmediata. Tocante a lo primero observare que el principio de contradiccion no es un simple hecho de conciencia sino una verdad puramente ideal. El hecho de conciencia envuelve la realidad, no puede expresarse de ningun modo sin que se afirme alguna existencia; el principio de contradiccion no afirma ni niega nada positivo; esto es, no dice que algo exista o no exista; solo expresa la repugnancia del ser al no ser, y del no ser al ser, prescindiendo de que el verbo _ser_ se tome sustantiva o copulativamente. [212.] Todo hecho de conciencia es algo, no solo existente sino determinado; no es un pensamiento en abstracto, sino tal o cual pensamiento. El principio de contradiccion no contiene nada determinado; no solo prescinde de la existencia de las cosas sino tambien de la esencia, pues no se refiere a solas las existentes sino tambien a las posibles; y entre estas no distingue especies, sino que las abraza todas en su mayor generalidad. Cuando se dice "es imposible que una cosa sea y no sea," la palabra _cosa_ no restringe su significacion de ninguna manera; expresa el ser en general, en su mayor indeterminacion. En el _sea_ o _no sea_, el verbo _ser_ no expresa solo la existencia sino toda clase de relaciones de esencias, tambien en su mas completa indeterminacion. Asi el principio se aplica igualmente en estas dos proposiciones; es imposible que la luna sea y no sea; es imposible que un circulo sea y no sea circulo; no obstante que la primera es del orden real, y en ella el verbo _ser_ expresa existencia; y la segunda es del orden ideal, y el verbo _ser_ significa unicamente relacion de predicado a sujeto. [213.] Todo hecho de conciencia es individual, el principio de contradiccion es lo mas universal que imaginarse pueda; todo hecho de conciencia es contingente, el principio de contradiccion es absolutamente necesario: necesidad que es uno de los caracteres de las verdades conocidas por evidencia. [214.] El principio de contradiccion es una ley de toda inteligencia; es de una necesidad absoluta tanto para lo finito como para lo infinito: ni la inteligencia infinita se halla fuera de esta necesidad, porque la infinita perfeccion no puede ser un absurdo. El hecho de conciencia como puramente individual, se refiere tan solo al ser que lo experimenta; de que yo exista o no exista ni el orden de las inteligencias ni el de las verdades sufre alteracion alguna. [215.] El principio de contradiccion, a mas del caracter de universalidad y necesidad con que se distinguen las verdades de evidencia, posee tambien el del ser visto con esa claridad intelectual inmediata, de que mas arriba se ha tratado. En la idea del ser vemos clarisimamente la exclusion del no ser. De esto se infiere la prueba de la segunda parte de la proposicion: porque hay evidencia inmediata de la relacion de un predicado con un sujeto, cuando para verla nos basta la sola idea del sujeto sin necesidad de ninguna combinacion con otras ideas; asi se verifica en el caso presente, pues no solo no es necesaria ninguna combinacion, sino que todas son imposibles si no se presupone la verdad del principio (XXI). CAPITULO XXII. EL PRINCIPIO DE LA EVIDENCIA. [216.] Entre los principios que han figurado en las escuelas en primera linea, con pretension al titulo de fundamentales, se encuentra el que ha solido llamarse de los cartesianos. "Lo que esta comprendido en la idea clara y distinta de una cosa, se puede afirmar de ella con toda certeza." Ya hemos visto que Kant resucita, aunque en otras palabras, este principio, tomandole equivocamente por sinonimo del de contradiccion. Bien examinada la cosa se echa de ver que tanto la formula de los cartesianos como la de Kant no son mas que la expresion de la legitimidad del criterio de la evidencia. Ambas podrian reducirse a otras mas sencillas: la evidencia es criterio de verdad; o bien, lo evidente es verdadero. Como esta transformacion me ha de servir en adelante para distinguir ideas, en mi opinion muy confusas, dare la razon de ella manifestando la igualdad de las dos expresiones. [217.] Decir que una cosa esta comprendida en la idea clara y distinta de otra, es lo mismo que decir que hay evidencia de que un predicado conviene a un sujeto; las palabras no tienen ni pueden tener otro sentido; "estar comprendido en una idea clara y distinta," equivale a decir que vemos una cosa en otra con aquella luz intelectual que llamamos evidencia: luego esta expresion, "lo que esta comprendido en la idea clara y distinta de una cosa" es exactamente igual a esta: "lo que es evidente." Decir que una cosa se puede afirmar de otra con toda certeza, es lo mismo que decir: "la cosa es verdadera, y de esto podemos estar completamente seguros." Lo que se puede afirmar, es la verdad y solo la verdad: luego esta expresion, "se puede afirmar de ella con toda certeza," es exactamente igual a esta otra: "es verdadero." Asi, la expresion de los cartesianos puede transformarse en esta: "lo evidente es verdadero," o en su equivalente: "la evidencia es seguro criterio de verdad." [218.] "El predicado que repugna a un sujeto, no le conviene," esta es la formula de Kant. La repugnancia de que aqui se trata es la que se encuentra en las ideas, esto es, cuando de la idea del sujeto esta necesariamente excluido el predicado por _repugnancia_ intrinseca. La expresion pues "el predicado que repugna a un sujeto," equivale a esta otra: "cuando de la idea del sujeto se ve con claridad excluido el predicado;" la que a su vez es igual a esta "la exclusion o la repugnancia entre el sujeto y el predicado es evidente." "No le conviene" significa lo mismo que es verdadero que no le conviene; y como estas formulas tienen dos valores, uno para los casos afirmativos, otro para los negativos, pues si se dice: el predicado que repugna a un sujeto no le conviene, se puede decir con la misma razon, el predicado contenido en la idea del sujeto le conviene, resulta que la formula de Kant coincide exactamente con esta: "lo que es evidente es verdadero." [219.] Con esta transformacion se logra mayor sencillez y mas generalidad: sencillez, por la expresion misma; generalidad, porque estan contenidos tanto los casos afirmativos como los negativos. Las palabras "lo que es evidente" abrazan tanto las afirmaciones como las negaciones; porque tan evidente puede ser la inclusion de un predicado en un sujeto como su mutua repugnancia. Se puede ver que esta contenida una cosa en la idea de otra, como que esta excluida de ella. Bajo todos los conceptos es preferible la formula: lo que es evidente es verdadero; y si se quiere expresar no como principio sino como regla aplicable, se puede convertir en esta otra: "la evidencia es seguro criterio de verdad." [220.] No se crea que el analisis precedente tenga por unico objeto la transformacion indicada; bien que en estas materias la claridad y la precision deben ser llevadas al mas alto punto posible, no obstante me hubiera abstenido de entrar en semejantes consideraciones si solo me hubiese propuesto lograr una innovacion que en la practica puede producir muy escaso resultado; lo mismo se expresa de un modo que de otro, quien no entienda las primeras formulas no entendera la ultima. Pero no era esta innovacion mi objeto principal; sino el manifestar la confusion de ideas que hay en este punto cuando se examina si el principio que contiene la legitimidad del criterio de la evidencia debe ser considerado o no como fundamental y preferido al de contradiccion y al de Descartes. [221.] Comienzo por asentar una proposicion que parecera la mas extrana paradoja, pero que esta muy lejos de serlo. _El principio de la evidencia no es evidente._ Demostracion. Este principio puesto en forma mas sencilla es el que sigue. Lo evidente es verdadero. Yo digo que esta proposicion no es evidente. ?Cuando es evidente una proposicion? cuando en la idea del sujeto vemos el predicado; esto no sucede aqui. Evidente es lo mismo que visto con claridad, que ofrecido al entendimiento de una manera muy luminosa. Verdadero es lo mismo que conformidad de la idea con el objeto. Pregunto ahora ?por mas que se analice esta idea: "visto con claridad" se puede descubrir esta otra, "conforme al objeto?" no. Se da aqui un salto inmenso, se pasa de la subjetividad a la objetividad, se afirma que las condiciones subjetivas son el reflejo de las objetivas, se hace el transito de la idea a su objeto, transito que constituye el problema mas trascendental, mas dificil, mas oscuro de la filosofia. Vea pues el lector si he dicho con fundamento que no era una paradoja esta asercion: El principio de la evidencia no es evidente. [222.] ?Que diremos pues de esta proposicion: lo evidente es verdadero? helo aqui. No es un axioma porque el predicado no esta contenido en la idea del sujeto; no es una proposicion demostrable porque toda demostracion estriba en principios evidentes y consiste en deducir de los mismos una consecuencia evidentemente enlazada con ellos; lo que no puede tener lugar si no se presupone la legitimidad de la evidencia, es decir, lo mismo que es objeto de la demostracion. Al comenzar el raciocinio se podria preguntar desde luego, ?como es conocido el principio en que se le quiere fundar? ?como se sabe que sea verdadero? ?por la evidencia? recuerdese que se trata de probar que lo evidente es verdadero, y por tanto hay una peticion de principio. La verdad de las leyes logicas a que debe conformarse todo raciocinio, es conocida solo por evidencia: luego si no se supone que lo evidente es verdadero, no se puede ni raciocinar siquiera. [223.] Tenemos pues que el principio de la evidencia no puede apoyarse en otro, y por consiguiente reune el primer caracter de principio fundamental. Cayendo el caen tambien todos los demas, incluso el de contradiccion, que como todos, no es conocido sino por evidencia; este es otro de los caracteres del principio fundamental. Veamos si reune el tercero, a saber, que con su auxilio se pueda reducir a quien niegue los demas. Dificil es encontrar quien niegue el principio de contradiccion y admita el de evidencia; sin embargo haciendo esta suposicion extravagante, si algun principio pudiera servir para el caso seria este sin duda, porque la cuestion estaria reducida a si confesaria que los principios son para el evidentes; si no lo son, su entendimiento es diferente del de los demas hombres; si lo son, el argumento que se le hace es concluyente. Segun V. confiesa lo evidente es verdadero; tal o cual principio es evidente para V., luego es verdadero. Las premisas son admitidas por el mismo; la legitimidad de la consecuencia es evidente, y por tanto debe reconocerla tambien, ya que por regla general admite el criterio de la evidencia. [224.] ?De que nacen las extranezas que hemos notado en este principio? No es evidente, ni es demostrable; es necesario para todos los demas, y con su auxilio se puede reducir a quien los niegue; ?de donde semejante extraneza? de un origen muy sencillo. Es que el principio de la evidencia no expresa ninguna verdad objetiva, y por consiguiente no es demostrable; no es un simple hecho de conciencia porque expresa la relacion del sujeto al objeto y por consiguiente no puede limitarse a lo puramente subjetivo; es una proposicion que conocemos por acto reflejo y que expresa la ley primitiva de todos nuestros conocimientos objetivos. Estos se fundan en la evidencia; asi lo experimentamos; pero cuando el espiritu se pregunta ?por que debes fiarte de la evidencia? no puede responder otra cosa sino que lo evidente es verdadero. ?En que funda esta proposicion? ordinariamente en nada: se conforma a la misma sin haber pensado nunca en ella; pero si se empena en reflexionar encuentra tres motivos para asentir a la misma. Primero: un irresistible instinto de la naturaleza. Segundo: el ver que no admitiendo la legitimidad del criterio de la evidencia, se hunden todos sus, conocimientos y le es imposible pensar. Tercero: el notar que admitiendo este criterio todo se pone en orden en la inteligencia, que en vez de un caos halla un universo ideal con trabazon admirable, y se siente con los medios necesarios para raciocinar y construir un edificio cientifico con respecto al universo real del que tiene conocimiento por la experiencia (XXII). CAPITULO XXIII. CRITERIO DE LA CONCIENCIA. [225.] Apreciado el merito de los tres principios, de conciencia, de contradiccion y de evidencia, con respecto a la dignidad de principio fundamental, vamos ahora a examinar el valor intrinseco de los diferentes criterios. Para esto nos suministra mucha luz la doctrina de los capitulos anteriores, de la cual son los siguientes un desarrollo y complemento. Comencemos por la conciencia o sentido intimo. El testimonio de la conciencia o del sentido intimo, comprende todos los fenomenos que activa o pasivamente se realizan en nuestra alma. Por su naturaleza, es puramente subjetivo; de modo que considerado en si mismo, separadamente del instinto intelectual y de la luz de la evidencia, nada atestigua con respecto a los objetos. Por el sabemos lo que experimentamos, no lo que es; percibimos el fenomeno, no la realidad; el nos autoriza a decir: me _parece_ tal cosa; pero no, _es_ tal cosa. La transicion del sujeto al objeto, de la idea representante a la cosa representada, de la impresion a la causa imprimente, pertenece a otros criterios: la conciencia se limita a lo interior, o por mejor decir a ella misma, que no es mas que un hecho de nuestra alma. [226.] Conviene distinguir entre la conciencia directa y la refleja; aquella acompana a todo fenomeno interno, esta no; aquella es natural, esta es filosofica; aquella prescinde de los actos de la razon, esta es uno de estos actos. La conciencia directa es la presencia misma del fenomeno al espiritu, ya sea una sensacion, ya una idea, ya un acto o impresion cualquiera, en el orden intelectual o moral. Por esta definicion se echa de ver que la conciencia directa acompana a todo ejercicio de las facultades de nuestra alma, activo o pasivo. Decir que estos fenomenos existen en el alma y no estan presentes a ella, es una contradiccion. Estos fenomenos no son modificaciones como las que se verifican en las cosas insensibles; se trata de modificaciones vivas por decirlo asi, en un ser vivo tambien: en la idea de las mismas esta contenida su presencia al espiritu. Es imposible sentir sin que la sensacion se experimente: porque quien dice sentir, dice experimentar la sensacion; esta experiencia es la presencia misma: una sensacion experimentada es una sensacion presente. El pensamiento es por su esencia una representacion, la que no puede existir ni aun concebirse sin la presencia; el nombre mismo lo esta indicando; y la idea que le unimos confirma el significado de la palabra. Cuando de representacion hablamos, entendemos que hay algun objeto real o imaginario, que mediata o inmediatamente se ofrece a un sujeto: hay pues presencia en toda representacion, y por consiguiente en todo pensamiento. Si de lo pasivo como son las sensaciones y representaciones, pasamos a lo activo, es decir, a los fenomenos en que el alma desenvuelve libremente su fuerza en el orden intelectual o moral, _combinando_ o _queriendo_, la presencia es, si cabe, mas evidente. El ser que obra de este modo no obedece a un impulso natural, sino a motivos que el se propone, y a que puede atender o dejar de atender: combinar intelectualmente, ejercer actos de voluntad, sin que ni lo primero ni lo segundo esten presentes al alma, son afirmaciones contradictorias. [227.] La conciencia refleja, que los franceses suelen llamar apercepcion, del verbo _s'apercevoir_, apercibirse, que entre ellos puede significar percepcion de la percepcion, es el acto con que el espiritu conoce explicitamente algun fenomeno que en el se realiza. En la actualidad oigo ruido; la simple sensacion presente a mi espiritu afectandole, constituye lo que he llamado conciencia directa; pero si a mas de oir me apercibo (permitaseme el galicismo) de que oigo, entonces no solo oigo sino que pienso que oigo: esto es lo que llamo conciencia refleja. [228.] Claro es por el ejemplo que se acaba de aducir, que la conciencia directa y la refleja son no solo distintas, sino separables; puedo oir sin pensar que oigo, y esto se verifica infinitas veces. [229.] El comun de los hombres tiene poca conciencia refleja y la mayor fuerza intelectual es en sentido directo. Este hecho ideologico se enlaza con verdades morales de la mayor importancia. El espiritu humano no ha nacido para contemplarse a si propio, para pensar que piensa; los afectos no le han sido concedidos para objetos de reflexion, sino como impulsos que le llevan a donde es llamado; el objeto principal de su inteligencia y de su amor es el ser infinito asi en esta vida como en la otra. El culto de si propio es una aberracion del orgullo cuya pena son las tinieblas. [230.] Los grandes adelantos cientificos son todos con relacion a los objetos, no al sujeto. Las ciencias exactas, las naturales y tambien las morales, no han nacido de la reflexion sobre el _yo_, sino del conocimiento de los objetos y de sus relaciones. Aun las ciencias metafisicas, en lo que tienen de mas solido, que es lo ontologico, cosmologico y teologico, son puramente objetivas; la ideologia y psicologia que versan sobre el sujeto, se resienten ya de la oscuridad inherente a todo lo subjetivo; la ideologia apenas sale de los limites de la pura observacion de los fenomenos internos, observacion que para decirlo de paso suele ser escasa y muy mal hecha, se pierde en vanas cavilaciones; y la misma psicologia, ?que es lo que tiene verdaderamente demostrado sino la simplicidad del espiritu, consecuencia precisa de la unidad de conciencia? En todo lo demas hace lo mismo que la ideologia, y hasta cierto punto se confunde con ella; observa fenomenos que luego deslinda y clasifica bien o mal, sin que acierte a explicar su misteriosa naturaleza. [231.] El sentido intimo o la conciencia, es el fundamento de los demas criterios, no como una proposicion que les sirva de apoyo, sino como un hecho que es para todos ellos una condicion indispensable. [232.] La conciencia nos dice que vemos la idea de una cosa contenida en la de otra; hasta aqui no hay mas que apariencia: la formula en que podria expresarse el testimonio seria: _me parece_, designandose un fenomeno puramente subjetivo. Pero este fenomeno anda acompanado de un instinto intelectual, de un irresistible impulso de la naturaleza, el cual nos hace asentir a la verdad de la relacion, no solo en cuanto esta en nosotros, sino tambien en cuanto se halla fuera de nosotros, en el orden puramente objetivo, ya sea en la esfera de la realidad, o de la posibilidad. Asi se explica como la evidencia se funda en la conciencia, no identificandose con ella, sino estribando sobre la misma como en un hecho imprescindible, pero encerrando algo mas: a saber, el instinto intelectual que nos hace creer verdadero lo evidente. [233.] La sensacion considerada en si misma, es un hecho de pura conciencia, pues que es inmanente; lejos de que sea un acto por el cual el espiritu salga de si trasladandose al objeto, debe mas bien ser mirada como una pasion que como una accion; lo que esta acorde con el lenguaje comun, que le da el significado del ejercicio de una facultad pasiva mas bien que activa. Sin embargo, sobre este puro hecho de conciencia se funda en algun modo lo que se llama el testimonio de los sentidos, y por consiguiente todo el conocimiento del mundo externo y de sus propiedades y relaciones. En la sensacion de ver el sol, hay dos cosas: primera: la sensacion misma; es decir, esta representacion que experimento en mi, y que llamo _ver_; segunda: la correspondencia de esta sensacion con un objeto externo que llamo sol. Es evidente que estas son cosas muy distintas, y sin embargo las hacemos andar siempre juntas. La conciencia es ciertamente la primera base para formar el juicio, pero no es suficiente para el; ella en si, atestigua lo que se siente, no lo que esto es. ?Como se completa el juicio? por medio de un instinto natural que nos hace objetivar las sensaciones, es decir, nos hace creer en un objeto externo correspondiente al fenomeno interno. He aqui como el testimonio de los sentidos se funda en algun modo sobre la conciencia; pero no nace de ella sola, sino que ha menester el instinto natural que hace formar con toda seguridad el juicio. [234.] Aqui es de notar que el testimonio de los sentidos, aun en la parte que encierra de intelectual, en cuanto se juzga que a la sensacion le corresponde un objeto externo, nada tiene que ver con la evidencia. En la idea de la sensacion como puramente subjetiva, no se encierra la idea de la existencia o posibilidad de un objeto externo: condicion indispensable para que el criterio de la evidencia pueda tener lugar. Esto, a mas de ser claro de suyo, se confirma con la experiencia de todos los dias. La representacion de lo externo considerada subjetivamente, como puro fenomeno de nuestra alma, la tenemos continuamente sin que le correspondan objetos reales: mas o menos clara, en la sola imaginacion durante la vigilia; viva, vivisima, hasta producir una ilusion completa, en el estado de sueno. [235.] Con la exposicion que precede podemos determinar fijamente el valor y la extension del criterio de la conciencia, lo que hare en las siguientes proposiciones, advirtiendo que en todas ellas me refiero a la conciencia directa. PROPOSICION PRIMERA. El testimonio de la conciencia se extiende a todos los fenomenos que se realizan en nuestra alma, considerada como un ser intelectual y sensitivo. PROPOSICION SEGUNDA. [236.] Si en nuestra alma existen fenomenos de algun otro orden, es decir, que ella pueda ser modificada en algun modo en facultades no representativas, a estos fenomenos no se extiende el testimonio de la conciencia. Esta proposicion no la establezco sin fundado motivo. Es posible y ademas muy probable, que nuestra alma tiene facultades activas de cuyo ejercicio no tiene conciencia: sin esta suposicion parece dificil explicar los misterios de la vida organica. El alma esta unida al cuerpo, y es para el un principio vital cuya separacion produce la muerte, manifestada en una desorganizacion y descomposicion completas. Esta actividad se ejerce sin conciencia, asi en cuanto al modo, como en cuanto a la existencia misma del ejercicio. Tal vez se pueda objetar que hay en esto una serie de aquellas percepciones confusas de que nos habla Leibnitz en su monadologia; tal vez estas percepciones sean tan tenues, tan palidas por decirlo asi, que no dejen rastro en la memoria ni puedan ser objeto de reflexion; pero todo esto son conjeturas, nada mas. Es dificil persuadirse que el feto al encontrarse todavia en el seno de la madre, tenga conciencia de la actividad ejercida para el desarrollo de la organizacion; es dificil persuadirse que aun en los adultos haya conciencia de esa misma actividad productora de la circulacion de la sangre, de la nutricion y demas fenomenos que constituyen la vida. Si estos fenomenos son producidos por el alma, como es cierto, hay en ella un ejercicio de actividad de que, o no tiene conciencia, o la tiene tan confusa y tan debil que es como si no la tuviese. PROPOSICION TERCERA. [237.] El testimonio de la conciencia considerado en _si mismo_, se limita de tal modo a lo puramente interno, que _por si solo_ nada vale para lo externo: ya sea para el criterio de la evidencia, ya para el de los sentidos. PROPOSICION CUARTA. El testimonio de la conciencia es fundamento de los demas criterios en cuanto es un hecho que todos ellos han menester, y sin el cual son imposibles. PROPOSICION QUINTA. [238.] De la combinacion de la conciencia con el instinto intelectual, nacen todos los demas criterios (XXIII). CAPITULO XXIV. CRITERIO DE LA EVIDENCIA. [239.] Hay dos especies de evidencia: inmediata y mediata. Se llama evidencia inmediata, la que solo ha menester la inteligencia de los terminos; y mediata, la que necesita raciocinio. Que el todo es mayor que su parte, es evidente con evidencia inmediata; que el cuadrado de la hipotenusa sea igual a la suma de los cuadrados de los catetos, lo sabemos por evidencia mediata, esto es, por raciocinio demostrativo. [240.] Se dijo mas arriba que uno de los caracteres distintivos de la evidencia era la necesidad y universalidad de su objeto. Este caracter conviene tanto a la evidencia mediata como a la inmediata. A mas de este caracter existe otro que con mayor razon puede llamarse constitutivo, bien que hay alguna dificultad sobre si comprende o no a la evidencia mediata, y es, el que la idea del predicado se halle contenida en la del sujeto. Esta es la nocion esencial mas cumplida del criterio de la evidencia inmediata; por la cual se distingue del de la conciencia y del sentido comun. He dicho que hay alguna dificultad sobre si este caracter conviene o no a la evidencia mediata: con lo cual doy a entender que tambien en la evidencia mediata la idea del predicado podria estar contenida en la del sujeto. Al indicar esto, no es mi animo desconocer la diferencia que hay entre los teoremas y los axiomas, sino llamar la atencion sobre una doctrina que me propongo desenvolver al tratar de la evidencia mediata. En el presente capitulo, no me ocupare de esta cuestion; o me cenire a la evidencia en general, o tratare tan solo de la mediata. [241.] La evidencia exige relacion, porque implica comparacion. Cuando el entendimiento no compara, no tiene evidencia, tiene simplemente una percepcion que es un puro hecho de conciencia; por manera que la evidencia no se refiere a la sola percepcion, sino que siempre supone o produce un juicio. En todo acto donde hay evidencia se encuentran dos cosas: primera, la pura intuicion de la idea; segunda, la descomposicion de esta idea en varios conceptos, acompanada de la percepcion de las relaciones que estos tienen entre si. Expliquemos esto con un ejemplo de geometria. El triangulo tiene tres lados: esta es una proposicion evidente, porque en la misma idea de triangulo encuentro los tres lados, y al pensar el triangulo, ya pensaba en algun modo sus tres lados. Si me hubiese limitado a la contemplacion de la simple idea de triangulo, hubiera tenido intuicion de la idea, pero no evidencia, que no principia sino cuando descomponiendo el concepto de triangulo y considerando en el la idea de figura en general, la de lado, y la del numero tres, encuentro que todas ellas estan ya contenidas en el concepto primitivo: en la clara percepcion de esto, consiste la evidencia. Tanta verdad es lo que acabo de decir, que la fuerza misma de las cosas obliga al lenguaje comun a ser filosofico. No se dice que una idea es evidente, pero si un juicio; nadie llama evidente a un termino, pero si a una proposicion. ?Por que? porque el termino expresa simplemente la idea sin relacion alguna, sin descomposicion en sus conceptos parciales; y por el contrario, la proposicion expresa el juicio, es decir, la afirmacion o negacion de que un concepto esta contenido en otro, lo que en la materia de que se trata, supone la descomposicion del concepto total. [242.] La evidencia inmediata es la percepcion de la identidad entre varios conceptos, que la fuerza analitica del entendimiento habia separado; esta identidad, combinada en cierto modo con la diversidad, no es una contradiccion como a primera vista pudiera parecer, es una cosa muy natural si se atiende a uno de los hechos mas constantes de nuestra inteligencia, cual es, la facultad de descomponer los conceptos mas simples y de ver relaciones entre cosas identicas. ?Que son todos los axiomas? ?que todas las proposiciones que se llaman _per se notae_? no son mas que expresiones en que se afirma un predicado que pertenece a la esencia del sujeto o esta contenido en su idea. El solo concepto del sujeto incluye ya el predicado; el termino que significa al primero, significa tambien al segundo; sin embargo el entendimiento, con una misteriosa fuerza de descomposicion, distingue entre cosas identicas y luego las compara para volverlas a identificar. Quien dice triangulo, dice figura compuesta de tres lados y tres angulos; pero el entendimiento puede tomar esta idea y considerar en ella la idea del numero tres, la del lado, la del angulo, y compararlas con el concepto primitivo. En esta distincion no hay engano, hay solo el ejercicio de la facultad que mira la cosa bajo aspectos diferentes, para venir a parar a la intuicion y afirmacion de la identidad de las mismas cosas que antes habia distinguido. [243.] La evidencia es una especie de cuenta y razon del entendimiento, por la cual halla en el concepto descompuesto lo mismo que el puso en un principio, o que le dieron contenido en el. De aqui nace la necesidad y universalidad del objeto de la evidencia, en cuanto y del modo que esta expresado por la idea. En esto no caben excepciones: o un predicado estaba puesto en el concepto primitivo, o no; si estaba puesto, alli esta, so pena de faltar al principio de contradiccion; o estaba excluido del concepto o no; si ya el concepto mismo le excluia o le negaba, negado esta en fuerza del mismo principio de contradiccion. He aqui como de los dos caracteres de la evidencia arriba senalados, es mas fundamental el de que la idea del predicado esta contenido en la idea del sujeto. De esto dimanan la necesidad y universalidad: pues que en verificandose la condicion de estar contenida la idea del predicado en la del sujeto, ya es imposible que el predicado no convenga _necesariamente a todos_ los sujetos. [244.] Hasta ahora no encontramos dificultad, porque se trata de la evidencia considerada subjetivamente, es decir, en cuanto se refiere a los conceptos puros; mas el entendimiento no se para en el concepto sino que se extiende al objeto y dice, no solo que ve la cosa, sino que la cosa es como el la ve. Asi el principio de contradiccion mirado en el orden puramente subjetivo, significa que el concepto del ser repugna al del no ser, que le destruye, asi como el concepto del no ser destruye el del ser; significa que al esforzarnos en pensar juntamente estas dos cosas, queriendolas hacer coexistir, se entabla en el fondo de nuestro espiritu una especie de lucha de pensamientos que se anonadan reciprocamente, lucha que el entendimiento esta condenado a presenciar sin esperanza de poner la paz entre los contendientes. Si nos limitamos a consignar este fenomeno, nada se nos puede objetar; los experimentamos asi y no hay mas cuestion; pero al anunciar el principio queremos anunciar algo mas que la incompatibilidad de los conceptos, trasladamos esta incompatibilidad a las cosas mismas y aseguramos que a esta ley estan sometidos no solo nuestros conceptos sino todos los seres reales y posibles. Sea cual fuere el objeto de que se trate, sean cuales fueren las condiciones en que se le suponga existente o posible, decimos que mientras es, no puede no ser, y que mientras no es, no puede ser. Afirmamos pues la ley de contradiccion no solo para nuestros conceptos, sino para las cosas mismas: el entendimiento aplica a todo la ley que encuentra necesaria para si. ?Con que derecho? inconcuso, porque es la ley de la necesidad: ?con que razon? con ninguna, porque tocamos al cimiento de la razon: aqui hay para el humano entendimiento el _non plus ultra:_ la filosofia no va mas alla. Sin embargo, no se crea que intente abandonar el campo a los escepticos o atrincherarme en la necesidad, contento con senalar un hecho de nuestra naturaleza; la cuestion es susceptible de diferentes soluciones, que si no alcanzan a llevarnos mas lejos del _non plus ultra_ de nuestro espiritu, dejan mal parada la causa de los escepticos. [245.] Preguntar la razon de la legitimidad del criterio de la evidencia, pedir el por que de esta proposicion "lo evidente es verdadero," es suscitar la cuestion de la objetividad de las ideas. La diferencia fundamental entre los dogmaticos y los escepticos no esta en que estos no admitan los hechos de conciencia; no llega a tanto el mas refinado escepticismo: unos y otros convienen en reconocer la apariencia o sea el fenomeno puramente subjetivo; la diferencia esta en que los dogmaticos fundan en la conciencia la ciencia, y los escepticos sostienen que este es un transito ilegitimo, que es necesario desesperar de la ciencia y limitarse a la mera conciencia. Segun esta doctrina las ideas son vanas formas de nuestro entendimiento que no significan nada, ni pueden conducir a nada; no obstante de que entretienen a nuestra inteligencia ofreciendole un campo inmenso para sus combinaciones, el mundo que le presentan es de pura ilusion que para nada puede servir en la realidad. Al contemplar estas formas enteramente vacias, el entendimiento es juguete de visiones fantasticas de cuyo conjunto resulta el espectaculo que ora nos parece de realidad ora de posibilidad, no obstante de que o es un puro nada, o si es algo, no puede cerciorarnos jamas de la realidad que posee. [246.] Dificil es combatir al escepticismo colocado en este terreno: situado fuera de los dominios de la razon. De todos le sera licito apelar, ya que comienza recusando al juez a titulo de incompetencia. Sin embargo, estos escepticos ya que admiten la conciencia, justo sera que la defiendan contra quien se la intente arrebatar: pues bien, yo creo que negada la objetividad de las ideas se anonada no solo la ciencia sino tambien la conciencia; y que se puede acusar de inconsecuentes a los escepticos, porque al paso que niegan la objetividad de ciertas ideas admiten la de otras. La conciencia propiamente dicha, no puede existir si esta objetividad se destruye absolutamente. Ruego al lector me siga con atencion en un breve pero severo analisis de los hechos de conciencia en sus relaciones con la objetividad de las ideas (XXIV). CAPITULO XXV. VALOR OBJETIVO DE LAS IDEAS. [247.] La transicion del sujeto al objeto, o de la apariencia subjetiva a la realidad objetiva, es el problema que atormenta a la filosofia fundamental. El sentido intimo no nos permite dudar de que ciertas cosas nos _parecen_ de tal manera, pero ?_son_ en realidad lo que nos parecen? ?Como nos consta esto? Esa conformidad de la idea con el objeto, ?como se nos asegura? La cuestion no se refiere unicamente a las sensaciones, se extiende a las ideas puramente intelectuales, aun a las que estan inundadas de esa luz interior que llamamos evidencia. "Lo que veo evidentemente en la idea de una cosa, es como yo lo veo" han dicho los filosofos, y con ellos esta la humanidad entera. Nadie duda de aquello que se le ofrece como verdadero evidentemente. Pero, ?como se prueba que la evidencia sea un criterio legitimo de verdad? [248.] "Dios es veraz, dice Descartes; el no ha podido enganarnos; no ha podido complacerse en hacernos victimas de ilusiones perpetuas." Todo esto es verdad; pero ?como sabemos, dira el esceptico, que Dios es veraz, y aun que existe? Si lo fundamos en la idea misma de un ser infinitamente perfecto, como lo funda el citado filosofo, nos quedamos con la misma dificultad sobre la correspondencia del objeto con la idea. Si la demostracion de la veracidad y de la existencia de Dios la sacamos de las ideas de los seres contingentes y necesarios, de efectos y causas, de orden y de inteligencia, tropezamos otra vez con el mismo obstaculo, y todavia no sabemos como hacer el transito de la idea al objeto. Cavilese cuanto se quiera, nunca saldremos de este circulo, siempre volveremos al mismo punto. El espiritu no puede pensar fuera de si mismo; lo que conoce, lo conoce por medio de sus ideas; si estas le enganan, carece de medios para rectificarse. Toda rectificacion, toda prueba, deberia emplear ideas, que a su vez necesitarian de nueva prueba y rectificacion. [249.] En muchos libros de filosofia se ponderan las ilusiones de los sentidos, y la dificultad de asegurarnos de la realidad sensible resolviendo la siguiente cuestion: "asi lo siento, pero ?es como lo siento?" En estos mismos libros se habla luego del orden de las ideas con seguridad igual a la desconfianza que se manifiesta sobre el orden sensible; este proceder no parece muy logico: porque los fenomenos relativos a los sentidos, pueden examinarse a la luz de la razon, para ver hasta que punto concuerdan con ella; pero ?cual sera la piedra de toque de los fenomenos de la razon misma? Si en lo sensible hay dificultad, la hay tambien en lo intelectual; y tanto mas grave, cuanto afecta la base misma de todos los conocimientos, inclusos los que se refieren a las sensaciones. Si dudamos de la existencia del mundo exterior que nos presentan los sentidos, podremos apelar al enlace de las sensaciones con causas que no estan en nosotros, y asi sacar por demostracion las relaciones de las apariencias con la realidad; mas para esto necesitamos las ideas de causa y efecto, necesitamos la verdad, algunos principios generales, como por ejemplo que nada se produce a si mismo, y otros semejantes, y sin ellos no podemos dar un paso. [250.] No creo que el hombre pueda senalar una razon satisfactoria en pro de la veracidad del criterio de la evidencia; no obstante de que le es imposible dejar de rendirse a ella. El enlace pues de la evidencia con la realidad, y por tanto el transito de la idea al objeto, es un hecho primitivo de nuestra naturaleza, una ley necesaria de nuestro entendimiento, es el fundamento de todo lo que hay en el, fundamento que a su vez no estriba ni estribar puede en otra cosa que en Dios criador de nuestro espiritu. [251.] Es de notar sin embargo, la contradiccion en que incurren los filosofos que dicen: "yo no puedo dudar de lo que es subjetivo, esto es, de lo que me afecta a mi mismo, de lo que siento en mi, pero no tengo derecho a salir de mi mismo, y afirmar que lo que pienso es en realidad como lo pienso." ?Sabes que sientes, que piensas, que tienes en ti tal o cual apariencia? ?Lo puedes probar? Es evidente que no. Lo que haces es ceder a un hecho, a una necesidad intima que te fuerza a creer que piensas, que sientes, que te parece tal o cual cosa; pues bien, igual necesidad hay en el enlace del objeto con la idea, igual necesidad te fuerza a _creer_ que lo que evidentemente te parece que es de tal o cual manera, es en efecto de la misma manera; ninguno de los dos casos admite demostracion, en ambos hay indeclinable necesidad; ?donde esta pues la filosofia cuando tanta diferencia se quiere establecer entre cosas que no admiten ninguna? Fichte ha dicho: "Es imposible explicar de una manera precisa como un pensador ha podido salir jamas del _yo_" (Doct. de la Ciencia 1. Par. Sec. 3.), y con igual derecho se le podria decir a el que no se concibe como ha podido levantar su sistema sobre el _yo_. ?A que apela? a un hecho de conciencia; es decir, a una necesidad. Y el asenso a la evidencia, la certeza de que a la apariencia corresponde la realidad, ?no es tambien una necesidad? ?En que funda Fichte su sistema del _yo_ y del _no yo_? Basta leer su obra, para ver que no estriba sino en consideraciones que suponen un valor a ciertas ideas, una verdad a ciertos juicios. Sin esto es imposible hablar ni pensar; y hasta el propio lo reconoce cuando al comenzar sus investigaciones sobre el principio de nuestros conocimientos dice lo que ya tengo copiado mas arriba (Sec. 8). Alli confiesa que no puede dar un paso sin confiarse a todas las leyes de la logica general, que no estan _todavia demostradas, y que se suponen tacitamente admitidas_. ?Y que son esas leyes, sin verdad objetiva? Que son sin el valor de las ideas, sin la correspondencia de estas con los objetos? Es un circulo, dice bien Fichte; y de el no sale este filosofo, como no han salido los demas. [252.] El quitar a las ideas su valor objetivo, el reducirlas a meros fenomenos subjetivos, el no ceder a esa necesidad intima que nos obliga a admitir la correspondencia del _yo_ con los objetos, arruina la conciencia misma del _yo_. Esto es lo que se deberia haber visto, y lo que creo poder demostrar hasta la ultima evidencia. [253.] Tengo conciencia de mi mismo. Prescindo ahora de lo que siento, de lo que soy; pero se que siento, y que soy. Esta experiencia es para mi tan clara, tan viva, que no puedo resistir a la verdad de lo que ella me dice. Pero ese _yo_ no es solo el _yo_ de este instante, es tambien el _yo_ de ayer, y de todo el tiempo anterior de que tengo conciencia. Yo soy el mismo que era ayer; yo soy el mismo en quien se verifica esa sucesion de fenomenos; el mismo a quien se presentan esa variedad de apariencias. La conciencia del _yo_, encierra pues la identidad de un ser, en distintos tiempos, en situaciones varias, con diferentes ideas, con diversas afecciones: la identidad de un ser que _dura_, que es el mismo, a pesar de las mudanzas que en el se suceden. Si esa duracion de identidad se rompe; si no estoy seguro que soy el mismo _yo_ ahora que era antes, se destruye la conciencia del _yo_. Existira una serie de hechos inconexos, de conciencias aisladas; mas no esa conciencia intima que ahora experimento. Esto es indudable; esto lo siente todo hombre en si mismo; esto para nadie admite discusion ni prueba, para nadie las necesita. En el momento en que esa conciencia de identidad nos faltase, nos anonadariamos a nuestros ojos; fueramos lo que fuesemos en la realidad, para nosotros no seriamos nada. ?Que es la conciencia de un ser, formada de una serie de conciencias, sin trabazon, sin relacion entre si? Es un ser que se revela sucesivamente a si propio; pero no como el mismo, sino como un ser nuevo; un ser que nace y muere, y muere y nace a sus ojos, sin que el propio sepa que el que nace es el que murio, ni el que muere el que nacio: una luz que se enciende y se extingue, y vuelve a encenderse y a extinguirse otra vez, sin que se sepa que es la misma. [254.] Esta conciencia la arruinan completamente los que niegan el enlace de la idea con el objeto. Demostracion. En el instante A, yo no tengo otra presencia subjetiva de mis actos, que el acto mismo que en aquel instante estoy ejerciendo: luego no puedo cerciorarme de haber tenido los anteriores, sino en cuanto estan representados en la idea actual; luego hay un enlace entre esta y su objeto. Luego ateniendonos simplemente a los fenomenos de la conciencia, a la simple conciencia del _yo_, encontramos que por indeclinable necesidad atribuimos a las ideas un valor objetivo, a los juicios una verdad objetiva. [255.] Sin esta verdad objetiva, es imposible todo recuerdo cierto, hasta de los fenomenos interiores, y por consiguiente, todo raciocinio, todo juicio, todo pensamiento. El recuerdo es de actos pasados: cuando los recordamos ya no son; pues si fueran, no habria recuerdo con respecto a ellos, sino conciencia de presente. Aun cuando en el acto de recordarlos tengamos otros actos semejantes, estos no son los mismos; pues en la idea de recuerdo entra siempre la de tiempo pasado. Luego, de ellos no puede haber mas certeza que por el enlace que tienen con el acto presente, por su correspondencia con la idea que nos los ofrece. [256.] He dicho que en faltando la certeza de la verdad objetiva en los fenomenos interiores, era imposible todo raciocinio. En efecto, todo raciocinio supone una _sucesion_ de actos: cuando el uno existe en el espiritu, ya no existe el otro: luego hay necesidad de pequenos recuerdos continuos, para que la cadena no se quebrante: es asi que sin esta cadena no hay raciocinio, y sin recuerdo no hay esa cadena, y sin verdad objetiva no hay recuerdo cierto; luego sin verdad objetiva no hay raciocinio. [257.] Tambien parecen imposibles todos los juicios. Estos son de dos clases: los que no necesitan demostracion, o los que la necesitan. Los que han menester demostracion seran imposibles, porque no hay demostracion sin raciocinio, y este en tal caso seria imposible tambien. En cuanto a los que no la han menester porque brillan con evidencia inmediata, serian imposibles todos los que no se refiriesen al acto presente del alma, en el instante mismo en que se emitiera el juicio. Luego no habria mas juicio que el del acto presente: es decir, la conciencia del momento sin relacion con nada de lo anterior. Pero lo curioso es que aun con respecto a los actos de conciencia, este juicio seria poco menos que imposible: porque cuando formamos el juicio sobre el acto de conciencia, no es con este, sino con un acto reflejo: esta reflexion implica sucesion: y lo sucesivo no es conocido con certeza si no hay verdad objetiva. Es muy dudoso que ni aun fueran posibles los juicios de evidencia inmediata. Ellos, como se ha explicado en el capitulo anterior, suponen la relacion de los conceptos parciales en que se ha descompuesto el total: ?como se descompone sin sucesion? Si hay sucesion hay recuerdo, si hay recuerdo no hay presencia inmediata de lo recordado; es necesaria por consiguiente la objetividad de la idea representante con relacion a la cosa recordada. [258.] Semejantes consecuencias espantan, pero son indeclinables: si quitamos la verdad objetiva, desaparece todo pensamiento razonado. Este encierra cierta continuidad de actos correspondientes a diversos instantes: si esta continuidad se rompe, el pensamiento humano deja de ser lo que es: deja de existir como _razon_: es una serie de actos sin conexion de ninguna especie y que a nada pueden conducir. En tal caso desaparece toda expresion, toda palabra: nada tiene un valor seguro: todo se hunde, asi en el orden intelectual y moral como en el material, y el hombre queda hasta sin el consuelo de poseerse a si mismo; se desvanece en sus propias manos cual vana sombra. [259.] Las sensaciones podran existir como serie inconexa tambien; pero no habra de ellas ningun recuerdo cierto, pues falta la verdad objetiva: y las sensaciones pasadas no existen sino como pasadas, y por tanto como simples objetos. Toda reflexion intelectual sobre ellas sera imposible; porque la reflexion no es la sensacion: esto es un objeto de aquella, mas no ella misma. Asi el rudo tiene la misma sensacion que el filosofo, pero no la reflexion sobre ella. Mil veces sentimos sin reflexionar que sentimos. La conciencia sensible, es muy diferente de la intelectual: la primera es la simple presencia de la sensacion, la sensacion misma: la segunda es el acto del entendimiento que se ocupa de la sensacion. [260.] Esta distincion se encuentra tambien en todos los actos puramente intelectuales: la reflexion sobre el acto no es el acto mismo. El uno es objeto del otro: no se identifican, ya que con frecuencia se encuentran separados; si no hubiese pues verdad objetiva la reflexion seria imposible. [261.] Es dificil tambien de comprender como seria posible ningun acto de la conciencia del yo, aun de presente. Ya hemos visto como desaparece el _yo_, en rompiendose la serie de los recuerdos, pero hay ademas, que sin verdad objetiva no os posible concebir el _yo_ ni aun por un momento. El _yo_ pensante, no conoce al _yo_ pensado, sino como objeto. Sea que lo _sienta_, sea que lo _conozca_, para darse cuenta a si mismo de si mismo necesita reflexionar sobre si mismo, tomarse a si mismo por objeto. Y en no habiendo verdad objetiva, no se concibe que ningun objeto pueda tener ningun valor. De esto se infiere, que los que atacan la objetividad, atacan una ley fundamental de nuestro espiritu, destruyen el pensamiento, y arruinan hasta la conciencia, hasta todo lo subjetivo, que les servia de base. [262.] Contra la certeza objetiva suele argumentarse fundandose en los errores a que ella nos induce. El delirante cree ver objetos que no existen; el loco cree firmemente en la verdad de sus pensamientos desconcertados: ?por que lo que en un caso nos engana, no podria enganarnos en otros, o en todos? Un criterio que alguna vez flaquea, ?podra pasar por seguro? ?Por que no atenernos a lo puramente subjetivo? El delirante, el maniatico, el loco se enganan en el objeto, mas no en el sujeto: aunque no sea verdad lo que ellos piensan, es bien cierto y verdadero que ellos lo piensan. Esta objecion es especiosa; pero deja en pie todas las dificultades en contra del sistema a cuyo favor se aduce; y por otra parte no carece de respuesta, en cuanto tiende a debilitar la verdad objetiva. El delirante, el maniatico, el loco tienen tambien recuerdos de cosas que no han existido nunca. Esos recuerdos no se refieran tan solo a lo exterior, sino tambien u sus actos interiores. El demente que se llama rey, se acuerda de lo que penso, de lo que sintio, cuando lo coronaron, cuando le destronaron, y de una larga historia de semejantes actos: y sin embargo estos fenomenos intelectuales no existieron: y sea como fuere, tantos recuerdos se los puede producir el mismo. Tenemos pues que el criterio con respecto a la memoria, flaquea en este caso: y por lo mismo no podra servir en ninguno. Luego, aun cuando mas arriba no hubiesemos demostrado que sin verdad objetiva no hay recuerdo ni aun de lo interior, el argumento de los adversarios bastaria para arruinarlos todos. Esta objecion, si algo probase, confirmaria todo lo que se ha dicho para demostrar que sin objetividad no hay conciencia propiamente dicha, lo cual no lo admiten los adversarios. [263.] Ademas: desde luego salta a los ojos lo que puede valer en el tribunal de la razon, lo que comienza por apoyarse en la locura. Todo esto prueba a lo mas, la debilidad de nuestra naturaleza; la posibilidad de que en algunos desgraciados se trastorne el orden establecido para la humanidad; que la regla de la verdad en el hombre, como que existe en una criatura tan debil, admite algunas excepciones; pero estas son conocidas, porque tienen caracteres marcados. La excepcion no destruye la regla, sino que la confirma (XXV). CAPITULO XXVI. SI TODOS LOS CONOCIMIENTOS SE REDUCEN A LA PERCEPCION DE LA IDENTIDAD. [264.] La evidencia inmediata tiene por objeto las verdades que el entendimiento alcanza con toda claridad, y a que asiente con absoluta certeza sin que intervenga ningun _medio_, como lo dice el mismo nombre. Estas verdades se enuncian en las proposiciones llamadas _per se notae_, primeros principios o axiomas; en las cuales basta entender el sentido de los terminos, para ver que el predicado esta contenido en la idea del sujeto. Las proposiciones de esta clase son pocas en todas las ciencias: la mayor parte de nuestros conocimientos es fruto de raciocinio, el cual procede por evidencia mediata. En la geometria son en muy reducido numero las proposiciones que no han menester ser demostradas sino explicadas; el cuerpo de la ciencia geometrica con las dimensiones colosales que tiene en la actualidad, ha dimanado del raciocinio: aun en las obras mas extensas los axiomas ocupan pocas paginas; lo demas esta formado de teoremas, esto es, de proposiciones que no siendo evidentes por si mismas, necesitan demostracion. Lo mismo se verifica en todas las ciencias. [265.] Como en los axiomas percibe el entendimiento la identidad del sujeto con el predicado, viendo por intuicion que la idea de este se halla contenida en la de aquel, surge aqui una cuestion filosofica sumamente grave, que puede ser muy dificil y dar pie a extranas controversias, si no se tiene cuidado de colocarla en su verdadero terreno. ?Todo conocimiento humano se reduce a la simple percepcion de la identidad? y su formula general, ?podria ser la siguiente: A es A, o bien una cosa es ella misma? Filosofos de nota opinan por la afirmativa, otros sienten lo contrario. Yo creo que hay en esto cierta confusion de ideas, relativa mas bien al estado de la cuestion que no al fondo de ella misma. Conduce mucho a resolverla con acierto el formarse ideas bien claras y exactas de lo que es el juicio, y la relacion que por el se afirma o se niega. [266.] En todo juicio hay percepcion de identidad o de no identidad segun es afirmativo o negativo. El verbo _es_ no expresa union de predicado con el sujeto, sino identidad; cuando va acompanado de la negacion diciendose _no es_, se expresa simplemente la no identidad, prescindiendo de la union o separacion. Esto es tan verdadero y exacto, que en cosas realmente unidas no cabe juicio afirmativo por solo faltarles la identidad; en tales casos, para poder afirmar, es preciso expresar el predicado en concreto, esto es, envolviendo en el de algun modo la idea del sujeto mismo; por manera que la misma propiedad que en concreto debiera ser afirmada, no puede serle en abstracto, antes bien debe ser negada. Asi se puede decir: el hombre es racional; pero no, el hombre es la racionalidad; el cuerpo es extenso; pero no, el cuerpo es la extension; el papel es blanco; pero no el papel es la blancura. Y esto ?por que? ?es que la racionalidad no esta en el hombre, que la extension no se halle unida al cuerpo y la blancura al papel? no ciertamente; pero, aunque la racionalidad este en el hombre y la extension en el cuerpo y la blancura en el papel, basta que no percibamos identidad entre los predicados y los sujetos para que la afirmacion no pueda tener cabida: por el contrario, lo que la tiene es la negacion, a pesar de la union: asi se podra decir: el hombre no es la racionalidad; el cuerpo no es la extension; el papel no es la blancura. He dicho que para salvar la expresion de identidad empleabamos el nombre concreto en lugar del abstracto, envolviendo en aquel la idea del sujeto. No se puede decir el papel es la blancura, pero si el papel es blanco: porque esta ultima proposicion significa el papel es una cosa blanca; es decir, que en el predicado, blanco, en concreto, hacemos entrar la idea general de _una cosa_, esto es, de un sujeto modificable, y este sujeto es identico al papel modificado por la blancura. [267.] Asi se echa de ver que la expresion: _union del predicado con el sujeto_, es cuando menos inexacta. En toda proposicion afirmativa se expresa la identidad del predicado con el sujeto; el uso autoriza estos modos de hablar, que sin embargo no dejan de producir alguna confusion cuando se trata de entender perfectamente estas materias. Y es de notar que el lenguaje comun por si solo, es en este punto como en muchos otros, admirablemente propio y exacto; nadie dice, el papel es la blancura, sino el papel es blanco; solo cuando se quiere encarecer mucho la perfeccion con que un sujeto posee una calidad, se la expresa en abstracto, uniendole el pronombre _mismo_: asi se dice hiperbolicamente: es la misma belleza, es la misma blancura, es la misma bondad. [268.] Hasta lo que se llama igualdad en las matematicas, viene a significar tambien identidad, de suerte que en esta clase de juicios, a mas de lo que hemos observado de general en todos, a saber, la identidad salvada por la expresion del predicado en concreto, hay que la misma relacion de igualdad significa identidad: esto necesita explicacion. Si digo 6 + 3 = 9, expreso lo mismo que 6 + 3 es identico a 9. Claro es que en la afirmacion de igualdad no se atiende a la forma con que las cantidades estan expresadas, sino a las cantidades mismas; pues de lo contrario, no solo no se podria afirmar la identidad, pero ni aun la igualdad: porque es evidente que 6 + 3 en cuanto a su forma, ni escrita, ni hablada, ni pensada, no es identico ni igual con 9. La igualdad se refiere a los valores expresados, y estos no solo son iguales, sino identicos: 6 + 3 es lo mismo que 9. El todo no se distingue de sus partes reunidas: el 9 es el todo; 6 + 3 con sus partes reunidas. El modo diferente con que se conciben 9 y 6 + 3, no excluye la identidad: esta diferencia es relativa a la forma intelectual; y tiene lugar no solo en este caso, sino en las percepciones de las cosas mas simples; no hay nada que nosotros no concibamos bajo aspectos diferentes, y cuyo concepto no podamos descomponer de diversos modos; y sin embargo no por esto se dice que la cosa deje de ser simple e identica consigo misma. Lo que se aplica a una ecuacion aritmetica, puede extenderse a las algebraicas y geometricas. Si se tiene una ecuacion en que el primer miembro sea muy sencillo, por ejemplo Z, y el segundo muy complicado, por ejemplo el desarrollo de una serie, no se quiere decir que la expresion primera sea igual a la segunda; la igualdad se refiere, no a la misma expresion sino a lo expresado, al valor que con las letras se designa: esto ultimo es verdadero; lo primero seria evidentemente falso. Dos circunferencias que tengan un mismo radio son iguales. Aqui parece que se trata solamente de igualdad, pues que hay en efecto dos objetos distintos que son las dos circunferencias, las cuales pueden trazarse en el papel o representarse en la imaginacion: no obstante, ni aun en este caso la distincion es verdadera y si solo aparente, verificandose lo que en las ecuaciones aritmeticas y algebraicas, de que hay distincion y hasta diversidad en las formas, e identidad en el fondo. Desde luego se puede combatir el argumento principal en que se funda la distincion, si se observa que las circunferencias que se pueden trazar o representar, no son mas que formas de la idea, y de ningun modo la idea misma. Ya se tracen ya se representen, tendran una magnitud determinada y una cierta posicion en los planos que se tengan a la vista o que se imaginen: en la idea y en la proposicion que a ella se refiere, no hay nada de esto; se prescinde de todas las magnitudes, de todas las posiciones, se habla en un sentido general y absoluto. Es verdad que las representaciones pueden ser infinitas, ya en la imaginacion ya en lo exterior: pero esto, lejos de probar su identidad con la idea, indica su diversidad; pues que la idea es unica, ellas son infinitas; la idea es constante, ellas son variables; la idea es independiente de las mismas, y ellas son dependientes de la idea, teniendo el caracter y la denominacion de circunferencias en cuanto se le aproximan representando lo que ella contiene. ?Que se expresa pues en la proposicion: dos circunferencias que tengan un mismo radio, son iguales? la idea fundamental es que el valor de la circunferencia depende del radio; y la proposicion aqui enunciada no es mas que una aplicacion de aquella propiedad al caso de igualdad de los radios. Luego las circunferencias que concebimos como distintas, no son mas que ejemplos que nos ponemos en lo interior para hacernos visible la verdad de la aplicacion; pero en el fondo puramente intelectual, no se encuentra mas que la descomposicion de la idea misma de la circunferencia, o su relacion con el radio aplicada al caso de igualdad. No hay pues dos circunferencias en el orden puramente ideal; hay una sola cuyas propiedades conocemos bajo diferentes conceptos y que expresamos de diversas maneras. Si en todos los juicios hay afirmacion de identidad o no identidad, y todos nuestros conocimientos o nacen de un juicio o van a parar a el, parece que todos se han de reducir a una simple percepcion de identidad: entonces, la formula general de nuestros conocimientos sera: A es A, o una cosa es ella misma. Este resultado parece una paradoja extravagante, y lo es segun el modo con que se le entiende; pero si se explica como se debe, puede ser admitido como una verdad, y verdad muy sencilla. Por lo dicho en los parrafos anteriores, se puede columbrar cual es el sentido de esta opinion; pero la importancia de la materia exige otras aclaraciones. CAPITULO XXVII. CONTINUACION. [269.] Es hasta ridiculo el decir que los conocimientos de los mas sublimes matematicos, se hayan reducido a esta ecuacion: A es A. Esto, dicho absolutamente, es no solo falso sino contrario al sentido comun; pero ni es contrario al sentido comun, ni es falso, el decir que los conocimientos de todos los matematicos, son percepciones de identidad, la cual presentada bajo diferentes conceptos sufre infinitas variaciones de forma, que fecundan al entendimiento y constituyen la ciencia. Para mayor claridad tomemos un ejemplo y sigamos una idea al traves de sus transformaciones. [270.] La ecuacion circulo = circulo(1) es muy verdadera, pero no muy luminosa, pues no sirve para nada, a causa de que hay identidad no solo de ideas sino tambien de conceptos y expresion. Para que haya un verdadero progreso en la ciencia, no basta que la expresion se mude, es necesario que se varie en algun modo el concepto bajo el cual se presenta la cosa identica. Asi es que si la ecuacion anterior la abreviamos en esta forma C = circulo(2) nada hemos adelantado, sino en cuanto a la expresion puramente material. La unica ventaja que puede resultarnos, es el que aliviamos un tanto la memoria porque en vez de expresar el circulo por una palabra la expresamos por una letra, la inicial C. ?Por que? porque la variedad esta en la expresion, no en el concepto. Si en vez de considerar la identidad en toda su simplicidad en ambos miembros de la ecuacion, referimos el valor del circulo al de la circunferencia, tendremos C = circunferencia x 1/2 R (3) es decir que el valor del circulo es igual a la circunferencia multiplicada por la mitad del radio. En la ecuacion (3) hay identidad como en las (1) y (2) porque en ella se significa que el valor expresado por C es el mismo expresado por circunferencia x 1/2 R; de la propia suerte que en las anteriores se expresa que el valor del circulo es el valor del circulo. ?Pero hay alguna diferencia de esta ecuacion a las anteriores? si, y muy grande. ?Cual es? en las primeras se expresaba simplemente la identidad concebida bajo un mismo punto de vista; el circulo expresado en el segundo miembro no excitaba ninguna idea que no excitase el primero; pero en la ultima el segundo miembro expresa el mismo circulo si, pero en sus relaciones con la circunferencia y el radio, y por consiguiente a mas de contener una especie de analisis de la idea del circulo, recuerda el analisis que anteriormente se ha hecho de la idea de la circunferencia con relacion a la del radio. La diferencia pues no esta en la sola expresion material, sino en la variedad de conceptos bajo los cuales se presenta una cosa misma. Llamando N el valor de la relacion de la circunferencia con el diametro, y C al circulo, la ecuacion se nos convierte en esta otra C = N R¹(4). Aqui hay tambien identidad en los valores, pero encontramos un progreso notable en la expresion del segundo miembro, en el cual se nos ofrece el valor del circulo desembarazado de sus relaciones con el de la circunferencia y dependiente tan solo de un valor numerico N y de una recta que es el radio. Sin perder pues la identidad y solo por sucesion de percepciones de identidad, hemos llegado a adelantar en la ciencia, y habiendo partido de una proposicion tan esteril como circulo = circulo, nos encontramos en otra por la cual podemos desde luego calcular el valor de un circulo cualquiera con tal que se nos de su radio. Saliendo de la geometria elemental y considerando el circulo como una curva referida a dos ejes y cuyos puntos se determinan con respecto a estos, tendremos Z = 2Bx-x¹ (5); expresando Z el valor de la ordenada; B el de una parte constante del eje de las abscisas; y x la abscisa correspondiente a Z. Aqui encontramos ya otro progreso de ideas todavia mas notable; en ambos miembros, no expresamos ya el valor del circulo sino el de unas lineas, con las cuales se determinan todos los puntos de la curva; y concebimos facilmente que esta curva que nos cerraba la figura cuyas propiedades determinabamos en la geometria elemental, puede ser concebida bajo tal forma que pertenezca a un genero de curvas de las cuales ella constituya una especie por la particular relacion de las cantidades 2 x y B; de manera que modificando la expresion con la anadidura de una nueva cantidad combinada de este o de aquel modo, puede resultarnos una curva de otra especie. Entonces, si queremos determinar el valor de la superficie encerrada en esto circulo, podremos considerarla, no simplemente con respecto al radio, sino a las areas encerradas entre las varias perpendiculares cuyos extremos determinan los puntos de la curva y que se llaman ordenadas: con lo cual resultara que el mismo valor del circulo se determinara bajo conceptos diferentes, no obstante de que ese valor es siempre identico: la transicion de unos conceptos a otros sera la sucesion de las percepciones de identidad presentada bajo formas diferentes. Consideremos ahora que el valor del circulo depende del radio, lo cual nos da C = funcion x (6). Ecuacion que nos lleva a concebir el circulo bajo la idea general de una funcion de su radio o de x, y por consiguiente nos autoriza a someterle a todas las leyes a que una funcion esta sujeta y nos conduce a las propiedades de las diferencias, de los limites, y de las relaciones de estos; con lo cual entramos en el calculo infinitesimal cuyas expresiones nos presentan la identidad bajo una forma que nos recuerda una serie de conceptos de analisis detenida y profunda. Asi, expresando la diferencial del circulo por dc; y su integral por S. dc; tendremos c = S. dc (7) ecuacion en que se expresan los mismos valores que en aquella otra, circulo = circulo, pero con la diferencia de que la (7) recuerda inmensos trabajos analiticos, es el resultado de la dilatada sucesion de conceptos del calculo integral, del diferencial, de los limites de las diferencias de las funciones, de la aplicacion del algebra a la geometria y de una muchedumbre de nociones geometricas elementales, reglas y combinaciones algebraicas y de todo cuanto ha sido menester para llegar al resultado. Entonces, cuando se integre la diferencial, y por integracion se llegue a sacar el valor del circulo, es claro que seria lo mas extravagante el afirmar que la ecuacion integral no es mas que la de circulo = circulo; pero no lo es el decir que en el fondo hay identidad, y que la diversidad de expresion a que hemos llegado es el fruto de una sucesion de percepciones de la misma identidad presentada bajo aspectos diferentes. Suponiendo que los conceptos por los cuales haya sido necesario pasar sean A B C D E M; la ley de su enlace cientifico podra expresarse de esta manera: A = B, B = C, C = D, D = E, E = M; luego A = M. [271.] Lo que acabo de explicar no puede comprenderse bien si no se recuerdan algunos caracteres de nuestra inteligencia, en los cuales se encuentra la razon de tamanas anomalias. Nuestro entendimiento tiene la debilidad de no poder percibir muchas cosas sino sucesivamente, y de que aun en las ideas mas claras, no ve lo que en ellas se contiene, sino con mucho trabajo. De esto resulta una necesidad a la cual corresponde con admirable armonia una facultad que la satisface: una necesidad de concebir bajo varias formas no solo distintas sino diferentes, aun las cosas mas simples; una facultad de descomponer un concepto en muchas partes, multiplicando en el orden de las ideas lo que en realidad es uno. Esta facultad de descomposicion seria inutil si al pasar el entendimiento por la sucesion de conceptos, no tuviese medio de enlazarlos y retenerlos, en cuyo caso iria perdiendo el fruto de sus tareas escapandosele de la mano tan pronto como lo acababa de coger. Afortunadamente, este medio le tiene en los signos escritos, hablados o pensados; expresiones misteriosas que a veces designan no solo una idea, sino que son como el compendio de los trabajos de una larga vida y quizas de una dilatada serie de siglos. Al presentarsenos el signo, no vemos ciertamente con entera claridad todo lo que por el se expresa, ni las razones de la legitimidad de la expresion; pero sabemos en confuso el significado que alli se encierra, sabemos que en caso necesario nos basta tomar el hilo de las percepciones por las cuales hemos pasado, volviendo asi con paso retrogrado hasta los elementos mas simples de la ciencia. Al hacer los calculos, el matematico mas eminente no ve con toda claridad lo que significan las expresiones que va empleando, sino en cuanto se refieren al objeto que le ocupa; pero esta cierto que aquellas expresiones no le enganan, que las reglas por las cuales se guia son enteramente seguras; porque sabe que en otro tiempo las afianzo en inconcusas demostraciones. El desarrollo de una ciencia puede compararse a una serie de colunas en las cuales se han marcado las distancias de un camino; el ingeniero que ha hecho las operaciones se sirve de los guarismos de las colunas, sin necesidad de recordar las operaciones que le condujeron a marcar la cantidad que tiene a la vista; bastale saber que las operaciones fueron bien hechas y que el resultado de ellas se escribio bien. [272.] La prueba de esta necesidad de descomposicion, a mas de tenerla ampliamente consignada en los ejemplos anteriores, se la encuentra en los elementos de toda ensenanza, donde se hace preciso explicar bajo una forma de demostracion proposiciones que nada mas dicen que las definiciones o axiomas que se han asentado. Por ejemplo, en las obras elementales de geometria se encuentra este teorema: todos los diametros de un circulo son iguales; y si se quiere que los principiantes le comprendan, es necesario dar la forma de demostracion a lo que no es ni puede ser mas que una explicacion, y casi un recuerdo de la idea del circulo. Cuando se traza la circunferencia se fija un punto en torno del cual se hace girar una linea que se llama radio; pues bien, no siendo el diametro otra cosa que el conjunto de los dos radios continuados en una misma linea, parece que debiera bastar la enunciacion del teorema para que se le viese evidentemente contenido en la idea del circulo y como una especie de repeticion del postulado en que se funda la construccion de la curva; sin embargo no sucede asi, y es necesario explicar, haciendo como que se prueba, y mostrar el diametro igual a dos radios, y recordar que estos son iguales, y a veces repetir que asi se supone en la misma construccion; en una palabra, emplear una porcion de conceptos para convencer de una verdad que debiera ser conocida con la simple intuicion de uno solo, como sucede cuando las fuerzas geometricas del entendimiento han adquirido cierta robustez. [273.] Ahora podremos apreciar en su justo valor la opinion de Dugald-Steward en sus _Elementos de la filosofia del espiritu humano_, cuando dice: "es licito dudar que aun esta ecuacion aritmetica 2 x 2 = 4 pueda ser representada con exactitud por la formula A = A. Esta ecuacion es una proposicion que enuncia _la equivalencia de dos expresiones diferentes_, equivalencia cuyo descubrimiento puede ser de la mayor importancia en una infinidad de casos. La formula es una proposicion del todo insignificante y frivola que no puede en ningun caso recibir la menor aplicacion practica; ?que pensaremos pues de esta proposicion A = A, si se la compara con la formula del binomio de Newton a la cual en tal caso representaria? sin duda cuando se la aplica a la ecuacion 2 x 2 = 4 (que por su extrema simplicidad y vulgaridad puede pasar por un axioma) la paradoja no presenta tan de bulto su monstruosidad; pero en este segundo caso parece del todo imposible que tenga ni aun significacion" (2. p. cap. 2. seccion 3. Sec. 2.). Este filosofo no advierte que la pretendida monstruosidad nace de la errada interpretacion que el mismo da a la opinion de sus adversarios. Nadie ha pensado en negar la importancia de los descubrimientos en que se prueba la equivalencia de expresiones diferentes; nadie dudara de que la formula del binomio de Newton sea un gran progreso sobre la formula A = A; pero la cuestion no esta aqui, esta en ver si la formula del binomio de Newton es mas que la expresion de cosas identicas, y si aun el merito mismo de la expresion, es o no el fruto de una serie de percepciones de identidad. Si la cuestion se presentase bajo el punto de vista de Dugald-Steward, seria hasta indigna de ser ventilada: en buena filosofia no puede disputarse sobre cosas no solo absurdas sino ridiculas. CAPITULO XXVIII. CONTINUACION. [274.] Expliquemos ahora como la doctrina de la identidad se aplica en general a todos los raciocinios, versen o no sobre objetos matematicos; para esto examinaremos algunas de las formas dialecticas en las cuales esta consignado el arte de raciocinar. Todo A es B; M es A, luego M es B. En este silogismo encontramos en la mayor, la identidad de todo A con B, y en la menor la de M con A, de lo cual sacamos la de M con B. En las tres proposiciones hay afirmacion de identidad, y por consiguiente percepcion de ella: veamos lo que sucede en el enlace que constituye la fuerza del raciocinio. ?Por que digo que M es B? porque M es A, y todo A es B. M es uno de los A, que estaba expresado ya en las palabras: todo A; luego cuando digo M es A, no digo nada nuevo sobre lo que habia dicho por todo A; ?que diferencia hay pues? hay la diferencia de que en la expresion todo A, no hacia atencion a uno de sus contenidos M, del cual sin embargo afirmaba que era B, por lo mismo que decia todo A es B. Si en la expresion todo A hubiese visto distintamente a M, no hubiera sido necesario el silogismo, pues por lo mismo que decia todo A es B, hubiera entendido M es B. Esta observacion es tan verdadera y exacta, que en tratandose de relaciones demasiado claras se suprime el silogismo y se le reemplaza por el entimema. El entimema es ciertamente la abreviacion del silogismo; pero en esta abreviacion debemos ver algo mas que un ahorro de palabras; hay un _ahorro de conceptos_, porque el entendimiento ve intuitivamente lo uno en lo otro sin necesidad de descomposicion. Es hombre, luego es racional; callamos la mayor y ni aun la pensamos, porque en la idea de hombre y en su aplicacion a un individuo, vemos intuitivamente la de racional, sin gradacion de ideas ni sucesion de conceptos. Supongamos que se trata de demostrar que el perimetro de un poligono inscrito en un circulo es menor que la circunferencia, y que se hace el siguiente silogismo: todo conjunto de rectas inscritas en sus respectivas curvas es menor que el conjunto de las mismas curvas; es asi que el perimetro del poligono es un conjunto de rectas, y la circunferencia un conjunto de arcos o curvas; luego el perimetro inscrito os menor que la circunferencia. Pregunto ahora, si quien sepa que el conjunto de rectas es menor que el conjunto de curvas no vera con igual facilidad que el perimetro es menor que la circunferencia circunscrita, con tal que entienda perfectamente el significado de las palabras; es evidente que si. ?Para que pues se necesita el recuerdo del principio general? ?es para anadir nada al concepto particular? no por cierto; porque nada puede haber mas claro que las siguientes proposiciones: el perimetro del poligono es un conjunto de rectas; la circunferencia es un conjunto de arcos o curvas; lo que se hace pues con el principio general es llamar la atencion sobre una fase del concepto particular, para que con la reflexion se vea en este lo que sin la reflexion no se veia. La certeza de la conclusion no depende del principio general; pues que si se hubiese pensado en las relaciones de mayoria y minoria, solo con respecto a las rectas del perimetro y a los arcos cuyo conjunto forma la circunferencia, se hubiera inferido lo mismo. Con este ejemplo se confirma que el entimema no es una simple abreviacion de palabras, y se explica por que le empleamos en los raciocinios que versan sobre materias familiares al entendimiento. Entonces, en uno cualquiera de los conceptos vemos lo que necesitamos para la consecuencia, y por esto tenemos bastante con una premisa, en la cual incluimos la otra, mas bien que no la sobreentendemos. El principiante dira: el arco es mayor que la cuerda, porque la curva es mayor que la recta; pero cuando se haya familiarizado con las ideas geometricas dira simplemente, el arco es mayor que la cuerda, viendo en la misma idea del arco la idea de curva, en la de cuerda la de recta, sin ninguna descomposicion. ?Por ventura es verdad que el arco sea mayor que la cuerda porque toda curva es mayor que su recta? no, de ninguna manera; si no existiese la idea abstracta de curva y la unica curva pensada fuese la particular arco de circulo; si no existiese tampoco la idea abstracta de recta y la unica recta pensada fuese la cuerda, seria verdad como ahora que el arco es mayor que la cuerda. [275.] En tratandose de las relaciones _necesarias_ de los objetos, los principios generales, los terminos medios, y cuantos recursos nos ofrece la dialectica para auxiliar el raciocinio, no son mas en el fondo que invenciones del arte para inducirnos a reflexionar sobre el concepto de la cosa, haciendonos ver en el lo que antes no veiamos. De esto se sigue que todos los juicios sobre los objetos necesarios, son en cierto modo analiticos; equivocandose Kant cuando afirma que los hay sinteticos prescindiendo de la experiencia. Si esta no existe, no tenemos ningun dato de la cosa, solo poseemos su concepto; de lo extrano a este nada podemos saber. No quiero decir que todas las proposiciones expresen tal relacion del predicado al sujeto, que el concepto de este sea suficiente para que descubramos aquel; pero si que la razon de la insuficiencia esta en que el concepto es incompleto o en si o con respecto a nuestra comprension; y que suponiendole completo en si mismo y la debida capacidad en nuestro entendimiento para comprender todo lo que el nos dice, encontrariamos en el mismo todo lo que puede formar materia cientifica. [276.] Un ejemplo geometrico aclarara mis ideas. El triangulo tiene muchas propiedades cuya explicacion, demostracion y aplicaciones ocupan largas paginas en los libros de geometria. En el concepto del triangulo entran el de rectas y el de los angulos que estas forman: pregunto ahora ?en todas las explicaciones y demostraciones de las propiedades de los triangulos en general, ?se sale jamas de las ideas de angulo y de recta? no, jamas, ni se sale, ni se puede salir; de lo contrario flaquearia cuanto se dijese fundado en nuevos elementos que se hubiesen introducido en el concepto. Estos elementos serian ajenos al triangulo, y por consiguiente le quitarian su naturaleza. En las relaciones necesarias no cabe mas ni menos, ni anadiduras, ni sustracciones de ninguna clase: lo que es es, y nada mas. Cuando se pasa del triangulo en general a sus varias especies, como equilatero, isosceles, rectangulo, oblicuangulo etc. etc., es de notar que la demostracion se atiene rigurosamente a lo contenido en el concepto general modificado con la propiedad determinante de la especie, es decir, a la igualdad de los tres lados, o de dos, o a la desigualdad de todos, o a la suposicion de un angulo recto etc. etc. [277.] En la aplicacion del algebra a la geometria, se ve con mas claridad lo que estoy explicando. Una curva se expresa por una formula que contiene el concepto de la misma curva; es decir, su esencia. Para demostrar todas las propiedades de la curva, el geometra no necesita salir de la formula; en todas las cuestiones que se suscitan lleva la formula en la mano como la piedra de toque, y en la misma encuentra todo cuanto ha menester. Es verdad que traza triangulos u otras figuras dentro de la misma curva, que de la misma tira rectas a puntos fuera de ella, pero jamas sale del concepto expresado en la formula; lo que hace es descomponerle y descubrir en el cosas que antes no habia descubierto. En esta ecuacion z squared = e squared/E squared (2 Ex - x cubed) se encuentra la expresion de las relaciones constitutivas de la elipse, expresando E el semieje mayor, e el semieje menor, z las ordenadas, y x las abscisas. Con esta ecuacion desenvuelta y transformada de varias maneras, se determinan las propiedades de la curva; ?y como? haciendo ver con la ayuda de las construcciones, que la nueva propiedad esta contenida en el concepto mismo, y que basta analizarle para encontrarla en el. Si suponemos un entendimiento que concibe la esencia de la curva, con inmediata intuicion de la ley que preside a la inflexion de los puntos, sin necesidad de referirla a ninguna linea, o bien bastandole un eje en vez de necesitar dos, o de algun otro modo que nosotros no podemos ni siquiera imaginar, resultara que no habra menester dar los rodeos que nosotros para demostrar las propiedades de la curva, pues las vera claramente pensadas en el mismo concepto de ella. Esta suposicion no es arbitraria: hasta cierto punto la vemos realizada todos los dias, aunque en escala menor; un geometra vulgar tiene el concepto de una curva como lo tenia Pascal: en este mismo concepto el geometra vulgar ve las propiedades de la misma con largo trabajo, y limitandose a las comunes; Pascal veia las mas reconditas poco menos que de una ojeada. Kant, por no haberse hecho cargo de esta doctrina, no puede dar solucion al problema filosofico de los juicios sinteticos puros: profundizando mas la materia hubiera visto que hablando en rigor, no hay tales juicios, y en vez de cansarse por resolver el problema se hubiera abstenido de suscitarle (XXVI). CAPITULO XXIX. SI HAY VERDADEROS JUICIOS SINTETICOS _a priori_, EN EL SENTIDO DE KANT. [278.] La mucha importancia que da el filosofo aleman a su imaginado descubrimiento exige que le examinemos con detencion. Juzguese de esta importancia por lo que el mismo dice: "si algun antiguo hubiese tenido la idea de solo proponer la presente cuestion, ella hubiera sido una barrera poderosa contra todos los sistemas de la razon pura hasta nuestros dias, y habria ahorrado muchas tentativas infructuosas que se han emprendido _ciegamente sin saber de que se trataba._" (Critica de la razon pura. Introduccion). El pasaje no es nada modesto, y excita naturalmente la curiosidad de saber en que consiste un problema cuyo solo planteo habria sido bastante a evitar los extravios de la razon pura. He aqui sus palabras: "en los juicios sinteticos a mas del concepto del sujeto debo tener alguna otra cosa (x) sobre la cual el entendimiento se apoye para reconocer que un predicado no contenido en este concepto, no obstante le pertenece. "Tocante a los juicios empiricos o de experiencia, no hay ninguna dificultad; porque esta x es la experiencia completa del objeto que conozco por un concepto _a_, el cual no forma mas que una parte de esta experiencia. En efecto: aunque yo no comprenda en el concepto de cuerpo en general el predicado pesadez, este concepto indica no obstante una parte total de la experiencia; puedo por consiguiente anadirle otra parte de la misma experiencia como perteneciente al primer concepto. De antemano puedo reconocer analiticamente el concepto de cuerpo por los caracteres de extension, impenetrabilidad, figura etc., caracteres concebidos todos en este concepto. Pero si extiendo mi conocimiento volviendo la atencion del lado de la experiencia de donde he sacado este concepto; entonces hallo siempre la pesadez unida a los caracteres precedentes. Esta x que esta fuera del concepto _a_ y que es el fundamento de la posibilidad de la sintesis del predicado pesadez, con el concepto _a_, pertenece pues a la experiencia. "Pero en los juicios sinteticos _a priori_, este medio falla absolutamente. Si debo salir del concepto _a_ para conocer otro concepto _b_ como unido con aquel, ?donde me apoyare y como sera posible la sintesis, cuando no me es dable volverme hacia el campo de la experiencia? "Hay pues aqui un cierto misterio, cuya explicacion puede solo asegurar el progreso en el campo ilimitado del conocimiento intelectual puro" (ibid.). [279.] La razon de esta sintesis, la encontramos en la facultad de nuestro entendimiento para formar conceptos totales, en los que descubra la _relacion_ de los parciales que los componen; y la legitimidad de la misma sintesis, se funda en los principios en que estriba el criterio de la evidencia. La sintesis de que se habla en las escuelas, consiste en la reunion de conceptos, y no se opone a que se tengan por analiticos los conceptos totales, de cuya descomposicion resulta el conocimiento de las relaciones de los parciales. Si Kant se hubiese cenido a los juicios de experiencia, no habria inconveniente en su doctrina; pero extendiendola al orden intelectual puro, o es inadmisible, o cuando menos esta expresada con poca exactitud. [280.] Afirma Kant que los juicios matematicos son todos sinteticos, y que esta verdad que en su juicio es "ciertamente incontestable y muy importante por sus consecuencias, parece haber escapado hasta aqui a la sagacidad de los analistas de la razon humana, haciendo muy contrarias sus conjeturas;" yo creo que lo que falta aqui no es la sagacidad de los analistas, sino la de su Aristarco. Lo demostrare. "Tal vez se podria creer a primera vista que la proposicion 7 + 5 = 12, es una proposicion puramente analitica que resulta de la idea de siete mas cinco, segun el principio de contradiccion; pero bien mirado se encuentra que el concepto de la suma de siete y de cinco, no contiene otra cosa que la reunion de dos numeros en uno solo, lo que de ningun modo trae consigo el pensamiento de lo que es este numero unico compuesto de los otros dos." Si se dijese que quien oye siete mas cinco, no siempre piensa doce, porque no ve bastante bien que un concepto es el otro, aunque bajo diferente forma, se diria verdad; pero no lo es que por esta razon el concepto no sea puramente analitico. La simple explicacion de ambos es bastante a manifestar su identidad. Para que se comprenda mejor, tomemos la inversa 12 = 7 + 5. Es evidente que quien no sepa que 7 + 5 = 12, tampoco sabra que 12 = 7 + 5; y pregunto ahora, examinando el concepto 12, ?no veo contenido en el el 7 + 5? es cierto: luego el concepto de 12 se identifica con el de 7 + 5; luego asi como de que oyendo 12 no siempre se piensa 7 + 5 no se puede inferir que el concepto de 12 no contenga el 7 + 5, tampoco de que quien oiga el 7 + 5 no siempre comprenda 12, no se puede deducir que el primer concepto no incluya el segundo. La causa de la equivocacion esta en que dos conceptos identicos estan presentados al entendimiento bajo diferente forma; y hasta que quitandoles la forma se ve el fondo, no se descubre la identidad. No hay propiamente _raciocinio_ sino _explicacion._ Lo que anade Kant sobre la necesidad de apelar en este caso a una intuicion, con respecto a uno de los dos numeros, anadiendo al siete el cinco expresado sucesivamente por los dedos de la mano, es sobre manera futil. 1.º Anadase como se quiera el cinco, nunca sera mas que el cinco anadido, y por tanto nada dara ni quitara a 7 + 5. 2.º La sucesiva adicion por _los dedos_ equivale a decir 1 + 1 + 1 + 1 + 1 = 5. Lo que trasforma la espresion 7 + 5 = 12, en esta otra 7 + 1 + 1 + 1 + 1 + 1 = 12; es asi que la misma relacion tiene el concepto 1 + 1 + 1 + 1 + 1 con 5, que 7 + 5 con 12; luego si de estos el uno no esta contenido en el otro, tampoco lo estaran los de Kant. Se replicara que Kant no habla de identidad sino de intuicion; pero esta intuicion no es la sensacion, sino la idea; si es la idea, es el concepto explicado, nada mas. 3.º Este metodo de intuicion vemos que no es necesario ni aun para los ninos. 4.º Dicho metodo es imposible en los numeros grandes. [281.] Anade Kant que esta proposicion: "entre dos puntos, la linea recta es la mas corta" no es puramente analitica, porque en la idea de _recta_ no entra la de _mas corta_. Prescindire de que hay autores que demuestran o pretenden demostrar esta proposicion; y me cenire unicamente a la razon de Kant. Este autor olvida que no se trata de la recta sola, sino de la recta _comparada_. En la recta sola, no entra ni puede entrar lo de _mas_, ni de _menos_, pues esto supone comparacion; pero desde el momento en que se comparan la recta y la curva, con respecto a la _longitud_, en el concepto de la curva, se ve el exceso sobre la recta. La proposicion pues resulta de la simple comparacion de dos conceptos puramente analiticos, con un tercero que es _longitud_. [282.] Si la razon de Kant fuese de algun valor, se inferiria que ni aun el juicio "el todo es mayor que su parte" es analitico; porque en la idea de _todo_, no entra la de _mayor_, hasta que se la compara con la de _parte_. Tampoco seria juicio analitico este: 4 es mayor que 3; porque en el concepto de 4, no entra la idea de mayor, hasta que se le compara con el de 3. El axioma: cosas iguales a una tercera son iguales entre si, tampoco seria juicio analitico: porque en el concepto de _cosas iguales a una tercera_, tampoco entra la igualdad entre si, hasta que se reflexiona que la igualdad del medio implica la de los extremos. Esa _x_ de que nos habla Kant, se encontraria en casi todos los juicios, si no pudiesemos formar conceptos totales en que se envolviese la comparacion de los parciales: en cuyo caso no tendriamos mas juicios analiticos que los puramente identicos, o los comprendidos directamente en esta formula A es A. [283.] La comparacion de dos conceptos con un tercero no quita al resultado el caracter de juicio analitico, asi como el que un predicado no pueda verse desde luego en la idea del sujeto sin el auxilio de dicha comparacion. Esta la necesitamos muchas veces, porque pensamos solo muy confusamente lo que se halla en el concepto que ya tenemos, y hasta sucede que no lo pensemos de ningun modo. A cada paso estamos viendo que una persona dice una cosa y sin notarlo se contradice luego, por no advertir que lo que anade se opone a lo mismo que habia dicho. Son comunes en la conversacion las siguientes replicas: ?no ve V. que supone lo contrario de lo que ahora dice? ?no ve V. que en las mismas condiciones antes asentadas, se implica lo contrario de lo que ahora establece? [284.] En un concepto no solo se incluye lo que expresamente se piensa en el, sino todo lo que se puede pensar. Si descomponiendole encontramos en el mismo cosas nuevas, no se puede decir que las anadimos, sino que las descubrimos: no hay entonces sintesis, sino analisis; de lo contrario seria preciso inferir que no hay ningun concepto analitico o que solo lo son los puramente identicos. Excepto este ultimo caso cuya formula general es, A es A, siempre hay en el predicado algo mas de lo pensado en el sujeto, si no en cuanto a la sustancia, al menos en cuanto al modo. El circulo es una curva: esta es sin duda una proposicion analitica de las mas sencillas que imaginarse pueden; y no obstante, el predicado expresa la razon general de curva, que en el sujeto puede estar envuelta de un modo confuso con relacion a una especie particular de las curvas. Siguiendo una gradacion en las proposiciones geometricas se podria notar que no hay mas que lo dicho en la proposicion anterior, sino la mayor o menor dificultad de descomponer el concepto y ver en el lo que antes no se veia. Si digo: el circulo es una seccion conica; el predicado no esta pensado en el sujeto por quien no sepa lo que significan los terminos o no haya reflexionado sobre su verdadero sentido. Al concepto del circulo nada le anado, solo le descubro una propiedad que antes no conocia, y este descubrimiento nace de su comparacion con el cono. ?Hay aqui sintesis? no, de ningun modo; lo que hay es analisis comparado de los dos conceptos; circulo y cono. [285.] Como esta doctrina destruye por su base el sistema de Kant en este punto, voy a desenvolverla y darle mas solido fundamento. Para que haya sintesis propiamente dicha, es menester que se una al concepto una cosa que de ningun modo le pertenece, como se ve en el ejemplo aducido por el mismo Kant. La figurabilidad se encuentra en el concepto del cuerpo; pero la pesadez es una idea totalmente extrana, y que solo podemos unir al concepto del cuerpo porque asi nos lo atestigua la experiencia. Solo con esta anadidura se verifica propiamente la sintesis; pero no con la union de ideas que nazcan del mismo concepto de la cosa, aunque para fecundarle se necesite la comparacion. Los conceptos no son enteramente absolutos; contienen relaciones, y el descubrimiento de estas no es una sintesis sino un analisis mas completa. Si se replica que en tal caso hay algo mas que el concepto primitivo, observare que esto se verifica en todos los que no son puramente identicos. Ademas que con la comparacion se forma un concepto total nuevo, resultante de los conceptos primitivos; en cuyo caso las propiedades de las relaciones son vistas no por sintesis sino por el analisis del concepto total. Segun Kant, la verdadera sintesis necesita reunion de cosas extranas entre si, y tan extranas, que el lazo que las une es una especie de misterio, una _x_ cuya determinacion es un gran problema filosofico. Si esta _x_ se encuentra en la relacion esencial de los conceptos parciales que entran en el concepto total, se ha resuelto el problema por la simple analisis; o para hablar con mas exactitud, se ha manifestado que el problema no existia pues la _x_ era una cantidad conocida. Yo no se que pueda haber juicio mas analitico que aquel en el cual vemos las partes en el todo: pues este no es mas que las mismas partes reunidas. Si digo; uno y uno son dos, o bien dos es igual a uno mas uno, no puede negarse que tengo un concepto total dos, en cuya descomposicion hallo uno mas uno: si esto no es analitico, es decir, si aqui el predicado no esta contenido en la idea del sujeto, no se alcanza cuando podra estarlo. Pues bien, aqui mismo hay diferentes conceptos, uno mas uno, se los reune y de ellos se forma el concepto total. Aunque sencillisima, la relacion existe; y el que sea mas o menos sencilla o complicada y que por consiguiente sea vista con mas o menos facilidad, no altera el caracter de los juicios convirtiendolos de analiticos en sinteticos. [286.] Completemos esta explicacion con un ejemplo de geometria elemental. Si se dice un paralelogramo oblicuangulo es igual en superficie a un rectangulo de la misma base y altura, tenemos: 1.º Que en la idea de paralelogramo oblicuangulo no vemos la de igualdad con el rectangulo. Ni tampoco la podemos ver, porque la relacion no existe cuando no hay otro extremo al cual se refiera. En la idea de paralelogramo no entra la de rectangulo, y por consiguiente no puede entrar la de igualdad. 2. deg. La relacion nace de la comparacion del oblicuangulo con el rectangulo, y por consiguiente se la ha de encontrar en un concepto total en que entren los dos. Entonces no puede decirse que al concepto del oblicuangulo le anadamos algo que no le pertenezca, sino que por el contrario esta igualdad la vemos surgir del concepto del oblicuangulo y del rectangulo como conceptos parciales del total en que los dos se combinan. El analisis de este concepto total, nos lleva a descubrir la relacion buscada; siendo de notar, que cuando la simple reunion de los conceptos comparados no basta, nos valemos de otro que comprenda a los mismos y alguno mas; y del concepto del nuevo debidamente analizado, sacamos la relacion de las dos partes comparadas. [287.] Precisamente en la construccion geometrica que suele hacerse para demostrar el teorema que me sirve de ejemplo, puede sensibilizarse por decirlo asi lo que acabo de explicar con respecto a los conceptos totales que contienen otros a mas de los comparados. Confundidas las bases del paralelogramo rectangulo y oblicuangulo, se ve desde luego una parte que les es comun, y es el triangulo formado por la base, una parte de un lado del oblicuangulo y otra de uno del rectangulo; para esto no se necesita ni sintesis ni analisis, pues hay perfecta coincidencia, lo que en geometria equivale a identidad. La dificultad esta en las dos partes restantes, es decir, en los trapecios a que se reducen los dos paralelogramos quitado el triangulo comun. La simple intuicion de las figuras nada dice con respecto a la equivalencia de las dos superficies: solo se ve que los dos lados del oblicuangulo van extendiendose, encerrando menor distancia a proporcion que el angulo va siendo mas oblicuo, hallandose estas dos condiciones de longitud de lados y disminucion de distancias entre dos limites, de los cuales el uno es lo infinito y el otro el rectangulo. Se puede demostrar la relacion de la equivalencia de las superficies, prolongando la paralela opuesta a la base, y formando asi un cuadrilatero del cual son partes los trapecios; para descubrir la igualdad de estos trapecios basta descomponer el cuadrilatero atendiendo a la igualdad de dos triangulos formados respectivamente cada uno por uno de los trapecios y un triangulo comun. ?Anado con esto nada al concepto de cada trapecio? no; solo le comparo. Esta comparacion no la he podido hacer directamente, y por esto los he incluido en un concepto total cuya simple analisis me ha bastado para descubrir la relacion que buscaba. Esta relacion no se la da el concepto, solo la manifiesta; por manera que si el concepto de las dos figuras comparadas fuese mas perfecto, de suerte que viesemos intuitivamente la relacion que existe entre el aumento de los lados y el decremento de la distancia de los mismos, veriamos que hay aqui una ley constante que suple de una parte lo que se pierde por otra; y por consiguiente en el mismo concepto del oblicuangulo descubririamos la razon fundamental de la igualdad, es decir la no alteracion del valor de la superficie por la mayor o menor oblicuidad de los angulos, teniendo asi lo que despues sacamos por la expresada comparacion y que generalizamos refiriendonos a dos valores lineales constantes: base y altura. Lo mismo nos sucederia con respecto a la equivalencia de todas las cantidades variables expresadas de diferente modo, si sus conceptos pudiesemos reducirlos a formulas tan claras y sencillas como las de las funciones aparentes, por ejemplo n s/m s, donde sea cual fuere el valor de la variable resulta siempre el mismo el valor de la expresion, el cual es constante, a saber n/m. [288.] No se crea que estas investigaciones sean inutiles: en la cuestion presente como en muchas otras, sucede que de un problema filosofico, al parecer meramente especulativo, estan pendientes verdades importantisimas. Asi en el caso que nos ocupa, notaremos que Kant explica el principio de causalidad de una manera inexacta, y que segun como se interpreten sus palabras debe llamarse completamente falsa; y quizas la raiz de su equivocacion esta en que considera el principio de causalidad como sintetico, aunque _a priori_, cuando en realidad debe ser tenido por analitico, como demostrare al tratar de la idea de causa. Considerando de la mayor importancia el tener ideas claras y distintas en la presente materia, voy a resumir en pocas palabras la doctrina expuesta sobre la evidencia inmediata y la mediata. [289.] Hay evidencia inmediata cuando por el concepto del sujeto vemos la conveniencia o repugnancia del predicado, sin necesitar otro medio que la simple reflexion sobre el significado de las palabras. A los juicios de esta clase, se los llama con propiedad analiticos, porque basta descomponer el concepto del sujeto para encontrar en el la conveniencia o repugnancia del predicado. Hay evidencia mediata cuando por el simple concepto del sujeto, no vemos desde luego la conveniencia o repugnancia del predicado; por lo cual necesitamos apelar a un medio que nos la manifieste. [290.] Surge aqui la cuestion de si los juicios de evidencia mediata pueden llamarse analiticos. Claro es que si por analiticos se entienden solamente aquellos en los cuales basta entender el significado de los terminos para ver la conveniencia o repugnancia del predicado, no pueden llamarse tales los de evidencia mediata. Pero si entendemos por juicio analitico aquel en que basta _descomponer_ un concepto para encontrar en el la conveniencia o repugnancia del predicado, hallaremos que los juicios de evidencia mediata pertenecen tambien a dicha clase, y que el medio empleado no es mas que la formacion de un concepto total en que se hacen entrar los parciales cuya relacion se quiere descubrir. En la _reunion_ de estos conceptos parciales hay sintesis, es verdad, pero no la hay en el _descubrimiento_ de sus relaciones, pues este se hace por analisis. El que se hayan tenido que reunir varios conceptos para formar un juicio, no destruye su caracter de analitico, pues de otro modo seria menester decir que no hay ningun juicio analitico. Si se afirma: el hombre es racional; en el concepto de hombre entran dos, animal y racional, lo que no quita que el juicio sea analitico. Este caracter consiste en que como lo dice su mismo nombre, baste la descomposicion de un concepto para encontrar en el ciertos predicados, y prescinde del modo con que se ha formado el concepto que se descompone y de si se han hecho entrar en el dos o mas conceptos. [291.] De esta doctrina resulta con claridad en que consiste la evidencia mediata. El predicado esta tambien contenido en la idea del sujeto, pero la limitacion de nuestra inteligencia hace que o estas ideas sean incompletas, o no las veamos en toda su extension, o no distingamos bien lo que en las mismas pensamos ya de un modo confuso; y de aqui dimana el que no sea suficiente entender el significado de las palabras para ver desde luego contenido el predicado en la idea del sujeto. Ademas, los objetos, aun los puramente ideales, se nos presentan como dispersos; de aqui es que no conociendo el conjunto, vamos pasando sucesivamente de unos a otros, descubriendo las relaciones que tienen entre si, a medida que los vamos aproximando. [292.] De lo dicho se infiere que en el orden puramente ideal todos los juicios son analiticos, pues todo conocimiento de este orden se hace con la intuicion de lo que hay en un concepto mas o menos complicado, y que no hay mas sintesis que la necesaria para aproximar los objetos reuniendo sus conceptos en uno total que nos sirva para el descubrimiento de la relacion de los parciales. [293.] La x pues de que nos habla Kant, y cuyo despejo es uno de los problemas mas importantes de la filosofia, no sera mas que la facultad del entendimiento para reunir en un concepto total conceptos de cosas diferentes y descubrir en aquel las relaciones que estos tienen entre si. Esta facultad no es un descubrimiento nuevo; pues que con este o aquel nombre, la han reconocido todas las escuelas. Nadie ha disputado al entendimiento la facultad de comparar; y la comparacion es una operacion por la cual el entendimiento se pone a la vista dos o mas conceptos para conocer las relaciones que tienen entre si. En este acto se forma un concepto total del cual los comparados son una parte; asi como hemos visto que en las construcciones geometricas para averiguar la relacion de varias figuras, se construye una que las comprenda todas y que sea como el campo en el cual se haga la comparacion. Basta por ahora lo dicho sobre los juicios analiticos y sinteticos, pues que no proponiendome tratarlos sino en general, y en cuanto tienen relacion con la certeza, no descendere a pormenores haciendo aplicacion a varias ideas, cuyo analisis corresponde a otros lugares de esta obra. CAPITULO XXX. CRITERIO DE VICO. [294.] Con las cuestiones de los capitulos anteriores relativas a la evidencia inmediata y a la mediata, esta enlazada la doctrina de Vico sobre el criterio de la verdad. Cree este filosofo que dicho criterio consiste en haber hecho la verdad conocida; que nuestros conocimientos son completamente ciertos cuando se verifica dicha circunstancia; y que van perdiendo de su certeza a proporcion que el entendimiento pierde su caracter de causa con respecto a los objetos. Dios, causa de todo, lo conoce perfectamente todo; la criatura, de causalidad muy limitada, conoce tambien con mucha limitacion; y si en alguna esfera puede asemejarse a lo infinito, es en ese mundo ideal que ella propia se construye, y que puede extender a su voluntad, sin que sea dable senalarle un linde que no pueda todavia retirar. Dejemos hablar al mismo autor. "Los terminos _verum et factum_, lo verdadero y lo hecho, se ponen el uno por el otro entre los latinos, o como dice la escuela, se convierten. Para los latinos _intelligere_, comprender, es lo mismo que leer con claridad y conocer con evidencia. Llamaban _cogitare_ lo que en italiano se dice _pensare e andar raccogliendo_; _ratio_, razon, designaba entre ellos una coleccion de elementos numericos, y ese don que distingue al hombre de los brutos y constituye su superioridad. Llamaban ordinariamente al hombre un animal participe de la razon (_rationis particeps_) y que por tanto no la posee absolutamente. Asi como las palabras son los signos de las ideas, las ideas son los signos y representaciones de las cosas. Asi como leer _legere_, es reunir los elementos de la escritura de los cuales se forman las palabras, la inteligencia, _intelligere_, consiste en reunir todos los elementos de una cosa, de lo que resulta la idea perfecta. Por donde podemos conjeturar que los antiguos italianos admitian la doctrina siguiente sobre lo verdadero: lo verdadero es lo hecho mismo; y por consiguiente Dios es la verdad primera porque es el primer hacedor (_factor_), la verdad infinita porque ha hecho todas las cosas, la verdad absoluta, pues que representa todos los elementos de las cosas tanto internos como externos, porque los contiene. Saber es reunir los elementos de las cosas; de donde se sigue que el pensamiento (_cogitatio_) es propio del espiritu humano, y la inteligencia lo es del espiritu divino: porque Dios reune todos los elementos de las cosas internos y externos a causa de que los contiene, y el propio es quien los dispone; mientras el espiritu humano limitado como es, y fuera de todo lo que no es el mismo, puede aproximar los puntos extremos mas no reunirlo todo; de manera que puede pensar sobre las cosas, pero no comprenderlas; y he aqui por que participa de la razon, mas no la posee. Para aclarar estas ideas con una comparacion: lo verdadero divino es una imagen solida de las cosas, como una figura plastica; lo verdadero humano es una imagen plana sin profundidad, como una pintura. Asi como lo verdadero divino lo es, porque Dios en el acto mismo de su conocimiento dispone y produce, lo verdadero humano es para las cosas en que el hombre dispone y crea de una manera semejante. La ciencia es el conocimiento del modo con que la cosa se hace; conocimiento en el cual el espiritu mismo hace el objeto, pues que recompone sus elementos. El objeto es un solido para Dios que comprende todas las cosas; una superficie para el hombre que no comprende sino lo exterior. Establecidos estos puntos para ponerlos mas facilmente en armonia con nuestra religion, conviene saber, que los antiguos filosofos de Italia identificaban lo verdadero con lo hecho, porque creian el mundo eterno: asi los filosofos paganos adoraron un Dios que obraba siempre _ad extra_, cosa desechada por nuestra teologia. Por cuyo motivo en nuestra religion, en la cual profesamos que el mundo ha sido criado de la nada en el tiempo, es necesario establecer una distincion, identificando lo verdadero criado con lo hecho, y lo verdadero increado con el _engendrado_ (genito). Asi la Sagrada Escritura con una elegancia verdaderamente divina, llama Verbo a la sabiduria de Dios que contiene en si las ideas de todas las cosas y los elementos de las ideas mismas. En este Verbo, lo verdadero es la comprension misma de todos los elementos de este universo, la cual podria formar infinitos mundos. De estos elementos conocidos y contenidos en la omnipotencia divina, se forma el Verbo real absoluto, conocido desde toda la eternidad por el Padre y engendrado por el, tambien desde toda la eternidad." (De la antigua sabiduria de la Italia, lib. 1. cap. 1). [295.] De estos principios saca Vico consecuencias muy trascendentales, entre ellas la de explicar la causa de la division de nuestra ciencia en muchos ramos, y de los diferentes grados de certeza con que se distinguen. Las matematicas son las mas ciertas porque son una especie de creacion del entendimiento, el que partiendo de la unidad y de un punto, se construye un mundo de formas y de numeros, prolongando las lineas y multiplicando la unidad, hasta lo infinito. Asi conoce lo que el mismo produce, resultando que los mismos teoremas tenidos vulgarmente como objetos de pura contemplacion, han menester accion como los problemas. La mecanica ya es menos cierta que la geometria y la aritmetica, porque considera el movimiento realizado en las maquinas; y la fisica lo es todavia menos, porque no considera como la mecanica el movimiento externo de las circunferencias sino el movimiento interno de los centros. En las ciencias del orden moral hay todavia menos certeza, porque no se ocupan de los movimientos de los cuerpos, los cuales dimanan de un origen cierto y constante que es la naturaleza, sino de los movimientos de las almas que se realizan a grandes profundidades y con frecuencia nacen del capricho. "La ciencia humana, dice, ha nacido de un defecto del espiritu humano, que en su extrema limitacion esta fuera de todas las cosas, no contiene nada de lo que quiere conocer, y por consiguiente no puede hacer la verdad a la cual aspira. Las ciencias mas ciertas son las que expian el vicio de su origen, y se asimilan como creacion a la ciencia divina, es decir, aquellas en que lo verdadero y lo hecho son mutuamente convertibles. "De lo que precede se puede inferir que el criterio de lo verdadero y la regla para reconocerlo, es el _haberlo hecho_; por consiguiente la idea clara y distinta que tenemos de nuestro espiritu, no es un criterio de lo verdadero, y no es ni aun un criterio de nuestro espiritu; porque el alma conociendose, no se hace a si misma; y pues que no se hace, no sabe la manera con que se conoce. Como la ciencia humana tiene por base la abstraccion, las ciencias son tanto menos ciertas cuanto mas se acercan a la materia corporal................. .................................................................... "Para decirlo en una palabra, lo verdadero es convertible con lo bueno, si lo que es conocido como verdadero tiene su ser del espiritu que lo conoce, imitando la ciencia humana a la divina por la cual Dios conociendo lo verdadero lo engendra _en lo interior_ en la eternidad, y lo hace _en lo exterior_ en el tiempo. En cuanto al criterio de verdad es para Dios el comunicar la bondad a los objetos de su pensamiento (vidit Deus quod essent bona): y para los hombres el haber _hecho lo verdadero que conocen_." (Ibidem Sec. 1). [296.] No puede negarse que el sistema de Vico revela un pensador profundo que ha meditado detenidamente sobre los problemas de la inteligencia. La linea divisoria en cuanto a la certeza de las ciencias es sobre manera interesante. A primera vista nada mas especioso que la diferencia senalada entre las ciencias matematicas y las naturales y morales. Las matematicas son absolutamente ciertas porque son obra del entendimiento, son como el entendimiento las ve, porque el mismo las construye; al contrario, las naturales y morales versan sobre objetos independientes de la razon, que tienen por si mismos una existencia propia, y de aqui es que el entendimiento conoce poco de ellos; y en esto se engana con tanta mas facilidad cuanto mas penetra en la esfera donde su construccion no alcanza. He llamado especioso a este sistema porque examinado a fondo se le encuentra destituido de cimiento solido; al paso que he reconocido en su autor un pensamiento profundo, porque efectivamente lo hay en considerar las ciencias bajo el punto de vista que el las considera. [297.] La inteligencia solo conoce lo que hace. Esta proposicion que resume todo el sistema de Vico, no puede afianzarse en nada; y el filosofo napolitano se encontraria detenido en sus primeros pasos con solo pedirle la prueba de lo que afirma. ?Por que la inteligencia solo conoce lo que hace? ?Por que el problema de la representacion no ha de tener solucion posible sino en la causalidad? Creo haber demostrado que a mas de este origen se encuentra otro en la identidad, y tambien en la idealidad enlazado del modo debido con la causalidad. [298.] Entender no es causar: puede haber, y la hay en efecto, una inteligencia productora; pero en general el acto de entender y el de causar ofrecen ideas distintas. La inteligencia supone una actividad, porque sin esta no se concibe aquella vida intima que distingue al ser inteligente: pero esta actividad no es productora de los objetos conocidos, se ejerce de un modo inmanente sobre estos objetos, presupuestos ya en union con la inteligencia, mediata o inmediatamente. [299.] Si la inteligencia estuviese condenada a no conocer sino lo que ella misma hace, no es facil concebir como el acto de entender pudiera comenzar; colocandonos en el momento inicial, no sabremos como explicar el desarrollo de esta actividad: porque si no puede entender sino lo que ella hace, ?que entendera en el primer momento cuando aun no ha hecho nada? En el sistema que nos ocupa, no hay otro objeto para la inteligencia que el que ella misma se produce; por otra parte entender sin objeto entendido es una contradiccion; asi, en el momento inicial, no habiendo nada producido, no puede haber nada entendido; y por consiguiente la inteligencia es inexplicable. No cabe suponer que la actividad se despliega ciegamente; no hay nada ciego cuando se trata de representacion, y la actividad productiva se refiere esencialmente a cosas representadas en cuanto representadas. El que estas sean producidas en lo exterior con existencia distinta de la representacion intelectual, es indiferente para el problema de la inteligencia. Asi, como explica el mismo Vico, la razon humana conoce lo que ella construye en un mundo puramente ideal, y Dios conoce al Verbo que engendra, no obstante de que este Verbo no esta fuera de la esencia divina sino identificado con ella. [300.] No se contenta el filosofo napolitano con aplicar su sistema a la razon humana; lo generaliza a todas las inteligencias, inclusa la divina; bien que procurando con loable religiosidad, conciliar sus doctrinas ideologicas con los dogmas del cristianismo. Y en verdad que los problemas de la inteligencia no pueden resolverse cumplidamente sino encumbrandose a tanta altura. Para conocer al entendimiento humano, no basta seguir los pasos de la humana razon; es necesario proponerse ademas el problema general de la inteligencia misma, ora se limite como la nuestra a flacas vislumbres, ora se dilate por las regiones de la infinidad en un pielago de luz. Las sublimes palabras con que san Juan comienza su Evangelio, encierran, a mas de la verdad augusta ensenada por la inspiracion divina, doctrinas trascendentales que aun miradas bajo un punto de vista meramente filosofico, son de una importancia mayor de la que encontrarse pudiera en las palabras de ningun hombre. Al identificar lo verdadero con lo hecho, advierte Vico que segun el dogma de nuestra religion, es necesario distinguir entre lo creado y lo increado. A lo primero se le debe llamar hecho, a lo segundo engendrado. Pondera la elegancia divina con que la Escritura santa llama Verbo a la Sabiduria de Dios, en la cual se contienen las ideas de todas las cosas, y los elementos de las ideas mismas; sin embargo, las palabras de Vico son muy inexactas, cuando al explicar la concepcion de dicho Verbo, parecen dar a entender que solo resulta de los elementos conocidos y contenidos en la omnipotencia divina. "En este Verbo, dice, lo verdadero es la comprension misma de todos los elementos de este universo, la cual podria formar infinitos mundos; de estos elementos conocidos y contenidos en la omnipotencia divina, se _forma_ el Verbo real, absoluto, conocido desde toda la eternidad por el Padre, y engendrado por el desde toda la eternidad." (De la Antigua Sabiduria de la Italia, lib. 1, cap. 1.) Si el autor quiere significar que el Verbo es concebido por solo el conocimiento de lo contenido en la omnipotencia divina, su asercion es falsa; si no quiso significar esto, su locucion es inexacta. Santo Tomas (1 part., cuest. 34, art. 3.)pregunta si en el nombre del Verbo se contiene alguna relacion a la criatura "utrum in nomine Verbi importetur respectus ad creaturam" y alli resuelve la cuestion con admirable laconismo y solidez. "Respondo que en el Verbo se contiene relacion a la criatura. Dios conociendose a si mismo, conoce a toda criatura. El verbo pues, concebido en la mente, es representativo de todo aquello que actualmente se entiende. Asi en nosotros hay diversos verbos segun son diversas las cosas entendidas. Pero como Dios con un solo acto se conoce a si y a todas las cosas, su unico Verbo es expresivo no solo del padre sino tambien de las criaturas. Y asi como la ciencia de Dios en cuanto a Dios, es solo conocimiento, pero en cuanto a las criaturas es conocimiento y causa, asi el Verbo de Dios con respecto a Dios Padre, es solo expresivo, pero con relacion a las criaturas es expresivo y productivo, por cuya razon se dice en el salmo 32: dijo, y las cosas fueron hechas, porque en el Verbo se contiene la razon productiva de las cosas que Dios hace[1]." [Footnote 1: Respondeo dicendum, quod in Verbo importatur respectus ad creaturam. Deus enim cognoscendo se, cognoscit omnem creaturam. Verbum igitur in mente conceptum est representativum omnis eius, quod actu intelligitur. Unde in nobis sunt diverso verbo, secundum diversa, quae intelligimus. Sed quia Deus uno actu et se, et omnia intelligit, unicum verbum eius est expressivum, non solum Patris sed etiam creaturarum. Et sicut Dei scientia, Dei quidem est congnoscitiva tantum, creaturarum autem cognoscitiva et factiva; ila verbum Dei, eius quod in Deo Patre est, est expressivum tantum, creaturarum vero est expressivum, et operativum, et propter hoc dicitur in Psal. 32. Dixit, et facta sunt, quia importatur in verbo ratio factiva eorum qua Deus facit.] Por este pasaje se echa de ver que segun la doctrina de Santo Tomas, el Verbo expresa tambien a las criaturas, pero que el es concebido no solo por el conocimiento de estas, sino y primariamente, por el conocimiento de la esencia divina; "el Padre, dice en otra parte el Santo Doctor, entendiendose a si y al Hijo y al Espiritu Santo y a todas las cosas contenidas en su ciencia, concibe al Verbo de manera que toda la Trinidad es _dicha_ en el Verbo y tambien toda criatura[2]." [Footnote 2: Pater enim intelligendo se et Filium et Spiritum Sanctum et omnia alia quae eius scientia continentur, concipit Verbum, ut sic tota Trinitas Verbo dicatur, et etiam omnis creatura (1. par. q. 31. art. 1 - ad. 3.)] [301.] Hay tambien otra doctrina de Santo Tomas que se opone al sistema de Vico. Segun este, la inteligencia conoce lo que hace, y solo lo que hace, y solo por que lo hace; pues que lo hecho y lo verdadero son convertibles, siendo lo hecho el unico criterio de verdad. Esta doctrina la aplica Vico a la inteligencia divina sustituyendo a _hecho, engendrado;_ con lo cual invierte el orden de las ideas, pues que ni segun nuestro modo de concebir, Dios entiende porque engendra, sino que engendra porque entiende; no se concibe la generacion del Verbo sin concebir antes la inteligencia. "En quien entiende, dice Santo Tomas, por lo mismo que entiende, procede alguna cosa dentro de el, lo cual es el concepto de la cosa entendida, y proviene de la fuerza intelectual y de su noticia[3]". [Footnote 3: Quicumque autem intelligit ex hoc ipso quod intelligit, procedit aliquid intra ipsum, quod est conceptio rei intellectae ex vi intellectiva proveniens et ex eius notitia procedens. Quam quidem conceptionem vox significat, et dicitur verbum cordis, significatum verbo vocis. (1. p. q. 27. art. 1.).] Esta doctrina de Santo Tomas confirma la opinion expuesta mas arriba, sobre la imposibilidad de explicar el acto intelectual por sola la produccion. Es evidente que para producir en el orden intelectual, es necesario entender ya: y por consiguiente en el momento inicial de toda inteligencia, no puede ponerse la accion productiva, sino la intuicion del objeto. En este mismo sentido habla Santo Tomas, en el modo que hablar puede el hombre de las cosas divinas: no funda en la generacion del Verbo la inteligencia divina; antes por el contrario, en la inteligencia funda la generacion del Verbo. Dios, segun Santo Tomas, engendra al Verbo porque entiende, no entiende porque engendra: y si bien en este Verbo pone el Santo Doctor la expresion de todo cuanto esta contenido en Dios, es presuponiendo la inteligencia divina, con la cual se hace posible decir o proferir el Verbo. El orden de los conceptos, pues, es el siguiente: entendimiento, objeto entendido, verbo procedente de la accion de entender por el cual el ser inteligente se expresa, se dice a si propio, la misma cosa entendida. Aplicadas estas ideas a Dios, seran: Dios Padre inteligente; esencia divina con todo lo que ella contiene, entendida; Verbo o Hijo engendrado por este acto intelectual, y expresivo de todo lo que se encierra en este acto generador. [302.] No es mi animo inculpar a Vico; solo he querido hacer notar la inexactitud de sus palabras, haciendole por otra parte la justicia de creer que el entendia las cosas del mismo modo que las he explicado, aunque no acerto a expresarse con la debida claridad. Pasemos ahora a considerar el sistema de Vico bajo puntos de vista menos delicados. Es facil notar que admitiendo lo hecho por unico criterio de verdad, la inteligencia queda incomunicada con todo lo que no sean sus obras. Ni a si misma se puede conocer, porque no se hace. "El alma, conociendose, dice Vico, no se hace, y por lo mismo no sabe la manera con que se conoce;" de suerte que prescindiendo del problema de la inteligibilidad que se ha ventilado mas arriba (cap. XII,) niega Vico a nuestra alma el criterio de si propia por la unica razon de que no se causa a si misma. Entonces, la identidad lejos de ser un origen de representacion como se ha probado (cap. XI), es incompatible con ella; nada podra conocerse a si mismo porque nada se hace a si mismo. De esto resulta un gravisimo error; pues que se infiere que tampoco Dios puede conocerse a si mismo; porque no se causa a si mismo. Ni basta decir que se conoce en el Verbo, pues que si no se supone la inteligencia, el Verbo es imposible. [303.] Todo el mundo de la realidad distinto del ser intelectual, sera desconocido para siempre; de donde se deduce que el sistema de Vico lleva al escepticismo mas riguroso. ?Que admite el filosofo napolitano? el conocimiento por el espiritu, de la obra misma del espiritu; en esto se comprenden los actos de conciencia y todos los objetos puramente ideales que en ella nos creamos; esto tambien lo admiten los escepticos, ninguno de ellos dejara de convenir que hay en nosotros conciencia, que hay un mundo ideal, obra de esta conciencia misma o atestiguado por ella. Si pues no admitimos otro criterio de verdad que lo hecho, abrimos la puerta al escepticismo, abandonamos el mundo de las realidades para establecernos en el de las apariencias. No obstante isingularidad de las opiniones humanas! Vico pensaba todo lo contrario; el creia que solo con su sistema era posible rebatir a los escepticos. Es curioso oirle decir con admirable seriedad "el unico medio de destruir el escepticismo es tomar por criterio de verdad, que cada cual esta seguro de lo verdadero que hace." ?En que puede fundarse tamana extraneza? oigamos al filosofo, que dice cosas muy buenas, pero que no se alcanza como pueden conducir a la destruccion del escepticismo. "Los escepticos van repitiendo siempre que las cosas les _parecen_, pero que ignoran lo que ellas son en realidad; confiesan los efectos y conceden por consiguiente que estos efectos tienen sus causas; pero afirman que no conocen a estas porque ignoran el genero o la forma segun la cual las cosas se hacen. Admitid estas proposiciones, y retorcedlas contra ellos de la manera siguiente: esta comprension de causas que contiene todos los generos o todas las formas bajo las cuales son dados todos los efectos, cuyas apariencias confiesa ver el esceptico, pero cuya esencia real asegura ignorar; esta comprension de causas se halla en la primera verdad que las comprende todas, y donde todas estan contenidas hasta las ultimas. Y pues que esta verdad las comprende todas, es infinita, y no excluye ninguna, y tiene la prioridad sobre el cuerpo que no es mas que un efecto. Por consiguiente esta verdad es alguna cosa espiritual, en otros terminos es Dios, el Dios que confesamos nosotros los cristianos; sobre esta verdad debemos medir la verdad humana, pues que la verdad humana es aquella cuyos elementos hemos ordenado nosotros mismos, aquello que contenemos en nosotros y que por medio de ciertos postulados podemos prolongar y seguir hasta lo infinito. Ordenando estas verdades las conocemos, y las hacemos a un mismo tiempo; y he aqui por que en este caso poseemos el genero o la forma segun la cual hacemos" (Ibid. 3.). En esta refutacion de los escepticos nada encuentro que pueda destruir el escepticismo. Aun suponiendo que todos admiten el principio de causalidad, lo que no es exacto, ?que se puede sacar de este principio cuando se senala por unico criterio la obra del mismo entendimiento que ha de emplear el principio? Si no hay mas criterio que el de causalidad, el entendimiento se encuentra aislado, sin poder ir mas alla en el orden de los efectos, que hasta donde llegan los producidos por el mismo; y en el de las causas, no puede subir mas arriba que de si propio; porque si sube, ya conoce cosas que el no ha hecho, a saber, la causa que le ha producido a el. En este supuesto los escepticos quedan triunfantes; el conocimiento se reduce al mundo interior, a las simples apariencias; cuando de estas se quiera salir se tropieza con el obstaculo del criterio unico, el cual se opone al conocimiento de todo lo _no hecho_ por el entendimiento mismo. Entonces la realidad nos esta vedada y nos hallamos separados de ella por un vallado insalvable. El mundo en si, sera lo que se quiera suponer; mas para nosotros no sera nada. Esta ley se aplicara a todas las inteligencias, de manera que la realidad solo podra ser conocida por la causa primera. Estas consecuencias son inadmisibles en no arrojandose sin reserva al campo del escepticismo, y no obstante son inevitables en el sistema de Vico. Original ocurrencia la de querer combatir el escepticismo con un sistema que le abre la mas anchurosa puerta. CAPITULO XXXI. CONTINUACION. [304.] Si en algun terreno pudiera ser admitido el criterio del filosofo napolitano, seria en el de las verdades ideales. Como estas prescinden absolutamente de la existencia, puede suponerselas conocidas hasta por un entendimiento que no las produzca en la realidad. En cuanto conocidas por el entendimiento nada envuelven de real, y por consiguiente no entranan ninguna condicion que exija fuerza productiva, a no ser que esta se refiera a un orden de pura idealidad. En este orden parece que la razon humana produce efectivamente: porque tomando por ejemplo la geometria, es facil de notar que aun en su parte mas elevada y de mayor complicacion, no es mas que una especie de construccion intelectual donde solo se halla lo que la razon ha puesto. Esta razon es la que a fuerza de trabajo ha ido reuniendo los elementos y combinandolos de distintas maneras hasta llegar al asombroso resultado del cual pueda decir con verdad: esto es mi obra. Sigase con atenta observacion el desarrollo de la ciencia geometrica y se echara de ver que la dilatada serie de axiomas, teoremas, problemas, demostraciones, resoluciones, arranca de unos cuantos postulados, y que continua siempre con la ayuda o de estos mismos o de otros que la razon excogita, conforme lo exige la necesidad o la utilidad. ?Que es la linea? una serie de puntos. La linea pues es una construccion intelectual, no envuelve otra cosa que las fluxiones sucesivas de un punto. ?Que es el triangulo? una construccion intelectual en que se reunen los extremos de tres lineas. ?Que es el circulo? es otra construccion intelectual, el espacio encerrado por la circunferencia, formada a su vez por el extremo de una linea que gira al rededor de un punto. ?Que son todas las demas curvas? lineas marcadas por el movimiento de un punto con arreglo a una cierta ley de inflexion. ?Que es la superficie? ?no se engendra su idea con el movimiento de una linea, asi como el solido con el movimiento de una superficie? ?Que son todos los objetos de la geometria sino lineas, superficies y solidos de varias especies y con diversas combinaciones? La aritmetica universal es una creacion del entendimiento, ora la consideremos en la aritmetica propiamente dicha, ora en el algebra. El numero es un conjunto de unidades; el entendimiento es quien las reune: el dos no es mas que uno mas uno, el tres es dos mas uno, y de esta suerte se forman todos los valores numericos, por consiguiente las ideas expresivas de estos valores contienen una creacion de nuestro espiritu, son su obra, nada encierran sino lo que el mismo ha puesto en ellas. Ya se ha notado que el algebra es una especie de lenguaje. Sus reglas tienen una parte de convencionales, y las formulas mas complicadas se resuelven en un principio convencional. Tomemos una muy sencilla: $a^0=1$; ?por que? porque $a^0=a^{n-n}$; ?por que? La razon es porque se ha convenido en senalar la division por la resta de los esponentes; y de consiguiente $\frac{a^n}{a^n}$ que evidentemente es igual a uno; se puede expresar por $\frac{a^n}{a^n}=a^{n-n}=a^0$. [305.] Estas observaciones parecen probar que en realidad es verdadero el sistema de Vico en lo que concierne a las matematicas puras, es decir a una ciencia del orden puramente ideal. Aunque tal vez podria ensayarse lo mismo con relacion a otras ciencias, por ejemplo a la metafisica, no lo hare, porque en saliendo de las matematicas, ya es dificil encontrar un terreno donde no haya opiniones opuestas. Ademas, que en habiendo manifestado hasta que punto es admisible el sistema de Vico en las ciencias matematicas, quedaran tambien resueltas las dificultades que puede haber en lo que concierne a otros ramos. [306.] El entendimiento construye en un orden puramente ideal, es innegable; y en esto convienen todas las escuelas. Nadie duda de que la razon supone, combina, compara, deduce: operaciones que no pueden concebirse sin una especie de construccion intelectual. En este caso el entendimiento sabe lo que hace, porque su obra le esta presente; cuando combina sabe lo que combina, cuando compara y deduce, sabe lo que deduce y compara, cuando estriba en ciertas suposiciones que el mismo ha establecido, sabe en que consisten, pues se apoya en ellas. [307.] El entendimiento conoce lo que hace, pero conoce mas de lo que hace; hay verdades que no son ni pueden ser su obra, pues que son el cimiento de todas sus obras: por ejemplo el principio de contradiccion. ?Puede decirse que la imposibilidad de ser y no ser una cosa a un mismo tiempo, sea obra de nuestra razon? no ciertamente. La razon misma es imposible si el principio no esta supuesto ya; el entendimiento le encuentra en si propio como una ley absolutamente necesaria, como una condicion _sine qua non_ de todos sus actos. He aqui fallido el criterio de Vico: "el entendimiento solo conoce la verdad que hace;" sin embargo la verdad del principio de contradiccion, el entendimiento la conoce y no la hace. [308.] Los hechos de conciencia son conocidos por la razon, no obstante de que no son su obra. Estos hechos a mas de estar presentes a la conciencia, son objeto de las combinaciones de la razon; he aqui otro caso en que falla el criterio de Vico. [309.] Aun en las cosas que son obra puramente intelectual, el entendimiento conoce lo que hace, pero no hace lo que quiere; de lo contrario seria menester decir que las ciencias son absolutamente arbitrarias; en vez de los resultados geometricos que tenemos ahora, podriamos tener tantos otros cuantos son los hombres que piensan en lineas, superficies y solidos. ?Esto que indica? que la razon esta sometida a ciertas leyes, que sus construcciones estan ligadas a condiciones de que no se puede prescindir: una de ellas es el principio de contradiccion, al cual no se puede faltar nunca so pena de anonadar todo conocimiento. Es verdad que se llega a sacar el volumen de una esfera por medio de una serie de construcciones intelectuales; pero yo pregunto: ?pueden dos entendimientos llegar a dos valores diferentes? no, esto es absurdo; seguiran quizas diversos caminos, expresaran sus demostraciones y sus resultados de distintas maneras, pero el valor es el mismo; si hay diferencia, hay error por una u otra parte. [310.] Profundizando la materia se echa de ver que la construccion intelectual de que nos habla Vico, es una cosa generalmente admitida. Lo que hay de nuevo en el sistema de este filosofo son dos cosas, una buena y otra mala: la buena, es el haber indicado una de las razones de la certeza de las matematicas y demas ciencias de un orden puramente ideal; la mala es el haber exagerado el valor de su criterio. He dicho que el sistema del filosofo napolitano expresaba un hecho generalmente reconocido, mas que por su parte lo habia exagerado. No cabe duda en que el entendimiento crea en algun modo las ciencias ideales ?pero de que manera? no de otra sino tomando postulados, y combinando los datos de varias maneras. Aqui se acaba su fuerza creatriz; porque en esos postulados y en esas combinaciones encuentra verdades necesarias que el no ha puesto. ?Que es el triangulo en el orden puramente ideal? una creacion del entendimiento: el es quien dispone las lineas en forma triangular, el es quien, salva esa misma forma, la modifica de infinitas maneras. Hasta aqui no hay mas que un postulado y diferentes combinaciones del mismo. Pero las propiedades del triangulo dimanan por absoluta necesidad de las condiciones del mismo postulado; estas propiedades el entendimiento no las hace, las encuentra. El ejemplo del triangulo es aplicable a toda la geometria; el entendimiento toma un postulado, esta es su obra libre, con tal que no se ponga en lucha con el principio de contradiccion; de este postulado dimanan consecuencias absolutamente necesarias, independientes de la accion intelectual, que encierran una verdad absoluta conocida por el entendimiento mismo. Por consiguiente con respecto a ellas, es falso el decir que las hace. Un hombre pone un cuerpo en tal disposicion que abandonado a su gravedad cae al suelo; ?es el hombre quien le da la fuerza de caer? no por cierto, sino la naturaleza. Lo que el hombre hace es poner la condicion bajo la cual la fuerza de gravedad pueda producir sus efectos: desde que la condicion existe, la caida es inevitable. He aqui una semejanza que manifiesta con claridad y exactitud lo que sucede en el orden puramente ideal: el entendimiento pone las condiciones, pero de estas dimanan otras verdades, _no hechas_ por el entendimiento, sino conocidas; esta verdad es absoluta, es como si dijeramos la fuerza de gravedad en el orden de las ideas. He aqui deslindado lo que hay de admisible e inadmisible en el sistema de Vico. Admisible, la fuerza de combinacion, hecho generalmente reconocido; inadmisible, la exageracion de este hecho extendido a todas las verdades, cuando solo comprende los postulados en sus varias combinaciones. En las reglas algebraicas hay una parte de convencional, en cuanto se refieren a la _expresion_; porque es evidente que esta podria haber sido diferente. Pero supuesta la expresion, el desarrollo de las reglas, no es convencional, sino necesario. En la misma expresion a^n/a^n, claro es que el numero de veces que la cantidad a entra por factor, podia haberse expresado de infinitas maneras; pero supuesto que se ha adoptado la presente, no es convencional la regla sino absolutamente necesaria; pues que sea cual fuere la expresion, siempre es cierto que la division de una cantidad por si misma con distintos exponentes, da por resultado la disminucion del numero de veces que entra por factor; lo que se significa por la resta de los exponentes; y por tanto, si el numero de veces es igual en el dividendo y en el divisor, el resultado ha de ser = 0. Por donde se echa de ver, que aun en el algebra, lo que hace el entendimiento es poner las condiciones, y expresarlas como mejor le parece: mas aqui concluye su obra libre, pues de estas condiciones resultan verdades necesarias; el no las hace, solo las conoce. El merito de Vico en este punto consiste en haber emitido una idea muy luminosa sobre la causa de la mayor certeza en las ciencias puramente ideales. En estas el entendimiento pone el propio las condiciones bajo las cuales ha de levantar el edificio; el escoge por decirlo asi el terreno, forma el plan, y levanta las construcciones con arreglo a este; en el orden real este terreno lo es previamente senalado, asi como el plan del edificio y los materiales con que lo ha de levantar. En ambos casos esta sometido a las leyes generales de la razon; pero con la diferencia de que en el orden puramente ideal, ha de atender a esas leyes y a nada mas; pero en el real, no puede prescindir de los objetos considerados en si, y esta condenado a sufrir todos los inconvenientes que por su naturaleza le ofrecen. Aclaremos estas ideas con un ejemplo. Si quiero determinar la relacion de los lados de un triangulo bajo ciertas condiciones, me basta suponerlas y atenerme a ellas; el triangulo ideal es en mi entendimiento una cosa enteramente exacta y ademas fija: si le supongo isosceles con la relacion de los lados a la base como de cinco a tres, esta razon es absoluta, inmutable, mientras yo no altere el supuesto; en todas las operaciones que haga sobre estos datos puedo enganarme en el calculo, pero el error no provendra de la inexactitud de los datos. El entendimiento conoce bien, porque lo conocido es su misma obra. Si el triangulo no es puramente ideal sino realizado sobre el papel o en el terreno, el entendimiento vacila; porque las condiciones que el fija con toda exactitud en el orden ideal, no pueden ser trasladadas de la misma manera al orden real: y aun cuando lo fuesen, el entendimiento carece de medios para apreciarlo. He aqui por que dice Vico con mucha verdad, que nuestros conocimientos pierden en certeza a proporcion que se alejan del orden ideal y se engolfan en la realidad de las cosas. [311.] Dugald Steward se aprovecharia probablemente de esta doctrina de Vico al explicar la causa de la mayor certeza de las ciencias matematicas. Dice que esta no se funda en los axiomas sino en las definiciones; es decir que con corta diferencia, viene a parar al sistema del filosofo napolitano de que las matematicas son las ciencias mas ciertas, porque son una construccion intelectual fundada en ciertas condiciones que el mismo entendimiento pone, y que estan expresadas por la definicion. [312.] Esta diferencia entre el orden puramente ideal y el real no se habia escapado a los filosofos escolasticos. Era comun entre ellos el dicho de que de los contingentes y particulares no hay ciencia, que las ciencias solo son de las cosas necesarias y universales: sustituid a la palabra contingente la de real, pues toda realidad finita es contingente; en vez de universal poned ideal, pues lo puramente ideal es todo universal; y encontrareis expresado lo mismo con distintas palabras. Dificil es deslindar hasta que punto se hayan aprovechado los filosofos modernos de las doctrinas de los escolasticos en lo tocante a la distincion entre los conocimientos puros y los empiricos; pero lo cierto es que en las obras de los escolasticos se hallan sobre estas cuestiones, pasajes sumamente luminosos. No fuera extrano que hubiesen sido leidos por algunos modernos, particularmente por los alemanes, cuya laboriosidad es proverbial, especialmente en lo que toca a las materias de erudicion (XXVII). CAPITULO XXXII. CRITERIO DEL SENTIDO COMUN. [313.] _Sentido comun_, he aqui una expresion sumamente vaga. Como todas las expresiones que encierran muchas y diferentes ideas, la de sentido comun debe ser considerada bajo dos aspectos, el de su valor etimologico, y el de su valor real. Estos dos valores no siempre son identicos: a veces discrepan muchisimo; pero aun en su discrepancia, suelen conservar intimas relaciones. Para apreciar debidamente el significado de expresiones semejantes, es preciso no limitarse al sentido filosofico y no desdenarse del vulgar. En este ultimo hay con frecuencia una filosofia profunda, porque en tales casos el sentido vulgar es una especie de sedimento precioso que ha dejado sobre la palabra el transito de la razon por espacio de muchos siglos. Sucede a menudo que entendido y analizado el sentido vulgar, esta fijado el sentido filosofico, y se resuelven con facilidad suma las cuestiones mas intrincadas. [314.] Es notable que aparte los sentidos corporales, haya otro criterio llamado sentido comun. _Sentido_; esta palabra excluye la reflexion, excluye todo raciocinio, toda combinacion nada de esto tiene cabida en el significado de la palabra _sentir_. Cuando sentimos, el espiritu mas bien se halla pasivo que activo; nada pone de si propio; no da, recibe; no ejerce una accion, la sufre. Este analisis nos conduce a un resultado importante, el separar del sentido comun todo aquello en que el espiritu ejerce su actividad, y el fijar uno de los caracteres de este criterio, cual es, el que con respecto a el, no hace mas el entendimiento que someterse a una ley que siente, a una necesidad instintiva que no puede declinar. [315.] _Comun_: esta palabra excluye todo lo individual, e indica que el objeto del sentido comun es general a todos los hombres. Los simples hechos de conciencia son de sentido, mas no de sentido comun; el espiritu los siente prescindiendo de la objetividad y de la generalidad; lo que experimenta en si propio es experiencia exclusivamente suya, nada tiene que ver con la de los demas. En la palabra comun, se significa que los objetos de este criterio lo son para todos los hombres, y de consiguiente se refieren al orden objetivo; pues que lo puramente subjetivo, como tal, se cine a la individualidad, en nada afecta a la generalidad. Esta observacion es tan exacta que en el lenguaje ordinario jamas se llama opuesto al sentido comun un fenomeno interior por extravagante que sea, con tal que se exprese simplemente el fenomeno y se prescinda de su relacion al objeto. A un hombre que dice, yo experimento tal o cual sensacion, me parece que veo tal o cual cosa, no se le opone el sentido comun; pero si dice: tal cosa es de tal manera, si la asercion es extravagante, se le objeta: esto es contrario al sentido comun. [316.] Yo creo que la expresion, sentido comun, significa una ley de nuestro espiritu, diferente en apariencia segun son diferentes los casos a que se aplica, pero que en realidad y a pesar de sus modificaciones, es una sola, siempre la misma, y consiste en una inclinacio natural de nuestro espiritu a dar su asenso a ciertas verdades, no atestiguadas por la conciencia, ni demostradas por la razon; y que todos los hombres han menester para satisfacer las necesidades de la vida sensitiva, intelectual o moral. Poco importa el nombre si se conviene en el hecho; sentido comun, sea o no la expresion mas adecuada para significarle, es cuestion de lenguaje, no de filosofia. Lo que debemos hacer es examinar si en efecto existe esta inclinacion de que hablamos, bajo que formas se presenta, a que casos se aplica y hasta que punto y en que grado puede ser considerada como criterio de verdad. En la complicacion de los actos y facultades de nuestro espiritu, y en la muchedumbre y diversidad de objetos que se le ofrecen, claro es que dicha inclinacion no puede presentarse siempre con el mismo caracter y que ha de sufrir varias modificaciones, capaces de hacerla considerar como un hecho distinto, aunque en realidad no sea mas que el mismo, transformado de la manera conveniente. El mejor medio de evitar la confusion de ideas, es deslindar los varios casos en que tiene cabida el ejercicio de esta inclinacion. [317.] Desde luego la encontramos con respecto a las verdades de evidencia inmediata. El entendimiento no las prueba ni las puede probar, y sin embargo necesita asentir a ellas so pena de extinguirse, como una luz que carece de pabulo. Para la vida intelectual es condicion indispensable la posesion de una o mas verdades primitivas; sin ellas la inteligencia es un absurdo. Nos encontramos pues con un caso comprendido en la definicion del sentido comun: imposibilidad de prueba; necesidad intelectual que se ha de satisfacer con el asenso; irresistible y universal inclinacion a dicho asenso. ?Hay algun inconveniente en dar a esta inclinacion el nombre de sentido comun? por mi parte no disputare de palabras, consigno el hecho, y no necesito nada mas en el terreno de la filosofia. Convengo en que al tratarse de la evidencia inmediata, la inclinacion al asenso no suele llamarse sentido comun: esto no carece de razon. Para que se aplique con propiedad el nombre de _sentido_, es necesario que el entendimiento mas bien sienta que conozca, y en la evidencia inmediata mas bien conoce que siente. Como quiera, repito que el nombre nada importa, aunque no seria dificil encontrar algun autor grave que ha dado al criterio de evidencia el titulo de sentido comun; lo que deseo es consignar esa ley de nuestra naturaleza que nos inclina a dar asenso a ciertas verdades, independientes de la conciencia y del raciocinio. No es solo la evidencia inmediata, la que tiene en su favor la irresistible inclinacion de la naturaleza; lo propio se verifica en la mediata. Nuestro entendimiento asiente por necesidad, no solo a los primeros principios, si que tambien a todas las proposiciones enlazadas claramente con ellos. [318.] Esta natural inclinacion al asenso, no se limita al valor subjetivo de las ideas, se extiende tambien al objetivo. Ya se ha visto que esa objetividad tampoco es demostrable directamente y _a priori_, no obstante que la necesitamos. Si nuestra inteligencia no se ha de limitar a un mundo puramente ideal y subjetivo, es preciso que no solo sepamos que las cosas nos _parecen_ tales con evidencia inmediata o mediata, sino que _son_ en realidad como nos parecen. Hay pues necesidad de asentir a la objetividad de las ideas, y nos hallamos con la irresistible y universal inclinacion a este asenso. [319.] Lo dicho de la evidencia mediata e inmediata con respecto al valor objetivo de las ideas, tiene lugar no solo en el orden puramente intelectual sino tambien en el moral. El espiritu, dotado como esta de libertad, ha menester reglas para dirigirse; si los primeros principios intelectuales son necesarios para conocer, no lo son menos los morales para querer y obrar; lo que son para el entendimiento la verdad y el error, son para la voluntad el bien y el mal. A mas de la vida del entendimiento, hay la vida de la voluntad; aquel se anonada si carece de principios en que pueda estribar; esta perece tambien como ser moral, o es una monstruosidad inconcebible, si no tiene ninguna regla cuya observancia o quebrantamiento constituya su perfeccion o imperfeccion. He aqui otra necesidad del asenso a ciertas verdades morales, y he aqui por que encontramos tambien esa irresistible y universal inclinacion al asenso. Y es de notar, que como en el orden moral no basta conocer, sino que es necesario obrar, y uno de los principios de accion es el sentimiento, las verdades morales no solo son conocidas sino tambien sentidas: cuando se ofrecen al espiritu, el entendimiento asiente a ellas como a inconcusas, y el corazon las abraza con entusiasmo y con amor. [320.] Las sensaciones consideradas como puramente subjetivas, tampoco bastan para las necesidades de la vida sensitiva. Es preciso que estemos seguros de la correspondencia de nuestras sensaciones con un mundo exterior, no puramente fenomenal, sino real y verdadero. El comun de los hombres no posee ni la capacidad ni el tiempo que son menester para ventilar las cuestiones filosoficas sobre la existencia de los cuerpos, y decidirlas en pro o en contra de Berkeley y sus secuaces: lo que necesita es estar enteramente seguro de que los cuerpos existen, de que las sensaciones tienen en realidad un objeto externo. Esta seguridad la poseen todos los hombres, asintiendo a la objetividad de las sensaciones, esto es, a la existencia de los cuerpos, con asenso irresistible. [321.] La fe en la autoridad humana nos ofrece otro caso de este instinto admirable. El individuo y la sociedad necesitan esa fe; sin ella, la sociedad y la familia serian imposibles; el mismo individuo estaria condenado al aislamiento, y por tanto a la muerte. Sin la fe en la palabra del hombre, el linaje humano desapareceria. Esta creencia tiene distintos grados segun las diferentes circunstancias, pero existe siempre; el hombre se inclina a creer al hombre por un instinto natural. Cuando son muchos los hombres que hablan, y no tienen contra si otros que hablan en sentido opuesto, la fuerza de la inclinacion es mayor a proporcion que es mayor el numero de los testigos, hasta llegar a un punto en que es irresistible: ?quien duda de que existe Constantinopla? y sin embargo los mas, solo lo sabemos por la palabra de otros hombres. ?En que se funda la fe en la autoridad humana? las razones filosoficas que se pueden senalar no las conoce el comun de los hombres; mas por esto su fe no deja de ser igualmente viva que la de los filosofos. ?Cual es la causa? es que hay una necesidad, y a su lado el instinto para satisfacerla; el hombre necesita creer al hombre, y le cree. Y notese bien, cuanto mayor es la necesidad tanto mayor es la fe: los muy ignorantes, los imbeciles, creen todo lo que se les dice; su guia esta en los demas hombres y ellos la siguen a ciegas; el tierno nino que nada conoce por si propio, cree con absoluto abandono las mayores extravagancias; la palabra de cuantos le rodean es para el un infalible criterio de verdad. [322.] A mas de los primeros principios intelectuales y morales, de la objetividad de las ideas y sensaciones, y del valor de la autoridad humana, necesita el hombre el asenso instantaneo a ciertas verdades que, si bien con la ayuda del tiempo podria demostrar, no le es permitido hacerlo, atendido el modo repentino con que se le ofrecen, exigiendo formacion de juicio y a veces accion. Para todos estos casos hay una inclinacion natural que nos impele al asenso. De aqui dimana el que juzguemos instintivamente por imposible o poco menos que imposible, obtener un efecto determinado por una combinacion fortuita: por ejemplo el formar una pagina de Virgilio arrojando a la aventura algunos caracteres de imprenta; el dar en un blanco pequenisimo sin apuntar hacia el, y otras cosas semejantes. ?Hay aqui una razon filosofica? ciertamente; pero no es conocida del vulgo. Esta razon se evidencia en la teoria de las probabilidades, y es una aplicacion instintiva del principio de causalidad y de la natural oposicion de nuestro entendimiento a suponer efecto cuando no hay causa, orden cuando no hay inteligencia ordenadora. [323.] En la vida humana son necesarios en infinitos casos los argumentos de analogia; ?como sabemos que el sol saldra manana? por las leyes de la naturaleza. ?Como sabemos que continuaran rigiendo? claro es que al fin hemos de parar a la analogia: saldra manana porque ha salido hoy, y salio ayer, y no ha faltado nunca; ?como sabemos que la primavera traera consigo las flores, y el otono los frutos? porque asi sucedio en los anos anteriores. Las razones que se pueden alegar fundando el argumento de analogia en la constancia de las leyes de la naturaleza y en la relacion de ciertas causas fisicas con determinados efectos, no las conoce el comun de los hombres; pero necesita el asenso, y le tiene. [324.] En todos los casos que acabo de enumerar la inclinacion al asenso se puede llamar y se llama en realidad sentido comun, excepto quizas el de la evidencia inmediata. La razon de que esta se exceptue es que en ella, si bien no cabe demostracion, hay sin embargo vision clarisima de que el predicado esta contenido en la idea del sujeto; pero en los demas casos no hay ni la demostracion, ni esa vision: el hombre asiente por un impulso natural; cuando se le objeta algo contra su creencia no llama la atencion sobre el concepto, como sucede en la evidencia inmediata; se halla completamente desconcertado, sin saber que responder; entonces aplica a la objecion, no el nombre de error ni de absurdo, sino de desproposito, de cosa contraria al sentido comun. Veamoslo en algunos ejemplos. Supongase a la vista un gran monton de arena en el cual se arroja al acaso un grano muy pequeno, revolviendo en seguida en todas direcciones; llega un hombre y dice: voy a meter la mano en el monton y a sacar al instante el grano oculto; ?que se le objeta a este hombre? ?que le responden los circunstantes? nada; desconcertados se miraran unos a otros diciendose de palabra o con la vista: ique desproposito! no tiene sentido comun. Otro dice: todo lo que vemos es nada, ni hay mundo externo, ni nosotros tenemos cuerpo. Otro dice eso que nos cuentan de que existe una ciudad llamada Londres, no es verdad. En todos estos casos nadie sabe que objetar: se oye el desatino, se le rechaza por un impulso natural, el espiritu siente que aquello es un desatino, sin verlo. [325.] El sentido comun, ?es criterio seguro de verdad? ?lo es en todos los casos? ?en cuales? ?que caracteres debe poseer para ser tenido como criterio infalible? esto es lo que vamos a examinar. El hombre no puede despojarse de su naturaleza; cuando esta habla, la razon dice que no se la puede despreciar. Una inclinacion natural es a los ojos de la filosofia una cosa muy respetable, por solo ser natural; a la razon y al libre albedrio corresponde el no dejarla extraviar. Lo que es natural en el hombre no es siempre enteramente fijo como en los brutos. En estos el instinto es ciego, porque debe serlo donde no hay razon ni libertad. En el hombre las inclinaciones naturales estan subordinadas en su ejercicio, a la libertad y a la razon: por esto, cuando se las llama instintos, la palabra debe tener acepcion muy diferente de la que le damos al aplicarla a los brutos. Esto que sucede en el orden moral, se verifica tambien en el intelectual: no solo debemos cuidar de nuestro corazon sino tambien de nuestro entendimiento: ambos estan sujetos a la ley de perfectibilidad; el bien y el mal, la verdad y el error son los objetos que se nos ofrecen; la naturaleza misma nos dice cual es el sendero que debemos tomar, pero no nos fuerza a tomarle: delante tenemos la vida y la muerte: lo que nos agrada, aquello se nos da. [326.] Independientemente de la accion del libre albedrio, hay en el hombre una cualidad muy a proposito para que las inclinaciones naturales se desvien con frecuencia de su objeto: la debilidad. Asi pues no es de extranar que estas inclinaciones se extravien tan a menudo, conduciendonos al error en lugar de la verdad; esto hace mas necesario el fijar los caracteres del sentido comun, que pueda servir de criterio _absolutamente infalible_. [327.] Senalare las condiciones que en mi concepto tiene el verdadero sentido comun, que no engana nunca. CONDICION 1.ª La inclinacion al asenso es de todo punto irresistible, de manera que el hombre ni aun con la reflexion, puede resistirle ni despojarse de ella. CONDICION 2.ª De la primera dimana la otra, a saber: toda verdad de sentido comun es absolutamente cierta para todo el linaje humano. CONDICION 3.ª Toda verdad de sentido comun puede sufrir el examen de la razon. CONDICION 4.ª Toda verdad de sentido comun tiene por objeto la satisfaccion de alguna gran necesidad de la vida sensitiva, intelectual o moral. [328.] Cuando estos caracteres se reunen, el criterio del sentido comun es absolutamente infalible, y se puede desafiar a los escepticos a que senalen un ejemplo en que haya fallado. A proporcion que estas condiciones se reunen en mas alto grado, el criterio del sentido comun es mas seguro, debiendose medir por ellas los grados de su valor. Expliquemoslo con algunos ejemplos. No cabe duda en que el comun de los hombres objetiva las sensaciones hasta el punto de trasladar a lo exterior lo mismo que ellos sienten, sin distinguir entre lo que hay de subjetivo y de objetivo. Los colores, el linaje humano los considera en las cosas mismas; para el lo verde no es la sensacion de lo verde, sino una cierta cosa, una calidad o lo que se quiera llamar, inherente al objeto. ?Es asi en realidad? no ciertamente: en el objeto externo hay la causa de la sensacion, hay la disposicion de las partes para producir por medio de la luz esa impresion que llamamos _verde_. El sentido comun nos engana, ya que el analisis filosofico le convence de falaz. ?Pero tiene todas las condiciones arriba senaladas? no. Por lo pronto le falta el ser capaz de sufrir el examen de la razon; tan luego como se reflexiona sobre el particular, se descubre que hay aqui una ilusion tan inocente como hermosa. Le falta ademas al asenso la condicion de irresistible; porque desde el momento en que nos convencemos de que hay ilusion, el asenso deja de existir. No es universal el asenso pues no le tienen los filosofos. No es indispensable para satisfacer alguna necesidad de la vida; y por consiguiente no tiene ninguna de las condiciones arriba senaladas. Lo que se ha dicho de la vista puede aplicarse a todas las sensaciones; ?hasta que punto sera valedero pues el testimonio del sentido comun en cuanto nos lleva a objetivar la sensacion? helo aqui. Para las necesidades de la vida es necesaria la seguridad de que a las sensaciones les corresponden objetos externos; a esto asentimos con impulso irresistible, todos los hombres, sin distincion alguna. La reflexion no basta para despojarnos de la inclinacion natural; y la razon, aun la mas cavilosa, si alguna vez puede hacer vacilar los fundamentos de esta creencia, no alcanza a convencerla de erronea. Los que dan mayor importancia a esas cavilaciones podran decir que no sabemos si existen los cuerpos, pero no probar que no existan. En este punto pues, la inclinacion natural reune todos los caracteres para elevarse al rango de criterio infalible; es irresistible, es universal, satisface una gran necesidad de la vida y sufre el examen de la razon. Por lo que toca a las calidades, objeto directo de la sensacion, no necesitamos que existan en los mismos cuerpos; nos basta que en estos haya algo que nos produzca de cualquiera modo que sea, la impresion correspondiente. Poco importa que el color verde y el anaranjado sean o no calidades de los objetos, con tal que en ellos sea constante la calidad que nos produce en los casos respectivos, la sensacion de anaranjado o de verde. Para todos los usos de la vida resulta lo mismo en un caso que en otro; aun cuando el analisis filosofico se generalizase, no se perturbarian las relaciones del hombre con el mundo sensible. Hay quizas una especie de desencanto de la naturaleza, pues que el mundo despojado de las sensaciones no es ni con mucho tan bello; pero el encanto continua para la generalidad de los hombres; a el esta sometido tambien el filosofo excepto en los breves instantes de reflexion; y aun en estos, siente un encanto de otro genero, al considerar que gran parte de esa belleza que se atribuye a los objetos la lleva el hombre en si mismo, y que basta el simple ejercicio de las facultades armonicas de un ser sensible para que el universo entero se revista de esplendor y de galas (XXVIII). CAPITULO XXXIII. ERROR DE LA-MENNAIS SOBRE EL CONSENTIMIENTO COMUN. [329.] La fe instintiva en la autoridad humana de que hablo en el capitulo anterior, es un hecho atestiguado por la experiencia y que ningun filosofo ha puesto en duda. Esa fe, dirigida por la razon de la manera conveniente, constituye uno de los criterios de verdad. Los errores a que en ciertos casos puede inducir, son inherentes a la debilidad humana, y estan abundantemente compensados por las ventajas que dicha fe produce al individuo y a la sociedad. Un celebre escritor ha querido refundir todos los criterios en el de la autoridad humana, afirmando resueltamente que el "consentimiento comun, _sensus communis_, es para nosotros el sello de la verdad, y que no hay otro," (La-Mennais Ensayo sobre la indiferencia en materia de religion tom. 2 cap. 13). Este sistema tan erroneo como extrano, y en que se confunden palabras tan diversas como _sensus_ y _consensus_, esta defendida con aquella elocuente exageracion que caracteriza al eminente escritor; bien que al lado de la elocuencia se echa de menos la profundidad filosofica. Los resultados de semejante doctrina se hallan patentes en la triste suerte que ha cabido a tan brillante como malogrado ingenio; abrio una sima en que se hundia toda verdad; el primero que se ha sepultado en ella, ha sido el mismo. Apelar a la autoridad de los demas en todo y para todo, despojar al individuo de todo criterio, era anonadarlos todos, incluso el que se pretendia establecer. No se concibe como un sistema semejante puede tener cabida en tan elevado entendimiento; cuando se leen las elocuentes paginas en que esta desenvuelto, se siente una pena inexplicable al ver empleados rasgos tan brillantes en repetir todas las vulgaridades de los escepticos, para venir a parar a la paradoja mas insigne y al sistema menos filosofico que se pueda imaginar. Unico criterio llama La-Mennais al consentimiento comun; sin embargo basta dar una ojeada sobre los demas para convencerse de la esterilidad del nuevo para producirlos. [330.] En primer lugar, el testimonio de la conciencia no puede apoyarse de ningun modo en la autoridad ajena. Formado como esta por una serie de hechos intimamente presentes a nuestro espiritu, sin que sea dable ni aun concebir sin ellos el pensamiento individual, claro es que ha de preexistir a la aplicacion de todo criterio, pues que el criterio es imposible para quien no piense. Nada mas debil bajo el aspecto cientifico, que la refutacion que pretende hacer Mr. de La-Mennais del principio de Descartes. "Cuando Descartes para salir de su duda metodica establece esta proposicion, _yo pienso luego soy_, salva un abismo inmenso, y coloca en el aire la primera piedra del edificio que pretende levantar; porque en rigor no podemos decir yo pienso, yo soy; no podemos decir _luego_, ni afirmar nada por via de consecuencia" (Ibid.). El principio de Descartes era digno de mas detenido examen para quien trataba de inventar un sistema; oponerle que no podemos decir _luego_, es repetir el manoseado argumento de las escuelas; y el afirmar que no podemos decir, yo pienso, es contrariar un hecho de la conciencia que no han negado los mismos escepticos. En el lugar correspondiente llevo explicado con la debida extension cual es, o al menos cual debe ser, el sentido del principio de Descartes. Si segun La-Mennais, no podemos decir yo pienso, menos podremos decir que piensan los demas; y como el pensamiento ajeno le necesitamos absolutamente en el sistema que asienta por unico criterio el consentimiento comun, resulta que su primera piedra la pone La-Mennais mas en el aire que los que hacen estribar la filosofia en un hecho de conciencia. [331.] Un criterio, mayormente si tiene la pretension de ser el unico, ha de reunir dos condiciones: no suponer otro, y tener aplicacion a todos los casos. Cabalmente el del consentimiento comun es el que menos las reune; antes que el esta el testimonio de la conciencia; antes que el esta tambien el testimonio de los sentidos; pues no podemos saber que los demas consienten, si de esto no nos cercioran el oido o la vista. [332.] Este criterio no es posible en estos casos, y en muchos otros es harto dificil, cuando no imposible del todo. ?Hasta que punto se necesita el consentimiento comun? si la palabra _comun_ se refiere a todo el linaje humano, ?como se recogen los votos de toda la humanidad? si el consentimiento no debe ser unanime, ?hasta que punto la contradiccion o el simple no asentimiento de algunos, destruira la legitimidad del criterio? [333.] El origen del error de La-Mennais esta en que tomo el efecto por la causa, y la causa por el efecto. Vio que hay ciertas verdades en que convienen todos, y dijo: la garantia del acierto de cada uno, esta en el consentimiento de la totalidad. Analizando bien la materia hubiera notado que la razon de la seguridad del individuo, no nace del consentimiento de los demas, sino que ser el contrario la razon de que convienen todos, es que cada uno de por si se siente obligado a convenir. En esa gran votacion del linaje humano, vota cada uno en cierto sentido, por el impulso mismo de la naturaleza; y como todos experimentan el mismo impulso, todos votan de la misma manera. La-Mennais ha dicho: cada uno vota de un mismo modo porque todos votan asi; no advirtiendo que de esta suerte la votacion no podria acabar ni aun comenzar. Esta comparacion no es una ocurrencia satirica, es un argumento rigurosamente filosofico a que nada se puede contestar; el basta para poner de manifiesto lo infundado y contradictorio del sistema de La-Mennais, asi como indica por otra parte el origen de la equivocacion, que consiste en tomar el efecto por la causa. [334.] La-Mennais apela al testimonio de la conciencia para probar que su criterio es el unico: yo creo que este testimonio ensena todo lo contrario. ?Quien ha esperado jamas la autoridad de los otros para cerciorarse de la existencia de los cuerpos? ?no vemos que los mismos brutos en fuerza de un instinto natural, objetivan a su modo las sensaciones? Para prestar asenso a la palabra de los hombres, si no tuviesemos mas criterio que el consentimiento comun, no podriamos jamas creer a ninguno, por la sencilla razon de que no es dable asegurarnos de lo que dicen o piensan los demas sin comenzar por creer a alguno. El nino para dar fe a lo que le cuenta su madre, ?se refiere por ventura a la autoridad de los otros? ?no obedece mas bien al instinto natural que con mano benefica le ha comunicado el Criador? El nino no cree porque todos creen; por el contrario, todos los ninos creen porque cada uno cree; la creencia individual no nace de la general; antes bien la general se forma del conjunto de las creencias individuales: no es natural porque es universal, sino que es universal porque es natural. [335.] El Aquiles de La-Mennais consiste en que en ciertos casos para asegurarnos de la verdad con respecto a los demas criterios, apelamos al consentimiento comun, y que la locura misma no es mas que el desvio de este consentimiento. A un hombre se le dice que sus ojos le enganan con respecto a un objeto que tiene a la vista; instintivamente se vuelve hacia los demas y les pregunta si no lo ven de la misma manera. Si todos convienen en que yerra y esta seguro de que no se chancean, sentira vacilar por un momento la fe en el testimonio de la vista, se acercara al objeto, se colocara en otra posicion, o empleara el medio que mejor le parezca para cerciorarse de que no se engana. Si a pesar de esto ve el objeto de la misma manera, y las mismas personas y cuantas sobrevienen persisten en asegurar que la cosa no es como el la ve, si esta en su juicio, desconfiara del testimonio de la vista y se creera atacado de alguna enfermedad que le desordena la vision. A esto se reduce el argumento de La-Mennais. ?Que resulta de el? nada en favor del sistema del consentimiento comun: es cierto que los demas criterios estan sujetos a error en circunstancias excepcionales; es cierto que en tales casos, y en naciendo la duda, se apela al testimonio de los otros; mas, ?para que? Para asegurarse de si el que teme errar, ha sufrido uno de estos trastornos a que esta sujeta la miseria humana. Se sabe que lo natural es general; y el paciente que duda, pregunta a los otros para saber si por algun accidente esta fuera del estado ordinario de la naturaleza, ?Quien no ve la sinrazon de elevar un medio excepcional al rango de criterio general y unico? ?Quien no ve la extravagancia de afirmar que estamos seguros del testimonio de los sentidos, por la autoridad de los demas hombres, solo porque en casos extremos, y al temer algun trastorno de nuestros organos, preguntamos a los demas si les parece lo mismo que a nosotros? [336.] No es posible llevar mas alla la exageracion de lo que hace La-Mennais cuando afirma "que las ciencias exactas se fundan tambien en el consentimiento comun, que en esta parte no disfrutan ningun privilegio, y que el mismo nombre de _exactas_ no es mas que uno de esos _vanos titulos_ con que el hombre engalana su flaqueza; que la geometria misma no subsiste sino en virtud de un convenio tacito de admirar ciertas verdades necesarias, convenio que puede expresarse en los terminos siguientes: _nosotros nos obligamos a tener tales principios por ciertos; y a cualquiera que se niegue a creerlos sin demostracion, le declaramos culpable de rebeldia contra el sentido comun, que no es mas que la autoridad del gran numero._" Esta exageracion es intolerable: los argumentos que en las notas aduce La-Mennais para probar la incertidumbre intrinseca de las matematicas, son sumamente debiles; y alguno de ellos pudiera hacernos sospechar que el autor del _Ensayo sobre la indiferencia_ no era tan profundo matematico como escritor elocuente. No desconozco lo que se ha dicho contra la certeza de las ciencias exactas, ni las dificultades que se ofrecen cuando se las llama al tribunal de la metafisica: en el tomo 1. deg. del _Protestantismo comparado con el Catolicismo_, tengo dedicado un capitulo a lo que llamo instinto de fe, y en el me hago cargo de que este instinto ejerce tambien su influencia en las ciencias exactas. No levantemos a estas sobre las morales; tengamos en mas a las morales que a las exactas; pero guardemonos de una exageracion que las destruye todas. CAPITULO XXXIV. RESUMEN Y CONCLUSION. [337.] Quiero terminar este libro, presentando en resumen mis opiniones sobre la certeza. En este resumen se manifestara tambien el enlace de las doctrinas expuestas en los capitulos anteriores. Cuando la filosofia se encuentra con un hecho necesario, tiene el deber de consignarle. Tal es la certeza: disputar sobre su existencia, es disputar sobre el resplandor de la luz del sol en medio del dia. El humano linaje esta cierto de muchas cosas; lo estan igualmente los filosofos, inclusos los escepticos; el escepticismo absoluto es imposible. Descartadas las cuestiones sobre la existencia de la certeza, la filosofia esta libre de extravagancias, y situada en los dominios de la razon; entonces se puede examinar como adquirimos la certeza, y en que se funda. El linaje humano posee la certeza, como una calidad aneja a la vida; como un resultado espontaneo del desarrollo de las facultades del espiritu. La certeza es natural; precede por consiguiente a toda filosofia, y es independiente de las opiniones de los hombres. Por lo mismo, las cuestiones sobre la certeza, aunque importantes para el conocimiento de las leyes a que esta sujeto nuestro espiritu, son y seran siempre esteriles en resultados practicos. Esta es una linea divisoria, que la razon aconseja fijar, para que de las regiones abstractas, no descienda jamas nada que pueda perjudicar a la sociedad ni al individuo. Asi, desde el principio de las investigaciones, la filosofia y el buen sentido forman una especie de alianza, y se comprometen a no hostilizarse jamas. Al examinar los fundamentos de la certeza, surge la cuestion sobre el primer principio de los conocimientos humanos: ?existe? ?cual es? Esta cuestion ofrece dos sentidos: o se busca una primera verdad, que contenga todas las demas como la semilla las plantas y los frutos, o se busca simplemente un punto de apoyo; lo primero da lugar a las cuestiones sobre la ciencia trascendental; lo segundo, produce las disputas de las escuelas sobre la preferencia de diferentes verdades con respecto a la dignidad de primer principio. Si hay verdad, ha de haber medios de conocerla: esto da origen a las cuestiones sobre el valor de los criterios. En el orden de los seres, hay una verdad origen de todas: Dios. En el orden intelectual absoluto, hay tambien esta verdad origen de todas: Dios. En el orden intelectual humano, no hay una verdad origen de todas, ni en el orden real, ni en el ideal. La filosofia del _yo_ no puede conducir a ningun resultado, para fundar la ciencia trascendental. La doctrina de la identidad absoluta es un absurdo, que ademas tampoco explica nada. Aqui se ofrece el problema de la representacion. Esta puede ser de identidad, causalidad, o idealidad. La tercera es distinta de la segunda, pero se funda en ella. A mas del problema de la representacion, se examina el de la inteligibilidad inmediata: problema dificil, pero importantisimo para completar el conocimiento del mundo de las inteligencias. Las disputas sobre el valor de los diferentes principios con respecto a la dignidad de fundamental, nacen de la confusion de las ideas. Se quieren comparar cosas de orden muy diverso, lo que no es posible. El principio de Descartes es la enunciacion de un simple hecho de conciencia; el de contradiccion, es una verdad objetiva, condicion indispensable de todo conocimiento; el llamado de los cartesianos es la expresion de una ley que preside a nuestro espiritu. Cada cual en su clase, y a su manera, los tres no son necesarios: ninguno de ellos es del todo independiente; la ruina de uno, sea el que fuere, trastorna nuestra inteligencia. Hay en nosotros varios criterios; pueden reducirse a tres: la conciencia o sentido intimo, la evidencia, y el instinto intelectual, o sentido comun. La conciencia abraza todos los hechos presentes a nuestra alma con presencia inmediata, como puramente subjetivos. La evidencia se extiende a todas las verdades objetivas en que se ejercita nuestra razon. El instinto intelectual es la natural inclinacion al asenso en los casos que estan fuera del dominio de la conciencia y de la evidencia. El instinto intelectual, nos obliga a dar a las ideas un valor objetivo; en este caso, se mezcla con las verdades de evidencia, y en el lenguaje ordinario se confunde con ella. Cuando el instinto intelectual versa sobre objetos no evidentes, y nos inclina al asenso, se llama _sentido comun._ La conciencia y el instinto intelectual, forman los demas criterios. El criterio de la evidencia encierra dos cosas: la apariencia de las ideas; esto pertenece a la conciencia: el valor objetivo, existente o posible; esto pertenece al instinto intelectual. El testimonio de los sentidos, encierra tambien dos partes: la sensacion, como puramente subjetiva; esto es de la conciencia: la creencia en la objetividad de la sensacion; esto es del instinto intelectual. El testimonio de la autoridad humana se compone del de los sentidos, que nos pone en relacion con nuestros semejantes, y del instinto intelectual, que nos induce a creerle. No todo se puede probar; pero todo criterio sufre el examen de la razon. El de la conciencia es un hecho primitivo de nuestra naturaleza; en el de la evidencia se descubre la condicion indispensable para la existencia de la razon misma; en el del instinto intelectual, para objetivar las ideas, se halla una ley de la naturaleza, indispensable tambien para la existencia de la razon; en el del sentido comun, propiamente dicho, hay el asenso instintivo a verdades, que luego examinadas, se nos presentan altamente razonables; en el de los sentidos y de la autoridad humana, se encuentra lo que en los demas casos del sentido comun, y es un medio para satisfacer las necesidades de la vida sensitiva, intelectual y moral. Los criterios no se danan, se favorecen, y se fortifican reciprocamente. Ni la razon lucha con la naturaleza, ni la naturaleza con la razon; ambas nos son necesarias; ambas nos dirigen con acierto; aunque las dos estan sujetas a extravio, como que pertenecen a un ser limitado y muy debil. [338.] Una filosofia que no considera al hombre sino bajo un aspecto, es una filosofia incompleta, que esta en peligro de degenerar en falsa. En lo tocante a la certeza, conviene no perder de vista la observacion que precede: hacerse demasiado exclusivo, es colocarse al borde del error. Analicense enhorabuena las fuentes de verdad; pero al mirarlas por separado, no se pierda de vista el conjunto. Concebir de antemano un sistema, y querer sujetarlo todo a sus exigencias, es poner la verdad en el lecho de Procusto. La unidad es un gran bien; pero es menester contentarse con la medida que nos impone la naturaleza. La verdad, es preciso buscarla por los medios humanos, y en proporcion de nuestro alcance. Las facultades de nuestro espiritu estan sometidas a ciertas leyes de que no podemos prescindir. Una de las leyes mas constantes de nuestro ser, es la necesidad de un ejercicio simultaneo de facultades, no solo para cerciorarse de la verdad sino tambien para encontrarla. El hombre reune con la simplicidad la mayor multiplicidad; uno su espiritu, esta dotado de varias facultades, esta unido a un cuerpo de tal variedad y complicacion, que con mucha razon ha sido llamado un pequeno mundo. Las facultades estan en relacion intima y reciproca; influyen de continuo las unas sobre las otras. Aislarlas es mutilarlas, y a veces extinguirlas. Esta consideracion es importante, porque indica el vicio radical de toda filosofia exclusiva. El hombre sin sensaciones carece de materiales para el entendimiento, y ademas se halla privado del estimulo sin el cual su inteligencia permanece adormecida. Cuando Dios ha unido nuestra alma con un cuerpo, ha sido para que sirviese el uno al otro; por lo cual ha establecido esa admirable correspondencia entre las impresiones del cuerpo, y las afecciones del alma. Esta necesita pues el cuerpo como un medio, como un instrumento, ya se suponga una verdadera accion de el sobre ella, ya una simple ocasion para la causalidad de un orden superior. Aun cuando sin sensacion, el hombre pensase, no pensaria mas que como un espiritu puro; no estaria en relacion con el mundo exterior, no seria hombre en el sentido que damos a esta palabra. En tal caso el cuerpo sobra; y no hay razon porque esten unidos. Si admitimos las sensaciones y prescindimos de la razon, el hombre se nos convierte en un bruto. Siente, mas no piensa; nada de combinacion en las impresiones que experimenta, porque es incapaz de reflexionar: todo se sucede en el como una serie de fenomenos necesarios, aislados, que nada indican, a nada conducen, nada son, sino afecciones de un ser particular, que ni los comprende, ni se da a si mismo cuenta de ellos. Hasta es dificil decir de que clase son sus relaciones con el mundo externo. Discurriendo por apariencias y por analogia, se hace probable que los brutos objetivan tambien sus sensaciones; pero es regular que su objetividad se distingue de la nuestra en muchos casos. Tomemos por ejemplo el sueno. Si los brutos suenan, como parece probable, y lo indican algunas apariencias, no fuera extrano que no distinguiesen entre el sueno y la vigilia del modo que lo hacemos nosotros. Esto supone alguna reflexion sobre los actos, alguna comparacion entre el orden y constancia de los unos con el desorden e inconstancia de los otros: reflexion que hace el hombre desde su infancia, y que continua haciendo toda su vida sin advertirlo. Cuando despertamos de un sueno muy vivo, estamos a veces por algunos momentos dudando de si hay sueno o realidad; esta sola duda ya supone la reflexion comparativa de los dos estados. ?Y que hacemos para resolver la duda? Atendemos al lugar donde nos hallamos; y el hecho de estar en la cama, en la oscuridad y silencio de la noche, nos indica que la vision anterior no tiene ningun enlace con nuestra situacion, y que por tanto es un sueno. Sin esta reflexion, se habrian encadenado las sensaciones del sueno con las de la vigilia, confundidas todas en una misma clase. El instinto concedido a los brutos y negado al hombre, es un indicio de que para apreciar las sensaciones se nos ha dado la razon. No hay pues en el hombre criterios de verdad enteramente aislados. Todos estan en relacion; se afirman y completan reciprocamente; siendo de notar que las verdades de que estan ciertos todos los hombres, estan apoyadas de algun modo por todos los criterios. Las sensaciones nos llevan instintivamente a creer en la existencia de un mundo exterior; y si dicha creencia se sujeta al examen de la razon, esta confirma la misma verdad, fundandose en las ideas generales de causas y de efectos. El entendimiento puro conoce ciertos principios, y asiente a ellos como a verdades necesarias; si se sujetan los principios a la experiencia de los sentidos, salen confirmados, en cuanto lo consiente la perfeccion de estos, o de los instrumentos con que se auxilian. "En un circulo todos los radios son iguales." Esta es una verdad necesaria; los sentidos no ven ningun circulo perfecto; pero ven si que los radios se acercan tanto mas a la igualdad, cuanto mas perfecto es el instrumento con que se le construye. "No hay mudanza, sin causa que la produzca." Los sentidos no pueden comprobar la proposicion en toda su universalidad, pues por su naturaleza se limitan a un numero determinado de casos particulares; pero en todo cuanto se somete a su experiencia, encuentran el orden de dependencia en la sucesion de los fenomenos. Los sentidos se auxilian reciprocamente: la sensacion de un sentido, se compara con las de otros, cuando hay duda sobre la correspondencia entre ella y un objeto. Nos parece oir el ruido del viento; pero nuestro oido nos ha enganado otras veces; para asegurarnos de la verdad miramos si hay movimiento en los arboles o en otros objetos. La vista nos muestra un bulto; no hay bastante luz para discernirle de una sombra: nos acercamos y tocamos. Las facultades intelectuales y morales, ejercen tambien entre si esta influencia saludable. Las ideas rectifican los sentimientos, y los sentimientos las ideas. El valor de las ideas de un orden se comprueba con las de otro orden; y lo mismo se verifica en los sentimientos. La compasion por el castigado inspira el perdon de todo criminal; la indignacion inspirada por las victimas del crimen, induce a la aplicacion del castigo: ambos sentimientos encierran algo bueno: mas el uno podria engendrar la impunidad, el otro la crueldad; para temperarlos existen las ideas de justicia. Pero esta justicia a su vez podria dar fallos demasiado absolutos; la justicia es una, y las circunstancias de los pueblos son muy diferentes. La justicia no considera mas que los grados de culpabilidad, y falla en consecuencia. Este fallo podria no ser conveniente: ahi estan otras ideas morales de un orden distinto, la enmienda del culpable combinada con la reparacion hecha a la victima; ahi estan ademas las ideas de conveniencia publica, que no repugnan a la sana moral, y pueden guiar en las aplicaciones. La verdad completa, como el bien perfecto, no existen sin la armonia: esta es una ley necesaria, y a ella esta sujeto el hombre. Como nosotros no vemos intuitivamente la verdad infinita en que todas las verdades son una, en que todos los bienes son uno, y como estamos en relacion con un mundo de seres finitos y por consecuencia multiplos, hemos menester diferentes potencias que nos pongan en contacto, por decirlo asi, con esa variedad de verdades y bondades finitas; pero como estas a su vez nacen de _un_ mismo principio y se dirigen a _un_ mismo fin, estan sometidas a la armonia, que es la unidad de la multiplicidad. [339.] Con estas doctrinas, creo posible la filosofia sin escepticismo: el examen no desaparece, por el contrario se extiende y se completa. Este metodo trae consigo otra ventaja, y es que no hace a la filosofia extravagante, no hace de los filosofos hombres excepcionales. La filosofia no puede generalizarse hasta el punto de ser una cosa popular; a este se opone la humana naturaleza; pero tampoco tiene necesidad de condenarse a un aislamiento misantropico, a fuerza de pretensiones extravagantes. En tal caso la filosofia degenera en filosofismo. Consignacion de los hechos, examen concienzudo; lenguage claro; he aqui como concibo la buena filosofia. Por esto no dejara de ser profunda, a no ser que por profundidad entendamos tinieblas: los rayos solares alumbran en las mas remotas profundidades del espacio. [340.] Ya se que no piensan de este modo algunos filosofos de nuestra epoca: ya se que al examinar las cuestiones fundamentales de la filosofia creen necesario conmover los cimientos del mundo; sin embargo, yo jamas he podido persuadirme que para examinar fuese necesario destruir, ni que para ser filosofos debieramos hacernos insensatos. La sinrazon y extravagancia de esos maestros de la humanidad, puede hacerse sensible con una alegoria, siquiera la amenidad de las formas mortifique un tanto su profundidad filosofica. Bien necesita el lector algun solaz y descanso despues de tratados tan abstrusos, que todos los esfuerzos del escritor no alcanzan a esclarecer, cuanto menos hermosear. Hay una familia noble, rica y numerosa, que posee un magnifico archivo donde estan los titulos de su nobleza, parentesco y posesiones. Entre los muchos documentos, hay algunos mal legibles o por el caracter de su escritura, o por su mucha antigueedad, o por el deterioro que naturalmente han producido los anos. Tambien se sospecha que los hay apocrifos en bastante cantidad; bien que ciertamente ha de haber muchos autenticos, pues que la nobleza y demas derechos de la familia, tan universalmente reconocidos, en algo deben de fundarse; y se sabe que no existe otra coleccion de documentos. Todos estan alli. Un curioso entra en el archivo, echa una ojeada sobre los estantes, armarios y cajones, y dice: "esto es una confusion; para distinguir lo autentico de lo apocrifo, y arreglarlo todo en buen orden, es necesario pegar fuego al archivo por sus cuatro angulos, y luego examinar la ceniza." ?Que os parece de la ocurrencia? Pues este curioso es el filosofo que para distinguir lo verdadero de lo falso en nuestros conocimientos, empieza por negar toda verdad, toda certeza, toda razon. Se nos dira, no se trata de negar sino de dudar; pero quien duda de toda verdad, la destruye; quien duda de toda certeza la niega; quien duda de toda razon, la anonada. La prudencia, el buen sentido en las cosas pequenas, se funda en los mismos principios que la sabiduria en las grandes. Sigamos la alegoria, y veamos lo que el buen sentido indicaria en dicho caso. Tomar inventario de todas las existencias, sin olvidar nada por despreciable que pareciese; hacer las clasificaciones provisionales, que se creyesen mas propias a facilitar el examen, reservando para el fin la clasificacion definitiva; notar cuidadosamente las fechas, los caracteres, las referencias, y distinguir asi la prioridad o posterioridad; ver si en aquella balumba se encuentran algunas escrituras primitivas, que no se refieran a otras anteriores, y que contengan la fundacion de la casa; establecer reglas claras para distinguir las primitivas de las secundarias; no empenarse en referir todos los documentos a uno solo exigiendoles una unidad, que quizas no tienen, pues podria suceder que hubiese varios primitivos, e independientes entre si. Aun distinguido lo autentico de lo apocrifo, seria bueno guardarse de quemar nada; porque a veces lo apocrifo guia para la interpretacion de lo autentico, y puede convenir el estudiar quienes fueron los falsarios y por que motivos falsificaron. Ademas, ?quien sabe si se juzga apocrifo un documento, que solo lo parece porque no se le entiende bien? Guardese pues todo, con la debida separacion; que si lo apocrifo no sirve para fundar derechos ni defenderlos, puede servir para la historia del mismo archivo, lo que no es de poca importancia para distinguir lo apocrifo de lo autentico. El espiritu humano no se examina a si mismo hasta que llega a mucho desarrollo: entonces, a la primera ojeada ve en si un conjunto de sensaciones, ideas, juicios, afecciones de mil clases, y todo enlazado de una manera inextricable. Para aumentar la complicacion, no se halla solo, sino en compania, en intima relacion con sus semejantes, en reciproca comunicacion de sensaciones, de ideas, de sentimientos; y todos a su vez en contacto, y bajo la influencia de seres desemejantes, de asombrosa variedad, y cuyo conjunto forma el universo. ?Comenzara por echarlo todo abajo? ?Querra reducirlo todo a cenizas, sin exceptuarse a si propio, y esperando renacer de la pira, cual otro fenix? Asi lo hacen los que para ser filosofos comienzan por negarlo todo, o dudar de todo. ?Escogera arbitrariamente un hecho, un principio, diciendo "algo he de tomar por punto de apoyo, tomo este, y sobre el voy a fundar la ciencia?" ?Antes de examinar, antes de analizar, dira: "todo esto es uno; no hay nada si no hay la unidad absoluta; en ella me coloco, y rechazo todo lo que no veo desde mi punto de vista?" No: lo que debe hacer es saber primero lo que hay en su espiritu, y luego examinarlo, clasificarlo, apreciarlo en su justo valor: no comenzar por insensatos e impotentes esfuerzos contra la naturaleza, sino por prestar a las inspiraciones de la misma un oido atento. No hay filosofia sin filosofo; no hay razon sin ser racional; la existencia del _yo_ es pues una suposicion necesaria. No hay razon posible, cuando la contradiccion del ser y no ser no es imposible; toda razon pues supone verdadero el principio de contradiccion. Cuando se examina la razon, la razon es quien examina; la razon ha menester reglas, luz; todo examen pues supone esta luz, la evidencia, y la legitimidad de su criterio. El hombre no se hace a si propio, se encuentra hecho ya: las condiciones de su ser, no es el quien las pone: se las halla impuestas. Estas condiciones son las leyes de su naturaleza: ?a que luchar contra ellas? "A mas de las _preocupaciones_ facticias, dice Schelling, las hay _primordiales_ puestas en el hombre, no por la educacion, sino por _la naturaleza misma_, que para _todos_ los hombres ocupan el lugar de principios del conocimiento, y son un _escollo_ para el pensador libre," Por mi parte no quiero ser mas que todos los hombres: no quiero estar renido con la naturaleza: si no puedo ser filosofo, sin dejar de ser hombre, renuncio a la filosofia y me quedo con la humanidad. NOTAS (SOBRE EL CAPITULO I.) (I.) Conviene distinguir entre la certeza y la verdad: entre las dos hay relaciones intimas, pero son cosas muy diferentes. La verdad es la conformidad del entendimiento con la cosa. La certeza es un firme asenso a una verdad, real o aparente. La certeza no es la verdad, pero necesita al menos la ilusion de la verdad. Podemos estar ciertos de una cosa falsa; mas no lo estariamos, sino la creyesemos verdadera. No hay verdad hasta que hay juicio, pues sin juicio no hay mas que percepcion, no comparacion de la idea con la cosa; y sin comparacion no puede haber conformidad ni discrepancia. Si concibo una montana de mil leguas de elevacion, concibo una cosa que no existe, mas no yerro mientras me guardo de afirmar la existencia de la montana. Si la afirmo, entonces hay oposicion de mi juicio con la realidad, lo que constituye el error. El objeto del entendimiento es la verdad; por esto necesitamos al menos la ilusion de ella para estar ciertos; nuestro entendimiento es debil; y de aqui es que su certeza esta sujeta al error. Lo primero es una ley del entendimiento, lo segundo un indicio de su flaqueza. La filosofia, o mejor, el hombre, no puede contentarse con apariencias, ha menester la realidad; quien se convenciere de que no tiene mas que apariencia, o dudase de si tiene algo mas, perderia la misma certeza; esta admite la apariencia, con la condicion de que le sea desconocida. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO II.) (II.) El mismo Pirron, no dudaba de todo como creen algunos: admitia las sensaciones en cuanto pasivas, y se resignaba a las consecuencias de estas impresiones, conviniendo en la necesidad de acomodarse en la practica a lo que ellas nos indican. Nadie hasta ahora ha negado las apariencias; las disputas versan sobre la realidad; sosteniendo los unos que el hombre debe contentarse con decir: _parece_; y otros que puede llegar a decir: _es_. Conviene tener presente esta distincion, que evita confusion de ideas en la historia de la filosofia, y conduce a esclarecer las cuestiones sobre la certeza. Asi de las tres cuestiones: hay certeza; en que se funda; como se adquiere; la primera esta resuelta en un mismo sentido por todas los escuelas, en cuanto se refiere a un hecho de nuestra alma; con solo admitir las apariencias admitian la certeza de ellas. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO III.) (III.) Para formarse ideas claras sobre el desarrollo del entendimiento y demas facultades de nuestro espiritu vease lo que digo en la obra titulada _El Criterio_, particularmente en los capitulos I, II, III, XII, XIII, XIV, XVIII y XXII. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO IV.) (IV.) Pongo a continuacion los notables pasajes de Santo Tomas, a que me he referido en el texto, sobre la unidad y multiplicidad de ideas. Creo que los leeran con gusto todos los amantes de una metafisica solida y profunda. In omnibus enim substantiis intellectualibus, invenitur virtus intellectiva per influentiam divini luminis. Quod quidem in primo principio est unum et simplex, et quanto magis creatura intellectuales distant a primo principio, tanto magis dividitur illud lumen, et diversificatur, sicut accidit in lineis a centro egredientibus. Et inde est quod Deus per suam essentiam omnia intelligit; superiores autem intellectualium substantiarum, etsi per plures formas intelligant, tamen intelligunt per pauciores et magis universales, et virtuosiores ad comprehensionem rerum, propter efficaciam virtutis intellectivae, quae est in eis. In inferioribus autem sunt formae plures et minus universales, et minus efficaces ad comprehensionem rerum in quantum deficiunt a virtute intellectiva superiorum. Si ergo inferiores substantiae haberent formas in illa universalitate, in qua habent superiores; quia non sunt tantae efficaciae in intelligendo, non acciperent per eas perfectam cognitionem de rebus, sed in quadam communitate, et confusione, quod aliqualiter apparet in hominibus. Nam qui sunt debilioris intellectus, per universales conceptiones magis intelligentium, non accipiunt perfectam cognitionem, nisi eis singula in speciali explicentur (1 p., q. 89, art, 1.). Intellectus quanto est altior et perspicacior tanto ex uno potest plura cognoscere. Et quia intellectus divinus est altissimus, per unam simplicem essentiam suam onmia cognoscit: nec est ibi aliqua pluralitas formarum idealium, nisi secundum diversos respectus divinae essentiae ad res cognitas; sed in intellectu creato multiplicatur secundum rem quod est unum secundum rem in mente divina, ut non possit omnia per unum cognoscere: ita tamen quod quanto intellectus creatus est altior, tanto pauciores habet formas ad plura cognoscenda efficaces. Et hoc est quod Dio. dicit, 12. cae. hier. quod superiores ordines habent scientiam magis universalem in inferioribus. Et in lib. de causis dicitur, quod intelligentiae superiores habent formas magis universales: hoc tamen observato, quod in infimis angelis sunt formae adhuc universales in tantum, quod per unam formam possunt cognoscere omnia individua unius speciei; ita quod illa species sit propria uniuscuiusque particularium secundum diversos respectus eius ad particularia, sicut essentia divina efficitur propria similitudo singulorum secundum diversos respectus; sed intellectus humanus qui est ultimus in ordine substantiarum intellectualium habet formas in tantum particulatas quod non potest per unam speciem nisi unum quid cognoscere. Et ideo similitudo speciei existens in intellectu humano non sufficit ad cognoscenda plura singularia; et propter hoc intellectui adjuncti sunt sensus quibus singularia accipiat (Quodlib. 7. art. 3.). Respondeo dicendum, quod ex hoc sunt in rebus aliqua superiora, quod sunt uni primo, quod est Deus, propinquiora et similiora. In Deo autem tota plenitudo intellectualis cognitionis continetur in uno, scilicet in essentia divina, per quam Deus omnia cognoscit. Quae quidem intelligibilis plenitudo, in intelligibilibus creaturis inferiori modo et minus simpliciter invenitur. Unde oportet, quod ea quae Deus cognoscit per unum, inferiores intellectus cognoscant per multa: et tanto amplius per plura, quanto amplius intellectus inferior fuerit. Sic igitur quanto Angelus fuerit superior, tanto per pauciores species universitatem intelligibilium apprehendere poterit, et ideo oportet quod eius formae sint universaliores, quasi ad plura se extendentes unaquaeque earum. Et de hoc, exemplum aliqualiter in nobis perspici potest: sunt enim quidam, qui veritatem intelligibilem capere non possunt; nisi eis particulatim per singula explicetur. Et hoc quidem ex debilitate intellectus eorum contingit. Alii vero qui sunt fortioris intellectus, ex paucis multa capere possunt (1 p., q. 55. art. 3.). * * * * * (SOBRE EL CAPITULO V.) (V.) He aqui explicada por el mismo Condillac la idea de su hombre estatua: "Para llenar este objeto nos imaginamos una estatua organizada interiormente como nosotros y animada de un espiritu, sin ninguna especie de ideas, suponiendola ademas de un exterior toda de marmol que no le permitia el uso de ningun sentido, nos reservamos la libertad de abrirselos a las diferentes impresiones de que son susceptibles, segun mejor nos pareciese. "Creimos deber empezar por el olfato, porque esto es el sentido que parece contribuir menos a los conocimientos del espiritu humano. En seguida examinamos los otros; y despues de haberlos considerado separadamente y en conjunto, vimos que la estatua llegaba a ser un animal capaz de velar por su conservacion. "El principio que determina el desarrollo de sus facultades es simple; las sensaciones mismas le contienen; porque siendo todas por necesidad agradables o desagradables, la estatua esta interesada en gozar de las unas y evitarse las otras. El lector se convencera de que este interes es suficiente para dar lugar a las operaciones del entendimiento y de la voluntad. El juicio, la reflexion, los deseos, las pasiones no son otra cosa que la sensacion misma que se transforma de diferentes maneras; por esta razon nos parecio inutil el suponer que el alma recibe inmediatamente de la naturaleza todas las facultades de que esta dotada: la naturaleza nos da organos para advertirnos por el placer, lo que debemos buscar, y por el dolor, lo que debemos huir; pero se detiene alli, y deja a la experiencia el cuidado de hacernos contraer habitos y de acabar la obra que ella comenzo. "Este objeto es nuevo, y manifiesta toda la sencillez de las vias del Autor de la naturaleza: ?no es cosa digna de admiracion el que haya bastado hacer al hombre sensible al placer y al dolor, para que naciesen en el ideas, deseos, habitos, talentos de toda especie?" (Tratado de las sensaciones, _Idea de la obra_). Lo que admira no es el sistema de Condillac, sino la candidez de su autor: y todavia mas el que siquiera por breve tiempo, haya podido tener numerosos secuaces un sistema tan superficial y tan pobre. Proponese el autor la dificultad de que no siendo todo lo que hay en el alma mas que la sensacion transformada, es extrano que los brutos que tambien tienen sensaciones, no esten dotados de las mismas facultades que el hombre. ?Atinaria el lector en la profunda razon senalada por el filosofo frances? mucho lo dudamos. Hela aqui, como un pensamiento curioso: "el organo del _tacto_ es en los brutos _menos perfecto_, y por consiguiente no puede ser para ellos la causa ocasional de todas las operaciones que se notan en nosotros." Bien hizo en adoptar el lema: nec tamen quasi Pythius Apollo. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO VI.) (VI.) En estas materias, son dignas de leerse las obras de los escolasticos: al tratar del _objeto de la ciencia_, son a un tiempo exactos y profundos. Dificilmente se puede excogitar nada con respecto a clasificaciones de verdades, que ellos no hayan explicado o indicado. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO VII.) (VII.) No se crea que juzgo con demasiada severidad las formas adoptadas por los filosofos alemanes. Sabido es como habla de ellos Madama de Stael; pero felizmente puedo citar en mi apoyo un juez mas competente todavia, Schelling, uno de los jefes de la filosofia alemana. Dice asi: "Los alemanes han filosofado tan largo tiempo entre si solos, que poco a poco se han apartado en sus ideas y en su lenguaje, de las formas universalmente inteligibles, llegando a tomar por medida del talento filosofico los grados de apartamiento de la manera comun de pensar y de expresarse; facil me seria citar ejemplos; ha sucedido a los alemanes lo que a las familias que se separan del resto del mundo para vivir unicamente entre ellas, y que acaban por adoptar, a mas de otras singularidades, expresiones que les son propias y que solo ellas mismas pueden entender. Despues de algunos esfuerzos infructuosos para difundir en el extranjero la filosofia de Kant, renunciaron a hacerse inteligibles a las demas naciones, acostumbraronse a mirarse como el pueblo escogido de la filosofia, y la consideraron como una cosa que existio por si misma con existencia absoluta e independiente; olvidando que el objeto de toda filosofia, objeto al cual se falta con harta frecuencia, pero que jamas debe perderse de vista, es obtener el asentimiento universal, haciendose universalmente inteligible. No es esto decir que las obras de pensamiento deban ser juzgadas como ejercicios de estilo; pero toda filosofia que no puede ser inteligible para todas las naciones ilustradas y accesible a todas las lenguas, no puede ser por lo mismo una filosofia verdadera y universal. (_Juicio de M. de Schelling sobre la filosofia de M. Cousin y sobre el estado de la filosofia francesa y de la filosofia alemana en general_. 1834). Lisonjease M. Schelling de que la filosofia alemana ira entrando en mejor camino con respecto a la claridad, y anade: "el filosofo que hace diez anos no habria podido apartarse del lenguaje y de las formas de la escuela so pena de danar a su reputacion cientifica, podra en adelante libertarse de semejantes trabas; la profundidad la buscara en los pensamientos; y una incapacidad absoluta de expresarse con claridad, no sera mirada como la senal del talento y de la inspiracion filosofica." Nada tengo que anadir al pasaje de Schelling; solo recordare a su autor aquello de _mututo nomine, de te fabula ista narratur_. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO VIII.) (VIII.) La lectura de la obra de Schelling, titulada _Sistema del idealismo trascendental_, no deja ninguna duda sobre su modo de pensar con respecto a esa identidad, que en el fondo no es ni puede ser otra cosa que el panteismo; sin embargo, en obsequio de la verdad confesare que Schelling parece haber modificado su doctrina, o temido sus consecuencias, si hemos de atenernos a las indicaciones que se hallan en su discurso pronunciado en la apertura de su curso de filosofia en Berlin el 15 de noviembre de 1841. En el se lee el siguiente pasaje, digno de llamar la atencion de todos los hombres pensadores. "Los dificultades y los obstaculos de todas clases contra los que lucha la filosofia, son visibles, y en vano los quisieramos disimular. "Jamas se verifico contra la filosofia, reaccion mas poderosa de parte de la vida activa y real, que en la epoca presente; esto prueba que la filosofia ha penetrado hasta en las cuestiones mas vitales de la sociedad, en las que a nadie es permitido ser indiferente. Mientras una filosofia se halla en los primeros rudimentos de su formacion, y aun en los primeros pasos de su marcha, nadie se ocupa de ella, sino los mismos filosofos: los demas hombres aguardan a la filosofia en su ultima palabra; pues no adquiere importancia para el publico en general, sino por sus resultados. "Confieso que no se debe tomar por resultado practico de una filosofia solida y meditada profundamente, lo que se le antoja a cualquiera senalar como tal; si asi fuese, el mundo deberia someterse a las doctrinas mas contrarias a la sana moral, aun a aquellas que zapasen sus cimientos. No, nadie juzga una filosofia por las conclusiones practicas sacadas por la ignorancia o la presuncion. Ademas, que en este punto tampoco seria posible el engano: el publico rechazaria una filosofia que tuviese tales resultados, sin querer ni aun juzgarla en sus principios; diria que nada entiende sobre el fondo de las cuestiones, ni la marcha artificial e intrincada de los argumentos; mas sin pararse en esto, decidiria bien pronto que una filosofia que conduce a tales conclusiones, no puede ser verdadera en sus bases. Lo que la moral romana ha dicho de lo util, _nihil utile nisi quod honestum_, se aplica igualmente a la investigacion de la verdad; _ninguna filosofia que se respete, confesara que lleve a la irreligion_. Sin embargo, la actual filosofia se halla precisamente en situacion tal que por mas que prometa un resultado religioso, nadie se lo concede; pues que las deducciones que de ella se sacan, convierten los dogmas de la Religion cristiana en una vana fantasmagoria. "En esto convienen abiertamente algunos de sus discipulos mas fieles; la sospecha sea o no fundada, basta su existencia, y que esta opinion se haya establecido. "Pero en ultimo resultado la vida activa tiene siempre razon; de suerte que la filosofia esta expuesta a grandes riesgos. Los que hacen la guerra a una cierta filosofia, estan muy cercanos a condenarlas todas; ellos que dicen en su corazon: no haya mas filosofia en el mundo. Yo mismo no estoy exento de sus condenaciones; pues que _el primer impulso de esta filosofia, al presente tan mal conceptuada, a causa de sus resultados religiosos, se pretende que soy yo quien lo he dado_. "?Como me defendere? por cierto que yo no atacare jamas una filosofia por sus ultimos resultados; pero la juzgare en sus primeros principios como debe hacerlo todo espiritu filosofico. Ademas, es bastante sabido que desde luego me he manifestado poco satisfecho de la filosofia de que hablo, y poco de acuerdo con ella................................. ...................................................................... "El mundo moral y espiritual se halla tan dividido, que debe ser un motivo de contento el hallar siquiera por un instante, un punto de reunion. Ademas, el destruir es cosa muy triste cuando no se tiene nada con que reemplazar lo destruido: "hazlo mejor" se dice al que solo sabe criticar.................................................... ...................................................................... "Yo me consagro pues todo entero a la mision de que estoy encargado; para vosotros vivire, para vosotros trabajare sin descanso, mientras haya en mi un soplo de vida, y me lo permita _Aquel_ sin cuya voluntad no puede caer de nuestras cabezas un cabello, y menos aun salir de nuestra boca una palabra profundamente sentida; _Aquel_, sin cuya inspiracion no puede brillar en nuestro espiritu una idea luminosa, ni un pensamiento de verdad y de libertad alumbrar nuestra alma." Este pasaje manifiesta todo lo embarazoso de la posicion del filosofo aleman, y las consecuencias irreligiosas que se achacan a sus doctrinas; es consolador el verle tributar un cierto homenaje a la verdad, pero aflige el notar que todavia pretende salvar su inconsecuencia. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO IX.) (IX.) En estos ultimos tiempos no ha faltado quien pretendiese contar al ilustre Malebranche entre los partidarios del panteismo. No se concibe como Mr. Cousin ha podido decir: "Malebranche es con Espinosa, el mas grande discipulo de Descartes: ambos han sacado de los principios de su comun maestro, las consecuencias que en los mismos se contenian. Malebranche es al pie de la letra el Espinosa cristiano" (Fragmentos filosoficos, tom. 2, pag. 167). No se concibe, repito, como ha podido asentar tamana paradoja quien haya leido siquiera las obras del insigne metafisico. Basta echar la vista sobre sus escritos para ver en ellos el espiritualismo mas elevado unido con el respeto mas profundo a los dogmas de nuestra religion sacrosanta. Al esponer los varios sistemas filosoficos sobre el origen de las ideas y el problema del universo, se me ofreceran nuevas ocasiones de vindicar al sabio y piadoso autor de la _Investigacion de la verdad_; pero no he querido dejar la presente, sin hacerle la debida justicia defendiendole de esas imputaciones que el, si viviese, rechazaria con horror como intolerables calumnias. iQuien se lo dijera al escribir aquellas paginas donde a cada paso se encuentran Dios, el espiritu, la religion cristiana, la verdad eterna, el pecado original, con numerosos textos de la Sagrada Escritura y de san Agustin, que andando el tiempo habia de verse al lado de Espinosa, bien que con el absurdo epiteto de Espinosa _cristiano!_ Esta es a veces la triste suerte de los grandes hombres, de ser tenidos por gefes de sectas que ellos detestaron. Malebranche llamaba a Espinosa el _impio de nuestros dias_, y M. Cousin se atreve a llamar a Malebranche el Espinosa cristiano. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO X.) (X.) No ignoro las dificultades a que estan sujetos los sistemas de Leibnitz; pero es preciso dejar bien consignado que en la mente de este grande hombre no tenian cabida las erroneas doctrinas de los modernos alemanes. "La ultima razon de todas las cosas, dice en su _Monadologia,_ se halla en una substancia necesaria donde esta el origen de todas las mudanzas, a la que llamamos Dios. "Siendo esta substancia la razon suficiente de todo el universo, no hay mas que un Dios, y este Dios basta. "Como esta substancia suprema, que es unica, universal y necesaria, no tiene nada fuera de ella que sea independiente de la misma, debe ser incapaz de limites y contener tantas realidades como es posible. "De donde se infiere que Dios es absolutamente perfecto; pues que la perfeccion no es otra cosa que el grandor de la realidad positiva tomada precisamente, dejando a un lado los limites en las cosas que los tienen. Donde no hay limites, como se verifica en Dios, la perfeccion es absolutamente infinita. "De aqui se deduce que las criaturas reciben sus perfecciones de la accion de Dios; pero tienen sus imperfecciones de su propia naturaleza, incapaz de ser ilimitada, en lo que se distinguen de Dios. "Es verdad tambien que en Dios se halla no solo el manantial de las existencias, sino tambien el de las esencias, en cuanto reales, o en lo que la posibilidad contiene de real." En su disertacion sobre la filosofia platonica, combate las tendencias panteistas de Valentin Vegelio con estas palabras: "Yo quisiera que Valentin Vegelio explicando en un tratado particular la vida bienaventurada por la transformacion en Dios, y preconizando con frecuencia una muerte y un reposo de este genero, no hubiese dado motivo a la sospecha de que el y otros quietistas adoptaban esta opinion. Al mismo punto se dirige Espinosa bien que por otro camino: no admite mas que una sola substancia que es Dios, las criaturas son modificaciones de esta substancia, como las figuras que con el movimiento nacen y perecen de continuo en la cera blanda. Siguese de esto lo mismo que de la opinion de Almerio, que el alma no subsiste despues de la muerte, sino por su ser ideal en Dios, como ha existido alli desde toda la eternidad. "Pero yo nada encuentro en Platon para creer que su opinion haya sido que los espiritus no conservan su propia substancia. Esta doctrina es incontestable a los ojos de todos los que razonan sabiamente en filosofia; y ni aun es posible formarse idea de la opinion contraria, a no ser que nos figuremos a Dios y al alma como seres corporeos, pues de otro modo las almas no podrian ser sacadas de Dios como particulas: pero es absurdo formarse semejantes ideas de Dios y del alma" (T. 2, diss. de phil. platonica, p. 224, epist. ad Hanschium, an. 1707, y se halla entre los _Pensamientos de Leibnitz_ sobre la religion y la moral publicados por M. Emery). Tan lejos estaba Leibnitz de abrigar tendencia al panteismo, ni de reputarle por una filosofia elevada, que antes bien, como acabamos de ver, le considera como el resultado de una imaginacion grosera. Es muy notable que asi bajo el aspecto metafisico como historico, esta completamente de acuerdo Leibnitz con Santo Tomas, manifestando ambos las mismas ideas con palabras muy semejantes. Busca el santo Doctor si el alma es hecha de la substancia de Dios, y con esta ocasion examina el origen del error, y dice lo siguiente: "Respondeo dicendum, quod dicere animam esse de substantia Dei, manifestam improbabilitatem continet. Ut enim ex dictis patet, anima humana est quandoque intelligens in potentia, et scientiam quodammodo a rebus acquirit, et habet diversas potentias quae omnia aliena sunt a Dei natura, qui est actus purus, et nihil ab alio accipiens, et nullam in se diversitatem habens, ut supra probatum est. "Sed hic error principium habuisse videtur ex duabus positionibus antiquorum. Primi enim, qui naturas rerunt considerare inceperunt, imaginationem transcendere non valentes, nihil praeter corpora esse possuerunt. Et ideo Deum dicebant esse quoddam corpus, quod aliorum corporum judicabant esse principium. Et quia animam ponebant esse de natura illius corporis, quod dicebant esse principium, ut _dicitur in primo de anima_, per consequens sequebatur quod anima esset deo substantia Dei. Juxta quam positionem etiam Manichari, Deum esse quamdam lucem corpoream existimantes, quamdam partem illius lucis animam esse possuerunt corpori alligatam. Secundo vero processuoi fuit ad hoc quod aliqui aliquid incorporeum esse apprehenderunt: non tamen a corpore separatum, sed corporis formam. Unde et Varro dixit quod Deus est anima, mundum intuitu, vel motu et ratione gubernans: ut Augu. narrat 7 de civit. Dei. Sic igitur illius totalis animae partem, aliqui possuerunt animam hominis: sicut homo est pars totius mundi: non valentes intellectu pertingere ad distinguendos spiritualium substantiarum gradus, nisi secundum distinctionas corporum. Haec autem omnia sunt impossibilia, ut supra probatum est, unde manifeste falsum est animam esse de substantia Dei(1 p. q. 90. art. 1). * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XI.) (XI) En los escolasticos se encuentra a menudo que el entendimiento es la misma cosa entendida, aun tratandose de los entendimientos creados; pero esta identidad se limita a un orden puramente ideal, y no significa mas que la intima union de la idea con el entendimiento. Sabido es cuanta importancia tienen en la filosofia escolastica las materias y formas; y esta distincion se la aplica tambien a los fenomenos de la inteligencia. Bien que la idea era considerada como una cosa distinta del entendimiento, no obstante como este era perfeccionado por ella y puesto en relacion con la cosa representada, se decia que el entendimiento era la misma cosa entendida. Asi deben explicarse los pasajes que se encuentran en Santo Tomas y otros escolasticos; pues aunque las expresiones de que se valen, consideradas aisladamente, serian inexactas; no lo son si se atiende al sentido que ellos les atribuyen y que resulta bien claro de los principios en que se fundan. Por ejemplo Santo Tomas (quodlibet 7. art. 2) para probar que el entendimiento criado no puede entender muchas cosas a un mismo tiempo dice: "Sed quod intellectus simul intelligat plura intelligibilia, primo et principaliter, est impossibile. Cuius ratio est, quia _intellectus secundum actum est omnino, id est perfecte res intellecta: ut dicitur_ in 3. de anima. _Quod quidem intelligendum, est non quod essentia intellectus fiat res intelecta_ vel species eius; sed quia complete informatur per speciem rei intellectae, dum eam actu intelligit. Unde intellectum simul plura intelligere primo, idem est acsi res una simul esset plura. In rebus enim materialibus videmus quod una res numero non potest esse simul plura in actu, sed plura in potentia................................. ..................................................................... "Unde patet quod sicut una res materialis non potest esse simul plura actu, ita unus intellectus non potest simul plura intelligere primo. Et hoc est quod Alga, dicit, quod sicut unum corpus non potest simul figurari pluribus figuris: ita unus intellectus non potest simul plura intelligere. Nec potest dici quod intellectus informetur perfecte simul pluribus speciebus intelligibilibus, sicut unum corpus simul informatur figura et colore: quia figura et color non sunt formae unius generis, nec in eodem ordine accipiuntur quia non ordinantur ad perficiendum in esse unius rationis: sed omnes formae intelligibiles in quantum huiusmodi, sunt unius generis, et in eodem ordine se habent ad intellectum, in quantum perficiunt intellectum in hoc quod est esse intellectum. Unde plures species intelligibiles se habent sicut figurae plures; vel plures colores qui simul in actu in eodem esse non possunt secundum idem." Por el anterior pasaje se echa de ver que el sentido de la identidad del entendimiento con la cosa entendida, no era otro que el explicado al principio de esta nota, a saber, el de la union intima de la idea o especie inteligible con el entendimiento, como una forma con su materia; forma que perfeccionaba al entendimiento, haciendole pasar del estado de potencia al de acto, y poniendole en relacion con la cosa representada. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XII.) (XII.) La doctrina de la inteligibilidad inmediata, es susceptible de ulteriores aclaraciones; pero como estas no podrian ser cabales sin examinar a fondo la naturaleza de la idea, lo que no corresponde al presente tratado, me reservo darlas en el lugar oportuno. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XIII.) (XIII.) Quizas no bastara lo dicho en el texto para que todos los lectores se formen ideas bastante claras y completas de la representacion de causalidad; pero debo advertir que esta doctrina en lo tocante a la inteligencia primera, esta intimamente enlazada con las cuestiones sobre el fundamento de la posibilidad aun de las cosas no existentes, cuestiones que no podria exponer aqui, sin trastornar el orden de las materias. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XIV.) (XIV.) La distincion de los ordenes de ideas, geometrico y no geometrico, es de la mayor importancia para la ideologia. He adelantado esta distincion porque la necesitaba para no dejar incompleto el examen de la posibilidad de una verdad fundamental entre las puramente ideales. Pero su explicacion y los cimientos en que estriba, se encontraran en el tratado sobre las ideas del espacio y de la extension. * * * * * (SOBRE CAPITULO XV.) (XV.) La palabra _instinto_ aplicada al entendimiento, claro es que se toma en una acepcion muy diferente de cuando se habla de los irracionales. No encierra aqui ningun significado ignoble; lo que esta de acuerdo con el uso que de la misma se hace, aun para las cosas divinas. Una de las acepciones que le da el Diccionario de la lengua, es: "impulso o movimiento del Espiritu Santo hablando de inspiraciones sobrenaturales." El latin _instinctus_, significaba _inspiracion_: sacro mens _instincta_ furore. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XVI.) (XVI.) El origen de la confusion de ideas en la presente cuestion, es esa tendencia a la unidad de que he tratado en el capitulo IV. Se comienza por suponer que no ha de haber mas que un principio, y se busca cual es; cuando antes de investigar cual es, se deberia saber si existe solo, como se lo supone. Ya hemos visto que el sistema de Fichte estriba en la misma suposicion: por manera que la misma causa que en las escuelas producia disputas inocentes, puede llevar a extravios de la mayor trascendencia. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XVII.) (XVII.) Creo haber interpretado fielmente el pensamiento de Descartes, mas por si alguna dificultad quedase sobre el particular, pongo a continuacion un notable pasaje del mismo autor, en su respuesta a las objeciones recogidas por el P. Mersenne de boca de varios filosofos y teologos contra las _Meditaciones_ II, III, IV, V y VI. "Cuando conocemos que somos una cosa que piensa, esta primera nocion _no esta sacada de ningun silogismo_; y cuando alguno dice: _yo pienso luego soy_ o existo, no _infiere_ su existencia del pensamiento como _por la fuerza de un silogismo_ sino como una cosa conocida por si misma, _la ve por una simple inspeccion del espiritu_; pues que si la dedujera de un silogismo habria necesitado conocer de antemano esta mayor: todo lo que piensa es o existe. Por el contrario, esta proposicion se la manifiesta su propio sentimiento, de que no puede suceder que piense sin existir. Este es el caracter propio de nuestro espiritu de formar proposiciones generales por el conocimiento de las particulares." No siempre se expresa Descartes con la misma lucidez; se conoce que las objeciones de sus adversarios le hacian meditar mas profundamente su doctrina, y contribuian a que aclarase sus ideas. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XVIII.) (XVIII.) Para formarnos ideas cabales sobre la mente de Descartes, oigamosle a el mismo explicando su sistema. "Como los sentidos nos enganan algunas veces, quise _suponer_ que no habia nada parecido a lo que ellos nos hacen imaginar; como hay hombres que se enganan raciocinando aun sobre las materias mas sencillas de geometria y hacen paralogismos, juzgando yo que estaba tan sujeto a errar como ellos, deseche como falsas todas las razones que antes habia tomado por demostraciones; y considerando en fin que aun los mismos pensamientos que tenemos durante la vigilia, pueden venirnos en el sueno sin que entonces ninguno de ellos sea verdadero, me resolvi a _fingir_ que todas las cosas que habian entrado en mi espiritu no encerraban mas verdad que las ilusiones de los suenos. Pero desde luego adverti que mientras queria pensar que todo era falso, era necesario que yo que lo pensaba, fuese alguna cosa; y notando que esta verdad, yo pienso luego soy, era tan firme y segura que las mas extravagantes suposiciones de los escepticos no eran capaces de conmoverla, juzgue que podia recibirla sin escrupulo por el primer principio de filosofia" (_Discurso sobre el Metodo_, cuarta parte). He dicho que la duda de Descartes era una _suposicion_, una _ficcion_; y cabalmente estas son las palabras que emplea el mismo autor. En la ya citada respuesta a las objeciones recogidas por el P. Mersenne, se halla el siguiente pasaje: "He leido con mucha satisfaccion las observaciones que me habeis hecho sobre mi primer tratado de la filosofia, porque ellas me dan a conocer vuestra benevolencia para conmigo, vuestra piedad hacia Dios, y el cuidado que os tomais por el progreso de su gloria. No puedo dejar de alegrarme, no solo de que hayais juzgado mis razones dignas de vuestra censura, sino tambien de que nada decis a que yo no pueda contestar facilmente. "En primer lugar me recordais que _no veras sino tan solo por una mera ficcion_, he desechado las ideas o los fantasmas de los cuerpos para concluir que yo soy una cosa que pienso, por temor quizas que yo no crea que se sigue de esto que yo no soy sino una cosa que pienso; mas ya os he hecho ver en mi segunda Meditacion que yo me acordaba de esto, ya que decia lo siguiente: "pero puede suceder que estas cosas que yo _supongo_ que no son, porque no las conozco, no sean en efecto diferentes de mi a quien conozco; no se nada de esto, no me ocupo de esto en la actualidad."............................................... ...................................................................... Como se ve, Descartes no rechaza el que su duda no sea una mera ficcion; hasta dice en terminos expresos que no hace mas que aplicar un metodo cuya necesidad reconocen todos los filosofos. "Os suplico, continua, que recordeis que por lo tocante a las cosas relativas a la voluntad, he puesto siempre una gran distincion entre la contemplacion de la verdad y los usos de la vida: con respecto a estos, tan distante me hallo de pensar que solo debamos seguir las cosas conocidas muy claramente, que por el contrario creo que ni aun es preciso aguardar siempre las mas verosimiles, sino que es preciso a veces entre muchas cosas del todo desconocidas e inciertas, escoger una, y atenerse a ella firmemente, mientras no se vean razones en contra, cual si la hubiesemos escogido por motivos ciertos y evidentes, como lo tengo ya explicado en el _Discurso sobre el Metodo_; pero cuando solo se trata de la contemplacion de la verdad ?_quien ha dudado jamas que sea necesario suspender el juicio sobre las cosas obscuras o que no son distintamente conocidas_?" ?Entonces, se nos dira, en que consiste el merito de Descartes? En haber _aplicado_ una regla que todos conocen, y pocos emplean; y en haberlo hecho en una epoca en que la preocupacion a favor de las doctrinas aristotelicas, era todavia muy poderosa. Descartes lo dice terminantemente; su metodo de dudar no es nuevo, lo que le faltaba era la aplicacion; pues por lo tocante al principio en que se funda, "_quien ha dudado jamas que sea necesario suspender el juicio_ sobre las cosas obscuras, o que no son distintamente conocidas?" Entendido el metodo de Descartes en este sentido, es decir tomando la duda como una suposicion, como una mera ficcion, no se opone a los buenos principios religiosos y morales. El profundo filosofo no se desdena de tranquilizar sobre este punto a los lectores, manifestando ingenuamente que al comenzar sus investigaciones habia puesto en salvo sus creencias religiosas. "Y en fin, como antes de empezar a reconstruir la casa en que se habita, no basta el derribarla y hacer provision de materiales y de arquitectos o ejercitarse en la arquitectura y en trazar cuidadosamente el diseno del nuevo edificio, sino que es preciso estar provisto de algun otro donde se pueda vivir comodamente mientras se trabaja en el nuevo; para que no estuviese irresoluto en mis acciones en tanto que la razon me obligaba a estarlo en mis juicios, y para no dejar de vivir entre tanto lo mas felizmente que pudiera, me forme una moral provisoria que consistia en tres o cuatro maximas que voy a exponer. La primera es el obedecer a las leyes y costumbres de mi pais _conservando constantemente la Religion en que por la gracia de Dios habia sido instruido desde mi infancia_............................. .................................................................... "Despues de haberme asegurado de estas maximas y haberlas puesto aparte _con las verdades de la fe, que han sido siempre las primeras en mi creencia_, juzgue que podia deshacerme libremente del resto de mis opiniones" (_Discurso sobre el Metodo_, tercera parte). * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XIX.) (XIX.) Con respecto a la distincion entre el testimonio de la conciencia y el de la evidencia, asi como en lo tocante al analisis de la proposicion: yo pienso, luego soy, no cabe duda que Descartes no se expresa con bastante precision y exactitud. Vease por ejemplo el siguiente pasaje donde se nota alguna confusion de ideas. "Despues de esto considere en general lo que se necesita para que una proposicion sea verdadera y cierta, porque ya que yo acababa de encontrar una que tenia dicho caracter, pense que debia saber tambien en que consiste esta certeza, y habiendo notado que en la proposicion, yo pienso, luego soy, no hay nada que me asegure de que yo digo la verdad, sino que veo muy claramente que para pensar es preciso ser, juzgue que podia tomar por regla general que las cosas concebidas con mucha claridad y distincion, son todas verdaderas; pero que solo hay alguna dificultad en notar bien cuales son las que concebimos distintamente" (_Discurso sobre el Metodo_, cuarta parte). * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XX.) (XX.) La certeza _apodictica_ de que habla Kant en el citado pasaje, es la que resulta de la evidencia intrinseca de las ideas; o en otros terminos, es la misma que en las escuelas suele llamarse metafisica. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XXI.) (XXI.) A mas de las cuestiones sobre el principio de contradiccion, como unico fundamento de certeza, hay otras con respecto a su importancia y fecundidad cientificas. Nada he querido prejuzgar aqui sobre estos puntos, porque me reservo ventilar largamente dichas cuestiones, al tratar de la idea del _ser_ en general. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XXII.) (XXII.) Por un pasaje de Descartes de la cuarta parte de su _Discurso sobre el Metodo_, citado en la nota (XIX), se echa de ver que a mas del principio, yo pienso luego soy, admitia el de la legitimidad de la evidencia; pues al buscar lo que se necesita para que una proposicion sea verdadera y cierta, dice que habiendo notado que si estaba seguro de la verdad de esta proposicion, yo pienso luego soy, era tan solo porque lo veia claramente asi, creyo que podia tomar por _regla general_, que _las cosas conocidas con claridad y distincion son todas verdaderas_. Por donde se echa de ver que en el sistema de Descartes entran dos principios ligados entre si, pero muy diferentes: 1.º el hecho de conciencia del pensamiento; 2.º La regla general de la legitimidad del criterio de la evidencia. Es de notar tambien que hay aqui cierta confusion de ideas que he senalado ya en otra parte. No es exacto que el principio yo pienso luego soy, sea evidente: la evidencia se refiere a la _consecuencia_, pero en cuanto al acto de pensar, no hay evidencia propiamente dicha, sino conciencia. La evidencia es un criterio, mas no el unico. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XXIII.) (XXIII.) Lo dicho en la proposicion segunda de este capitulo (236), es independiente de las disputas sobre el modo con que el alma y el cuerpo ejercen su influencia reciproca, cuestiones que no son de este lugar. Sea cual fuere el sistema que se adopte, la influencia es un hecho que la experiencia nos atestigua; lo que me basta para lo que me propongo establecer alli. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XXIV.) (XXIV.) Para entender mejor lo que se dice en este capitulo sobre la evidencia, sera util enterarse bien de las doctrinas expuestas mas abajo desde el XXVI, hasta el XXXI inclusive. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XXV.) (XXV.) Por lo dicho en este capitulo se manifiesta la verdad de lo que digo en el XXIV, sobre el enlace de los diferentes criterios y la necesidad de no atenerse a una filosofia exclusiva. El sentido intimo, o la conciencia, sirve de base a los demas, como un hecho indispensable; pero el mismo se destruye, si se niegan los otros. * * * * * (SOBRE LOS CAPITULOS XXVI, XXVII Y XXVIII.) (XXVI.) Dugald-Steward (P. 2. Cap. 2. Seccion 3. Sec.. 2.) cita un pasaje de una disertacion publicada en Berlin en 1764, que no parece tan poco razonable como pretende el autor de la _Filosofia del espiritu humano_. Lo pongo a continuacion, porque la opinion del filosofo aleman me parece ser la misma que he sostenido en el texto. "Omnes mathematicorum propositiones sunt identicae et representantur hac formula, A = A. Sunt veritates identicae sub varia forma expressae, imo ipsum quod dicitur contradictionis principium vario modo enuntiatum et involutum; si quidem omnes hujus generis propositiones revera in eo continentur. Secundum nostram autem intelligendi facultatem ea est propositionum differentia, quod quaedam longa ratiociniorum serie, alia autem breviore via, ad primum omnium principium reducantur, et in illud resolvantur. Sic v.g. propositio 2 + 2 = 4 statim huc cedit: 1 + 1 + 1 + 1 = 1 + 1 + 1 + 1; id est, idem est idem; et, proprie loquendo, hac modo enunciari debet:--si contingat adesse vel existere quatuor entia, tum existunt quatuor entia; nam de existentia non agunt geometrae, sed ea hypothetice tantum subintelligitur. Inde summa oritur certitudo ratiocinia perspicienti; observat nempe idearum identitatem; et haec est evidentia assensum immediate cogens, quam mathematicam aut geometricam vocamus. Mathesi tamen sua natura priva non est et propria; oritur etenim ex identitatis perceptione, quae locum habere potest, etiamsi ideae non repraesentent extensum." * * * * * (SOBRE LOS CAPITULOS XXX Y XXXI.) (XXVII.) He indicado que quizas Dugald-Steward se habia aprovechado de las doctrinas de Vico; sin que por esto quiera hacerle el cargo que se dirigio contra su maestro Reid, de quien se dijo que resucitaba las doctrinas del P. Buffier jesuita. No obstante, para que el lector pueda juzgar con pleno conocimiento de causa, pongo a continuacion un notable pasaje del filosofo escoces, por el cual se vera la coincidencia de algunas de sus observaciones con las del filosofo napolitano. Me inclino a creer que si Dugald-Steward hubiese leido a Vico, no se quejaria de la _confusion_ con que explicaron esta doctrina varios autores antiguos y modernos. "El caracter particular de esta especie de evidencia llamada demostrativa, y que tan marcadamente distingue las conclusiones matematicas de las de otras ciencias, es un hecho que debe haber llamado la atencion de cualquiera que conozca los elementos de la geometria; y sin embargo yo dudo que su causa haya sido senalada de una manera satisfactoria." Locke nos dice: "lo que constituye la demostracion es la evidencia intuitiva de cada paso del raciocinio;" convengo en que si esta evidencia faltase en un solo punto, toda la demostracion se arruinaria; mas no creo que la evidencia demostrativa de la conclusion dependa de esta circunstancia, aun cuando anadiesemos esta otra condicion sobre la cual Reid insiste mucho: "que para la evidencia demostrativa es necesario que los primeros principios sean intuitivamente ciertos." Al tratar de los axiomas, hice notar la inexactitud de esta observacion, manifestando ademas que en las matematicas, los primeros principios de nuestros raciocinios no son los axiomas sino las definiciones. Sobre esta ultima circunstancia, es decir, sobre esta condicion de discurrir partiendo de definiciones, se debe fundar la verdadera teoria de la demostracion matematica. Voy a desenvolver aqui extensamente esta doctrina, indicando al mismo tiempo algunas de las consecuencias mas importantes que de ella dimanan. "Como no quiero reclamar injustamente los honores de la invencion, debo comenzar por declarar que la idea matriz de esta doctrina ha sido manifestada y aun desenvuelta con extension por diversos autores tanto antiguos como modernos; pero en todos ellos se la encuentra de tal modo confundida con otras consideraciones del todo extranas al punto de la discusion, que la atencion del autor y del lector se distrae del unico principio del cual depende la solucion del problema....... ................................................................ "Hemos visto ya en el primer capitulo de esta parte que mientras en las demas ciencias las proposiciones que se han de establecer expresan siempre hechos reales o supuestos, las demostradas en las matematicas enuncian simplemente una conexion entre ciertas suposiciones y ciertas consecuencias. Asi en las matematicas nuestros raciocinios tienen un objeto muy diferente del que nos sirve en los otros usos de las facultades intelectuales; pues que se proponen, no consignar verdades relativas a existencias reales, sino determinar la filiacion logica de las consecuencias que dimanan de una hipotesis dada. Si partiendo de esta hipotesis raciocinamos con exactitud, es claro que nada puede faltar a la evidencia del resultado, pues que este se limita a afirmar un enlace necesario entre la suposicion y la conclusion; en las otras ciencias, aun suponiendo evitada la ambigueedad del lenguaje, y rigurosamente exactos todos los pasos de la deduccion, nuestras conclusiones serian siempre mas o menos inciertas, pues que en definitiva estriban sobre principios que pueden corresponder o no corresponder con los hechos" (P. 2. Cap. 2. Secc. 3.). Esta es exactamente la doctrina de Vico sobre la causa de la diferencia en los grados de evidencia y certeza; bien que este filosofo eleva a un sistema general, para explicar el problema de la inteligencia, lo que el escoces solo consigna como un hecho para senalar la razon de la evidencia matematica. El P. Buffier (Trat. de las primeras verdades, P. 1. Cap. 11.) explica lo mismo con mucha claridad. He dicho tambien que atendida la infatigable laboriosidad que distingue a los alemanes, no fuera extrano que hubiesen leido a los escolasticos: esto se confirma, si se advierte que Leibnitz recomienda mucho esta lectura; y no es regular que se hayan olvidado del consejo de un autor tan competente, los alemanes mas modernos. Entre los varios pasajes de Leibnitz sobre los escolasticos, prefiero aducir el siguiente que me parece sumamente curioso. "La verdad esta mas difundida de lo que se cree; pero con harta frecuencia se la halla envuelta, debilitada, mutilada, corrompida con adiciones que la echan a perder, o la hacen menos util. Notando esas huellas de verdad en los antiguos, o para hablar mas generalmente, en los _anteriores_, se sacaria oro del fango, el diamante de su mina, luz de las tinieblas; y esto seria en realidad _perennis quaedam philosophia_. Hasta se puede decir que se notaria algun progreso en los conocimientos. Los orientales tienen ideas grandes y hermosas sobre la divinidad; los griegos anadieron el raciocinio y una forma cientifica; los Padres de la Iglesia desecharon lo que habia de malo en la filosofia de los griegos; pero los escolasticos trataron de emplear utilmente para el cristianismo lo que habia de aceptable en la filosofia de los paganos. Repetidas veces he dicho: _aurum latere in stercore illo scolastico barbarico_; y desearia que se pudiese encontrar algun hombre habil, versado en esta filosofia irlandesa y espanola, que tuviese inclinacion y capacidad para sacar lo que en ella hay de bueno. _Estoy seguro que su trabajo seria recompensado con muchas verdades bellas e importantes_. En otro tiempo hubo en Suiza un escritor que _matematizo_ en la escolastica; sus obras son poco conocidas; pero lo que de ellas he visto me ha parecido profundo y digno de consideracion" (Carta 3. a M. Remond de Montmort). Asi habla Leibnitz, uno de los hombres mas eminentes de los tiempos modernos, y de quien Fontenelle ha dicho con razon, que "conducia de frente todas las ciencias." Vease pues si anduve descaminado al recomendar al estudio de aquellos autores, a quien desee adquirir en filosofia conocimientos profundos. Aun prescindiendo de la utilidad intrinseca, seria conveniente dicho estudio para poder juzgar con conocimiento de causa, unas escuelas que, valgan lo que valieren, ocupan una pagina en la historia del espiritu humano. * * * * * (SOBRE EL CAPITULO XXXII.) (XXVIII.) El autor a quien aludo (317) es Fenelon, quien bajo el nombre de sentido comun, comprende tambien el criterio de la evidencia, como se echa de ver en el siguiente pasaje: "?Que es el sentido comun? ?no consiste en las primeras nociones que todos los hombres tienen de las mismas cosas? Este sentido comun que siempre y en todas partes es el mismo, que previene todo examen y hasta le tiene por ridiculo en ciertas cuestiones, en las cuales se rie en vez de examinar; que reduce al hombre a no poder dudar por mas que en ello se esfuerce; este sentido que pertenece a todos los hombres, que solo espera ser consultado para mostrarse y descubrirnos desde luego la evidencia o lo absurdo de la cuestion, ?_no es esto lo que yo llamo mis ideas_? Helas aqui, pues, estas ideas o nociones generales, que yo no puedo contradecir ni examinar, segun las cuales por el contrario, lo examino y lo juzgo todo, de manera que en vez de contestar me rio, cuando se me propone algo claramente opuesto a lo que me representan estas _ideas inmutables_" (Existencia de Dios, p. 2, n. 33). Es indudable que en este pasaje habla Fenelon de la evidencia, pues que a mas de que emplea este mismo nombre, se refiere a las ideas inmutables; por sentido comun entiende las mismas ideas generales por las cuales juzgamos de todo, o en otros terminos, las ideas de donde nace la evidencia. * * * * * FIN DE LAS NOTAS. INDICE DE LAS MATERIAS DEL TOMO PRIMERO. LIBRO PRIMERO. DE LA CERTEZA. CAPITULO PRIMERO. _Importancia y utilidad de las cuestiones sobre la certeza_. Cimiento de la filosofia. Universalidad y constancia de las disputas sobre la certeza. Significado. Amplitud de la cuestion. Utilidad. Su influencia sobre el espiritu. CAPITULO II. _Verdadero estado de la cuestion_. Tres cuestiones. Ejemplo. Objeto y deberes de la filosofia en este punto. No comienza por un examen. Fichte. Pirron. Necesidad de la certeza. Su existencia y su naturaleza. Berkeley. Confesion de Hume. Un prurito pueril. Sobriedad necesaria al espiritu. La certeza anterior a todo examen no es ciega. El dogmatismo y el escepticismo. Se rectifica un dicho de Pascal. CAPITULO III. _Dos certezas_. La del genero humano y la filosofica. La certeza y la reflexion. El desarrollo de las facultades humanas no es reflexivo. Experimentos. Esterilidad de la filosofia con respecto a la certeza. Sus peligros. Su objeto mas razonable. Contradiccion de los filosofos. Resultado. CAPITULO IV. _Si existe la ciencia trascendental en el orden intelectual absoluto_. Primer principio. Observacion preliminar. Verdad primera. Diferentes aspectos de la cuestion. Santo Tomas. Malebranche. Conjetura sobre la ciencia trascendental, uno de los caracteres distintivos de la inteligencia. La inteligencia y la unidad. Ejemplos de las artes y de las ciencias. Medida de la elevacion de las inteligencias. Caracter del genio. CAPITULO V. _No existe la ciencia trascendental en el orden intelectual humano; no puede dimanar de los sentidos_. Objeto de la sensacion. No hay una, origen de la certeza de las demas. Operacion de las cataratas. Dificultad de explicar el desarrollo de los sentidos, y la relacion de las sensaciones. Inutilidad de esta explicacion para la ciencia trascendental. La estatua de Condillac. Observaciones. Resultado. CAPITULO VI. _Continua la discusion sobre la ciencia trascendental_. Insuficiencia de las verdades reales. Descredito del sensualismo. Verdades reales y verdades ideales. Insuficiencia de la verdad real finita. Dos conocimientos de la verdad primera. Necesidad de fecundar las verdades reales con verdades ideales. La unidad de Descartes es triple. La ley unica del universo. Sus reaciones con la ciencia trascendental. CAPITULO VII. _Esterilidad de la filosofia del_ yo _para producir la ciencia trascendental_. Conciencia y evidencia. Una de las causas de la oscuridad y esterilidad de la filosofia alemana desde Fichte. Una ventaja de Kant. Esterilidad del _yo_ como elemento cientifico. Lo subjetivo y lo objetivo. Acto directo y acto reflejo. Esterilidad de su combinacion si les faltan las verdades necesarias. Lo que sabemos del _yo_. La conciencia universal. El panteismo espiritualista. Dualidad de relacion en todo acto de inteligencia. Dilema contra la filosofia del _yo_. Reflexion fundamental del sistema de Fichte. Su metodo erroneo. Aserciones gratuitas. Acto primitivo. Reflexiones. Acto indeterminado. Esterilidad de la doctrina de Fichte para encontrar el primer principio. A que se reduce el aparato de su analisis. Fichte y Descartes. Ventaja del filosofo frances. Panteismo del sistema de Fichte. CAPITULO VIII. _La identidad universal_. Lo infundado de este error. Un dilema. Contradiccion de ciertos filosofos. Su sistema. Schelling. Una causa de este error. Dificultades del problema del conocimiento. Argumento de los sostenedores de la identidad. Inutilidad de esta doctrina para explicar el conocimiento. Dualidad envuelta en el acto de conocer. Desarrollo de esta observacion. Su mayor fuerza contra la filosofia del _yo_. El misterio de la Trinidad. Platon. Intuicion del _yo_. Principio de ser y de conocer. CAPITULO IX. _Continua el examen del sistema de la identidad universal_. Instinto intelectual en busca de la unidad. Que es esta unidad. La unidad en la filosofia. La filosofia y la religion. Dos problemas capitales sobre la representacion intelectual. Descartes. Vindicacion de Malebranche. CAPITULO X. _El problema de la representacion_. Monadas de Leibnitz. Peligros de la exageracion en la unidad cientifica. Hecho unico. Sus inconvenientes. Un efugio. Monadas de Leibnitz. Lo infundado de estas hipotesis. Tampoco funda la ciencia trascendental. Diferencias entre este sistema y el de los panteistas modernos. CAPITULO XI. _Examen del problema de la representacion_. Tres fuentes de representacion. Relacion de lo representante con lo representado. Consecuencia en favor de la existencia de Dios, sacada de las relaciones de los seres intelectuales y del universo corporeo. Dos relaciones inmediata y mediata. Objetividad de toda idea. Union de lo inteligente con lo entendido. La identidad fuente de representacion. Cuando y de que manera. CAPITULO XII. _Inteligibilidad inmediata_. Representacion activa y pasiva. Doctrina de Santo Tomas y del cardenal Cayetano. Reflexiones. Un hecho en su apoyo. Dos condiciones de la inteligibilidad inmediata. Consecuencias ideologicas. Resumen de la doctrina sobre la inteligibilidad. CAPITULO XIII. _Representacion de causalidad y de idealidad_. La causalidad origen de representacion. Profundidad de Santo Tomas como filosofo. Idealidad. Dos proposiciones capitales. Condiciones para que la causalidad sea suficiente origen de representacion. Una observacion sobre las ciencias naturales. Nueva refutacion de la ciencia trascendental. Lo absoluto. Reflexiones sobre esta doctrina. La representacion ideal se refunde en la causal. Vico. Dos consecuencias importantes. Una observacion sobre las ideas-retratos. Indicacion de varias cuestiones sobre las ideas. CAPITULO XIV. _Imposibilidad de hallar el primer principio en el orden ideal_. Esterilidad de las verdades ideales con respecto al mundo real. Aplicaciones. Necesidad de la union de las verdades reales con las ideales. Esterilidad del orden no geometrico para el geometrico y vice-versa. CAPITULO XV. _La condicion indispensable de todo conocimiento humano_. Medios de percepcion de la verdad. Estado de la cuestion. Distincion. Conciencia. Evidencia. Instinto intelectual o sentido comun. Tres ordenes de verdades. Caracter y diferencias de los medios de percepcion y sus objetos. Una observacion sobre el desarrollo de las facultades del hombre. CAPITULO XVI. _Confusion de ideas en las disputas sobre el principio fundamental_. Anomalias. Sus causas. Estado de la cuestion. CAPITULO XVII. _La existencia del pensamiento_. Principio de Descartes. Indemostrabilidad de la existencia. No todo se puede demostrar. Aplicaciones. Punto de partida de nuestros conocimientos. Dos sentidos del principio de Descartes. Se explica la mente del filosofo. CAPITULO XVIII. _Mas sobre el principio de Descartes_. Su metodo. Ambigueedad del lenguaje de Descartes. Su idea capital. Su duda metodica. En que sentido es posible. Aplicaciones. Observacion sobre los extravios de los reformadores. Acuerdo de Descartes con todas las escuelas. Locke. Condillac. CAPITULO XIX. _Lo que vale el principio, yo pienso_. Su analisis. Significado de la proposicion, yo pienso. Como se distingue de la proposicion misma. Examen de ella bajo el aspecto logico. Condiciones de su posibilidad. Formacion de la idea del _yo_. Relaciones de la existencia con el pensamiento. Resolucion de tres cuestiones. CAPITULO XX. _Verdadero sentido del principio de contradiccion_. Opinion de Kant. Formula del principio. Opinion del filosofo aleman. Juicios analiticos y sinteticos. Antigueedad de esta distincion. Enmienda de Kant en la formula del principio. No tiene fundamento. Equivocacion en la formula de Kant. Aplicaciones. Rectificaciones. CAPITULO XXI. _Si el principio de contradiccion merece el titulo de fundamental, y en que sentido._ Seis proposiciones sobre esta materia. CAPITULO XXII. _El principio de la evidencia_. Formula llamada de los cartesianos. Su transformacion. Su cotejo con la de Kant. El principio de la evidencia no es evidente. Anomalia. Su explicacion. CAPITULO XXIII. _Criterio de la conciencia_. Objeto de este criterio. Conciencia directa y conciencia refleja. Sus caracteres y diferencias. Observaciones sobre la fuerza intelectual en estos dos sentidos. Relacion de la conciencia con los demas criterios. Cinco proposiciones que resumen la doctrina sobre el criterio de la conciencia. CAPITULO XXIV. _Criterio de la evidencia_. Sus caracteres. Evidencia inmediata. La evidencia es una especie de cuenta y razon. De donde dimana su necesidad y universalidad. Valor subjetivo de la evidencia. Valor objetivo. Cuestion importante. CAPITULO XXV. _Valor objetivo de las ideas_. Estado de la cuestion. Doctrina de Descartes. Si se puede probar la veracidad de la evidencia. Un argumento en pro fundado en la necesidad. Fichte. Si se niega la objetividad de las ideas se arruina la unidad de conciencia. Consecuencias absurdas. CAPITULO XXVI. _Si todos los conocimientos se reducen a la percepcion de la identidad_. Observaciones preliminares. Que se afirma o se niega en todo juicio. Que significa la igualdad en los juicios matematicos. CAPITULO XXVII. _Continuacion_. La formula A es A. Como se aplica a las matematicas. Ejemplo en las transformaciones de una ecuacion. Reflexiones. Caracteres de nuestra inteligencia. Una necesidad, y una facultad. Dugald-Steward. Se contesta a una dificultad de este autor. CAPITULO XXVIII. _Continuacion_. Aplicacion de la doctrina de la identidad a los silogismos. Una observacion sobre el entimema. Objeto y utilidad de los medios dialecticos. Ampliacion de la doctrina con ejemplos geometricos y algebraicos. CAPITULO XXIX. _Si hay verdaderos juicios sinteticos a priori, en el sentido de Kant_. Doctrina del filosofo aleman. Exageracion de sus pretensiones. Su equivocacion sobre los juicios matematicos. Combinacion del analisis de los conceptos con su comparacion. Que se necesita para la sintesis segun Kant. En que consiste la x que el busca. Resumen de la doctrina sobre los juicios analiticos y sinteticos. CAPITULO XXX. _Criterio de Vico_. Su sistema. Su aplicacion teologica. Examen. Objeciones, bajo el aspecto filosofico y el teologico. Doctrina de Santo Tomas. El criterio de Vico y el escepticismo. CAPITULO XXXI. _Continuacion_. El criterio de Vico en el orden de las verdades ideales. Argumentos en su favor. Impugnacion. Juicio del sistema de Vico. Hasta que punto es aceptable. Su merito. Sus inconvenientes Dugald-Steward, de acuerdo con Vico. Los escolasticos. CAPITULO XXXII. _Criterio del sentido comun_. Significado de estas palabras. Aplicaciones. En que consiste. Resena con respecto a los demas criterios. Si es criterio infalible. Cuatro caracteres de su infalibilidad. Ejemplo. CAPITULO XXXIII. _Error de La-Mennais sobre el consentimiento comun_. Su sistema. Confusion de las dos palabras _sensus_ y _consensus_. Su criterio no puede ser el unico. Demostracion. Resena. Origen del error de La-Mennais. Se deshace una dificultad. Sus paradojas sobre las matematicas. Una observacion. CAPITULO XXXIV. _Resumen y conclusion_. Rapida exposicion de las doctrinas contenidas en este tomo. Enlace de las mismas. Alianza de los criterios. Una ley de nuestro espiritu. Inconvenientes de una filosofia exclusiva. La filosofia es posible sin escepticismo y sin extravagancias. Un metodo filosofico puesto en forma de alegoria. --Notas. FIN. 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